(Como el café irlandés pero en trucha, señora.)
No sabía si el plato quedaría bueno, así
que no saqué fotos antes de comerlo. Si no
queréis ser como yo, mirad aquí.
Retomamos la sección de cocina de vuestro blog favorito porque, básicamente, estoy dedicándome a revisar Monstrous Regiment y no suceden muchas más cosas interesantes en mi vida. De hecho, ni siquiera tenía pensado escribir aquí la receta (o la foto de arriba no habría sido tan desastrosa), pero la verdad es que el plato quedó bueno. Así que vamos allá.
Precio para 2 personas: 5 euros o así, si ya tenéis whisky.
Dificultad: Bastante fácil, aunque hay que ensuciar dos cacharros.
Tiempo en la cocina: 15 minutos.
Tiempo fuera de ella: Nada.
Ingredientes para dos personas:
¡A ello!
Haremos primero la salsa irlandesa. En una sartén a fuego fuerte, echar las almejas limpias con un poco de aceite e ir sacándolas a medida que se abran. En ese mismo aceite poner la cebolla rallada y, cuando se dore un poco, bajar el fuego y añadir un chorrito de whisky, sin pasarse. Si os va lo espectacular, ahora podéis flambear un momentito. Apagad el incendio, salpimentad al gusto, espolvoread un poco de ajo y echad la nata con un poco de salsa de soja. Supongo que también valdría usar salsa Worcester o lo que tengáis en casa. Solo falta ajustar de sal y dejar tranquilamente haciendo chup-chup mientras...
... asamos la trucha. Instrucciones: salpimentar los trozos de trucha y asarlos en una plancha, solo un poco. Hala, ya está. Montad los platos como más os guste y todo para adentro, que está bueno. Yo me vuelvo al tajo.
Mira, a mí me ha hecho ilusión.
Inspirado por el potaje de vigilia del chef Falsarius, retomamos la sección de cocina de vuestro blog favorito con un plato que, si no se le había ocurrido antes a nadie, por algo será. Contundente, cochino (porque parte de él se come con las manos) y sin mucho sentido, pero sabrosón.
Precio para cuatro personas: Cuatro o cinco euros (dependiendo del precio del pollo) si ya tenéis aceite y esas cosas.
Dificultad: Facilete. Se mejora repitiendo el plato, si os dejan.
Tiempo en la cocina: Diez minutos en total.
Tiempo fuera de ella: Otro cuarto de hora.
Factor romanticismo: (A petición popular.) Escaso, para qué engañarnos.
Ingredientes para cuatro personas:
Hala, al tajo:
Poner una paella (también conocida como paellero o paellera) a fuego medio, con un chorrito de aceite. Trocear las alitas si hace falta y salarlas mientras se calienta un poco la paella. Echarlas en la paella. Si tenemos pimiento, cortarlo y echarlo ya. Si son alcachofas, deberíamos haberles quitado las capas exteriores, cortado el corazón en cuatro trozos y dejado un rato en agua con un chorro de limón, para que no nos pongan negro todo el plato. En todo caso, vamos a tener las alitas al fuego hasta que se doren, y para entonces la verdura debería estar cocinada también. Así que id echándola en la paella según convenga. Tenemos cierto margen porque luego todo se pasará un ratito hirviendo con el caldo, pero conviene que todo esté sofrito en su momento.
Cuando las alitas estén casi doradas y la verdura casi hecha, echamos el ajo troceado y el diente de ajo entero (imprescindible). Si usamos ajo en polvo, esperamos. Cuando ya estén doradas, echamos el pimentón, el tomate rallado, el tomillo, el romero y el ajo en polvo si es el caso. Removemos un poco y dejamos que el tomate se fría un pelín.
Vamos a rematarlo. Echamos los fideos y les damos unas vueltas para que se impregnen del sofrito. Procurad que el fuego no esté muy alto para que no se os socarren los fideos, que luego crujen. Los cubrimos totalmente con el caldo. Dependiendo del tiempo de cocción de los fideos que se usen, hace falta más o menos líquido. Si usáis fideos muy finos, al ras, o incluso que se vea alguna islita. Si usáis gordos (de fideuà), que cubra casi un dedo por encima del nivel sólido. Y recordad que, a falta de caldo, buena es agua con media pastillaca de carne. En todo caso, ya podéis subir el fuego; los fideos se beberán el caldo y se cocinarán. ¡Listo para zampárselo!
