26 de Febrero 2009

Pasalacabra

Si alguna vez voy a algún concurso de preguntas en la televisión, nunca, nunca, nunca será a uno de los que ponen famosos a ayudar a los concursantes. En teoría se puede tener suerte y que te toque de compañero, qué sé yo, pongamos Gabilondo, pero muchas otras veces –las más– te encuentras en Pasapalabra con que uno de los Morancos se atasca en modo todo-lo-que-ladro-son-perlas-del-humor y hace perder al pobre concursante unos segundos, minutos, cruciales y lo envían a casa con una mano delante y otra detrás. Y lo que es peor, poniendo buena cara, que hay cámaras delante.

O si no, con esto otro...

El pato Nicol concursando en Pasapalabra

... que, por lo menos, tiene la ventaja sobre los Morancos de que si después del concurso degollas a quien te ha hundido en la miseria (el pato Nicol en este caso), al menos el juicio no es por asesinato.
 

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20 de Febrero 2009

George R.R. Martin, hasta los huevos

No puedo resistirme a traducir esta entrada del blog de George R.R. Martin, publicada hoy sobre los fans cabreados por su retraso en continuar Canción de hielo y fuego. Lo clava. El tío lo clava.

A MIS DETRACTORES
(Si no estás entre mis detractores, esto no va por ti. Gracias por tu apoyo.)

Debo admitir que la creciente marea de veneno sobre el retraso de A dance with dragons me está desanimando bastante. E-mails, foros, blogs, comentarios en LiveJournal... Allá donde mire (y en muchos sitios donde no lo hago), la gente parece estar atacándome, o defendiéndome, o utilizándome como mal ejemplo para alguna cosa, o lo que sea.

Puedo evitar, y evito, la mayoría de conversaciones online, aunque recibo e-mails regularmente de gente ansiosa por señalarme la última URL donde nos están criticando a Dance y a mí. Eso puedo hacerlo, y también puedo escudarme de los comentarios trolescos aquí en LJ, pero no hay forma de evitar los e-mails directos.

Algunos de vosotros estáis enfadados por las miniaturas, las espadas, los bustos de resina, los juegos. No queréis que «pierda el tiempo» con esas cosas, ni que hable aquí de ellas.

Algunos de vosotros estáis enfadados porque vea el fútbol [americano] durante el otoño. No queréis que «pierda el tiempo» con la NFL, ni que hable aquí de ella.

Algunos de vosotros odiáis mis otros proyectos. No queréis que ejerza de coeditor en Warriors, ni en la antología de Vance, ni en Star-crossed lovers, ni en ningún otro proyecto que estoy emprendiendo con mi viejo amigo Gardner Dozois, y os cabreáis cuando escribo entradas sobre ellos aquí. Por alguna razón que no alcanzo a comprender, la gente que odia esos proyectos parece odiar Wild cards con más intensidad aún. No queréis que trabaje en eso para nada, que «pierda el tiempo» con ello ni que escriba de ello aquí.

Algunos de vosotros no queréis que asista a convenciones, que dé talleres, que haga giras y promociones o que visite lugares como España y Portugal (el año pasado) o Finlandia (este año). Más tiempo perdido, cuando debería estar en casa trabajando en A dance with dragons.

Al fin y al cabo, como os gusta señalar a algunos en vuestros e-mails, tengo sesenta años y estoy gordo, y no queréis que os «haga la jugada de Robert Jordan» y os deje sin vuestro libro.

Vale, ya lo capto. No queréis que haga ninguna otra cosa que no sea Canción de hielo y fuego. Jamás. (Bueno, ¿a lo mejor os parece bien si echo una meadita de vez en cuando?)

Aquí tenéis mi respuesta:

No iba a añadir nada porque no se puede (de hecho, ya había publicado esta entrada), pero George R.R. Martin apunta también en su blog que tiene previsto entregar el libro en junio, con lo que A dance with dragons saldría en septiembre u octubre. Ñam, ñam.
 

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19 de Febrero 2009

El juego que te insulta y el Mechero 85%

¡Grandes inventos de la humanidad!

Teníamos algo abandonada esta sección últimamente, así que hoy, por si no queríais caldo, tomad dos tazas. ¡Gadgets imprescindibles para la vida moderna, señora! ¡Tire su iPhone a la basura!

Memo memo, ejercita tu memoria

El juego que, para incitarte a ejercitar la memoria, te llama memo dos veces. Ahí, creando necesidades, publicidad en estado puro. Yo creía que estaba descatalogado y sería pieza de coleccionismo friki, pero no. Aun así, la edición de la foto (encontrada en la casa donde dormíamos en Madrid) era mucho más cutre, cartulina y no madera, y por tanto obviamente alcanzaría un mejor precio en eBay.

