Hoy he ido al hospital a verte por primera vez. Mónica y Félix (tus padres, pero todavía no sé cómo querrán que les llames) estaban contentísimos. Tú dormías, o dormitabas, o algo, pero el primer contacto que hemos tenido tú y yo ha sido que yo tropezara con tu cuna y perturbara un momentito tu duermevela. Mónica, que me conoce, ha dicho entre risas: "Manu, Asia. Asia, Manu". No me tengas en cuenta que probablemente haya sido yo, después del médico con su cachetito, la primera persona de este mundo en molestarte.
Y mi deseo, ahora mismo, solamente se expresa en una frase que de tanto repetirla nos emborrona siempre su enorme significado: Que te lo pases muy bien. Toda la vida.