26 de Febrero 2004

Grafitti

El prota del Jet Set RadioSega Headquarters, fecha indeterminada. Un joven programador llama respetuosamente a la puerta de un jefe de diseño y entra en su despacho. Lleva bajo el brazo una copia del videojuego Jet Set Radio para Dreamcast.

      - Me asaltan las dudas, sensei -Al jefe de diseño le gusta que le llamen sensei.- Hay hechos a los que no encuentro explicación.
      -Dime, joven aprendiz.
      -Verá usted. He estado probando este videojuego y lo primero que aparece es una pantalla de advertencia. Un disclaimer, ya sabe.
      -Lo conozco -dice el jefe haciendo un gesto expansivo-. Dice que los grafittis se pueden considerar vandalismo y que Sega no está a favor de ellos de ningún modo. ¿Cuál es el problema?
      -Que no comprendo porqué ponemos estos avisos en un videojuego de pintadas callejeras y no en los juegos violentos, de lucha, arcades y esas cosas, con lo que se quejan las asociaciones de padres.
      El jefe de diseño se acerca al mueble-bar y se sirve un bourbon. Lo hace siempre que está a punto de compartir su sabiduría con un ente inferior. El joven programador, a punto de ser iluminado, empieza a ponerse nervioso.
      -Verás -dice el veterano, de nuevo en su silla-. Tú comprendes que un juego no es más que un juego, ¿verdad?
      -Sí, sensei. Es lo primero que nos enseñan.
      -Porque es de sentido común. Si algún psicópata se disfraza de Xiaoyu y mata a alguien a patadas, difícilmente se podrá exigir responsabilidades a la compañía de videojuegos del Tekken en un juicio penal. No digo que no vayan a intentarlo, pero sería extraño que sirviera de nada. ¿Me sigues hasta aquí?
      El aprendiz asiente.
      -Bien. Ahora imagínate que alguien coge un diseño de grafitti del Jet Set Radio y pringa medio Tokyo. ¿Qué ocurriría?
      El joven programador agacha la cabeza y se ruboriza, avergonzado por no haber comprendido la respuesta por sí mismo. El veterano, comprensivo, le da una palmadita en el hombro. Y mientras el programador abandona el despacho con humildad ("arigato, sensei"), piensa en lo segundo que le enseñaron al entrar en el equipo.

      La mayoría de decisiones aparentemente extrañas de cualquier empresa suele tener una explicación basada en los beneficios.
 


 

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23 de Febrero 2004

Un hombre nuevo

Carátula de Shaolin SoccerDesde finales de la semana pasada soy una persona diferente de la que era, y no sólo porque cuente con unos cientos de miles de neuronas menos gracias a los carnavales de Alicante [1]. Entre el miércoles y el jueves pasado vi dos películas que me han dejado una marca imborrable. Una es Amélie. La otra es Shaolin Soccer.

Amélie ya advierte desde antes del primer fotograma que es "una película que te cambiará la vida". Yo ya tenía bastante claro que el sentimiento hippie de currárselo (aunque sea un poco) con el prójimo y hacer la vida agradable a la gente era bueno, y me encantaron las tramas que organizaba Amélie para alegrar la vida a sus colegas, como los Gigatrón. Pero lo que me llamó la atención fue que en una película que Disney hubiera utilizado para convertir al personaje protagonista casi en un santo, Amélie tiene dos detalles estupendos: (1), que sobre todo se preocupa por sí misma: los montajes más elaborados que organiza son para atraer la atención del hombre de quien se enamora, y (2) que Amélie no es que sea buena: es que imparte justicia, aunque admitiré que con bastante más suavidad que el Juez Dredd. No es la historia de una mujer que decide mejorar la vida de la gente haciendo apología del amor y el buen rollito, sino que decide mejorar la vida de la gente caiga quien caiga, y si no que se lo pregunten al pobre frutero de la película. O a su propio padre.

