Los Premios Gorrilla se establecieron para reconocer la labor de aquellos personajes televisivos que, viendo como su fama decae y se ven abocados a indicar a los coches el lugar óptimo donde aparcar en cualquier callejuela, se aferran con uñas y dientes a la pantalla tonta participando en engendros como La isla de los famosos o llevando a cabo maniobras rastreras equivalentes.
Este año no se han producido nominaciones públicas, pero el jurado de los Gorrilla no ha descansado en su esfuerzo por recopilar candidatos. Y 2008 ya habría sido un año bien productivo aunque no hubiera existido La batalla de los coros para dar cobijo a unos cuantos candidatos firmes al galardón. Pero una persona ha destacado por encima de todos los demás por el enfoque directo que ha utilizado recientemente en sus apariciones televisivas: Rosa Valenty.
Estrella del destape en los años setenta, con éxitos en su haber como La chica de las bragas transparentes o Máscara: la revolución sexual de una adolescente, el ostracismo que le trajo la llegada del nuevo siglo la llevó a participar en programas como Noches de Gala o Supervivientes, interpretando el papel más difícil de todos: ella misma. Pero esta luchadora no se ha rendido cuando, tras mucho arañar apariciones televisivas, acechaba en su horizonte el destino del gorrillismo. Allí donde otros se han rendido y han llegado a darse con un canto en los dientes si les llamaban para leer algún pregón de pueblo a cambio de cenar gratis, nuestra heroína ha hecho un arte del lloriqueo y el morbo, sin resistirse a usar ningún medio a su alcance (graves enfermedades de amigos incluidas) para lograr su objetivo: medrar o, a una mala, seguir chupando como se pueda del bote en la jaula de los buitres. Vaya con Rosa Valenty, pues, nuestro más profundo respeto y admiración.
Y a todos ustedes, les esperamos en la ceremonia de entrega de los Premios Gorrilla 2009, en esta casa suya.
Como el año pasado nos gustó y nos echamos unas risas, el Doctor Maligno y un servidor de ustedes hemos decidido celebrar una nueva edición de los Premios Gorrilla. Los Premios Gorrilla homenajean a las viejas glorias televisivas que se aferran a cualquier programucho de madrugada, publireportaje o a apariciones sonadas en A3 Bandas o similares con tal de evitar su destino manifiesto: indicar a los conductores los lugares más obvios donde aparcar a cambio de lo que usté quiera darme, primo. Los Premios Gorrilla sacan fuera la mala hostia, incitan a la risa sana y ponen a cada uno en su sitio así que, en el gran esquema de las cosas, conceder Premios Gorrilla es hacer el bien.
La veda está abierta, pero la competencia es dura. En la edición del año pasado quedó vencedor por los pelos Jose Manuel Soto, pero en 2007 hay un buen número de candidatos que le hacen sombra, y más que le harán al lado de cualquier semáforo. La organización dispone ya de dos o tres candidatos fuertes, pero en una muestra sin precedentes de interactividad y solidaridad está dispuesta a admitir sugerencias. Así pues, si alguno de ustedes está convencido de que su candidato derrotaría a hostias a cualquier futuro gorrilla en las inmediaciones de cualquier estación de tren, sírvase por favor sugerirlo en los comentarios.
El fallo del jurado tendrá lugar cuando se le pase la resaca de Nochevieja. Mil gracias por su atención y buenas noches.
Los Premios Gorrilla nacieron hace dos o tres años, cuando Antena 3 emitía su estupendo programa La isla de los famosos. Por el programa de telerrealidad circulaban famosetes venidos a menos que intentaban, a base de pasar penurias en entornos hostiles y ponerse verdes entre sí rodeados de cámaras, recuperar algo de la popularidad perdida y poder seguir aferrándose con uñas y dientes a un sueldo en televisión que les salvara de su inevitable destino: señalar los aparcamientos libres a los conductores a cambio de la voluntad en cualquier ciudad española. Por aquel entonces nuestro ídolo televisivo y ganador absoluto en todas las categorías era Ramón Arangüena. De protagonista absoluto de Osados pasó a colaborador estrella de Lo + Plus en la época dorada de Máximo Pradera, pero con la marcha de éste la chispa de Ramón se fue reduciendo hasta desaparecer por completo. Tras su marcha del programa hizo de pregonero en las fiestas mayores de varios pueblos, lo que nos indujo a (1) pensar que no tardaría en marcharse a alguna isla perdida a pasar hambre por dinero y a (2) preguntarnos cuánto tiempo tardaría en producirse dicho acontecimiento. Desgraciadamente el programa de Antena 3 terminó antes de que pudiésemos resolver nuestras dudas, pero de todos modos Ramón ocupa un lugar especial en nuestros corazoncitos y, como homenaje, queda nombrado padrino de honor de los Premios Gorrilla para toda la eternidad.