Nota: Si por lo que sea no le habéis echado pimentón, el plato se os quedará muy blanquito. Para evitarlo podéis ponerle un poquito de colorante alimenticio o azafrán si sois ricos.
Esto estaba en un tejado visible desde el castillo de Praga.
¡La gente es rara en todas partes!
Hacía tiempo ya que no ponía aquí alguna recetilla de cocina. Esta la he medio improvisado hoy para cenar y ha sido un triunfazo absoluto, así que allá va.
Precio para dos personas: Alrededor de 6 euros si ya tenéis aceite, sal, pimienta, ajo y todo eso.
Dificultad: Chupado y resultón.
Tiempo en la cocina: 15 minutos.
Tiempo fuera de ella: Un cigarro.
Ingredientes para dos personas:
Al tajo:
Poner un chorrito de aceite en una sartén a fuego medio y, cuando esté caliente, echarle al mismo tiempo las almejas y el emperador cortado a daditos. Ir sacando las almejas con la mano a medida que vayan muriendo y abriéndose, y dejarlas en un platito. Cuando saquemos la última almeja, retiramos también los dados de pescado. Si tenemos que picar uno o dos dientes de ajo, lo podemos empezar a hacer mientras se está calentando el aceite.
En esa misma sartén, con ese mismo fuego, colocamos las dos medias colas de salmón (o los filetes) para que se hagan y, de paso, cojan gustito. Les echamos sal y pimienta al gusto y que vayan haciéndose por los dos lados mientras preparamos la salsa.
Terminamos de picar el ajo si no teníamos un botecito de ajo en polvo. En otra sartén cubrimos el fondo de aceite (uno o dos milímetros) y, cuando esté caliente, bajamos el fuego al mínimo y le esparcimos la cucharada de harina. Removemos con cuchara de madera durante medio minuto, para que la harina se fría un poco. Entonces le echamos el ajo picado y pimentón al gusto –no hace falta mucho para darle sabor, mejor no exageréis–. Removemos durante 10 segundos y echamos los bivalvos y los dados que habíamos apartado antes. Le echamos también un diente de ajo entero, que como bien se explica en Cocina para impostores (¡tiene blog!), es imprescindible para que nuestro plato tenga un aspecto casero y currado.
Echamos inmediatamente en la misma sartén, la de la salsa, el medio vaso de vino blanco y el medio largo de caldo de pescado. (Recordad que también vale echar agua y disolverle un cuarto de pastilla.) Subir un poquito el fuego, probar para ajustarlo de sal y dejar que la salsa ligue, es decir, que se espese. A estas alturas el salmón debería estar ya hecho, o casi. Le damos la última vuelta y nos fumamos un cigarrito mientras la alta cocina tiene lugar ella sola.
Finalmente, volcamos una sartén en la otra. Da igual cuál en cuál. Cubrimos el salmón de salsita y dejamos que se haga todo junto un par de minutos. Listo para zampárselo. Y de verdad que los he comido mucho peores por ahí, como dijo Josefina.
Otro día escribo la Fideuà de Alitas, que me parece que sí es invención propia. ¡Hala, buen provecho!
Hoy, en su blog favorito, receta de cocina improvisada pero muy sabrosa.
Ingredientes:
Un paquete de fideos de arroz. Un paquete de setas. Otro de champiñones. (Si tenéis la suerte de no depender del Mercadona del barrio, las cosas también se pueden comprar a granel, claro.) Pescado del que más os guste (salmón, filetes de emperador de los pequeños y baratos, al gusto), unos pocos langostinos y cuatro chirlas. Un brick de caldo de pescado si no queréis hacerlo vosotros mismos. Salsa de soja.
Preparación:
Lo ideal sería tener un wok, pero un servidor se las apañó perfectamente con una paella de toda la vida. Ponerla al fuego con un poco de aceite, echar las chirlas hasta que se abran y sacarlas. Hacer un poco el pescado cortado a trocitos y los langostinos en el mismo aceite. Sacarlos también y guardarlos en un plato. Echar un pelín más de aceite si hace falta y freír las setas y champiñones a trocitos, con un poco de sal.
