Si alguien no sabe de qué va el asunto, está todo explicado aquí por un tipejo. Iba a hacer un Mahoma exhibicionista tropezando con algo y a punto de partirse la crisma, con la leyenda «Mahoma aprendiendo por qué las chilabas no son buenas para el exhibicionismo», pero entre que se me ha liado la tarde y que tampoco soy muy allá dibujando, pues así se queda. En mi defensa, diré que meterse con Mahoma viene a tener tanto peligro como meterse con Chuck, así que todo cobra sentido cósmico. Ea.
Quien no sepa de qué va esto es porque no tiene cuenta en Caralibro, o porque sus contactos no están a la última en humor. Los chistes de pedos pasaron, Muchachada Nui va de capa caída y ya nadie hace caso a Jackass. Lo más vanguardista es unirse a todo grupo que contenga la palabra «Señoras»: «Señoras que dicen cocreta», «Señoras que lo dan todo bailando politonos en Tele5», «Señoras que se parecen a Paul McCartney» o uno de mis favoritos, «Los padres no existen, son las señoras». ¿Es que los grupos de Facebook, que ya no valían para mucho, se han visto reducidos a circular frases graciosas entre amigos? En absoluto. Se han convertido en el vehículo perfecto de difusión para los chascarrillos sobre mujeres mayores, el equivalente en internet a la más pura forma de humor que existe en el mundo real: imitar a Chiquito de la Calzada.
Y encuentra su máximo exponente en la página de CaraLibro Señoras, el videojuego, cuyo creador incluso ha diseñado la carátula. Al contrario que en la mayoría de páginas de Señoras, alrededor de esta se ha creado toda una comunidad de jugones que comparten noticias, trucos y consejos para personalizar el juego. Por ejemplo, una combinación de teclas otorga a la protagonista todas las llaves de casa, kibis y cocretas para lanzar, e incluso plátanos mejorados del Lidl para hacerse invencible.
Por si os quedáis atascados en el nivel 3, especialmente difícil, aquí tenéis un montaje con la portada del juego y el walkthrough para pasárselo:
Mejor esto que andar atracando a gente por las calles, señora.
Todo parece indicar que me he hecho un esguince. El pie me duele y me he tomado media pirula de ibuprofeno, que, a saber por qué, siempre me obliga a hacer de vientre al instante. Mejor que el café y el cigarro de buena mañana, oiga. Pero por mis huevos que antes de ponerme a escribir esta entrada no me he ido directo al váter. He recorrido media casa coixín coixàn, que decía mi abuela, buscando el periódico de hoy, porque el pie podrá doler, pero antes muerto que apretar mirando el techo si puede evitarse. Que no haya encontrado el periódico de hoy sino el del 28 de diciembre es solo la última de las jugadas que el destino ha tenido a bien depararme el penúltimo día del año.
Tenía que levantarme a las diez, y anoche me debí dormir sobre las cinco de la madrugada, pero a las seis y media me ha despertado la tonadilla entre guitarrera y electrónica que identifica a mi amigo el Avatar del Caos. Me ha costado veinte segundos razonar que el Sweet emotion de los Aerosmith que tengo para despertarme suena bastante distinto, y que mejor sería coger la llamada, no fuera a pasarle algo serio. Pero no lo era: ruidos indistintos. Otros diez segundos para recordar que me había llamado anoche, decidir que probablemente el Avatar del Caos le había dado sin querer al botón y serían ronquidos, colgarle y cerrar los ojos de nuevo.
Ya es por la tarde. Recojo los trastos, salgo del piso de Valencia y cojo el autobús que me llevará a la estación de tren y, de ahí, a Castellón para ir preparando la fiesta de nochevieja. Cuestión de un par de horas. Pero la primera media me la paso esperando a un autobús rojo que no llega y, cuando lo hace, me arrepiento de haber estado plantado en la parada en lugar de caminar, por muy cargado que fuera. Me ha tocado el conductor más lento de toda Valencia. Bueno, me costará dos horas y media, qué le vamos a hacer. Pero resulta que en Valencia estaban montando una maratón benéfica o alguna pollada por el estilo y, tratándose de la ciudad que se trata, obviamente debe cerrarse a cal y canto todo el centro, que la gente corriendo quedarà de categoria por delante de la catedral.