Mechero 85%

Este mechero tiene un sofisticado sistema de seguridad que, según la etiqueta, garantiza un 85% de protección para niños. Ni 80 ni 90. 85%. Al margen de lo cruel que pueda haber sido el experimento estadístico necesario para obtener dicho porcentaje, afirmamos que el mechero también es, como mínimo, un 60% seguro contra adultos. Comprobado. Contra borrachos que no sepan usarlo, mínimo, mínimo, un 90.
 

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18 de Febrero 2009

El Viña sin heavy

El cartel del Viña Rock 2009 salió hace un par de días. Faltan algunos grupos por confirmar, pero a grandes rasgos es el siguiente:

Cartel del Viña 2009

Se puede ver en grande en la web del Viña... cuando funciona.

A primera vista, es posible que lo que más llame la atención de él sea el concierto de Rosendo, Barricada y Aurora Beltrán juntitos el jueves, que sin duda será de lo mejor del festival. Pero tampoco cuesta demasiado fijarse en la noticia gorda en esta edición, escondida a simple vista: no hay escenario heavy. Ni Metalmorfosis, ni New Rock, ni Senheiser, ni nada de nada. Este año no hay heavy en el Viña.

En los foros de ManerasDeVivir.com se preguntan: ¿Cagada de la organización o sabe perfectamente lo que hace?, y no han hecho falta ni dos entradas para que la discusión se centrase en los motivos que puede haber tenido la productora, Sr. Naranja, para eliminar un escenario. En otras palabras, no han hecho falta ni dos entradas para descartar que la organización simplemente la haya cagado bien cagada. Y es lógico: a nadie le entra en la cabeza que una compañía seria –léase: productiva– pegue tal tijeretazo sin haberlo estudiado un poco antes.

A simple vista, razones no les faltan. Cada año hay más gente en el escenario de hip hop y en el buenrollista. El hip hop es un mundo aparte y me imagino que la empresa ha visto claro que compensa mantenerlo en cartel. Además, no molestan. Pero el concierto gafapasta y el heavy se excluyen mutuamente: quien frecuenta uno por lo general ni pisa el otro, aunque puedan coincidir en el escenario principal. Por eso la organización lleva bastantes años programando sus actuaciones simultáneamente, alternando ambas con la del escenario central para que unos y otros puedan confluir allí y luego marcharse por su lado. Supongamos que, por lo que sea, queremos eliminar uno de los dos. Cualquier analista echaría un vistazo a las cifras y opinaría lo mismo: el buenrollismo está de moda y crece, mientras que la trallita buena... dejémoslo en que no tanto. Además, parte de los parroquianos seguirá viniendo a ver a Los Suaves y S.A., cosa que no se daría barriendo del cartel a Macaco, El Bicho, Chambao y Ojos de Brujo. No puede estar más claro.

Pero a estas alturas no debería hacer falta recordar la obviedad de que las pollas no son duras o blandas, y que a esos hechos pueden añadírseles otros que difícilmente caben en un estudio de mercado pero podrían ser determinantes. Vamos, que a lo mejor no está dura del todo, sino solo morcillona. Y morcillona no vale para tanto. Tal vez, solo tal vez, no hayan tenido en cuenta que los heavys beben más que los buenrollistas. Lo siento en el alma, pero aparte de ser algo evidente, es un hecho apoyado en la ciencia: es posible hacer cuernos y head-banging mientras se sostiene un litro de cerveza, pero no se puede mover las manos de lado a lado sobre la cabeza sin destrozarle el peinado megachuli a esa chica tan guapa que se sabe todas las canciones. (No suele ser una gran proeza mental, por cierto.) Y una parte importantísima, crucial, de los beneficios del Viña son las barras. No sería descabellado estimar que cada heavy vale por cuatro modernitos ante la taquilla de los tickets. Aun considerando el efecto tampón de que ambos han pagado ya su entrada, de dos o tres gafapastas por cada greñudo no baja la cosa. Y del hip hop ya ni hablamos. ¡Si hasta hay raperos abstemios!

Además, Muchachito y El Bicho pasarán. Barón Rojo debería haber pasado hace veinte años y aquí sigue. Aparte de la razón evidente para esto (que los Barón son buenos), no sé si Sr. Naranja habrá tenido en cuenta que el heavy medio es un ser fiel. Si algo le gusta, le sigue gustando y lo sigue siguiendo. De cara al futuro no está tan claro que los muevemanos sean un público de fiar; en cambio, mantener una audiencia que no ha fallado en lustros podría haber sido mejor maniobra a largo plazo. Sí, posiblemente la organización confíe en su cintura y en saber captar la nueva moda intelectualoide cuando cambie. Pero no veo a Pitingo en el cartel por ningún lado, y me juego euros contra pipas a que en cinco años Bebe no tiene ni la cuarta parte de público que Rosendo.

