10 de Abril 2004

[San Perro] Bajo cero

De Albacete al nacimiento del río Mundo

La comodidad terminó tan pronto como desperté en el super-sofá del chalet que habíamos okupado. Había que recoger trastos, limpiar, apagar la caldera y plantearse adónde íbamos ahora que estaba claro que no nos pondríamos morenos en la playita, al menos no esta vez. Por allá abajo, a no ser que los telediarios mintieran (de nuevo) por alguna extraña razón, seguía lloviendo. En Albacete el tiempo no era mucho más caluroso, pero al menos podíamos llevar ropa.

Siempre me habían dicho que el nacimiento del río Mundo era un lugar precioso, así que me pareció un buen plan alternativo cuando salió a discusión. Nos costó poco decidirnos: no es que tuviéramos muchas más opciones, y las que quedaban (permanecer en el chalet o volver a Liétor) privaban a quienes nunca habían ido de acampada de la posibilidad de hacerlo por primera vez. Y al resto, de ver algún otro sitio nuevo. La primera parada, obligatoria, era en el Carrefour: compra de subsistencia, latas y demás, y café con leche. Sabíamos que en Riopar, el pueblo más cercano a nuestro destino, tendríamos de todo. Pero no recuerdo una sola vez en todo el viaje en que pudiéramos tomarnos un café (léase carajillo, al menos en mi caso) y dejáramos pasar la oportunidad. Siempre es agradable viajar con otros adictos.

Devolvimos las llaves de la mansión a Bego y partimos sin más demora. A todo esto, ya serían las 3 de la tarde. Pero llevábamos el horario cambiado desde la inesperada juerga del primer día y no pudimos (ni quisimos) restaurarlo. Por suerte, siempre desayunábamos bien. Otra parada para café en Alcaraz, un pueblo que habrá que visitar con más detalle en otra ocasión -nota mental- porque parecía tener una riqueza arquitectónica impresionante, y esto no es opinión mía sino de Isa, estudiante de bellas artes. Finalmente, Riopar.

El nacimiento del río Mundo está a unos 6 km. del pueblo, con una cola de coches esperando para entrar, pero la zona de acampada quedaba algo más allá. El concepto era la "acampada controlada", que es como la libre porque no hay que pedir permiso, pero con una patrulla del Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil paseándose por allí de vez en cuando. El día siguiente nos enteraríamos de que incluso esta modalidad tiene los días contados en la zona: la gente es muy cerda. Pero de momento había tiendas de campaña para todos los gustos: caravanas, banderas de españa, bakalaeros, gente con generadores y televisores, y también gente normal, claro. De todos modos Nico, el perro de Susana que viajaba con nosotros, es un cabronazo de mucho cuidado y siempre tiende a encararse contra perros más grandes que él con el consiguiente riesgo para su vida, hecho que nos obligó a alejarnos algo más del núcleo de la zona de acampada y nos permitió encontrar el lugar perfecto: un claro llano, rodeado de pinos, frío como todo allí y tranquilo.

Sí, habría podido ayudar a montar el resto de tiendas una vez construido el iglú cutre que llevaba yo. Pero ¿dónde está la gracia de la primera acampada si viene la gente y te planta la tienda?

La noche fue muy fría. A las 11 estábamos a 2º sobre 0, lo que hace suponer que durante la madrugada alcanzaríamos temperaturas negativas. El hornillo de gas, que dudábamos si llevarnos a la playa, se convirtió en un aliado imprescindible. Y el orujo que Susana y Darío compraron de recuerdo se convirtió en combustible para no refugiarnos en los sacos de dormir antes de tiempo. La noche fue larga, divertida (memorable el momento de Darío bailando grandes éxitos de su CD Todo Temazos como el Porrompompero) y sobre todo fría. Y una de las cosas que más risa nos daba era enumerar las capas de ropa que cada cual llevaba puestas cuando la idea original era no llevar absolutamente ninguna. Otro de los propósitos iniciales, organizar luchas de barro y cobrar por verlas, seguía siendo factible (caía aguanieve a intervalos), pero a ver a quién convencías de que se dejara arrancar la ropa a 1200 metros sobre el nivel del mar...
 

Enviado por Manu, 10 de Abril 2004 a las 11:59 PM

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Comentarios

estaba muy ilusionada en ir a rio mundo, voy huyendo de las hogueras de alicante porque ni yo ni mi perro aguantamos un año mas de atascos, mascletas y borrachos que rallan los coches.Pero cuando has mencionado la feria que encontrasteis mi visión de la naturaleza ha cambiado un poco.Espero tener suerte y el unico bakalao que encuentre se el de mi taper con aceitito. un saludo.

Enviado por: raquel, 19 de Junio 2007 a las 06:45 PM
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