Ya nos había adelantado otro bus de la misma línea. Los policías locales avanzaban con furgonetas, plantando conos en la última avenida grande que nos quedaba por recorrer a nosotros. Otros maderos iban desviando el tráfico fuera del centro pero, al llegar nosotros, han hecho gestos al conductor para que siguiera por donde iba. El hombre se ha bloqueado: no ha entendido la excepción, se ha quedado sin ideas y ha seguido al rebaño. Al intentar arreglarlo con su valiente falta de decisión, la ha liado más parda todavía. Total, que en la primera parada que ha hecho hemos vaciado el autobús mientras yo, al menos, reconsideraba mi diagnóstico original: no era el autobusero más lento de Valencia, sino el más inepto del multiverso.
Caminaba a buen ritmo, ya sin molestarme en predecir la hora en que llegaría a mi ciudad natal. Además, delante de mí andaba una morena espectacular, con vestido liso y lanosito, cinturón, medias, botas y unas piernas de impresión. Tremenda, pero sin estridencias: perfecta. Y entonces no se me ocurre otra cosa que resbalar con un bordillo, perder el equilibrio y verme forzado a torcer mucho un tobillo para evitar la caída. Duele, pero sigo. La morena no se ha parado, y yo tengo una buena torcedura o quizá un esguince; en cualquier caso, si me enfrío estoy perdido. Sigo a la morena hasta que se para en un semáforo en rojo. A regañadientes, constato que no vienen coches y lo cruzo.
Imaginad el peor escenario: tengo un esguince serio y mañana es nochevieja. Esta vez no será cuestión de posponer una antitetánica por si las moscas, como hice hace unos años. Eso meditaba yo en el tren parado cuando, caída del cielo, la morena se ha sentado junto a mí. Ella y su amiga venían para coger el mismo tren que yo. Sus nalgas perfectas ocupaban el asiento contiguo al mío. Ya estaba empezando a apartar las gilipolleces kármicas de mi mente y a planear la forma de hacerme con su número de teléfono cuando, sin ningún miramiento, ella me ha dado la espalda para girarse hacia su amiga, sentada al otro lado del pasillo. Y se ha puesto a hablar con ella. En francés. Sin pausa que me permitiera llamar su atención para averiguar si sabía inglés, aprovechando que tenía el libro Unseen Academicals en las manos. Han hablado y hablado ininteligiblemente durante tres paradas, y entonces se han bajado del vagón.
Más le vale al puto karma de las narices tenerme preparado algo de categoria, ché, o tendremos más que palabras. Olivia Wilde y Sara Carbonero, para empezar.
Ha habido más, pero creo que basta con esto para ilustrar el día. Esguince en nochevieja y mujeres perfectas pasando fugaces por mi vida, sin mirarme siquiera. Pero resulta que, aunque el periódico que había en casa no fuera el de hoy sino el del 28, la noticia que me ha gustado no era una inocentada. Y el tiempo que he pasado en Valencia antes de salir de casa, esperando para nada, me ha servido para subtitular el vídeo Battlestar Rhapsody, que he visto en ZonaFandom:
Mañana, en el peor de los casos, mis amigos se desplazarán más lentamente de garito en garito o se arriesgarán a recibir un muletazo. Lo mismo le pido un bastón a Zonk, le pongo una pegatina de llamas, pillo una bata de laboratorio de mi hermana y me dedico a diagnosticar a quien me cruce. Quién sabe, igual resulta que la gilipollez del karma es cierta y me da lo que a todas luces merezco. Venga, karma, animo. Me conformo solo con Olivia Wilde.
Así que, gente, qué coño: Happy frakkin' 2010 a todos.
Mi antiguo instituto de bachillerato guardaba un secreto que, puto destino, tengo que descubrir lustros después de dejar de estudiar allí, gracias a una foto que subió ayer Bolingo a Caralibro:
También es posible, claro, que algún bibliotecario se aburriera mucho y decidiera currarse un cartelito coñón. Pero supongamos que es cierto, y que robar libros de la biblioteca de mi instituto supone la excomunión automática hasta que el libro robado vuelva a su estantería. Para que la baja fuera permanente, habría que mangar un libro cualquiera (esta es la parte fácil) y luego asegurarse de que nunca, nunca hasta el momento de nuestra muerte, haya forma de que nadie localice ese libro y pueda obligarnos a devolverlo.
Una opción es quemarlo, pero no tiene mucho sentido salirse de los registros de la iglesia recurriendo a antiguas prácticas de la propia institución católica. Además, está feo destruir libros. No. Habría que contratar una caja de seguridad en algún banco, preferiblemente suizo, desplazarse hasta él (avión, fronteras, alojamiento) y depositar allí nuestro libro robado para no retirarlo jamás. La cosa se complica.
