13 de Febrero 2007

Quinceañeros

No fumes. No bebas mucho. Haz deporte. Come sano para no estar gordote pero tampoco te obsesiones demasiado con el tema, no vaya a ser que acabes anoréxico. La única droga, el cortadito con sacarina de media mañana. Ah, y nada de volver a casa de noche después de las tres y media, que los vecinos quieren dormir y al día siguiente no hay quien te aguante. Sabios consejos de madre preocupada y protectora para su hijo quinceañero. Y ahora, gracias al gobierno monjil que nos ha tocado en suerte, señoras leyes que nos hacen la vida ese poquito más invivible.

No hace tantos, tantos años, en mi instituto de secundaria vendían cerveza. Si alguien tenía pensado echarse las manos a la cabeza, que se espere, porque también servían carajillos. Podías saltarte las clases y pillarte un medio-ciego mañanero siempre que no fuese demasiado escandaloso, o salir por la puerta para acabar de liarla en los bares de alrededor. Y, aunque yo no sea muy buen ejemplo de integración social porque no tengo coche ni hipoteca ni quiero currar más de media jornada si no es totalmente necesario, la gente salió bastante bien de allí. Por la noche había máquinas de cerveza en la estación de autobús y las gasolineras vendían botellas, tabaco y papel de fumar (creo que esto último aún les está permitido, pero tiempo al tiempo). Y pese a tantas aberraciones tremendísimas, no había mucho más caos ni desparrame en las calles que ahora, principalmente porque los bares abrían hasta tarde y ahí fuera hace frío. Llegabas a casa y al día siguiente le contabas a tu madre que te debió sentar mal la copita de vino que tomaste en la cena, que en la discoteca había mucho humo y que la risita floja de cuando tropezaste con la maceta al entrar en casa eran gritos de dolor contenidos para no despertarla. Tú tranqui, mamá, que yo estoy bien y sé lo que hago.

Pero ahora prueba a explicarle a un policía (cabreado por tener que trabajar de noche) que este cubata no es tuyo, que se lo estás aguantando a un amigo. Cuéntale al gasolinero que solamente quieres el pack de seis cervezas (a euro largo cada una) porque se te han acabado las de la nevera, y que si te las vende te vas derechito a casa a bebértelas. Razona con la ministra de sanidad para que entienda que no hay ninguna necesidad de molestar al camarero de un bar con su mando a distancia cada vez que quieres comprar tabaco, y que la prohibición de vender Camel en las gasolineras y los kioskos es una soberana gilipollez.

Nos vemos en esta situación por culpa de varios gobiernos (el central y, al menos en tierras valencianas, el autonómico) que creen que la población está compuesta íntegramente de quinceañeros descerebrados que se autodestruirán a base de licor a la primera de cambio. Y, lo peor de todo, que creen que no debe permitírseles hacerlo si les apetece y que no hay nada como una buena regañina. Madre no hay más que una, pero gobiernos (y policías que les ríen las gracias) hay para hartarse. Mi madre puede opinar sobre cómo vivo mi vida; mi gobierno debería desvelarse para que pueda vivirla como me apetezca. Mi padre puede ser paternalista conmigo; mi gobierno puede meterse el paternalismo allí donde el sol no brilla. Hace poco que Gaspar Llamazares, en un arranque de genialidad poco propio, ha dicho que hay que "combinar mejor" los elementos preventivos y los coactivos de la futura ley. Pero se queda corto: yo creo que el buen whisky, igual que la prevención de cualquier vicio, o se toma solo o no se toma.

Pero a la mojigatería del gobierno ZP ya voy acostumbrándome. Lo que de verdad me repatea es que las únicas dos cosas que pueden suavizar este anteproyecto de ley que las monjitas se traen entre manos vayan a ser (1) el partido oPPortunista y (2) el vil metal, personificado en los criadores y vendedores de vino. Que por cierto, son tan mandriles como para escandalizarse porque el vino se considere bebida alcohólica y tan cabezones como para no darse cuenta de que tal vez quien no vaya a poder tomarse un carajillo después de cenar tampoco pida vino con el segundo plato. Mientras tanto el gobierno, igual que una vieja beata amargada, mira mal a cualquiera que se atreva a sonreír en misa. Y si no pasa del primer paraguazo furibundo es solamente por aquello del qué dirán.