Tras muchas e intensas deliberaciones, el jurado de los Premios Gorrilla (formado por el Doctor Maligno y un servidor de ustedes) ha logrado alcanzar un veredicto unánime. Muchos son los candidatos que han quedado atrás en nuestros estrictos criterios de selección, pero el esfuerzo siempre compensa: los tres finalistas pueden pasarse cuando quieran por nuestra sede para recoger su premio, que consiste en un bonometro con sólo tres viajes gastados. Necesitamos patrocinadores para futuras ediciones, por cierto. El campeón, mejor que llame por teléfono y ya se lo enviamos nosotros si eso.
Menciones especiales sin derecho a bonometro:
Álex Casademunt (de Operación Triunfo 1, Fórmula Abierta y Los Lunnis)
Carmen Hornillos (en realidad no ha hecho jamás nada digno de mención)
Fríker Jiménez (Milenio 3, Cuarto Milenio y otros varios panfletos impresos)
Finalista: Laura Manzanedo. La conocimos como Clara, una joven de la teleserie Al salir de clase que, por supuesto, atravesaba infinitos problemas emocionales sin pies ni cabeza a lo largo de los 124 episodios que iluminó con su presencia. Apareció en el peliculón español Más de mil cámaras velan por tu seguridad y rodó dos episodios de El Comisario interpretando dos papeles distintos, además de algún que otro capitulillo de diversas teleseries lamentables. Ha ayudado en cinco ocasiones a los concursantes de Pasapalabra pero, sin duda, su aparición estelar interpretándose a sí misma fue en La selva de los famosos, un concurso de telerrealidad en condiciones extremas del que fue eliminada a la primera de cambio, pero al que volvió en un rompedor giro de guión por aclamación del público. Este hecho presagiaba una carrera llena de éxitos, pero de momento se aferra a la televisión presentando un concurso nocturno de llamadas telefónicas en una emisora local. Tiene su bonometro y todo el cariño del jurado esperándole en nuestra sede.
Finalista: Alejandro Sanz. O, según el documento que ha presentado el jurado para su lectura, El Tío Que Se Ha Comido A Alejandro Sanz. Comenzó su carrera con el nombre artístico de Alejandro Magno y una opera prima llamada Los chulos son pa' cuidarlos, pero pronto se decantó por la canción ligera para adolescentes ñoñas con un éxito considerable. Alcanzó el cenit de su carrera con el superhit Corazón partío, y desde entonces se ha enganchado como una ladilla al sol que más calienta (The Corrs, Shakira, la SGAE) para mantenerse en el candelero. En internet se han reunido más de 236.000 firmas para que deje de cantar, y parece que va camino de hacerlo. Sus cada vez más frecuentes apariciones en la prensa amarilla hacen suponer que no tardará en dirigir el tráfico lento de Miami a cambio de lo que lleve suelto, señora.
Campeón Absoluto de 2006: JOSÉ MANUEL SOTO. Poco hay que decir sobre este gran hombre que no sepa ya cualquier ciudadano medio con dos dedos de frente. Saltó a la fama musical con discos como Solo faltas tú o Al son de Machín, y a la fama televisiva con apariciones en espacios de renombre como VIP Noche, ¡Hola Raffaella! o Bellezas al agua. Tiene una página propia en la Internet Movie DataBase, pero sorprendentemente no en la Wikipedia. El Premio Gorrilla 2006 recae en este personaje por sus acertados y soberbios publi-reportajes sobre la paletilla de jamón ibérico (con chorizo, vino, jamonero y cuchillo de regalo) que tantas madrugadas han acompañado a los noctámbulos. Gracias a él toda una generación está memorizando las bondades del cerdo ibérico, su cuidado proceso de selección y las razones por las que la paletilla es mejor que el jamón de siempre. Sirva este premio como reconocimiento y agradecimiento a su continuada labor de entretenimiento, que esperamos que próximamente continúe en los semáforos de alguna ciudad española.
Y con esto y un bizcocho, queda inaugurado el plazo de presentación de candidaturas para los Premios Gorrilla 2007. Dentro de un año o así, si el jurado se acuerda de emitir otro veredicto, en su weblog favorito.
(Las letras de zombis se pueden encontrar en http://e-zombie.com/. No entiendo cómo es que no las usa todo el mundo.)