Pero por desgracia, este método sigue siendo más fácil que apostatar por los cauces oficiales. Así que, sintiéndolo mucho, no revelaré la situación de mi antiguo instituto, ya que su biblioteca forzosamente debe contener una cantidad finita de vales para la excomunión.
Cuando media internet está pendiente de la fallida reunión de cyberpersonalidades (unas más que otras) con la ministra de cultura, a un servidor se le ha ocurrido que es mejor comentarla cuando no haya tanta saturación de gente hablando del tema. Además, a toro pasado es cuando puede lanzarse un «ya lo decía yo» sin miedo a tener que tragarse las palabras luego. Eso sí, el paripé de esta mañana podría resumirse en que el ministerio ha forzado el órdago a la chica y nuestros representantes (unos más que otros) han perdido el culo por lanzarlo. Y se lo han comido con patatas, claro. También me parece acertada esta entrada de Jose Rodríguez sobre el tema.
Así que, ahora que de momento no tengo curro en perspectiva, retomaré el ritmo del blog con un par de fotos sacadas estos últimos días, que a la larga espero que sirvan par empezar un collage de los horrores ambientado en la Valencia más cañí, que tiene material para eso y mucho más.
Lo de ACTV Forever y similares es tan cotidiano que casi ni llama la atención, pero el Ayuntamiento de Rita vuelve a superarse a sí mismo llevando a Escobar al Palau de la Música. Lo consideraría una de sus mejores jugadas si no fuera por esta campaña de la red de autobuses, absolutamente respetuosos con el medio ambiente pero no tanto con los daltónicos, que tienen que estar echando petardos cada vez que pasan por delante de una parada:
Se deja como ejercicio al lector la modificación de esta segunda imagen para añadirle el siguiente texto, más acorde con la realidad: «No pienses que eres miope: es que no hay ningún autobús a la vista».
Tenía esto escondido por el ordenador pero, igual que en el comedor de tu casa, para encontrar algo que se ha perdido hay que (1) olvidarse de que estaba y (2) andar buscando otra cosa. A principios de año circuló por ahí una carta de reclamación que alguien había dirigido a sir Richard Branson, presidente y fundador de la megacorporación Virgin. La queja era sobre las líneas aéreas Virgin, y me pareció tan graciosa que me dio por traducirla. También se puede leer en inglés, por ejemplo, aquí. Es la siguiente:
Apreciado señor BransonSOBRE: Vuelo Bombay-Heathrow, 7 de diciembre de 2008
Adoro la marca Virgin. De verdad que sí, por ello continúo siendo cliente suyo a pesar de una serie de desafortunados incidentes que han ido ocurriendo en los últimos años. Este último incidente se lleva la galletita de premio.
Irónicamente, al finalizar el vuelo habría pagado gustoso más de mil rupias por una sola galletita después del recorrido gastronómico del infierno a que fui sometido en manos de su corporación.
Mire esto, Richard. Usted mírelo:
Supongo que por su mente brillante estarán zumbando las mismas preguntas que zumbaban por la mía en aquel desafortunado día: ¿Qué es esto? ¿Por qué me han dado esto? ¿Qué he hecho para merecer esto? Y también: ¿cuál es el primer plato y cuál es el postre?
No se puede llegar a un puesto como el de usted, Richard, sin generosas dosis de poder de observación, por lo que estoy seguro de que se habrá fijado usted en el tomate que hay junto a los dos palos amarillos y esponjosos que hay a la izquierda. Sí, está junto al palo amarillo que no lleva la pasta verde. Eso ha de ser la pista, ¿no? Nadie en su sano juicio serviría un postre con tomate, ¿a que no?. Bueno, contésteme a esto, Richard: ¿qué clase de animal serviría un postre que llevara guisantes?
Ya sé que parece un baaji, pero lo que tiene debajo son natillas, Richard, natillas. Debe de ser el pudin. Bueno, le fascinará saber que no eran natillas. Era un gel amargo con una capa de aceite ligero encima. Su única característica redentora fue que consiguió resultarme tan ajeno al paladar que se llevó el sabor a curry que emanaba de nuestro cuboide central de materia beige miscelánea. Quizá al final resultara que el plato de la izquierda era el postre, después de todo.
En cualquier caso, todo esto es irrelevante por el momento. Mis padres me criaron con rigor y amabilidad, y si se enteraran de que me había tomado el postre antes del primer plato, un palo esponjoso sería el menor de mis problemas. Así que quitémosle el papel de aluminio al plato principal y veamos qué nos ofrece.