Y Shaolin Soccer... qué decir de Shaolin Soccer, esa obra maestra. O de su banda sonora, que incluye el mega-hit "El Kung-fu shaolin es el mejor". (Nota mental: buscarla en el eMule ya.) No tenía ninguna gana de ver la película porque no me gusta nada el fútbol y de jovencito odiaba profundamente a Oliver y Benji, pero Pau casi me obligó a sentarme delante de la televisión. Nunca podré estarle lo suficientemente agradecido. Sin él (sin esta película) jamás habría descubierto que el kung-fu shaolin se podía aplicar para mejorar todas las facetas de la vida, incluyendo el canto o el fútbol. Ahora, cuando tengo problemas, pienso en el momento en que mis obligaciones me permitirán apuntarme a un cursillo de kung-fu y ya me siento mejor, aunque mis nulos conocimientos de artes marciales me impidan utilizarlas para revisar traducciones. Y todo gracias a esta obra maestra del humor japonés de la que soy, desde ya, profeta evangelizador. Todo el mundo a buscar con el eMule a la voz de ya.

Dos películas que no olvidaré con rapidez, y que me prepararon psicológicamente para un Carnaval cojonudo.

--
[1] Si alguien se cruzó con un grupo de bailongos setenteros con pelo afro y paquetorro en la entrepierna, yo era el alto. Buen gusto hasta en los disfraces, señora. No, no hay fotos, una lástima... Volver.

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19 de Febrero 2004

Sex symbol

Por fin se hace justicia. No sé cómo se habrá difundido el rumor por internet, pero hoy mismo me ha llegado la siguiente oferta de empleo de InfoJobs:

Cargo vacante: Modelo Masculino
Número de Puestos Vacantes: 1
Experiencia Mínima: Al menos 1 año
Buscamos un joven, entre 25 y 30 años, para la realizacion de tareas de modelo para la proxima campaña de reconocida marca deportiva.

Teniendo en cuenta que al apuntarme no les dije en ningún momento que perfectamente podría utilizar mi cuerpo serrano para ganar dinero, desde aquí quiero lanzar un agradecimiento público a todos cuantos han hecho posible que InfoJobs supiera de mi extraordinaria condición física. Por desgracia, no dispongo de tiempo para trabajar como modelo (ni del año de experiencia que exigen), y no quisiera transmitir una imagen de superficialidad presentándome a las pruebas y arrasando en ellas. De hecho, el post de hoy iba a ser sobre Carod y el cacao con ERC, pero no he podido dejar pasar la oportunidad de explicar las razones por las que rechazo tan amable oferta de trabajo.

Gracias por su atención.

Enviado por Manu a las 6:49 PM | Comentarios (3)
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15 de Febrero 2004

Punto y seguido

Se dice mucho eso del "año nuevo, vida nueva" y la gente se dedica a hacer buenos propósitos en nochevieja, cuando lo cierto es que a la hora de plantearse cambios en la vida es mucho más significativo el uno de septiembre que el uno de enero, y si no que le pregunten al señor Planeta Agostini por qué saca tantos fascículos coleccionables en esas fechas. Al menos para los estudiantes universitarios, también son síntoma de aire fresco los exámenes que acaban y los cuatrimestres que empiezan. Siempre hay momentos más proclives que otros a los virajes, y cualquier cosa que implique un cambio de rutina es un momento propicio, una buena excusa para dar un golpe de timón, por mínimo que sea. Yo terminé los exámenes el viernes pasado y ahora, domingo de resaca, llega el momento de plantearse sobriamente cómo de distintas serán las cosas en adelante, y no lo digo por la excursión planeada a los carnavales de Alicante y Pego el fin de semana que viene.

La idea es ir a clase. La idea siempre es ir a clase, aunque luego pase lo de siempre y sólo se me vaya a ver el pelo en las asignaturas interesantes de verdad. La idea es encontrar tres o cuatro alumnos para no ir siempre tan tirado. La idea es tratar de quitarle un poco de tiempo a internet e invertirlo en repasar un poco, aunque dudo mucho que esto último vaya a ser puesto en práctica. La excusa es el cambio de cuatrimestre. Si la nochevieja fuera una coma, febrero sería un punto y seguido. Septiembre, un punto y aparte. O un cambio de página. O algo. La resaca siempre me pone retórico, pero hay un límite para los símiles, so pena de acabar comparando el día de los enamorados con un símbolo de porcentaje. O de dólar.

