6 de Noviembre 2009

La mejor reclamación jamás escrita

Tenía esto escondido por el ordenador pero, igual que en el comedor de tu casa, para encontrar algo que se ha perdido hay que (1) olvidarse de que estaba y (2) andar buscando otra cosa. A principios de año circuló por ahí una carta de reclamación que alguien había dirigido a sir Richard Branson, presidente y fundador de la megacorporación Virgin. La queja era sobre las líneas aéreas Virgin, y me pareció tan graciosa que me dio por traducirla. También se puede leer en inglés, por ejemplo, aquí. Es la siguiente:

Apreciado señor Branson

SOBRE: Vuelo Bombay-Heathrow, 7 de diciembre de 2008

Adoro la marca Virgin. De verdad que sí, por ello continúo siendo cliente suyo a pesar de una serie de desafortunados incidentes que han ido ocurriendo en los últimos años. Este último incidente se lleva la galletita de premio.

Irónicamente, al finalizar el vuelo habría pagado gustoso más de mil rupias por una sola galletita después del recorrido gastronómico del infierno a que fui sometido en manos de su corporación.

Mire esto, Richard. Usted mírelo:

Virgin Airlines 1
 

Supongo que por su mente brillante estarán zumbando las mismas preguntas que zumbaban por la mía en aquel desafortunado día: ¿Qué es esto? ¿Por qué me han dado esto? ¿Qué he hecho para merecer esto? Y también: ¿cuál es el primer plato y cuál es el postre?

No se puede llegar a un puesto como el de usted, Richard, sin generosas dosis de poder de observación, por lo que estoy seguro de que se habrá fijado usted en el tomate que hay junto a los dos palos amarillos y esponjosos que hay a la izquierda. Sí, está junto al palo amarillo que no lleva la pasta verde. Eso ha de ser la pista, ¿no? Nadie en su sano juicio serviría un postre con tomate, ¿a que no?. Bueno, contésteme a esto, Richard: ¿qué clase de animal serviría un postre que llevara guisantes?

Virgin Airlines 2
 

Ya sé que parece un baaji, pero lo que tiene debajo son natillas, Richard, natillas. Debe de ser el pudin. Bueno, le fascinará saber que no eran natillas. Era un gel amargo con una capa de aceite ligero encima. Su única característica redentora fue que consiguió resultarme tan ajeno al paladar que se llevó el sabor a curry que emanaba de nuestro cuboide central de materia beige miscelánea. Quizá al final resultara que el plato de la izquierda era el postre, después de todo.

En cualquier caso, todo esto es irrelevante por el momento. Mis padres me criaron con rigor y amabilidad, y si se enteraran de que me había tomado el postre antes del primer plato, un palo esponjoso sería el menor de mis problemas. Así que quitémosle el papel de aluminio al plato principal y veamos qué nos ofrece.

Trataré de explicar lo que sentí. Imagínese que es usted un niño de doce años, Richard. Ahora imagine que es el día de Navidad y está sentado allí para abrir su regalo. Es grande, y ya sabe lo que es. Es ese maldito equipo de música que eligió de un catálogo y le pidió a Santa.

Solo que abre su regalo y no está ahí. Es su hámster, Richard. Lo que hay en la caja es su hámster y no respira. Así es como me sentí al levantar el envoltorio y ver esto:

Virgin Airlines 3
 

Ya sé lo que está pensando. Piensa que son más natillas baaji de esas. Admito que yo pensé lo mismo, pero no. Es mostaza, Richard. MOSTAZA. Más mostaza que la que nadie podría consumir en un mes. A la izquierda tenemos un trozo de brócoli y unos pimientos nadando en un aceite marrón que parece pegamento, y a la derecha vemos que el chef preparó un poco de puré de patata. Obviamente el pasapurés estaba roto, así que se decidió que lo más aproximado sería pasar las patatas por el tracto digestivo de un ave.

Una vez regurgitado, claramente se procedió a licuarlo y mezclarlo con un poco de mostaza. A todo el mundo le gusta un poco de mostaza, Richard.

