Entrada cortita, que no tengo el cerebro para demasiadas alegrías después de visitar los garitos rockeros de Vallekas (sí, con k, ¿qué pasa?) este fin de semana, cenar dos veces la hamburguesa Rolling Stones, hacer cuernos, desorientarme y dejarme el cuello y los cuartos en sus barras, con buen acompañamiento. Y con buena música también. Por lo general aprovecharía la anécdota para arremeter echando bilis contra el poco rock and roll que se escucha normalmente por la noche, aunque aunque esté claro que hay demanda, pero tal y como está la cabeza ahora mismo, creo que si pienso demasiado tiempo en una sola cosa moriré.
Así que lo limitaremos a un pequeño consejo de supervivencia para la Jimmy Jazz, la Hebe, la Excalibur y demás garitos infernales: nada de tercios y cubatas. Económicamente, compensa muchísimo más pedir litros, sean de lo que sean. Aunque allí los llamen minis, es falsa la leyenda de que los camareros madrileños no comprenden el sistema métrico, y en realidad se pueden pedir como «litros» sin ningún problema. Y aparte de que pedir litros sale mejor de precio y permite el consumo de calimocho (que siempre suena raro pedir un vaso de calimocho), yendo a rondas suele salir la fiesta más divertida.
Buenas noches.