Llevo un par de semanas dando clase a un chavalín de 12 años. Necesito el dinero (problemas de la independencia autoimpuesta), porque de lo contrario no habría aceptado en la vida. El caso es que ya había tenido experiencias negativas con una chavala de 15 años a la que enseñaba matemáticas hace tiempo. Contra su voluntad, por supuesto, pero al fin y al cabo quienes me pagaban eran sus padres. Era caprichosa hasta el infinito, supongo que como todos a esa edad, pero el día que se pasó media hora repitiendo todo lo que yo decía y la otra media hora callada (porque yo me limitaba a mirar a la pared) dije basta. Una y no más.
El chavalín que tengo ahora se llama Iván, alias "el terrible" según su madre. En teoría le doy clases de inglés, porque lo aborrece y no lo estudia. En la práctica, por supuesto, nunca tiene deberes de inglés y su profesora del colegio falta mucho a clase. Claaaaro. Así que, simplemente, le ayudo a hacer los deberes que tenga, sean de la asignatura que sean. Pero ni con esas. El pobre intenta vacilarme, pierde el tiempo, va más lento de lo que es capaz porque cree que así pasará antes la hora que pasamos juntos dos veces por semana.
Al principio pensé en ir de colega. Le hablé de los juegos que tengo de PlayStation, y esas cosas. Le prometí que le grabaría el Final Fantasy VIII. Funcionó durante un día, y entonces me di cuenta de mi error. El día siguiente fue el peor de todos. Recapacitando un poco, me he dado cuenta de que en realidad no pretendo ser su colega, sino que haga los deberes y no se ponga borde, porque es un engorro tener que levantarle mi propia voz o recurrir a la más autoritaria de su madre. Así que he recurrido a convertirme en un mafioso: sobornos, amenazas y extorsiones. El último día me montó una buena, así que hoy, cuando me ha preguntado por el Final Fantasy, le he explicado porqué no se lo he llevado. Cuando hace los deberes despacio a propósito, le digo que si no los acaba antes de equis tiempo, lo siguiente que haremos es repasar la pronunciación del inglés. Si se pone muy borde, comparo su actitud con la de "una alumna repelente que tenía hace tiempo". Si eres un crío de doce años, que te comparen con una chica caprichosa surte su efecto.
De momento va bien. Puedo haber encontrado la panacea contra la tontería de la preadolescencia, o puede que el martes que viene vuelva a caerme con todo el equipo y tenga que sufrir una hora entera por 10€ de mierda. Ya veremos.