Finalmente caí. Finalmente me aburrí lo suficiente como para seguir las enseñanzas de Veti y confiar en que el test psicoromántico de OKCupid sería lo bastante acertado (o al menos divertido) como para que valieran la pena los diez minutos que pierde uno rellenándolo. Eso fue ayer, uno de esos miércoles en que todo el mundo tiene ganas de hacer cosas pero nadie sabe muy bien qué quiere, y se acaba bebiendo cervezas en el bar de siempre. Hoy, tras constatar (en la playa a las doce del mediodía) que los FIBeros tienen un aguante envidiable -o al menos una buena cantidad de sustancias prohibidas en los bolsillos-, los resultados.
Preocupante. Muy preocupante. Una de mis mejores amigas (el otro día estuvo Bego en casa) y una máquina superinteligente coinciden casi al 100% en su apreciación sobre mi vida sexual, que no es que no sea satisfactoria pero aburre un poco ya por solitaria. "A bolder approach and sheer repetition", ¿no? Pues muy bien. Preparaos, nenas, que viene el chico de la piscina. Estáis avisadas.
Hay que ver lo malo que es el veranito.