19 de Enero 2004

Odio a Zaplana

Hala, ya está dicho. Alto y claro. Odio mucho a ese tipejo. No por nada personal, no es que me haya hecho ninguna putada a mí en particular (al margen de las que ha hecho a todos los habitantes de la Comunidad Valenciana en sus años de presidente de la Generalitat), pero encaja en el modelo de tipo despreciable que me revuelve las entrañas. La gota que ha colmado el océano son los famosos anuncios del Ministerio de Trabajo, que no deberían sorprenderme porque el amiguito ya llevaba años tirando de propaganda institucional por estas tierras, pero eso no quita que en mi casa se oiga un "será cabrón" bien fuerte cada vez que la tele escupe sus mentiras. Y últimamente se oyen bastantes.

En mi mente, todo empieza con el desprecio que me inspiran los trepas, sobre todo si les sale bien la jugada. Don Eduardo empezó alcanzando la alcaldía de Benidorm con el apoyo de una tránsfuga premiada después con cargos y sueldazos para toda la familia. De ahí a presidir la Generalitat, que todavía no me explico cómo lo hizo, un suspiro. Y todo el mundo sabe dónde está ahora, de flamante ministro portavoz y con bastantes números para una vicepresidencia en un hipotético gobierno de Rajoy. De todas formas, hasta ahí, ningún problema grave.

La bilis me llega a niveles críticos cuando veo para qué y con qué estilo utiliza sus cargos públicos. Para muestra, cuatro botones: la primera medida que tomó al llegar al Palau de la Generalitat fue hacerse instalar un jacuzzi en el despacho. La segunda, conseguir que todo el dinero que se movía en la Comunidad pasara por el visto bueno de sus asesores. La tercera, tomar Canal 9 al asalto para que pintara unas tierras idílicas y no sacara nunca su perfil malo (el izquierdo, qué cosas) en los noticiarios. La cuarta, endeudarnos hasta las cejas para poder construir sus Terras Míticas y sus Ciudades de las Ciencias, que aunque no hubieran sido rotundos fracasos estaban consumiendo fondos que podrían haber evitado, año tras año, que miles de críos fueran al cole en barracones sin calefacción, joder.

En breve, el Ministro de Trabajo es un tipo que se las ha apañado para hacer bueno a su sucesor en la Generalitat, conocido por aquí como el Beato Camps. Y para que no se me quite de la cabeza la puta musiquita de su campaña electoral encubierta, todavía más odiosa y pegadiza que el propio himno del PP, que ya es decir.

Enviado por Manu, 19 de Enero 2004 a las 09:38 PM

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Comentarios

La fuerza en tí grande es...

...digo...

... lo cierto es que dentro de la campaña de insultos (todos merecidos y justificados) que deberían propinársele cada día a los mandamases peperos ahora que vamos a empezar (jajaja) la campaña electoral, quien más se ha ganado (por poco) es Zaplana.

Tipo más infecto, por diso...

Enviado por: Germán, 20 de Enero 2004 a las 02:25 AM

El que esté libre de especulación, corruptela, fundamentalismo católico y lazos de sangre con la dictadura, que tire la primera piedra. ;)

No se porqué, me he acordado de aquel sketch del Monty Python's Flying Circus donde un vendedor de enciclopedias se hace pasar por ladrón para que le abran la puerta de la casa.

Enviado por: Snob Neurotico, 21 de Enero 2004 a las 12:08 PM
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