Y por último, el Viña no está solo en su oferta. Hay algo de competencia en el espectro festivalero del rock, y poco dinero en los bolsillos para estar a todas. La productora puede abaratar costes eliminando el escenario heavy y dar un buen pelotazo económico porque, aunque se haya visto el pastel relativamente pronto, la gente da por hecho que el próximo Viña será más o menos como el anterior, que me lo pasé de puta madre, así que ya tengo comprada la entrada. Pero si te cargas sin miramientos la razón de que la gente compre sin haber visto el programa, buena parte de ellos no lo hará el año que viene.

Por eso espero que, en realidad, sea cierta la teoría del «la han cagado» que tan rápido se descarta por todas partes, supongo que por pesimismo. Y espero que rectifiquen a base de bien el año que viene, con un cartelazo de aúpa. De verdad creo que más les vale.
 

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15 de Febrero 2009

Vallekas

Entrada cortita, que no tengo el cerebro para demasiadas alegrías después de visitar los garitos rockeros de Vallekas (sí, con k, ¿qué pasa?) este fin de semana, cenar dos veces la hamburguesa Rolling Stones, hacer cuernos, desorientarme y dejarme el cuello y los cuartos en sus barras, con buen acompañamiento. Y con buena música también. Por lo general aprovecharía la anécdota para arremeter echando bilis contra el poco rock and roll que se escucha normalmente por la noche, aunque aunque esté claro que hay demanda, pero tal y como está la cabeza ahora mismo, creo que si pienso demasiado tiempo en una sola cosa moriré.

Menú de la Stones

Metallica son salchichas, Iggy Pop un sándwich
y los Misfits, profiteroles. Hasta EUKZ es una rosca,
aunque no está muy allá...

Así que lo limitaremos a un pequeño consejo de supervivencia para la Jimmy Jazz, la Hebe, la Excalibur y demás garitos infernales: nada de tercios y cubatas. Económicamente, compensa muchísimo más pedir litros, sean de lo que sean. Aunque allí los llamen minis, es falsa la leyenda de que los camareros madrileños no comprenden el sistema métrico, y en realidad se pueden pedir como «litros» sin ningún problema. Y aparte de que pedir litros sale mejor de precio y permite el consumo de calimocho (que siempre suena raro pedir un vaso de calimocho), yendo a rondas suele salir la fiesta más divertida.

Buenas noches.
 

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11 de Febrero 2009

¿Podrá soportar España 7.000 blogs diciendo lo mismo?

Desde ayer se ven por internet blogs y más blogs publicando una misma entrada, llamada ¿Podrá soportar España 4.000.000 de bajas de clientes de banda ancha?. Se trata de una especie de carta abierta contra el acuerdo que parecen estar a punto de alcanzar la SGAE por un lado y Telefónica, Vodafone, Orange y ONO por otro. El texto completo puede leerse en cualquiera de los infinitos blogs que salen haciendo esta búsqueda en Google, así que me limitaré a señalar que básicamente, y en pocas palabras, se trata de amenazar a los principales proveedores de internet con un éxodo masivo de usuarios en caso de que sigan adelante con su plan, copiado de Francia y consistente en darnos tres avisos cuando nos pillen usando programitas malvados como eMule, y entonces pasar a reducirnos la velocidad de transferencia, filtrarnos las conexiones y, por último si no volvemos al redil, darnos de baja. Y las bajas son justamente el argumento con que se amenaza a los grandotes del sector en el comunicado que está difundiéndose.

Pero ¿de verdad cree alguien que empresas como ONO o Telefónica no se han planteado ya todo esto antes de seguir adelante con las negociaciones? ¿Es verosímil que no hayan echado cuentas por adelantado y que no hayan concluido que sigue compensándoles? ¿Se van a creer a pies juntillas que perderán cuatro millones de usuarios o ya cuentan con sus propias previsiones, posiblemente mucho mejor estimadas gracias a sus datos internos? Perderán usuarios, claro, pero la carga que les supondrán los que queden será muchísimo menor al no utilizar ancho de banda en el intercambio de archivos. Y como ni de coña bajarán las tarifas mensuales, seguirán ganando lo mismo o más. ¡Es que si no, no lo harían, cojones!

Cuando ONO se empezó a dedicar al capado cibernético, al poco tiempo apareció en los foros de eMule una versión no oficial, creada por un programador de aMule, que se saltaba los arbitrarios controles de velocidad impuestos por la compañía. La descargaron cuatro gatos, no cuatro millones. El truqui no empezó a usarse en serio hasta que fue incorporado de serie a las versiones oficiales del programa. Porque asumámoslo: el usuario medio de internet no es medio, sino tirando a bajo. Hasta que salió la versión oficial anticapado, la gente hizo lo que pudo para modificar los puertos, cambiar de cliente P2P o buscarse las habichuelas por otro lado. Pero pocos tenían los conocimientos, las ganas o el tiempo libre suficientes para contraatacar el capado o para cambiar de operador. Y con eso cuentan nuestros amiguitos en sus negociaciones.

