27 de Octubre 2005

Fuera catalizadores

Hacía tiempo ya que no daba vueltas en la cama sin poder dormir. No es que haya nada que me preocupe especialmente y me impida coger el sueño, sino que estos ciclos caóticos que llevo de vigilia y ronquidos desde que trabajo dos mañanitas a la semana me trastocan los horarios y me lanzan también una noche así a la cara cada equis tiempo. Agotados ya sin éxito los dos recursos típicos para cerrar plácidamente los ojitos (el otro es leer, pero se me terminó el libro), me ha dado por pensar un poco. Y ni con esas. Así que he recuperado una costumbre casi olvidada: la de coger papel y boli con la esperanza de poder teclear esto mañana, salga lo que salga. Bienvenidas, pues, a mi cama.

Andaba yo rumiando que últimamente el gobierno no da una a derechas, pero en realidad es más bien al contrario. La última jugarreta, y no andan tan lejos la del tabaco ni la de los despidos baratos, es prohibir que los conductores noveLes conduzcan de noche. Al parecer, las últimas estadísticas apuntan a que el veinte de los hostiones nocturnos los provoca gente con poca experiencia al volante. Dejemos al margen que los Nengs que se pegan esos golpes en la carretera se limitarán a ir a las discotecas antes de las 11 y volver después de las 6 de la mañana para saltarse la prohibición en caso de que se aprueba. Dejemos también de lado que eso será incluso peor. Sigamos adelante con el razonamiento gubernamental y pensemos en los demás accidentes, diurnos o nocturnos. Es de suponer que una parte considerable la formarán personas que vuelvan cabreadas de un curro insatisfactorio y le den al acelerador porque, para colmo, les pilla lejos de casa. O que se duerman al volante en plena operación salida porque están machacados con las cuarenta horas semanales (más extras) y las dos que llevan ya de atasco. Son sólo dos ejemplos, pero demuestran que un gobierno esclavo de las encuestas puras, unos tipos que no se lo piensan dos veces antes de cortar por lo sano, podrían fácilmente llevarnos a que estuvieran prohibidos los cabreos y las operaciones salida. Ya estoy viendo los Sorteos Nacionales para ver quién puede viajar y quién se queda en casita este puente de la Inmaculada.

Cualquiera que tenga nociones de estadística sabe que las encuestas solamente dicen lo que dicen. Son modelos que intentan aproximar la realidad pero jamás consiguen describirla completamente. En estadística se habla de correlaciones, no de causas. Y hay que saber interpretar los resultados, aunque eso no depende tanto de los conocimientos matemáticos como del conocimiento (intuitivo, empírico, todo lo que quieras) de la realidad. Del mundo que tenga el intérprete. Y hay que ir con cuidado para no sacar conclusiones precipitadas, sobre todo si se pretende legislar en base a ellas. Supongamos, por ejemplo, que algún cerebrito de Moncloa echa mano de estadísticas y se da cuenta de que crecen los índices de contaminación al mismo ritmo que la fabricación de vacunas en el país. ¡Coño, claro! ¡Seguro que la contaminación es la causa de que podamos vacunarnos! Pues nada: fuera filtros, fuera catalizadores, fuera multas. Jeringuillas para todos, señora. La falta de datos, o tal vez la falta de cerebro para darles cuatro vueltas antes de sacar la varita mágica de prohibir cosas, puede ser peligrosa.

En el caso que nos ocupa, puede que no se solucione todo el problema prohibiendo conducir de noche. Es posible que los menores, simplemente, le dejen el coche a alguien que no deba llevar la ele o que se pasen en masa al truco de volver de día. A lo mejor parte del problema está en obligar a los chavales a conducir para salir. Quizá habría que meditar un momento por qué alguien se ve obligado a ponerse al volante para pasar un buen rato. Tal vez habría que plantearse permitir que las discotecas se acerquen un poco al casco urbano, que los bares abran hasta más tarde, que los taxis bajen los precios. Que el trabajo no ponga a nadie de los nervios. Que nadie acabe demasiado cansado para conducir. En resumen, que el congreso empiece a pensar un poco (ya, ya) y se deje de desviar la atención del Estatut a base de escupir prohibiciones estúpidas hacia blancos fáciles. Porque asumámoslo: me juego el cojón que me estoy rascando a que el 70% de las muertes por violencia doméstica se producen entre casados, y no veo yo que nadie vaya a prohibir el matrimonio a corto plazo.

Si de algo puede alegrarse la Dirección General de Tráfico, eso sí, es de ponerse por fin a la altura de las facultades de derecho y medicina: sus aprobados, en la práctica, no valen ni el papel en que están impresos. Ni una mierda, tampoco. Haz el MIR, colégiate para ejercer, no conduzcas de noche.

Y con tu permiso, guapa, ahora dormiré dos o tres horitas.

Imagen que no viene a cuento:

Mar de Cuernos

¡Los dioses del metal han vuelto!

  Enviado por Manu, 27 de Octubre 2005 a las 05:35 AM

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