Trataré de explicar lo que sentí. Imagínese que es usted un niño de doce años, Richard. Ahora imagine que es el día de Navidad y está sentado allí para abrir su regalo. Es grande, y ya sabe lo que es. Es ese maldito equipo de música que eligió de un catálogo y le pidió a Santa.
Solo que abre su regalo y no está ahí. Es su hámster, Richard. Lo que hay en la caja es su hámster y no respira. Así es como me sentí al levantar el envoltorio y ver esto:
Ya sé lo que está pensando. Piensa que son más natillas baaji de esas. Admito que yo pensé lo mismo, pero no. Es mostaza, Richard. MOSTAZA. Más mostaza que la que nadie podría consumir en un mes. A la izquierda tenemos un trozo de brócoli y unos pimientos nadando en un aceite marrón que parece pegamento, y a la derecha vemos que el chef preparó un poco de puré de patata. Obviamente el pasapurés estaba roto, así que se decidió que lo más aproximado sería pasar las patatas por el tracto digestivo de un ave.
Una vez regurgitado, claramente se procedió a licuarlo y mezclarlo con un poco de mostaza. A todo el mundo le gusta un poco de mostaza, Richard.
A aquellas alturas ya empezaba a sentir algo de hipoglucemia. Necesitaba un subidón de azucar. Por suerte, nos habían dado una galletita. Ya me había fijado en ella antes por su arrebatadora presentación:
Parece una bolsa de pruebas en la escena de un crímen. UN CRIMEN CONTRA LA PUTA GASTRONOMÍA. O eso, o una especie de galletita clandestina de los bajos fondos, comprada a un loco con pistola que va colocado con sus propios suministros de levadura. Desde luego, a mí no me gustaría que me pillaran en la aduana llevando una de esas encima. Imagínese lo que es morder un trozo de latón, Richard. Eso sería menor tortura para los dientes que el espécimen de arriba.
Estaba agotado. Lo único que quería hacer era relajarme pero, evidentemente, tenía que estar sentado con ese desastre delante durante media hora. Juro que, en un momento dado, los palos esponjosos se movieron.
Cuando se lo llevaron, decidí relajarme con el entretenimiento que ofrecen a bordo, famoso en todo el mundo. Lo conecté:
Lamento la calidad de la foto; era increíblemente difícil captar la cara de Boris Johnson entre las lineas blancas parpadeantes que iban de arriba a abajo de la pantalla. Quizá estaría mejor en otro canal:
¿Ese es Ray Liotta? Fue una de las preguntas que me hice una y otra vez durante la extenuante media hora que pasé intentando ver así una película. Después, lo apagué. Había tenido suficiente. Jamás había pasado tanta hambre en toda mi vida adulta, y tenía un dolor de cabeza terrible por haber estado mirando con ojos bizcos una pantalla que chisporroteaba.
La única opción que tenía era quedarme mirando el asiento de delante y esperar que llegara la cena o el sueño. Durante un tiempo increíblemente extenso, no llegó ninguno. Pero cuando lo hizo, sobrepasó mis expectativas más descabelladas:
¡Sí! Es otra galletita de la escena del crímen. Solo que esta vez ustedes la mojaron en la cosa blanca.
Richard... ¿qué es esa cosa blanca? Parecía que fuera a ser yogur. Por fin se me ocurrió lo que era, después de dar una cucharada. Era una mezcla de las natillas baaji y la salsa de mostaza. Me recordó mi primera semana en la universidad. Yo había oído decir que se podía preparar una bebida mezclando vodka con ciertas bebidas refrescantes. Mentí a mis nuevos amigos diciendo que lo había hecho cientos de veces. Cuando intenté preparar la bebida en una cacerola se formó un queso, Richard, un queso. Ese queso se parecía mucho a sus natillas baaji.
Y así quedó la cosa, Richard. No me comí ni una puta cosa. La pregunta que tengo es: ¿cómo puede usted vivir de esa forma? No puedo imaginarme lo que son las cenas en su casa; deben ser como algo sacado de un documental de naturaleza.
Como he dicho al principio, me encanta su marca, de verdad que sí. Pero es una pena que algo tan simple pueda tirarla de rodillas al suelo para rogar por su sustento.
Un saludo,
XXXX
Según el Telegraph, sir Richard Branson llamó por teléfono al autor de la carta y le agradeció su e-mail «constructivo si bien descarado». Virgin lamentaba que al pasajero no le hubiera gustado la comida, que era «un menú galardonado y muy popular en nuestras rutas indias».