Así pues, me imagino que (por desgracia) estarán descojonándose de la iniciativa. Si yo fuera ellos, (1) habría buscado la forma de poner el texto en caché para no invertir tantos recursos en servirlo cada vez que lo lee alguien, y (2) habría imprimido una copia en papel de váter para uso personal. Otra cosa sería informar, en plan masivo, de las opciones y recursos con que se cuenta para contrarrestar esas medidas. Creo que se les pondría el culito algo más pequeño si esos siete mil blogs hubieran publicado algo así:

Telefónica, ONO, Vodafone y Orange van a llevar a cabo un trapicheo con la SGAE y el Ministerio de Cultura que, básicamente, va a dejar a sus clientes sin eMule y similares. Hay más información en The Inquirer y otros mil sitios. Buscad en Google, que para eso está. En caso de que les salga bien la jugada, que les saldrá, deberíamos tener claro todos que:

1) Hay más peces en el mar, y posiblemente las demás empresas vayan a moverse para captar a los usuarios descontentos. Por poner un ejemplo, hoy mismo Jazztel ha anunciado que incrementará la velocidad de subida, cosa que favorece el intercambio de archivos.

2) Intentarán evitar que nos demos de baja, pero por ley deben concedérnosla en un plazo de 15 días y dejar de cobrarnos. La lista de Oficinas del Consumidor por si no cumplen está en la web del IMC, y la forma de reclamar se explica en esta página de Consumo. Leer daña un poco el cerebro, pero en este caso también puede ahorrarnos unos cuantos euros cuando a ellos les dé por hacerse los remolones con nuestra baja.

3) Los contratos con permanencia obligatoria, así sin más, son ilegales. De verdad. Comprobadlo si queréis. Nadie tiene un contrato de permanencia «sí o sí». Lo que entra en la legalidad es ofrecer ventajas (un móvil nuevo, un router inalámbrico, una rebaja en la tarifa) a cambio de permanecer cierto tiempo con ellos, pero hasta esos acuerdos pueden rescindirse devolviendo lo que nos han dado a cambio. Será engorroso y posiblemente acabemos cascando algo de pasta, pero ¿para qué narices queremos una conexión de chopocientos megabits si no podemos usarlos? A lo mejor hasta sale más barato devolverles lo que sea y cambiarnos a un operador con mejores tarifas. Cuando salga la cosa adelante, pondremos en marcha webs colaborativas (wikis, vamos) donde se estudien las condiciones de todos y cada uno de los contratos ofrecidos por estos cuatro tunantes, para que cualquiera pueda ver fácilmente si le conviene anularlo ya mismo o esperar un pelín, según los meses que lleve con ellos. Nos tocará leer un poco más, eso sí, pero tranquilos: no es tan malo para las neuronas como ver Mira quién baila, que es lo que acabaremos haciendo si nos cierran el grifo.

4) Mientras tanto, a quien siga con alguno de estos indeseables siempre le quedarán el streaming y la descarga directa, que funcionan con los protocolos HTTP y FTP, jodidos de capar en principio si no quieren cargarse también el visionado de páginas web, y no creemos que estén tan locos.

Pero conseguir que siete mil blogs publiquen una entrada educativa o informativa de este estilo (aunque sea una más seria, mejor escrita y sin faltar) es tarea imposible, ya que siempre ha sido mucho más 2.0 lloriquear cuando no se hacen las cosas a tu manera que, directamente, hacer las cosas a tu manera y si a alguien le gusta, que te imite. Y, como decíamos hace un momento, con eso cuentan nuestros amiguitos.

Imagen que no viene a cuento:

Buzón de la Plataforma Normes d'El Puig

El buzón de la Plataforma Normes d'el Puig es tan cutre
como... bueno, como la propia Plataforma.

 
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Aliens sobre Madrid

Hasta hoy mismo daba por cierta la primera impresión que me llevé sobre los recientes escándalos del PP madrileño, bochornosos hasta para tratarse de un partido de derechas. Lo que cuentan los medios me encajaba bien con la existencia de dos bloques empresariales opuestos que luchan, más o menos en la sombra, por controlar la sede madrileña del Partido Popular. Tiendo a no creérmelo demasiado cuando se nos intenta vender, como fondo del asunto, una lucha ideológica, un «fachas contra muy fachas» (o, puestos a ir de entendidos, un «conservadores contra neoliberales») altamente satisfactorio de contemplar pero que atufa a cuento chino viniendo de los individuos e individuesas de quienes viene.

