30 de Mayo 2004

Su Alteza

Advertencia: Este post es tendencioso. Su único objetivo consiste en establecer una analogía entre sucesos protagonizados por la reciente Princesa de Asturias y el miembro viril del autor. (Protagonizados en distintos momentos del tiempo y el espacio, se entiende.) Este post no pretende ser ofensivo para ninguno de ellos.

Mediodía playero y soleado. Al menos ése era el plan, pese a los nubarrones que se veían por encima de las playas entre Oropesa y Torreblanca. Nuestro objetivo era el caminito que llevaba a la playa nudista, pero las recientes lluvias lo habían dejado impracticable en coche con tanto charco. Bajamos y nos pusimos la mochila a la espalda. Chapotear descalzo pierde parte de su encanto cuando el suelo está lleno de piedras, pero había que llegar. A mitad de camino caímos en que nos habíamos dejado la ensalada de pasta en alguna parte, pero había que llegar. Acercándonos a la playa empezó a chispear, pero ya estábamos allí. Hasta ahora las analogías con la boda real son casi nulas, pero empieza a mascarse la tragedia. No se vayan todavía.

Extendimos las toallas. La playa estaba casi desierta porque, admitámoslo, no era precisamente el mejor día para estar en pelotas a la intemperie. Sus otros dos únicos ocupantes hicieron gala de sabiduría marchándose entonces, y marchándose en Patrol. Pero ya que estábamos allí, servidor se quitó toda la ropa, se tiró en la toalla, abrió una lata de cerveza y esperó su turno para fumar. Y justo en el momento en que mi amigo el calvo salió a la luz, la lluvia inició un crescendo que acabó en chaparrón poco después. Igualito, igualito que cuando Doña Letizia salía a la luz desde su coche para entrar en la catedral, justo una semana antes. Aunque debo admitir que las coincidencias terminan ahí. Dudo que mi avatar reciba nunca el tratamiento de Alteza Real (al menos en documentos oficiales), o que su regia figura sea requerida para inaugurar museos y presidir desfiles militares. Dudo que sea alguna vez la comidilla de las tertulias radiofónicas y se diga que la lluvia deslució su presencia. Pero en super-poderes para influir en la meteorología ambos -Letizia y Mirra- merecen cuanto menos igual admiración. Y más a mi favor si se tiene en cuenta que al recoger, ocultar mi plátano del amor y vadear de vuelta al coche, la lluvia cesó para no volver más. Pero claro, siempre ha habido clases y MiniYo nunca ha recibido demasiada atención mediática.

Con lo fino y sutil que me ha quedado el post, me pregunto si hacer un merging ilustrativo entre Doña Letizia y Kojak con el Photoshop no sería romper el encanto.
 

Enviado por Manu, 30 de Mayo 2004 a las 04:41 PM

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Comentarios

xDDDDDDDD

No comments. xD

Enviado por: Santo, 2 de Junio 2004 a las 11:40 PM

Joer, qué ida de olla, madre...
Confiesa, esto lo has hecho para que te lluevan visitas perversas del google.

Enviado por: Lord Vetinari II, 3 de Junio 2004 a las 01:16 AM

¿Plátano del amor?

Enviado por: angua, 3 de Junio 2004 a las 08:45 AM

Joder, Veti, mira que eres malpensado. En realidad lo hice porque estoy hasta los mismísimos acompañantes de tanta murga con la Princesita de marras.

Angua: Sí, plátano del amor :-) Es que ya se me acababan los sinónimos...

Enviado por: Manu, 3 de Junio 2004 a las 04:46 PM

X-DDDDDDDDDDDDDDDDDD

Manu definitivamente abandonó el tratamiento de píldoras de extracto de rana secas y lo sustituyó por cannabis.

pd: ¡el único fruto del amor, es la banana, es la banaaaana! (canción digan de Tata Ogg)

Enviado por: Blackadder, 3 de Junio 2004 a las 11:01 PM
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