Ayer la Corte de Derechos Humanos de Estrasburgo lanzó una sentencia que cabría calificar de histórica si no fuera porque echa un tufillo a «ya era hora» que apesta. El Tribunal ha considerado que los crucifijos en las aulas son «una violación del derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones» y «una violación de la libertad religiosa de los alumnos». Tenéis la noticia completa en El País o en Público, los demás os los buscáis.
No creo que haga falta extenderme sobre lo buena noticia que es, por tarde que llegue.
Pero The Driller Killer me ha llamado la atención sobre un ángulo en la cuestión de los crucifijos que no había tenido en cuenta. ¿Qué opina la comunidad vampírica sobre la sentencia del tribunal? ¿También existen facciones entre ellos, igual que entre los humanos? La respuesta la encontramos en el comentario número 69 a la noticia de El País, donde Vlad expresa con gran ingenio y ágil prosa la opinión de los vitalmente desafiados:
Los vampiros españoles también sentimos que esta sentencia del Tribunal contribuirá a que se respeten más nuestros derechos y nuestra diferencia. Con el tiempo, es de esperar que con medidas de esta índole se consiga acabar con la discriminación de que hemos sido objeto a lo largo de la historia. Lástima que la moción presentada hace ya dos años ante el consejo europeo de ministros de agricultura respecto de los ajos apenas haya recibido atención hasta el momento. En los medios de comunicación, ya se sabe, también cuecen habas.Vlad.
Con lo de los ajos, amigos no-muertos, discutiremos mucho más que con esto. En materia de crucifijos, estoy con vosotros hasta el final.
Proyecto de Reintegración en la Sociedad después de un mes de vacaciones y la pérdida de todos mis documentos acreditativos en una despedida de soltero celebrada en Alicante, v1.0.
Por Manu.
1. Rezar para que la llamada de anular tarjetas que encontré en el registro de mi móvil el día siguiente a la pérdida y, en teoría, realicé durante la noche, fuera una conversación razonable, comprensible y coherente. Y no algo como: «Hola, guapa, ¿para qué me llamas? Ah, ¿que te he llamado yo? Bueno, ¿y por dónde andas? ¿Vienes y nos tomamos algorrr?». Check. (La oración, claro, no la llamada en sí. A saber.)
2. Lograr que alguien me deje dinero para ir tirando. Completar la despedida de soltero, comer durante unos días, llevar al veterinario al Monstruo de Pelo Blanco que tengo en custodia. Check, gracias al Doctor Maligno y otro par de innombrables con los que estoy en deuda moral y, sobre todo, real.
3. Iniciar los trámites de renovación del DNI. Pendiente para mañana, con suerte.
4. En caso de que sigan dando un cartoncito cutre para ir tirando, utilizar todas mis dotes persuasivas para que mi entidad bancaria acepte dicho cartoncito cutre para activarme la tarjeta. Además, obtener un extracto de últimos movimientos para confirmar que no he sido objeto de hurto masivo (véase el asunto tratado en la sección 1). Pendiente, sin momento específico en el tiempo.
5. En cualquier caso, currar como un absoluto cabrón en la revisión de Night watch de Pratchett (manuscrito de la traducción ya en mi casa, por cierto), de forma que la ruina económica derivada de la sección 2 y demás eventos sociales ineludibles no degenere en hecatombe total y me aboque a la indigencia más absoluta. También, ir adelantando otra traducción.
6. Asuntos que, en aras de la simplicidad, calificaremos como «menores»: actualizar diversas páginas web, atender a redes sociales, plantearme seriamente qué hacer con el resto de mi vida, duchas, actualizaciones de software, transición casi total al tabaco de liar, firmar contrato de alquiler para el curso venidero, cañas y tapas con gente, arreglar sistema eléctrico del Cubil del Mal, etcétera. Si fuera posible, escribir algo más aquí.
Deseadme suerte.
Los exámenes finales ya se avistan en el horizonte, la naturaleza humana es como es y, por increíble que parezca, yo no era el estudiante que más apuraba la fecha antes de ponerse a estudiar en serio, por lo que estos días ando liado con bastantes clases que dar. Para colmo de males, aún no he conseguido descargar una copia operativa de mi cerebro en el portátil para que traduzca por mí. Y antes de que alguien me salga con que, entonces, qué coño hago remodelando la Biblioteca de La Concha (sí, publicidad barata), diré que llevo dándole en las horas muertas desde hace más de un mes. Con todo, una vez más, los ratos libres escasean como si fueran vulgares euros recesionados.