De momento, cambio de explorador de internet. Ayer mismo descargué el Mozilla Firefox (libre y gratuito), un tema de apariencia que me gustó y el plug-in para Flash, y no tengo más que alabanzas para mi explorador nuevo. No es que me molestara pasearme con el Microchof Internet Explorer (TM), pero ahora que veo las alternativas soy consciente de lo cómodo que es tener cuatro páginas abiertas en una misma ventana, que se bloqueen los pop-ups que tú no pidas, que el navegador lleve integrada la búsqueda en Google o que importe fácilmente los favoritos que tenía en el Internet Explorer, abandonado definitivamente de ahora en adelante.

Por algo se empieza.
 

Logo del Firefox
Logo del Mozilla Firefox

 

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12 de Febrero 2004

Hay casualidades

Después de comer, iba yo al servicio en casa de David mientras pensaba que tenía que echar la primitiva hoy mismo, a ver si me consigo jubilar a los 26 y soy la envidia de familiares y amigos. Ya en el trono, he cogido un Jueves antiguo del suelo y, hojeándolo, me he encontrado con una historieta de Mauro Entrialgo de la que pongo las últimas viñetas (con poquísima calidad de imagen) a continuación:

Historieta de Mauro Entrialgo

Vale, es casi imposible que me toque. Pero al fin y al cabo, si he encontrado esta historieta precisamente después de pensar en el tema es porque... es porque las casualidades existen, lo cual no quita que mañana vaya a ser igual de pobre (e igual de iluso) que hoy. El problema de saber algo de probabilidad (o de leer al señor Entrialgo) es que te hace sentir muy tonto cuando sueltas dos euros en tu administración de loterías. De todas formas, si no escribo nada aquí en dos semanitas o eso ya enviaré una postal desde Playa Coco...
 

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11 de Febrero 2004

Taronja Rock

En vista de que el presente muestra un horizonte aburido al menos hasta el examen del viernes, me subo un ratito en el DeLorean y me vuelvo cinco años atrás, al mejor cutre-concierto que se haya organizado jamás en dos semanas escasas. Aviso que la historia es larga...

Yo tenía un grupete de música llamado The Last Tribute. En realidad consistía en mi colega Lucho, que cantaba, y yo, que tocaba el teclado y hacía unos coros ridículos. (Hubo una temporada en que engañamos a unos amiguetes para que tocaran bajo, guitarra y batería con nosotros -ver foto al final-, pero no en el momento de esta historia.) Por entonces, unos compañeros castellonenses de la facultad tenían un grupo-orquesta rock y muchas ganas de tocar y beber gratis, así que empezaron a tramar la organización de un concierto donde consiguieran ambos objetivos. Un amigo suyo cumplía años pronto: la ocasión perfecta. Le convencieron para hacer un conciertillo entre amigos, para dedicarle unas canciones en una fiesta íntima a celebrar en una alquería que tenía en una zona llena de acequias entre Castellón y el Grao.

La sorpresa del homenajeado debió ser mayúscula cuando, el sábado de su cumpleaños, vio llegar un camión con barriles de cerveza y un grifo. Tuvo que empezar a sospechar algo cuando una furgoneta trajo botellas de licor, refrescos y cajas de bricks de vino. Y supongo que vería la luz definitivamente cuando apareció el primer desconocido entrada en mano. Sus amigos habían convencido a otros tres o cuatro grupos (el mío incluido) para que tocaran a cambio de bebida gratis, habían imprimido entradas para poder alquilar amplificadores potentes y pagar dicha bebida y, lo más importante, habían vendido las entradas a los amigos de los grupos de música. Y también a los amigos de sus amigos.