Cuando hayamos hecho esto, ya sólo nos quedan cinco minutos para que el plato esté listo, así que podemos apagar el fuego directamente, fumarnos un cigarro y terminar el plato cuando ya vayamos a comérnoslo. Solamente falta echar los fideos de arroz (¡cuidado, llenan muchísimo!), digamos puñado o puñado y medio por persona. Mojar con un par de chorros de salsa de soja e ir echando caldo de pescado para mantenerlos húmedos hasta que estén hechos. Ajustar de sal y listos.
No tengo foto para poner porque se me ocurrió sacarla después de zamparme el plato a medias con el Doctor Maligno, pero empeño mi palabra en que, además de estar buena, la receta tiene un aspecto estupendo.
Ingredientes: Un par de huesos de pescado (normalmente emperador) que tengan algo de chicha. En su defecto, morralla. Medio kilo corto de calamar, sepia o cualquier cosa por el estilo que esté barata (el filete de potón suele ser la mejor opción). Si se ha comprado morralla en vez de huesos, que sea algo más de medio kilo y así sale la paella cumplidita. Un puñado de gambas arroceras, opcionales pero muy gustosas. También pueden ser unas chirlas o algo, lo que mejor salga de precio. Un cuarto de kilo de mejillones, cuarto y medio si el caldo se va a hacer con huesos. Un tomate. Ajo. Aceite de oliva. Romero si se tiene, si no da igual.
Preparación: Primero que nada tenemos que dejar el caldo haciéndose un ratito. Quitamos la carne que tengan los huesos de pescado y la apartamos para luego, cortada en taquitos. Echamos los huesos (o la morralla en su defecto) en una olla con agua junto con las cabezas de las gambas arroceras y unos cuantos mejillones. La ponemos al fuego, la dejamos ahí un rato y nos fumamos un cigarro. En realidad el caldo de pescado se hace en un plis, pero tampoco pasa nada si lo dejamos media horita, así que cigarrito al canto y cervecita si se tiene.
Abrimos el resto de mejillones que nos queden en otra olla con un dedo de agua. Cuando se abran, apartamos la olla. Mientras tanto podemos ir limpiando los calamares o cortando la sepia o potón, según sea el caso. Eso, cortar el ajo y rallar el tomate (o abrir la lata de tomate triturado) es lo último de trabajo serio que hay que hacer. Mientras se va haciendo el caldo, que a estas alturas los mejillones ya estarán abiertos, ponemos la paella al fuego con aceite de oliva. Cuando esté caliente, le echamos la sepia y los trocitos de pescado si los tenemos. Se deja que se hagan un poco a fuego medio y entonces se le echan las gambas arroceras. Un par de minutitos más y podemos echar ya los ajos troceados y enseguida (otro minuto) el tomate. Se deja que se sofría un poco.
Ya casi estamos. Si nos gusta, podemos echar el liquidillo de los mejillones en el caldo. Y ahora llega el momento de decidir. O bien se mide el arroz y el caldo según el número de personas y se echan por ese orden, o bien se echa caldo a ojo, se deja que coja gusto del sofrito un par de minutos y se hace cavallonet de arroz. En cualquier caso, se le añade colorante alimenticio (el azafrán encarece el plato), sal al gusto, romero y un poquito de tomillo. Se deja hacer tranquilamente sin removerlo mientras nos fumamos otro cigarrito. En teoría no debe hacerse, pero si vemos que se chupa el caldo demasiado rápido podemos añadirle más. En ese caso, ojo con la sal o quedará soso. Cuando el arroz esté hecho se apaga el fuego, se tapa con un papel de periódico fijo con un par de tenedores al borde de la paella y ya por fin nos fumamos el último cigarrito mientras reposa, que es la medida de tiempo perfecta para que quede en su punto.
Precio total si hay especias en casa: unos 9 euros. En teoría los ingredientes son para 3 o 4 personas, pero después del viajecito a Formentera nos la zampamos ayer entre dos sin ningún problema. Y en sólo 25 minutos.