Hoy había montado un dispositivo espectacular en una estación de tránsito del metro de Valencia. No eran controles policiales (tampoco me hubiera extrañado, que el Ministerio del Interior está muy loco), sino stands en los que regalaban litros de caldo Gallina Blanca. Así, por las buenas, bricks en bolsitas de plástico que, claro, incluían folletos con la gran variedad de caldos precocinados que ofrece la marca y sugerencias para recetas rápidas y resultonas. Folletos que han acabado en la papelera, por supuesto.
Podrían haber montado el chiringuito en la calle, donde seguramente hubieran hecho la noche algo más feliz a los sin techo de la zona, y no dentro de una estación donde cualquiera que entre es porque también puede permitirse ir al supermercado a comprar su propio brick. Pero claro, esa era la idea. Lo que sí hay que admitirles es que, al menos, el pobre que escribe esto (y supongo que unos cuantos más) se va a casa siendo dos bricks de caldo de pollo más rico, ya que por supuesto no he dejado pasar la ocasión a la vuelta, en la misma estación.
La pena es no haberlo cogido de pescado la segunda vez, que ya que eran gratis prefiero un poco de variedad en el arroz.
Enviado por Manu, 9 de Diciembre 2003 a las 09:45 PMA nosotros también nos regalan todo tipo de estupideces (o no tanto). Por ejemplo, en Ciudad Universitaria siempre dan promociones de cosas. Y el día del libro, en las estaciones con nombre de escritor, dan libros.
Y a los pobres no se lo iban a dar. Son tan humanos esta gente que antes lo tiran...
Enviado por: Germán, 10 de Diciembre 2003 a las 02:51 AM