Pero siempre es posible rascar unos minutos para responder a los divertidos e-mails masivos escritos por gente con un CI incluso menor que el de la gente a la que aspiran a engañar, y para subir aquí algunas fotos que los aplicados amigos consiguen para este blog de ustedes poniendo en riesgo su vida y salud mental. Vamos con lo primero. El siguiente e-mail ha llegado, supongo, a todos los buzones de la Universidad de Valencia (entidad desinteresada que aún no ha anulado mi cuenta, a saber por qué):
Estimado Propietario UV correo electrónico,
Este mensaje es UV de centro de mensajes de correo electrónico UV a todos los propietarios. Nosotros
Actualmente la mejora de nuestra base de datos y que está borrando todos los medicamentos no utilizados UV mensaje para crear más espacio para uno nuevo. Para evitar que su cuenta de el cierre de actualización a continuación.
CONFIRMAR SU EMAIL:
EMAIL nombre de usuario:
EMAIL CONTRASEÑA:
De correo electrónico alternativa:
De lo contrario, se hacen inmediatamente de su cuenta desactivada nuestra base de datos. nos disculpamos por las molestias que esto le cause.
Gracias
UV EQUIPO DE APOYO
De nada. Estimado UV equipo de apoyo. Este mensaje es A TOMAR POR CULO un respuesta a el mejora de su base de datos para que no me borren los medicamentos. Antes de A TOMAR POR CULO darles mis e-mails y contraseñas para evitar de que se desactive su UV base datos, necesito crear más espacio para uno nuevo. Para evitar su cierre de actualización necesito que vayan A TOMAR POR CULO confirmándome la siguiente:
CONFIRMAR SU TARJETA DE CRÉDITO
NÚMERO DE TARJETA completo:
FECHA DE CADUCIDAD y los tres últimos numeritos de la parte de atrás
PIN de tarjeta alternativa
De lo contrario serán desactivados y no se creará más espacio para los medicamentos nuevos. Me disculpo por las molestias que TOMAR POR CULO les cause.
Y, sin más, unas cuantas imágenes que no vienen a cuento. ¡Ha habido buena cosecha!
Quiero advertencias como esta en los flyers que anuncian fiestecitas de música máquina. Por ley.
Que por muy pocos recursos con que cuente la autoridad municipal, no va a dejar de meter miedo a los conductores.
Sobre todo ahora que estamos en una época del año supersticiosa, es conveniente tener claras las opciones de que disponemos para nuestras necesidades sobrenaturales. Distinguir entre una religión y otra consiste básicamente en elegir qué leyenda nos gusta más, a qué grupo social o geográfico preferimos discriminar y qué forma de autoflagelación es la que mejor nos satisface, cosa poco difícil a poco que nos conozcamos a nosotros mismos. Pero en el campo de la videncia, existe una variedad tan abrumadora de opciones que un estudio a fondo y exhaustivo resulta imprescindible.
Veamos en primer lugar el vidente típico, del montón:
Alpha es deliberadamente vago en el origen de sus poderes y amplísimo en la descripción de sus efectos beneficiosos. Destaca en último lugar su efectividad contra la impotencia sexual, reclamo seguro para los vergonzosillos que se niegan a pedir Viagra en las farmacias. Videntes como Alpha los hay a carretadas, y antes de contratar sus servicios deberíamos saber que, en la práctica, estamos jugando a la lotería. Sus poderes podrían no ser tan espectaculares como se anuncia, por lo que los brujos de esta clase no están recomendados a menos que ya los conozcamos.
Este segundo anuncio ya es otra cosa. No solamente es vidente, sino también profesor y curandero. Además se llama Adama, lo cual debería dar confianza a cualquier persona razonable. Sin embargo, siempre debemos leer los anuncios hasta el final. En este caso, vemos que los poderes místicos y rápidos de Adama pueden atraer clientes para la venta. ¿Por qué, entonces, repartir anuncios en los limpiaparabrisas?
Los videntes por los que, sin duda, debemos decantarnos para nuestra sesión sobrenatural son los del tercer tipo:
No he destacado nada en el anuncio porque absolutamente todo es destacable, pero si tuviera que quedarme con algo, sería que «desintegra a los demonios del infierno». Observad que Demba utiliza incluso menos signos de puntuación que los demás profesionales, claro signo de la potencia de sus espíritus mágicos. Demba sería la elección correcta para ver a nuestros enemigos de rodillas o mejorar el aspecto de nuestra vida que deseemos.
Así que, si las procesiones ya no nos dicen nada y las religiones no llenan nuestras necesidades arcanas, la elección está clara: 610 927 485. Y, desde la Nave del Misterio, felices vacaciones a todo el mundo.
