Me declaro desde ahora mismo fan de Mario Picazo. O más bien fan de su sección en los informativos de madrugada de TelaHinco. Además de dar el tiempo como todos los demás (y con los mismos datos del Meteosat, señora), Mario aprovecha de vez en cuando para contar curiosidades y dar consejos y cosas. Ya reseñé algo suyo aquí hace algún tiempo, pero nunca está de más repetirse si el asunto vale la pena, como le dijo Napoleón a Josefina después de embadurnarla con allioli.
Hoy ha explicado lo que significa el Factor de Protección que viene indicado en los botellines de bronceador. Quien no lleve, como un servidor, cuatro o cinco años de Playero Reformista converso tal vez no se haya dado cuenta, pero los números de los botellines han sufrido una ascensión meteórica de un tiempo a esta parte. Hace unos años un factor 15 se consideraba exagerado, para pelirrojos pecosos. Ahora se lo debe poner Zaplana para sus sesiones de rayos UVA. Puede ser que el ozono se haya ido a la mierda en grado extremo durante estos años, pero tal vez la explicación del señor Picazo arroje una nueva luz sobre el tema, aunque yo vaya a oscurecerla un poco con fórmulas para fastidiar a los alumnos de ESO.
Supongamos que yo quiero averiguar cuál es mi relación con los factores de protección solar. Digamos que me he comprado una crema con Factor de Protección n. El primer paso es irme un día a la playa, ponerme al sol sin echarme la crema y cronometrar hasta que empiece a quemarme. Cruel, sí: el precio de la ciencia. Llamaremos TS (Tiempo de Socarrina) a ese número medido en minutos. Se puede medir en cualquier unidad, pero que le den por culo al Sistema Internacional. Puedo aprovechar la noche de insomnio por rojez en la espalda para hacer los cálculos. Utilizando la crema que me he comprado, podré permanecer al sol durante los minutos que resulten de la siguiente fórmula:
El señor Picazo lo complicaba un poco refiriéndolo todo a un individuo muestra con TS=10 (dividiendo y multiplicando por 10 cada vez), pero de algo tenían que servir todos estos años de matemáticas. Sirven para simplificar la fórmula y para llegar a un par de conclusiones sobre ella, a saber: (1) que los fabricantes de bronceadores asumen sin ningún problema que el proceso de chamuscamiento es lineal, cosa sobre la que yo tengo mis dudas. Y (2) que si yo, que solamente he ido un par de veces a la playa, aguanto mis buenos cuarenta minutos en hora punta sin asarme, con un factor 4 voy más que sobrado para lo que queda del verano. Según esta fórmula, el agujero de ozono no es ningún factor, sino la propia resistencia de la piel de cada uno respecto a él. En otras palabras: si se tiene una buena resistencia natural y no se va a estar mucho tiempo expuesto, a lo mejor incluso compensa embadurnarse con allioli.
Que conste que con esto no estoy animando a nadie a que se quite del Factor 60, que al ritmo que vamos acabaré teniendo denuncias por culpa de este weblog. Ni tampoco a que deje de creer en los anuncios de gafas de sol de la Federación de Ópticos (¡cuidado con las gafas de chiringuito, niños!), en absoluto parte interesada en el negocio. Ni a que se embadurne según qué zonas del cuerpo con allioli. Pero teniendo en cuenta los precios de los botellines de cremita milagrosa factor 30, tal vez no estaría mal un poco más de rigor científico de cara al público. Aunque solamente sea para que luego no salgan listillos de pacotilla como un servidor dispuestos a reírse de temas serios.
Normalmente no soy nada partidario de los forwards y las chorraditas de internet en mi buzón de correo. Me gusta que estén ahí si los busco (que todos nos aburrimos a veces), pero no tener que pasarme el día borrándolos. Chorraditas allí, yo aquí. Que corra el aire. Y pese a todo, he de admitir que los tres últimos que me han llegado no están nada mal. El primero es el del examen de bases de datos en la Politécnica de Valencia, ese que pide al alumno que prepare una lista de caballeros jedi en SQL (nombre, especie, maestro sí o no, planeta en el que lucha). El segundo, el que razona sobre si a los católicos debería permitírseles casarse y adoptar niños. Lástima que no se me ocurriera a mí. Y el tercero... bueno, qué decir del tercero.
Esta entrada no es precisamente work-safe, pero en fin...
Últimamente ponen por la tele un anuncio de crema facial, de esos que prometen que el tiempo fluirá hacia atrás. No quiero recordar la marca, pero la principal ventaja de esta crema (carísima, supongo) sobre sus competidoras es que cuenta con minerales marinos en su composición. Fantástico: los minerales marinos seguramente sean estupendos para rejuvenecer el cutis, venga, todos a comprar la cremita de marras. Fantástico, digo, hasta que a uno le recuerdan que los minerales marinos son exactamente los mismos que los minerales terrestres. Pero en el anuncio queda estupendo decir la procedencia de los minerales.