A aquellas alturas ya empezaba a sentir algo de hipoglucemia. Necesitaba un subidón de azucar. Por suerte, nos habían dado una galletita. Ya me había fijado en ella antes por su arrebatadora presentación:

Virgin Airlines 4
 

Parece una bolsa de pruebas en la escena de un crímen. UN CRIMEN CONTRA LA PUTA GASTRONOMÍA. O eso, o una especie de galletita clandestina de los bajos fondos, comprada a un loco con pistola que va colocado con sus propios suministros de levadura. Desde luego, a mí no me gustaría que me pillaran en la aduana llevando una de esas encima. Imagínese lo que es morder un trozo de latón, Richard. Eso sería menor tortura para los dientes que el espécimen de arriba.

Estaba agotado. Lo único que quería hacer era relajarme pero, evidentemente, tenía que estar sentado con ese desastre delante durante media hora. Juro que, en un momento dado, los palos esponjosos se movieron.

Cuando se lo llevaron, decidí relajarme con el entretenimiento que ofrecen a bordo, famoso en todo el mundo. Lo conecté:

Virgin Airlines 5
 

Lamento la calidad de la foto; era increíblemente difícil captar la cara de Boris Johnson entre las lineas blancas parpadeantes que iban de arriba a abajo de la pantalla. Quizá estaría mejor en otro canal:

Virgin Airlines 6
 

¿Ese es Ray Liotta? Fue una de las preguntas que me hice una y otra vez durante la extenuante media hora que pasé intentando ver así una película. Después, lo apagué. Había tenido suficiente. Jamás había pasado tanta hambre en toda mi vida adulta, y tenía un dolor de cabeza terrible por haber estado mirando con ojos bizcos una pantalla que chisporroteaba.

La única opción que tenía era quedarme mirando el asiento de delante y esperar que llegara la cena o el sueño. Durante un tiempo increíblemente extenso, no llegó ninguno. Pero cuando lo hizo, sobrepasó mis expectativas más descabelladas:

Virgin Airlines 7
 

¡Sí! Es otra galletita de la escena del crímen. Solo que esta vez ustedes la mojaron en la cosa blanca.

Richard... ¿qué es esa cosa blanca? Parecía que fuera a ser yogur. Por fin se me ocurrió lo que era, después de dar una cucharada. Era una mezcla de las natillas baaji y la salsa de mostaza. Me recordó mi primera semana en la universidad. Yo había oído decir que se podía preparar una bebida mezclando vodka con ciertas bebidas refrescantes. Mentí a mis nuevos amigos diciendo que lo había hecho cientos de veces. Cuando intenté preparar la bebida en una cacerola se formó un queso, Richard, un queso. Ese queso se parecía mucho a sus natillas baaji.

Y así quedó la cosa, Richard. No me comí ni una puta cosa. La pregunta que tengo es: ¿cómo puede usted vivir de esa forma? No puedo imaginarme lo que son las cenas en su casa; deben ser como algo sacado de un documental de naturaleza.

Como he dicho al principio, me encanta su marca, de verdad que sí. Pero es una pena que algo tan simple pueda tirarla de rodillas al suelo para rogar por su sustento.

Un saludo,

XXXX

 

Según el Telegraph, sir Richard Branson llamó por teléfono al autor de la carta y le agradeció su e-mail «constructivo si bien descarado». Virgin lamentaba que al pasajero no le hubiera gustado la comida, que era «un menú galardonado y muy popular en nuestras rutas indias».
 

Enviado por Manu, 6 de Noviembre 2009 a las 11:53 PM | TrackBack

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Comentarios

¿Y el personal de vuelo llegó vivo a tierra? Guau, la gente es mucho más civilizada de lo que parece. Lo normal es que, si te hacen eso en un vuelo de larga distancia, a las dos horas ya haya alguno arrancándole una pierna al primer auxiliar de vuelo para comérsela con pelitos y todo.

Enviado por: agente_naranja, 13 de Noviembre 2009 a las 10:35 AM

Los yanquis, que son muy civilizados :)

Enviado por: Manu, 13 de Noviembre 2009 a las 02:27 PM

Brutal la carta, pero efectivamente si soy yo esa noche las azafatas aprenden a cocinar en la cabina con un hornillo. :P

Enviado por: Santo, 13 de Noviembre 2009 a las 08:19 PM
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