23 de Diciembre 2004

Bonita estampa navideña

Lunes, una y diez del mediodía. Estoy en la estación de Castellón esperando al tren que me llevará de vuelta a otra dura media semana de trabajo en Valencia. De camino a la estación he sacado algo de dinero porque tengo intención de pasarme por la Fnac antes de tener que dilapidarlo todo en juergas caras, que estas fechas obligan mucho. Me siento en un banco y saco el Criptonomicón de Neal Stephenson. No está mal, pero lo abandonaré si mi misión de hoy tiene éxito. Leo.

Se me acerca un tipo mayor y desaliñado. No es la primera vez: siempre anda rondando por la estación, pidiendo algo suelto para comer. Le digo que yo también estoy bastante tirado y le ofrezco un cigarrillo. Lo rechaza, y entonces se gira porque alguien le está llamando. Es otro de los sospechosos habituales de la estación, que acaba de comprar una botella de whisky en la barra y la agita en el aire, invitando a mi amigo a compartirla. Él niega con la cabeza. Tendrá prisa. Mientras baja al andén de espaldas a mí, pienso que es la primera vez en mi vida que le digo a un mendigo eso de que yo también ando flojo de pasta y es mentira. Pero no pasa nada, porque él también me mentía a mí: no necesita el dinero para comer. Si de verdad fuera así, o si directamente me hubiera dicho que le apetece un brick de vino, posiblemente me hubiera rascado el bolsillo.

Duermo una hora a pierna suelta en el tren, no porque los asientos sean precisamente cómodos sino para evitarme escuchar los villancicos de siempre. Cuando suena el despertador ("Din don din, próxima parada, Valencia, correspondencia con las líneas C1, C2, C3, C4, C5, final del trayecto") abro un ojo y veo que mi mendigo está esperando para salir en el mismo vagón. Parece que ha decidido ampliar el negocio. Salgo de su vida, le adelanto en el andén, abandono la estación, entro en la Fnac.

Dejo la mochila en el suelo y tomo asiento sobre la moqueta, ante la estantería baja donde colocan los libros en inglés de Terry Pratchett. Por más que miro, no encuentro Going Postal. Pierdo un rato curioseando fuera de la vista del resto de la humanidad y, mientras decido comprar Monstrous Regiment en edición de bolsillo, noto un olor a azufre. Un guardia de seguridad se ha materializado a mi vera. Buena maniobra, amigo: ahora ya sé que robar libros en la Fnac es más fácil de lo que parece, que seguramente no pitaría a la salida. Me levanto, cojo el libro, cojo la mochila y entonces veo por el rabillo del ojo una portada que conozco. Bien. Going Postal estaba en la mesa de novedades después de todo. Lo cojo, miro la etiqueta, calculo el precio total, levanto la vista por última vez hacia el seguridad, le lanzo media sonrisa y voy al mostrador a pagar. Neal Stephenson tendrá que esperar. Terry Pratchett siempre ha tenido preferencia.

Con un poco de suerte podré leer media horita antes de entrar en la academia. Enciendo un pitillo y camino hacia la boca de metro. Pago dos cigarros de peaje a un violinista callejero. Pago un euro treinta a los ladrones de FGV. Ya es navidad.
 

Enviado por Manu, 23 de Diciembre 2004 a las 06:00 PM

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Comentarios

Y? Como se hace lo de los libros?

Enviado por: Jamfris, 24 de Diciembre 2004 a las 01:31 AM

Feliz Navidad, y próspero 2005 (y dos piedras).

Enviado por: Santo, 24 de Diciembre 2004 a las 02:57 PM

No vendra a cuento pero el otro dia me lleve una grata sorpresa al ver por la calle a un chico de unos 20 pa arriba leyendo en la parada del bus la luz fantastica. cada dia somo mas...

Enviado por: Darth Gon, 24 de Diciembre 2004 a las 08:12 PM

Sí, siempre resulta sorprendente ver a alguien leyendo en los días que corren.

Enviado por: Francesita, 27 de Diciembre 2004 a las 06:24 PM

Acabo de encontrar una referencia al libro "Newton's clock" de un tal Ivars Peterson. ¿Suena familiar? ;)

Felices propósitos de año nuevo a todos.

Enviado por: Su, 28 de Diciembre 2004 a las 09:00 PM

La navidad, una escusa más para hacer capitalismo..

Enviado por: Bittorrent, 31 de Diciembre 2004 a las 12:00 AM
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