Desde que quedó claro que Eduardo Zaplana quedaba como diputado raso por el PP para esta legislatura iba yo preguntándome qué se guardaría el murciano en la recámara. Un tipo que pasa de alcalde de Benidorm (gracias a tránsfugas premiados después con empleos públicos para sus familiares) a presidente de la Generalitat Valenciana y, de ahí, a ministro con Aznar no iba a conformarse con un miserable sueldo de diputado. Y menos si, como cabría sospechar a partir de ciertas conversaciones telefónicas grabadas hace años, hablamos de un trepa cuyo único objetivo siempre ha sido ganar tanto dinero como sea posible para ponerse moreno en yates de lujo.
En principio pensé que su plan era irse con la señora Aguirre, bajo cuya forma de dirigir el partido debería serle más fácil dedicarse a sus cositas. Al fin y al cabo, el control de doña Esperanza sobre TeleMadrid es calcadito al que en su momento ejerció don Eduardo con Canal 9. Tal para cual. Pero no debe de haber visto las cosas muy claras en el partido conservador cuando se ha decantado por la empresa privada, opción que (me juego media coleta) llevaba barajando más tiempo que la semana que afirma ahora. Puede que Zaplana no se dedique demasiado a rumiar según qué cosas, pero tampoco da la impresión de ser un tipo que deje su futuro económico a la buena de dios; y de capacidad de adaptación, nunca ha demostrado andar escaso.
De todos modos, muy mal le tienen que ir las cosas al PP en el futuro para que no volvamos a ver a Zaplana, a sus jacuzzis, sus jets y sus gemelos, en la vida política. Le basta con dar un par de golpes de efecto de los suyos en la empresa privada para allanar el camino a un regreso público triunfal, como el que podría haber protagonizado Rodrigo Rato si no fuera tan nenaza, cuando dejen de pintar bastos en el Partido Popular. Todavía no hemos visto por última vez ese moreno artificial del cartagenero, y si no, tiempo al tiempo.
Pero de momento tan feliz estoy de verlo lejos, bien lejos, de los fondos públicos, que incluso estaba dispuesto a modificar su entrada en la Wikipedia para reflejar el abandono de la política, pero ya se me había adelantado alguien. Porque de pocas cosas se alegra uno más que nadie en el planeta.
Un año de dominio y alojamiento gratuitos, cortesía del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. No es ninguna novedad (lo anunciaron a bombo y platillo hace unos meses), pero ahora es cuando he tenido un momento para seguir los consejos del Doctor Maligno y ponerme a ello. Eso sí, la oferta es solo para gente con treinta años o menos, con lo que entro por los pelos. Los más viejos, ajo, agua y resina.
Hay que rellenar un formulario (tened a mano el DNI, que necesitáis unos cuantos de sus códigos) con los datos personales. El alojamiento y el dominio se registran con una de las empresas afiliadas al programa (todo el mundo recomienda escoger Hostinet; buscando en Google hay comparativas entre todas ellas), y al año decidimos si queremos continuar con ellas pagando, renunciar al dominio o simplemente llevárnoslo a otra empresa de nuestra elección. Por lo menos en mi caso, con Hostinet, el día siguiente a la petición ya tenía un email con todas las contraseñas de acceso y el dominio activo. Y un blog montado en WordPress con autoinstalador.
Total, que www.manuviciano.es ya está en marcha, aunque en construcción de momento. Incluirá cosas digamos serias: mi currículum, un ofrecimiento de mi trabajo como traductor, playtester o pornochacha, un blog ceñudo y profesional, no como éste, y cuatro cosas más que se me ocurran. Y es que aquí, si es gratis, no se le dice que no ni a una patada en los huevos. Pero que no se anime nadie.
Noticia de hace un par de horas en el diario Público:
[...] la prohibición de acceso afecta a páginas 'web' como los diarios deportivos 'Marca' y 'As', la revista 'Interviú', diversos portales de compras y de subastas, como el sitio 'Ebay', especializado en compra-venta y subasta de todo tipo de artículos.
Este weblog, conocido mundialmente por su defensa a ultranza de las milicias y fuerzas armadas, aportará hoy (día del libro, por cierto) su granito patriota de arena en favor de la moral y bienestar de nuestra aguerrida tropa ante el ataque despiadado de la nueva administración socialista. Primero fue el alcohol, luego el tabaco y ahora esto. Basta ya.