La explicación, para mí, era mucho más sencilla que un conflicto de doctrinas sociales abstractas. Tan sencilla como que los dos bloques económicos que hay dibujados en mi mente tienen los objetivos claros, pero para su desgracia deben confiar en peones que, como todo buen facha que se precie, caen presa de sus delirios de grandeza y de impulsos infantiles. Y de ahí vienen los «no dimito si no lo hace ella antes», los chivatos y fisgones de patio de colegio, las luchas a nudillo pelado por ser amiguito de quien tenga más números para acabar de jefe en la pandilla. Mis enigmáticas camarillas de empresarios se suben por las paredes ante la ineptitud de sus correveidiles políticos, dichos correveidiles ponen su mediocridad y su bajeza en evidencia día sí, día también y yo me regodeo en mi sofá mientras espero la próxima meada fuera de tiesto que se marque Aznar, mi favorito absoluto en lo que a torpeza mediática se refiere.

Equal-Parallel-Guernica-Bengasi, de Richard Serra

Pero resulta que me equivocaba. La verdad del asunto es mucho más terrible y mucho más digna de un programa especial de Cuarto Milenio. Todo, absolutamente todo, proviene de la incursión alienígena sobre Madrid que se produjo en 1992 y de la que no se supo hasta 2006. Una escultura de 38 toneladas que el Museo Reina Sofía tenía guardada en unos almacenes desapareció sin dejar ningún rastro. Ninguno. Los extraterrestres, que necesitaban las extrañas barras metálicas para escarfunciar los separadores de aniquilinos en su nave nodriza, debieron de utilizar para dar el palo al museo un rayo teleportador altamente energizado, cuyos efectos residuales resultaron de lo más variado. Por una parte hicieron que el propio museo silenciase el hecho durante catorce años, como si 38 toneladas de metal fueran dos pistachos que se han colado en el sofá. Y también propició que ahora tengan por un éxito haber pagado 80.000 euros al autor de los bloques, Richard Serra, para que les haga una réplica cuya colocación ha obligado a taladrar el museo a lo loco porque no les cabía, y a desplazar la vieja tienda de libros. Todo esto habría colado como una excentricidad más de esos artistas locuelos de no ser por la última salida de tono: han afirmado que, en caso de reaparecer la obra original, una de las dos sería destruida. No es que vaya a ocurrir, claro. La obra original ya está desguazada y en la galaxia de al lado, dentro de su nave nodriza. Pero la predisposición a gastarse 80.000 del ala en algo que podría terminar en cualquier fundición es un efecto secundario de los rayos teleportadores como que me llamo Manu.

Y la teoría explica también los desaguisados de los fascistillas madrileños, ya que, como todo el mundo sabe, a mayor desfachatez, menor resistencia a los efectos radiactivos alienígenas. Así todo encaja mucho mejor que con mi teoría anterior, la de la batalla empresarial, ya que en realidad no acababa de tener sentido que los conspiradores permitieran que sus intereses estuvieran representados por unas cabezas visibles tan torponas. La radiación extraterrestre, de efectos especialmente devastadores en la derecha, cuadra de maravilla con las chiquilladas que presenciamos últimamente.

Queda la incógnita de por qué no está afectando en igual medida al PSOE, eso sí. Será que el poder nacional –el sueldazo a cargo público, vamos– proporciona cierta inmunidad a los efectos nocivos de los rayos cósmicos.
 