Los grupos teníamos que aparecer a media tarde para probar el sonido. Cuando nosotros llegamos, el del cumpleaños ya había asumido la putada y decidió decantarse por la opción más lógica: enganchar la cogorza del siglo. Ya no volvimos a verle sin un vaso en la mano, pero como el sonido de un micro y un teclado se ajusta en un momento nos pidió, todavía sobrio, que le ayudáramos a asegurar la zona con cinta policial. La alquería, como todas las de allí, está cruzada por una red de acequias que a la luz de la luna parecen hermosos caminitos verdes y sólidos, y el dueño no quería muertes por ahogamiento cuando algún borrachuzo decidiera seguir su camino hacia las estrellas.

Finalmente llegaron unas 60 personas. The Last Tribute había hecho un uso razonable de la barra libre y el papel de fumar, y el concierto salió bien. Quedaban otros tres grupos por tocar, lo cual significaba que probablemente los encargados de las barras se iban a cansar de vernos las caras.

Cuando se tiene a 60 borrachos en un recinto al aire libre, no muy grande y rodeado de acequias, no hay medidas de seguridad que puedan evitar algún incidente que otro. La cinta policial había caído hacía tiempo y yo meaba contra una de las acequias. Un poco más allá, dos jóvenes desconocidas me enseñaban sus blancas nalgas mientras me imitaban, una junto a la otra, bajo la luz de la luna. Mientras yo sigo con lo mío, una de ellas pierde el equilibrio, se agarra a la otra y la condena a compartir su destino de espaldas dentro de la acequia, piernas al aire con los pantalones en los tobillos. Me descojono y me la voy guardando, y entonces mi colega Paco pasa a zancadas por mi lado y le pierdo de vista mientras me dice: "¿Pero qué haces meando ahí? Al menos métete un poco más en el camiglugluglu". Y yo, sin poder parar de reir mientras el padre de Lucho (uno de los 60 borrachos) me aborda para felicitarme por la actuación. Le paso el porrito. Lo coge. Me voy a darle una palmadita en la espalda a La Cosa del Pantano.

La noche no se saldó sin más incidentes. Cito casi textualmente al cantante del último grupo que tocaba: "A ver, me han dicho que se ha caído un coche que se marchaba en una acequia. ¿Paramos un momento, lo sacamos entre todos y seguimos tocando? ¿No? Bueno, pues entonces tocamos una más, nos tomamos una cervecita y luego paramos y lo sacamos. Un, dos, un-dos-tres-y". Había mucho cabroncete en aquella fiesta, sí. Pero no hubo nada serio que lamentar, excepto tal vez para los conductores que decidieron dormir en sus coches por precaución y no tuvieron más remedio que enfrentarse al laberinto de acequias la mañana siguiente, con luz pero también con una resaca de las que hacen historia.
 

The Last Tribute!
Concierto de mi grupete, cuando
éramos ciento y la madre...

 

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5 de Febrero 2004

Los malos

Con tanta complicación, tantas medias tintas y tanta corrección política me parece a mí que nos estamos olvidando (yo el primero) de algo importante: los malos. Ayer entrevistaron en Lo + Plus a la novelista Almudena Grandes, y cuando se declaró abiertamente de izquierdas no pude evitar que me rechinaran los oídos, como si decir en voz alta la ideología de uno fuera un acto impúdico y atacar a los malos de siempre fuera un atrevimiento imperdonable que podía perjudicar su carrera. Colleja para mí.

Los malos siguen ahí, donde siempre, en el poder. Aprovechándose de un invento nuestro en el que, como buenas personas (o como gilipollas, según se mire), les invitamos a participar. Sin darnos cuenta les hemos proporcionado un par de herramientas, democracia y libertad de prensa, a las que como malos de pro que son extraen todo el jugo posible para sus propios intereses. Nos enredan, distraen nuestra atención, mienten como bellacos. Pero por mucho que el Emperador Aznar y Darth Zaplana se disfracen de buenos demócratas, respetuosos con el juego político en pro del interés general, no dejan de ser los Señores Malignos que favorecen a sus amigotes (léase empresarios y obispos) y nos dejan a todos cada vez más jodidos. Y contentos, para colmo. Se dice que no hay nada más toooonto que un obrero de derechas; me sabe mal, pero ya puede ir aplicándose el cuento el cuarenta y tantos por cien que votó a los malos en las últimas elecciones.