Yo me he enterado hace poco, así que es posible que haya alguien más ahí fuera que aún no sepa que se acaba de celebrar un juicio en Suecia contra The Pirate Bay, el mayor rastreador de torrents del mundo. Hoy ha sido la última jornada y el juez dará su veredicto el 17 de abril. Aunque en principio se acusaba a los responsables de la web de «asistencia en la violación de copyright», el segundo día de juicio a los denunciantes les entró la timidez y lo dejaron solo en colaborar con su puesta a disposición del público. El proceso completo ha sido un tremendo circo: audio retransmitido en directo por internet, twitteos desde dentro del juzgado, caramelos gratis a sus puertas, manifestaciones y un incremento auténticamente brutal en los usuarios registrados de la web sueca.
Admito que ya me caía bien la gente de Pirate Bay desde que leí la página donde hacen públicos los intentos de coacción y amenazas que han recibido y también las respuestas, bastante salvajes, que ellos devuelven por e-mail. Pero se han convertido en mis ídolos y gurús absolutos solo desde que Samuelson, uno de los abogados defensores de Pirate Bay, tuvo las santas narices de jugar la defensa King Kong el tercer día del juicio:
Siguiendo los procedimientos legales, las acusaciones deben realizarse contra un individuo, y debe haber una relación estrecha entre los perpetradores de un delito y aquellos que les ayudan. Esa relación no se ha demostrado. La acusación debe probar que Carl Lundström ha interactuado en persona con el usuario King Kong, a quien seguramente se puede localizar en las selvas de Cambodia.
Y si esto no recuerda a la Defensa Chewbacca de South Park, que venga Cthulhu y lo vea. No será por medio de YouTube, que no me deja subirlo, pero que venga y lo vea de todas formas:
Nada más que añadir, señoría.
Si alguna vez voy a algún concurso de preguntas en la televisión, nunca, nunca, nunca será a uno de los que ponen famosos a ayudar a los concursantes. En teoría se puede tener suerte y que te toque de compañero, qué sé yo, pongamos Gabilondo, pero muchas otras veces –las más– te encuentras en Pasapalabra con que uno de los Morancos se atasca en modo todo-lo-que-ladro-son-perlas-del-humor y hace perder al pobre concursante unos segundos, minutos, cruciales y lo envían a casa con una mano delante y otra detrás. Y lo que es peor, poniendo buena cara, que hay cámaras delante.
O si no, con esto otro...
... que, por lo menos, tiene la ventaja sobre los Morancos de que si después del concurso degollas a quien te ha hundido en la miseria (el pato Nicol en este caso), al menos el juicio no es por asesinato.
–Hostias, me lo he terminado entero. Lo siento, de verdad que no ha sido aposta. Me hago yo otro.
–Vale, si tiempo tenemos. Con el frío que hace, el cabrón de Josué no vendrá a buscarnos aquí ni de coña. Pero casi que mejor espérate a que se vaya el Cercanías que está parado delante. O eso, o seguimos adelante con el plan y lo atracamos.
Juani sonrió después de terminar su frase y Paco, obediente, rió la gracia. Llevaban un cuarto de hora sentados en un muro bajo de la estación, charlando y tomándose su ratito libre del anochecer en su trabajo como empleados de limpieza. Los primeros cinco minutos los habían invertido en despotricar contra su jefe, como todo buen trabajador, mientras Juani sacaba los bártulos y liaba un canuto. Durante los otros diez minutos se habían estado pasando el porro con disimulo, ya que había un tren de cercanías entrante parado en la antesala de los andenes, esperando quién sabe qué. Paco se había estado dedicando a especular sobre la vida de sus pasajeros, bien visibles gracias a la iluminación interna, pero las caras de contrariedad de muchos de ellos le habían animado la imaginación hasta tal punto que se había olvidado de que a Juani también le tocaba fumar.
–No hace falta que esperemos –aseguró Paco–. Para liarme el peta, digo. Casi no nos ven porque la luz del vagón les deja sin visión nocturna. Me pongo de espaldas con las piernas para el otro lado y ya está.
–¿Entonces no atracamos el tren? –insistió ella en su idea. Le divertía pensar que, en realidad, era un proyecto factible.
–¿Lo estudiamos bien hoy y preparamos la ruta de escape?
Paco sonreía, pero Juani solamente pudo intuir el humor en su tono: él ya estaba de espaldas y había entablado combate singular contra su mechero Clipper, que estaba casi sin piedra.