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10 de Febrero 2009

Asalto al tren

       –Hostias, me lo he terminado entero. Lo siento, de verdad que no ha sido aposta. Me hago yo otro.
       –Vale, si tiempo tenemos. Con el frío que hace, el cabrón de Josué no vendrá a buscarnos aquí ni de coña. Pero casi que mejor espérate a que se vaya el Cercanías que está parado delante. O eso, o seguimos adelante con el plan y lo atracamos.
       Juani sonrió después de terminar su frase y Paco, obediente, rió la gracia. Llevaban un cuarto de hora sentados en un muro bajo de la estación, charlando y tomándose su ratito libre del anochecer en su trabajo como empleados de limpieza. Los primeros cinco minutos los habían invertido en despotricar contra su jefe, como todo buen trabajador, mientras Juani sacaba los bártulos y liaba un canuto. Durante los otros diez minutos se habían estado pasando el porro con disimulo, ya que había un tren de cercanías entrante parado en la antesala de los andenes, esperando quién sabe qué. Paco se había estado dedicando a especular sobre la vida de sus pasajeros, bien visibles gracias a la iluminación interna, pero las caras de contrariedad de muchos de ellos le habían animado la imaginación hasta tal punto que se había olvidado de que a Juani también le tocaba fumar.
       –No hace falta que esperemos –aseguró Paco–. Para liarme el peta, digo. Casi no nos ven porque la luz del vagón les deja sin visión nocturna. Me pongo de espaldas con las piernas para el otro lado y ya está.
       –¿Entonces no atracamos el tren? –insistió ella en su idea. Le divertía pensar que, en realidad, era un proyecto factible.
       –¿Lo estudiamos bien hoy y preparamos la ruta de escape?
       Paco sonreía, pero Juani solamente pudo intuir el humor en su tono: él ya estaba de espaldas y había entablado combate singular contra su mechero Clipper, que estaba casi sin piedra.
       Juani había parido la historia del atraco después de que el tren se detuviera cerca de ellos, medio kilómetro antes de alcanzar la zona cubierta con andenes. Era el mejor lugar para esconderse del trabajo cuando soplaba viento del este. Seguramente el tren había salido puntual de su estación de origen pero se había adelantado por el camino (para inmenso regocijo de los pasajeros menos previsores que pensaran tomarlo por los pelos en las paradas intermedias) y ahora esperaba para entrar a su hora en València Nord. Si el motivo era que no quedaban andenes libres o simplemente no llegar demasiado pronto, los empleados de limpieza no lo sabían, ni tampoco les importaba demasiado. Solo eran conscientes de que ocurría muy a menudo.
       Igual que los pasajeros. De hecho, habían sido los comentarios de Paco sobre las caras de estos, paradas a mitad de camino –igual que el tren– desde el enfado hacia la resignación, las que le habían sugerido la descabellada idea de asaltar el convoy. Y ahora que lo había pensado, no se lo podía sacar de la cabeza.
       –Te digo que se podría hacer –dijo, en parte para entretener a Paco mientras liaba–. Fíjate. Si hay seguratas, están en el primer vagón, que no lo veo muy bien. Pero me juego un cubata a que no. Y el revisor no va a salir de la cabina ni aunque lo maten, porque sabe que los pasajeros no pararán de preguntarle por qué no avanzan.
       –Eso es verdad. El Calvorotas iba diciendo el otro día que cuando hay avería se atrinchera allí y se la suda lo que diga «el cargamento».
       –Vale, pues cogemos unos pasamontañas y unas pistolas de juguete, abrimos el último vagón, nos metemos dentro, la liamos en plan Pulp Fiction y en cinco minutos estamos corriendo entre las vías hacia aquella zona sin iluminar de allí –dijo, señalando con el dedo.
       –No sé, no sé. El tío alto de la coleta que hay dentro del vagón tiene un aire peligroso y varonil.
       Los dos rieron. La hierba de Juani era buena y no les hacía falta mucho más.
       –Desde esa zona oscura se puede salir saltando la valla, y casi nunca pasa nadie. Cruzamos la calle, corremos para poner dos o tres callejones de por medio rapidito y luego caminamos como buenos niños hasta la parada del metro.
       Paco volvió a pasar las piernas sobre el muro bajo y extendió una mano hacia Juani.
       –Toma, pétalo tú. No me parece mal, en principio. Poderse, se puede. Ese tren está parado en medio de la nada y no viene otro por ninguna parte. En cabina ni se enterarían. Pero ¿luego, qué? Cuando lo denuncien y Josué vea que tú y yo no aparecemos, estamos jodidos. –Vio la mirada de reojo que le lanzaba Juani–. Vale, vale, pero alguien habrá en la estación capaz de sumar dos más dos.
       –Hay que pulir el plan, admitido. Pero puede hacerse. ¡Ya está! Usamos una taquilla del Mercadona para guardar el botín, salimos por la otra puerta y volvemos por la entrada principal de la estación. Igual hasta llegamos antes que el tren. Si alguien nos ve, decimos que hemos salido un momento a tomar un...
       Le interrumpió un grito lejano. El viento del este les trajo sus dos nombres hasta el muro, procedentes de unos pulmones ariscos. Contra todo pronóstico, el cabrón de Josué había abandonado su cómodo asiento y su diario Marca para hacer su trabajo: ocuparse de que ellos hicieran el suyo.
       –Mierda para nosotros –dijo Paco mientras Juani descapullaba el peta contra el murito–. Quédatelo, que ya no creo que podamos escaquearnos juntos hoy en todo el turno. ¿Dejamos el atraco para mañana?
       El maquinista eligió ese mismo instante para despertar su locomotora y ponerla a mover vagones. Lo último que vieron Juani y Paco del tren, mientras bajaban al duro suelo, fue al tío alto de la coleta poniendo los ojos en blanco antes de guardar su libro en la mochila.
 

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6 de Febrero 2009

Guardando las formas

Hartito me tienen unos y otros ya. Cada dos por tres algún medio informativo se descuelga con una pieza sobre lo peligrosísimas que son las redes sociales, lo mucho que se engaña a los niños y, sobre todo, los despidos y el caos social que causan con la pérdida de privacidad, y lo fácil que es para un jefe averiguar los detalles escabrosos presentes en la vida de sus subordinados. Y cada vez que aparece una noticia de ese estilo, salta la Horda Bloguera Cool 2.0TM para reaccionar cantando maravillas del Facebook y el Tuenti, poco menos que animando a todos los papás y mamás a crear educativas e imprescindibles cuentas en Badoo para sus peques, no vaya a ser que se queden atrás y no se los considere chiquillos interactivos. Mil veces se ha dicho que ni una cosa ni la otra. Y mil veces más se dirá. Pero en el fondo da igual: en el fondo todo se reduce a que quien suba sus fotografías personales a internet sin preocuparse de quién podrá verlas después no puede ni siquiera reclamar el maldito derecho al pataleo. Está muy bien compartir unos detalles personales con los amigos, pero unas plataformas son más seguras que otras, unas más configurables que otras y unas más populares que otras. Y subir una foto comprometida a Facebook después de agregar a tu jefe como amigo es llamar al mal tiempo.