En otros mundos, o en otros tiempos, no habríamos dudado en sacar las espadas +25 de mithril, ensillar y coger caminito hacia la torre del malo para impartir justicia. Pero aquí y ahora nos hemos vuelto tan blandos y tan crédulos, tan confiados en un sistema que hace aguas que dudo que logremos darles a corto plazo la Santa Patada En El Culo que se merecen. Su mayor logro ha sido que todos creamos que "ya vendrán tiempos mejores" sin que nosotros tengamos que hacer nada. Nosotros mismos hemos creado el "no todo es blanco o negro". Nuestro es el "todo tiene matices", el "es más complicado de lo que parece", el puto "centro progresista" con el que los muy cabrones se llenan la boca a la menor ocasión para marearnos a base de bien. Y en general todos esos conceptos se tienen en pie (excepto el del centro progresista, ahora que lo pienso), pero hay casos en los que no tienen sentido y el primero y principal son ellos mismos. Son LOS MALOS, así, en mayúsculas y negritas. A por ellos, pues.

A ver, ¿dónde había dejado yo esa piedra de afilar...?

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4 de Febrero 2004

Certificado

Supongamos que mañana por la noche noche me toca la primitiva y decido utilizar el premio para montar una empresa, por ejemplo, de guisantes enlatados. Guisantes Selectos Cagontó (TM), en las mejores tiendas de alimentación, señora. Mi producto vendría en dos variedades. La primera, sin dejar de ofrecer la mejor calidad del mercado, no garantiza que el contenido de la lata que usted compra en el súper sean guisantes. La mayoría de las veces usted abrirá la lata y encontrará Guisantes Cagontó, pero es posible que de vez en cuando la lata esté vacía o contenga alguna otra cosa, como alubias, tuercas o aceite industrial (que los buitres de Sanidad están siempre revoloteándome y no puedo tirar el aceite en cualquier parte). Serán las menos de las veces, pero usted, estimado consumidor, no tendrá ningún derecho a reclamar porque no puede demostrar que comprara dicha lata.

Pero no desepere: siempre puede adquirir nuestro producto estrella, los Guisantes Certificados Cagontó. Usted rellena un pequeño formulario a la salida del súper y Cagontó Enterprises le garantiza que su lata estará repleta de guisantes y sólo guisantes de la mejor calidad. Por supuesto, contará usted con el derecho a reclamar en caso contrario, sólo que la lata en cuestión es considerablemente más cara. Pero ¿qué son dos o tres euros de más a cambio de la tranquilidad de saber que su familia consume los mejores guisantes del país y no aceite industrial de segunda mano?

Con esta idea, me forro. Al fin y al cabo, si a Correos le funciona la estafa, ¿por qué no iba a servirle a mi empresa?
 

¡Recibito de Correos!
¡2,47 € del ala!

 

Enviado por Manu a las 10:41 PM
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3 de Febrero 2004

La magia se acaba

Leo las últimas cosas que he escrito aquí y me doy cuenta de que en estos tiempos tengo muy olvidada la demagogia, y eso que la que está cayendo con campañas electorales y acusaciones cruzadas da para llenar de sobras cualquier blog que trate de estos temas, y más si uno es de Fabralandia (Castellón, quiero decir). Tampoco me hago demasiadas pajillas mentales, pero es que toda mi energía se reserva para los malditos exámenes y, no nos engañemos, para pajillas de las otras (que, no sé porqué, siempre ven incrementada su frecuencia en estas fechas).

Acabo de enviar el Puercoespín de este mes, algo retrasado como suele ocurrir con el número de febrero, y dejarlo en condiciones me ha llevado casi toda la tarde. Parece que no ocurra nada nunca, pero el mundillo de Terry Pratchett no deja de moverse ni a la de tres, y que dure. Ahora, después de publicar este post, me iré a casa y empezaré a estudiar el examen de álgebra que me queda para el jueves que viene. Y me gustaría sacar algo de tiempo para continuar con la revisión de Soul Music: mucho me temo que no podré descansar de los exámenes porque la novela ha de salir en julio y yo suelo entregar la revisión tres o cuatro meses antes. Tic tac tic tac, PUM. Ni siquiera contesto a todos los e-mails que debería (Itziar, si lees esto, esas birras siguen en pie), ni actualizo como es debido la página del Mundodisco. Echo mucho de menos los tiempos en que mis únicas ocupaciones eran dar clases particulares y escribir moñonadas en internet, pero supongo que volverán pronto.

