Cerca de casa han abierto un bar en el que ponen tapa gratis con la cerveza. Supongo que la cosa no sorprenderá demasiado a la gente que viva en según qué zonas, pero en Valencia es algo digno de mención y, visto lo visto, también de entrada en el blog. Lo descubrió el sargento Pauix. El tercio cuesta un euro treinta, e incluye la tapa que le dé la gana al camarero: normalmente son unas bravas, o un montadito con queso o fiambre; si se sienten especialmente salerosos pueden caer unos choricillos a la plancha. Nada en comparación con lo que puede verse en otros lugares con más tradición de tapa, pero un mundo en los lugares donde no la hay.
Digo yo que tiene que ser cosa de mafias que no haya más bares que hagan lo mismo, porque de lo contrario es imposible explicar que sea tan raro el asunto de la tapa gratis por estos lares. Siempre me he imaginado a un barman pensando: "Coño, si pongo tapa la gente vendrá aquí en vez de ir al bar de al lado". Y también me lo imagino recibiendo una visita al día siguiente de poner en práctica la idea: un par de tipos ataviados con trajes que les sientan mal, paseándose por el bar, cogiendo patatas bravas con la mano de la mesa de los clientes y comentando lo inflamables que parecen estas sillas.
Pero supongo que es más cuestión de costumbres que otra cosa. En Almería o en Salamanca (que son los sitios taperos que he frecuentado últimamente) sería impensable tomar una clara o un tinto sin que te ofrezcan la correspondiente tapa. De hecho, me impresionó mucho un abuelete en un bar de Cabo de Gata, hace un par de veranos. El hombre llevaba allí desde antes de las once de la mañana, que es la hora a la que llegamos nosotros para desayunar. Cuatro horas después, todos seguíamos en la terraza. Nosotros habíamos desayunado café con leche, almorzado cerveza con tapas y comido unas deliciosas raciones de jibia en salsa; el vejete seguía erre que erre con sus tubos de cerveza y sus tapas. Llegó un momento en que se terminó lo que fuera que estuviera pidiendo y la cocina había cerrado ya, así que la camarera le sugirió que pidiera otra tapa distinta con la siguiente birra. El tipo entró en cólera, se le calentó la sangre alcoholizada. No se levantó de la silla, no levantó la voz, pero dejó claro a la pobre chica que si no le ponían la tapa que quería no pensaba pagar ni una sola de las cervezas que había estado trasegando. Cuando empezábamos a temernos que habría jaleo, el bar accedió a encender la cocina y prepararle la tapa.
No seré yo quien diga que hay que ponerse así cada vez que se nos niegue la tapa que es nuestra por derecho (más que nada porque, en según que zonas, no acabaríamos nunca), pero por lo que a mí respecta el resto de bares de la zona pueden irse al garete mientras no sirvan tapas con la bebida, que yo ya sé a cuál ir para tomar un par de tercios. Y a ver si cunde el ejemplo.
Aquí en Granada (donde vivo) yo creo que la gente le mete fuego al bar que se niegue a poner tapas gratis con las bebidas. Sin embargo en Málaga (donde nací) hay bares de tapas, pero se pagan aparte que las birras. Creo que tienes razón, que va por ciudades.
Enviado por: Santo, 5 de Diciembre 2007 a las 04:54 PMPues por aquí por Alcalá de Henares, el que no pone tapa (aunque sean unas miserables patatuelas fritas) tiene que cerrar el bar a los cuatro días de abrirlo.
A los complutenses nos gusta que nos den de cenar by the face con la cervezuela, oiga 0:-)
Besotes
Enviado por: agente_naranja, 9 de Diciembre 2007 a las 06:49 PMYo una vez fui a Granda y me cobraron una tapa que ni siquiera pedí, debo ser la más pringada de España.
Enviado por: Estrellita Mutante, 11 de Diciembre 2007 a las 06:49 PM¡Señálenla y ríanse de ella!
Enviado por: Manu, 12 de Diciembre 2007 a las 04:47 AM¡Qué alegría ver tu comentario en mi blog! Creía que habías desaparecido en las Dimensiones Mazmorra...
Te vuelvo a enlazar y te leeré de nuevo siempre que pueda.
En Madrid ponen tapa en casi todos los sitios. Y de hecho me sorprende mcuho los sitios donde no la ponen, me parece muy miserable tomarme una birra en un bar sin algo para acompañar, qué le vamos a hacer...