Pero cualquier red social de internet tiene unas opciones de privacidad relativamente fáciles de encontrar. Por muy de ratón ligero que seamos, cuesta bien poco darse cuenta de que abrir nuestras imágenes privadas a todo el que quiera verlas no es una maniobra precisamente inteligente. Y no dedicar ni un minuto a estudiar quién va a tener acceso a lo que decidamos subir a la nube es de... bueno, de usuarios descuidados. ¿Las opciones de privacidad podrían estar mejor definidas por defecto? Claro que sí. Y ya puestos, también podrían trocearnos el filete y recoger la mesa después de que comamos, pero la cuestión no es esa. La cuestión es que hay que ser mandril para publicar abiertamente el calvo que hiciste aquella noche que ibas borracho en Teruel si no quieres que lo vea tu jefe, a quien alegremente diste permisos absolutos para meterse hasta la cocina en tu vida con un clic del ratón. Igual que hay que ser mandril para twittear el PIN de la tarjeta de crédito, o para dar tu dirección y la próxima fecha en que sales de viaje al primero que te llame por teléfono, o para presentar tu inocente sobrinita a Rocco, o para hacer una hoguera si estás infiltrado en territorio enemigo. El caso es que nadie nos obliga a liberar la llave de nuestra intimidad en internet. Quien, pese a todo, lo haga, que apechugue con las consecuencias. O al menos que no berree tan alto, que ya molesta.

Dicho esto, queda otra cuestión más importante. Y es que, con tanta red social y tanta gilipollez interactiva, está hinchándose muchísimo la confusión entre la vida profesional y la privada, entre el tiempo que uno vende (y del que, por tanto, se le pueden pedir cuentas) y el que conserva para sí. Que un mozo de almacén se divierta enseñando el culo en las fiestas de Teruel no significa que necesariamente vaya a hacerlo también mientras descarga los camiones con el torito en su horario laboral. Que yo me cague en casi todo lo que se menea no significa que no pueda ponerme delante del ordenador y traducir como si no hubiera mañana. Pero a los redactores de noticiario les parece lo más normal del mundo que cualquier departamento de Recursos Humanos se dedique a hurgar en la vida privada de sus trabajadores, una vida sobre la que –de momento al menos– no tienen ningún derecho, o que las empresas despidan o dejen de contratar empleados en función de cómo utiliza cada cual su tiempo libre. Contratar detectives está mal visto, pero cotillear en Tuenti no. Por poner un ejemplo utilizando a la clase política, los presentadores de telediario se hinchan a hablarnos del divorcio de Cascos o de si Aznar le pone cuernos a su señora, pero casi ni siquiera comentan de pasada lo mal que tienden a guardar las formas todos durante el tiempo que les pagamos nosotros, y sobre el que (por desgracia) solo rinden cuentas cada cuatro años, y mal rendidas. Nadie se escandaliza demasiado por el ridículo patio de colegio en que se ha convertido la Comunidad de Madrid, espías de pacotilla incluidos, ni por la reciente bajada de pantalones del Gobierno ante el Vaticano y la Banca, cuando ambos hechos son de juzgado de guardia. Pero ojo, que nadie prive a Matías Prats de contarnos la última chorrada protagonizada por la Bruni y el Sarkozy.

Si no fuera porque tocamos a tan poco jefismo por habitante en edad electoral, desde la posición directiva que teóricamente me garantizan las urnas querría poder obligar a nuestra clase política a dejarse de gilipolleces desde el momento en que fichan hasta que se van a sus casas. Que se dediquen a lo que supuestamente deben dedicarse, que es servir al ciudadano, y que no se degraden a sí mismos y a nosotros el 80% del tiempo entreteniéndose en sus juegos banales. Y después, si cualquier sábado por la noche Esperancita y Zapatero quieren bailar la conga, desnudos y drogados hasta las cejas mientras suena King Africa, por mí que lo hagan. Y si luego quieren subir las fotos a Flickr para regocijo de propios y ajenos, yo estaré encantado de la vida.

Imagen que no viene a cuento:

Paloma rastafari en Valencia

¡Malditos vándalos rastafaris!

 
Enviado por Manu a las 5:32 PM
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5 de Febrero 2009

Premio Gorrilla 2008

Los Premios Gorrilla se establecieron para reconocer la labor de aquellos personajes televisivos que, viendo como su fama decae y se ven abocados a indicar a los coches el lugar óptimo donde aparcar en cualquier callejuela, se aferran con uñas y dientes a la pantalla tonta participando en engendros como La isla de los famosos o llevando a cabo maniobras rastreras equivalentes.