Usted tranqui, señora ministra, que yo estoy bien y sé lo que hago. Y chin chin, que la vida son cuatro días.
 

Imagen que no viene a cuento:

Peligrosas flatulencias

Noticia del Levante-EMV a finales
del año pasado. Creo que no hay comentario
que le pueda hacer justicia.


 

Enviado por Manu, 13 de Febrero 2007 a las 11:32 PM

Licencia CC

Comentarios

Mu' bien dicho!

(y quien dice cinco, dice seis)

Enviado por: Sota de Picas, 14 de Febrero 2007 a las 03:46 PM

Coincido contigo, ya lo sabes. Yo también he estado en una cantina tomando un quinto mientras hablas sobre alguna tontería que casi nadie entendería, y me he emborrachado con 17 años al grito de ¡Natural Born Noldor! (Mecagüen tó)

Pero temo que esos tiempos ya han pasado, y que al final lo que empezó bien, como el "Usa Condón" acabará llegando al "No folles hasta que tu desarrollo psicosocial haya culminado"

Lo del vino no tiene nombre, al final los bodegueros se escudan en que el vino es un alimento, y los de la birra han ido detrás diciendo lo mismo y hablando de que en la vieja Mesopotamia, en Ur má o meno, había una taberna donde Gigamesh bebía tanques. No quiero pasar por ahí, el alcohol es parte de nuestra sociedad y no hay que buscarle excusas, aparte de admitir que el exceso no es sano no hay que dar explicaciones a nadie de nuestra manera de vivir.

Enviado por: FAC, 16 de Febrero 2007 a las 12:50 PM

Yo he hecho muchas barbaridades cuando tenía 16 y no he salido politoxicómano ni asesino en serie...

Y las leyes estas al final lo único que consiguen es molestar un poco y tener que planificar las borracheras, porque yo sigo fumando, bebiendo y drogándome igual. ^^

Enviado por: Santo, 18 de Febrero 2007 a las 02:52 AM

Yo ya bebía con 13 años, pero creo que lo que me ha echado a perder han sido los largos años de estudio, la carreras y másteres varios que solo han servido para proporcionarme un suelo escasamente mileurista con el que nunca llego a fin de mes.

Que reformen los salarios y no el vino!

Enviado por: Estrellita Mutante, 19 de Febrero 2007 a las 10:38 AM

Un quinceanero es lo mas hermoso que hay en toda adolecente es como una semilla que sembraste algun dia y llega el tiempo de que nasca y se haga una hermosa flor se que aveces cometemos errores pero de ellos aprendemos y lo digo por la razon que hay ninas por no esperar toman otras alternativas como casarse y tambien por los estudios y que estan cansadas pero eso es tu futuro y tus padres quieren lo mejor para ti si no lo entiendes lo entenderas cuando seas madre y como dicen hija fuistes madre seras para todo hay tiempo ya que lo digo por esperiencia me gusta beber, escaparme de mi casa ,pariciaba con mis amistades y nunca tuve el sueno de tener mis quinceanos por la razon que quede embarazada a mis 14 anos faltando 3 mese para mi quinceanero y no me arrepiento de haber tenido a mi nina q. apenas tiene 5 anos de edad y cuanto me habria gustado tener mi quinceanero y terminar mis estudios para que mi hija hubiera nacido con lujos como yo pero que pena q. no pueda darle para atras al tiempo y hacer las cosas bien y a su tiempo y ya el que crei el hombre de mi vida me traiciono con mi mejor amiga por eso es que dicen el amor es ciego a y ademas el estaba en vicio me di de cuentas cuando paso el rebolu y al fin ellos se casaron y el nunca quiso reconocer asu hija a q.si chicas todo a su tiempo las quiero

Enviado por: saraliz, 10 de Mayo 2007 a las 08:56 PM
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