23 de Noviembre 2007

De cosas, aliens y flores en el culo

O: "Ni el rey ni hostias: yo, yo y yo".

Lata de cerveza abierta. Mechero y diafragma ejecutando el movimiento coordinado de siempre. Entradas para el concierto de La Pulquería, confirmadas en el cajón de la mesita. Queda gas para ducharme entre este momento y el inicio del concierto, que cuando estoy limpito me caigo mejor pero me da más perro escribir. Y tampoco huelo tan mal, chicas. A estas alturas, aros de humo tapándome el "No siga leyendo" de la pantalla mientras el mechero descansa del duro esfuerzo de antes. Listos.

Es curioso (y veraz también) lo que comentaba alguien en las tascas el otro día: que pueden transcurrir meses sin que pase nada de nada, sin material para cotorrear ante unas birritas, con la vida siguiendo su monótono curso semana a semana, empañada y borrosa de puro aburrimiento. Pero cuando a las cosas les da por pasar, les da a base de bien. Y se coordinan, las muy zorras. Estos meses que he pasado metido en la cueva del mundo real se han dedicado a ocurrir ––las cosas, digo–– y, para colmo, a superponerse. No enumero por no aburrir, que ejemplos los tengo a patadas, pero ya me explicará alguien qué extraño karma es el que dispone que, en pleno mes de paro forzoso, a una de mis muelas del juicio le dé por desgarrarme la encía en un parto no deseado. Y, para colmo, prematuro. Que juicio yo, el justito para ir tirando sin despeñarme en barrancos ni comer mierdas de perro por la calle.

Y un viaje a las costas de Cádiz, otro a Salamanca y otro al Penyagolosa después, en pleno apogeo del segundo ataque de la Maligna Muela del Juicio (aunque el alien de mi mandíbula ni siquiera se nota ya, chicas), van las cosas, putas cosas, y dejan de pasar sin más. Llega noviembre y parece que los nubarrones se empeñen en que yo no siga prolongando mi verano personal, que en la actualidad abarca desde junio hasta octubre excepto los periodos en que me duele la mandíbula. Llega noviembre y, de golpe y porrazo, dejan de pasar cosas otra vez. Volvemos a la rutina, nene. Sin previo aviso. Sin vaselina. Levántate los lunes y los miércoles a las ocho de la mañana, con lo que eso revienta cualquier horario sano. Da clases a universitarias, pero a precio de todo a cien, que tienes un contrato. Vuelve, cena y duerme, que mañana será el mismo día. Y menos mal que llevaba retrasada la revisión de Carpe Jugulum y tuve con qué ponerme las pilas, porque el futuro pintaba negro.

Pero, quién sabe si motivado por la reciente oleada de cosas sucediendo, o tal vez por un raro ataque de puro sentido común, mis dedos escribieron el e-mail que iba a mandar a tomar por culo los nubarrones y, con ayuda de mi querido ángel catalán y tras un par de llamadas telefónicas, abrir el portal a un universo alternativo donde no tenga que levantarme a las ocho ningún día si no quiero. Porque ahora mis trabajos para Plaza&Janés ya no se limitan a revisar los libros del Mundodisco. Tengo un trabajo en marcha y otro, mucho más gordo, que empezaré tan pronto como acabe este. Y la traducción de The Fifth Elephant no tardará en caer en mis manos para que la revise. Tiempos Interesantes. Y lo digo aunque siga levantándome a las ocho, que estas cosas hay que organizarlas bien y los trapicheos de los autónomos son enrevesados y tortuosos. Supongo que como la vida. O igual más.

Me imagino que la moraleja de todo esto podría ser que los tiempos grises lo son porque les dejamos serlo. Pero lo mismo podría decir que es que quien no llora, no mama. O que no se puede confiar en las muelas del juicio. O "¡Niños! ¡No comáis mierdas de perro por la calle!". Ni siquiera sé la razón de que esté hablando de moralejas, porque con la que está cayendo, para moralejas estamos. Así que lo que haré es saludar con el sombrero a Santo y a la Brujilla Lore, responsables en un 75% (el otro 25 es que por fin me ha salido de los huevos) de que vuelva a descargar mi pedantería encima de estos píxeles. ¡Salud, tíos! Y Lore, a ver si nos vemos esta noche en el concierto.

Imagen que no viene a cuento:

Escultura en la consulta de mi dentista

Un cachondo, mi dentista.

 
Enviado por Manu a las 11:24 PM | Comentarios (14)
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