Hay otro que le da una vuelta más de tuerca a los sonitonos para los móviles. Ahora, agárrense, la gente puede suscribirse a un servicio que cada día envía un sonitono (o un fondo de pantalla, o un videojuego) distinto a nuestro movil, por el módico precio de... lo mismo que costaría descargar el sonitono de marras si lo hiciéramos por iniciativa propia. Eso sí, la suscripción solamente cuesta 20 céntimos de euro. Guau, más guau y requeteguau, como si la idea no fuera la panacea para las empresas de sonitonos y aportara un servicio útil para los usuarios, que ya ni siquiera podrán decidir si prefieren lo último de Shakira con Alejandrito o el Qué Pasa Neng. Que tampoco es que el bajador de sonitonos medio tenga demasiado criterio (ni los dieciocho cumplidos), pero lo del servicio de suscripción me recuerda al Círculo de Lectores sólo que a lo bestia.
Y el último de hoy: una de las cien mil empresas de la usura que se anuncian en los programas matinales ha encontrado la idea definitiva para atraer su clientela potencial, y no es otra que No Hacer Preguntas. Pídanos usted los 3.000 euros de rigor y, ojo al dato, podrá gastarlos en lo que quiera sin que nosotros lo sepamos. Como si luego no fueran a cobrar unos intereses desmedidos. A lo mejor es sólo cosa mía, pero me parece que en el anuncio se quedan con las ganas de soltar un "¡Opérese las tetas!" o un "¡Venga ese plasma!". Eso sí, sin dar explicaciones.
Y la conclusión es lo que de verdad acojona: puede ocurrir que los creativos publicitarios tomen por tonto al consumidor medio (iba a decir "ciudadano", antes de pensarlo mejor), pero me decanto por la idea de que lo que ocurre es que tienen buenos estudios de mercado. Eso y que la ESO ha hecho mucho daño.
[MODE Excusa por seguir cadenas ON]
Que conste que a mí esto de las cadenas para weblogs no me va nada, y adelanto desde ya que no seguiré ninguna otra (así que espero que nadie se ofenda si paso de ahora en adelante), pero Veti y Anakinet me han nombrado tres veces cada uno, y nombrar tres veces es invocar. Y además tampoco tengo nada mejor que hacer un sábado por la noche. Así que allá va.
[MODE Excusa por seguir cadenas OFF]
1) Número total de CD, cassetes, cintas magnéticas, discos de vinilo que poseo:
A saber. Todavía conservo cintas magnéticas. Es más: todavía poseo videojuegos de Amstrad CPC 464 grabados en cintas TDK D60. Últimamente me dedico a grabar copias de seguridad musicales en formato MP3, pero tengo CDs viejos (algunos incluso originales), vinilos (atesoro especialmente el Absurd-Ditties de los Toy Dolls, porque el Velveteen de Transvision Vamp se lo regalé a un amigo fan de los vinilos) y musicassetes. Qué ochentero suena el palabro musicassete, por cierto.
Ah, sí, la pregunta. Cuántos, dice. No sabe / no contesta.
2) El último disco/cd/grabación que compré:
Posiblemente fuera el Imaginations from the other side de Blind Guardian, lo cual da una idea del tiempo que hace que no compro música. Desde entonces sí me han regalado algún disco: el último fue un recopilatorio de Pink Floyd que me compró mi hermana.
3) El último disco/cd/grabación/en vivo que escuché:
Último disco: en el cumpleaños al que he asistido esta noche sonaban el Patchanka de Mano Negra y el disco de versiones de Sabina de María Jiménez. El último que me he puesto en casa por voluntad propia: supongo que el último de Delinqüentes, el homenaje a Rosendo (Siniestro Total y Extremoduro hacen unas versiones estupendas), el Countdown to extintion de Megadeth o algún recopilatorio de creación propia. Último concierto: el de O'Funkillo en el Viña Rock.
4) Cinco Cds/Discos/Grabaciones que he escuchado muchísimo o significan mucho para mi:
Iremos por orden cronológico. Innuendo, de Queen, es un discazo. Y quien diga que no, que vuelva atrás en el tiempo a primero de BUP y lo escuche. Pocket full of kryptonite, de los Spin Doctors, llegó en una época muy divertida de mi vida. Y sigo asociándolo al ambiente festivo y despreocupado, así que todavía disfruto mucho con él. Fighting the World y Kings of metal, los dos mejores discos de Manowar, cuentan como uno solo porque no me decido entre ellos. Mi disco de Rage sigue siendo The Missing Link. Las canciones Refuge, Who dares y Raw caress me siguen poniendo los pezones duros. Y por poner alguna cosa en castellano, el Rock Transgresivo o el Deltoya de Extremoduro.
Sí, todo es viejo. Como yo. Y, sinceramente, no me veo escuchando casi nada que se haya hecho en los últimos cinco años con tanta frecuencia como he escuchado esos discos. No me gusta en general el rock de lamentos (también conocido como lloriqueo-rock o new rock) que está tan de moda. Los únicos que se salvan de la quema, posiblemente, sean System of a Down.
5) Cinco personas que deben colocar esto en su journal:
Dios, Eduardo Zaplana, Rouco Varela, Ratzinger Z y Farruquito.
Gracias por su atención. Buenas noches.