De todas formas, lo de que se acaba la magia lo decía por lo que ha ocurrido esta mañana. He bajado del tren procedente de Castellón (vía 1, sector A) y he dirigido mis pasos a la estación de metro. He blandido mi billete mágico ante la máquina que debía franquearme el acceso al andén sin marcar viaje, pero en lugar de abrir la compuerta la muy cabrona me ha escrito un mensaje en lenguaje místico: "Tarifa caducada". He intentado descifrar las runas de pie ante la puerta cerrada, pero el misterio no se ha resuelto antes de consultar al oráculo de la taquilla. Mi billete, por muy mágico que fuera, correspondía a la tarifa de 2003 y en febrero se empieza a aplicar en serio la de 2004. ¿Resultado? Fin de la magia. Ni siquiera la hechicería puede con las empresas de transporte público.

Me queda el consuelo de que mi próximo billete será algo más barato porque Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana me reembolsará los eternos cuatro viajes que le quedaban a mi precioso bono. Y me queda la esperanza de toparme con algún otro billete inagotable, a poder ser antes de noviembre para disfrutarlo al menos dos mesecitos. Cruzo los dedos.
 

Imagen que no viene a cuento:

¡Google me copia el diseño!

Diseñito fractal de Google. Chulo, ¿eh?

 

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1 de Febrero 2004

Cambio para tabaco

Advertencia: Razonamiento resacoso.

Esta escena en concreto ha ocurrido en Castellón, pero no es más que un reflejo de la meta-escena que se repite cada domingo a lo largo y ancho del multiverso. Nuestro héroe ha conseguido sobrevivir a la noche del sábado a duras penas, ha resucitado de entre los muertos y ahora sale de casa para jugar la partida de rol de los domingos por la tarde. No tiene dinero ni tabaco, así que la primera parada es en un cajero automático, y la segunda en una máquina de tabaco. El trato con máquinas no se le da mal y el trato con seres humanos normales (sus semejantes resacosos) tampoco, pero sabe que para conseguir sus objetivos debe enfrentarse con una especie difícil: los encargados de franquicias.

Conseguir que alguien te cambie tu billete de diez euros por monedas que luego vaya a aceptar una expendedora automática es peor que robarle el fuego a los dioses: tiene aproximadamente la misma complicación y, una vez conseguido, la putada de que el cambio (a diferencia del secreto del fuego) no dura para siempre. No sé si es porque las franquicias tienen la política de putearme cuando más débil estoy, si es que jamás dan cambio a nadie y yo sólo lo noto los domingos o si es simple falta de previsión y de verdad todos los Häagen Dasz del multiverso se quedan sin cambio, pero siempre que visito una franquicia recibo la misma respuesta: "Lo siento, no puedo cambiarte". Lo cual implica que yo no puedo fumar.

Finalmente, nuestro héroe organiza su recorrido de forma que pase por algún bar abierto. No una franquicia, no un Café di Roma ni un Muerte por Chocolate, sino un bar de verdad. No son tantos, al menos en Castellón, pero en el primero que se encuentra consigue su objetivo. Y mientras enciende el primer cigarrillo del día piensa que, si algún día monta la franquicia que tiene en mente, los establecimientos llevarán un cartel que rece "Damos cambio los domingos" para que otros como él, tal vez, entiendan lo considerado de tal medida y decidan dejar allí los ahorros en lugar de comprar un heladito de nueces de macadamia en un lugar donde después renegarán de él en sus horas más aciagas. Los encargados estarán obligados a disponer de un cartucho de monedas de euro únicamente para cambiar a yonquis de la nicotina resacosos. Al fin y al cabo, será una norma más lógica que, por ejemplo, prohibir que las trabajadoras de Pans&Company besen en la mejilla a sus amigos, y esto es verídico.

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