Este año no se han producido nominaciones públicas, pero el jurado de los Gorrilla no ha descansado en su esfuerzo por recopilar candidatos. Y 2008 ya habría sido un año bien productivo aunque no hubiera existido La batalla de los coros para dar cobijo a unos cuantos candidatos firmes al galardón. Pero una persona ha destacado por encima de todos los demás por el enfoque directo que ha utilizado recientemente en sus apariciones televisivas: Rosa Valenty.

Rosa Valenty

Estrella del destape en los años setenta, con éxitos en su haber como La chica de las bragas transparentes o Máscara: la revolución sexual de una adolescente, el ostracismo que le trajo la llegada del nuevo siglo la llevó a participar en programas como Noches de Gala o Supervivientes, interpretando el papel más difícil de todos: ella misma. Pero esta luchadora no se ha rendido cuando, tras mucho arañar apariciones televisivas, acechaba en su horizonte el destino del gorrillismo. Allí donde otros se han rendido y han llegado a darse con un canto en los dientes si les llamaban para leer algún pregón de pueblo a cambio de cenar gratis, nuestra heroína ha hecho un arte del lloriqueo y el morbo, sin resistirse a usar ningún medio a su alcance (graves enfermedades de amigos incluidas) para lograr su objetivo: medrar o, a una mala, seguir chupando como se pueda del bote en la jaula de los buitres. Vaya con Rosa Valenty, pues, nuestro más profundo respeto y admiración.

Y a todos ustedes, les esperamos en la ceremonia de entrega de los Premios Gorrilla 2009, en esta casa suya.

Vídeo que no viene a cuento:

Esto es lo que debería haber dicho el amiguete de
Intereconomía en lugar de la sarta de tonterías que soltó.
Y sí, si no hago este vídeo, reviento.

 
Enviado por Manu a las 11:54 PM | Comentarios (0)
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1 de Febrero 2009

GMail fuera de línea, igual que Google hoy

Desde la semana pasada GMail puede funcionar sin conexión a internet. Por fin ha liberado Google esta característica experimental, que descarga en el ordenador una copia del correo electrónico (los dos últimos años en mi caso, aunque depende del tamaño de cada cuenta) con adjuntos incluidos y permite actuar sobre ella –leer, escribir, etiquetar, archivar– utilizando el mismo interfaz web de GMail en Firefox, o el explorador que sea. Obviamente, los e-mails no se envían, ni se borran o archivan de verdad hasta que vuelve internet y la copia local se sincroniza con la del servidor. Pero esta tarde me ha venido muy bien para entretenerme leyendo el correo en el tren y hasta contestar un par de ellos.

GMail sincronizando

GMail sincronizando. No he probado aún
el Flaky connection mode

offline_gmail_2.gif

Opciones offline

Obviamente, para poder usar GMail sin conexión hay que tener instalado Gears, que también vale para GDocs, el correo de Zoho (¡tiene narices que se adelantaran a Google usando su propia tecnología!), WordPress y cuatro tontadas más. Y, como de costumbre en GMail, hay que tener la interfaz en inglés, de Estados Unidos para mayor seguridad. El resto de idiomas aún tardará en verlo, porque el modo offline está incluido como característica experimental de GMail Labs, junto a pijaditas como pasar las etiquetas y/o el chat a la derecha de la pantalla, cambiar las fechas de formato (útil cuando usas la interfaz en inglés), integrar gadgets como el de Remember the Milk o el botón de «enviar y archivar» que parece una tontería pero que echaría en falta si no lo tuviera. Una vez pasada la interfaz a inglés, en «Settings» aparecerá la pestaña «Labs», desde donde podemos activar las características que nos interesen. Son experimentales en teoría, pero el hecho de que en general funcionen sin ningún fallo me lleva a pensar que en realidad es una prueba de popularidad para ir incorporando progresivamente las más utilizadas al sistema oficial.

Y lo de que Google estaba offline hoy viene porque parece que se les ha cruzado un gato negro en su camino a la dominación planetaria. Esta tarde iba todo a trompicones, desde YouTube hasta Blogspot. Y esta mañana a un ingeniero se le ha colado una barra en la lista de páginas peligrosas, el sistema la ha interpretado como directorio raíz y absolutamente todas las búsquedas de Google avisaban de contenido chungo. En realidad nada de esto habría merecido comentario por mi parte si no fuera porque, por una vez, me ha hecho lamentar pasar mis domingos por la mañana en el mundo de los caídos en combate: me habría encantado hacer una captura de pantalla con Google avisándome de que la página de la Conferencia Episcopal está llenita, llenita de contenido malicioso y dañino.
 

Enviado por Manu a las 11:22 PM | Comentarios (1)
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