Camaradas militares, probad las siguientes soluciones. ¡Que nadie se atreva a dar puyazos en la retaguardia de nuestro avance hacia la gloria!
Buenas noches.
Hoy, amigos del bricolaje, vamos a ocuparnos de una vez por todas de un problema devastador: la arena para gatos mojada. Quienes tenéis la caja de vuestros mejores amigos a la intemperie os habréis encontrado más de una vez con el contratiempo desagradable e inesperado de que ha cambiado el tiempo de repente, y la lluvia ha convertido el lugar de alivio de vuestras mascotas en una combinación, maloliente y casi homogénea, de barro asqueroso y mierda de gato.
¡La solución está al alcance de vuestras manos, y ni siquiera os las ensuciaréis como de costumbre! Seguid los consejos de vuestro blog favorito y nunca más os veréis en el recinto cerrado de un ascensor junto a una bolsa de basura rebosante de infierno olfativo.
Materiales necesarios: Dos baldosas con rendijas y un listón de los baratos del Leroy Merlin. Un chubasquero de la tienda multiproducto más cercana (no paguéis más de un euro). Cañizo o cualquier otro acabado que os guste, dentro de lo razonable; a ser posible, nada que vaya a oxidarse mucho. Clavos. Chinchetas. Alambre.
Herramientas necesarias: Una sierra, aunque podéis usar el banco de trabajo de una gran superficie si compráis la madera allí. Una broca para madera. Un martillo, que sí tendréis que comprar o robar a menos que penséis montar el chiringuito completo en la gran superficie. Una modelo para que haga todo el trabajo mientras vosotros sacáis fotos para el blog.
Procedimiento:
Paso 1: Cortar el madero en cuatro trozos, de forma que dos sean más largos que los otros dos. Deben tener bisel por arriba porque servirán para soportar el techo oblicuo de nuestra estructura. Se podría calcular la relación entre el lado de las baldosas, la altura deseada, el grosor de la madera y el ángulo de bisel, pero eso lo dejaremos para un capítulo de Matemanía, que no me apetece echar cuentas. Hacedlo a ojo de forma que la baldosa de arriba llegue y se pueda clavar bien.Paso 2: Montar la estructura. Haced agujeros en la baldosa de abajo y la base de los maderos y clavadlos bien clavados. Probad antes de agujerear nada para comprobar que la baldosa de arriba llega bien y, si no, meted los postes un poco hacia dentro de la estructura. Finalmente, clavad también la baldosa de arriba. | |||
Paso 3: La estructura del Meadero SusanaTM está montada, ahora hay que impermeabilizarla. Abrid el chubasquero y colocadlo como en la imagen con la ayuda de chinchetas. Podéis usar el cordón del chubasquero, si lo tiene, para fijarlo mejor a las patas y de paso recoger la capucha. | |||
Paso 4: ¡La impermeabilización es importante! ¡Todo el artilugio se basa en ella y en el desnivel del techo! Tensad bien el chubasquero utilizando más chinchetas. Si lo habéis colocado bien, en los laterales os quedará una bonita y estilosa cobertura oblicua. | |||
Paso 5: ¡Ya casi lo tenemos, amigos del bricolaje! Admitámoslo: los chubasqueros son feos. Solamente nos falta darle a nuesto Meadero SusanaTM un acabado a nuestro gusto. Nosotros hemos utilizado cañizo que sobró de un programa anterior y alambres para fijarlo a las rendijas de las baldosas. Si lo hacéis así, ¡procurad acertar a la primera! Si vuestro plástico se queda lleno de agujeros, la cosa pierde un poco el sentido. Para terminar, meted la caja de arena del gato dentro y fingid que os vais un momento a buscar algo para que el minino venga a cotillear. ¡Ya tenéis vuestro Meadero SusanaTM! | |||
Si vuestro gato es feliz... | ... ¡vosotros sois felices! | |
(Nota: La modelo es en realidad Kristian Pielhoff, el presentador de Bricomanía. Para el programa televisivo se pone un exoesqueleto euskera como Iron Man, pero aquel día hacía mucho calor.) |