Juani había parido la historia del atraco después de que el tren se detuviera cerca de ellos, medio kilómetro antes de alcanzar la zona cubierta con andenes. Era el mejor lugar para esconderse del trabajo cuando soplaba viento del este. Seguramente el tren había salido puntual de su estación de origen pero se había adelantado por el camino (para inmenso regocijo de los pasajeros menos previsores que pensaran tomarlo por los pelos en las paradas intermedias) y ahora esperaba para entrar a su hora en València Nord. Si el motivo era que no quedaban andenes libres o simplemente no llegar demasiado pronto, los empleados de limpieza no lo sabían, ni tampoco les importaba demasiado. Solo eran conscientes de que ocurría muy a menudo.
Igual que los pasajeros. De hecho, habían sido los comentarios de Paco sobre las caras de estos, paradas a mitad de camino –igual que el tren– desde el enfado hacia la resignación, las que le habían sugerido la descabellada idea de asaltar el convoy. Y ahora que lo había pensado, no se lo podía sacar de la cabeza.
–Te digo que se podría hacer –dijo, en parte para entretener a Paco mientras liaba–. Fíjate. Si hay seguratas, están en el primer vagón, que no lo veo muy bien. Pero me juego un cubata a que no. Y el revisor no va a salir de la cabina ni aunque lo maten, porque sabe que los pasajeros no pararán de preguntarle por qué no avanzan.
–Eso es verdad. El Calvorotas iba diciendo el otro día que cuando hay avería se atrinchera allí y se la suda lo que diga «el cargamento».
–Vale, pues cogemos unos pasamontañas y unas pistolas de juguete, abrimos el último vagón, nos metemos dentro, la liamos en plan Pulp Fiction y en cinco minutos estamos corriendo entre las vías hacia aquella zona sin iluminar de allí –dijo, señalando con el dedo.
–No sé, no sé. El tío alto de la coleta que hay dentro del vagón tiene un aire peligroso y varonil.
Los dos rieron. La hierba de Juani era buena y no les hacía falta mucho más.
–Desde esa zona oscura se puede salir saltando la valla, y casi nunca pasa nadie. Cruzamos la calle, corremos para poner dos o tres callejones de por medio rapidito y luego caminamos como buenos niños hasta la parada del metro.
Paco volvió a pasar las piernas sobre el muro bajo y extendió una mano hacia Juani.
–Toma, pétalo tú. No me parece mal, en principio. Poderse, se puede. Ese tren está parado en medio de la nada y no viene otro por ninguna parte. En cabina ni se enterarían. Pero ¿luego, qué? Cuando lo denuncien y Josué vea que tú y yo no aparecemos, estamos jodidos. –Vio la mirada de reojo que le lanzaba Juani–. Vale, vale, pero alguien habrá en la estación capaz de sumar dos más dos.
–Hay que pulir el plan, admitido. Pero puede hacerse. ¡Ya está! Usamos una taquilla del Mercadona para guardar el botín, salimos por la otra puerta y volvemos por la entrada principal de la estación. Igual hasta llegamos antes que el tren. Si alguien nos ve, decimos que hemos salido un momento a tomar un...
Le interrumpió un grito lejano. El viento del este les trajo sus dos nombres hasta el muro, procedentes de unos pulmones ariscos. Contra todo pronóstico, el cabrón de Josué había abandonado su cómodo asiento y su diario Marca para hacer su trabajo: ocuparse de que ellos hicieran el suyo.
–Mierda para nosotros –dijo Paco mientras Juani descapullaba el peta contra el murito–. Quédatelo, que ya no creo que podamos escaquearnos juntos hoy en todo el turno. ¿Dejamos el atraco para mañana?
El maquinista eligió ese mismo instante para despertar su locomotora y ponerla a mover vagones. Lo último que vieron Juani y Paco del tren, mientras bajaban al duro suelo, fue al tío alto de la coleta poniendo los ojos en blanco antes de guardar su libro en la mochila.
Los Premios Gorrilla se establecieron para reconocer la labor de aquellos personajes televisivos que, viendo como su fama decae y se ven abocados a indicar a los coches el lugar óptimo donde aparcar en cualquier callejuela, se aferran con uñas y dientes a la pantalla tonta participando en engendros como La isla de los famosos o llevando a cabo maniobras rastreras equivalentes.
Este año no se han producido nominaciones públicas, pero el jurado de los Gorrilla no ha descansado en su esfuerzo por recopilar candidatos. Y 2008 ya habría sido un año bien productivo aunque no hubiera existido La batalla de los coros para dar cobijo a unos cuantos candidatos firmes al galardón. Pero una persona ha destacado por encima de todos los demás por el enfoque directo que ha utilizado recientemente en sus apariciones televisivas: Rosa Valenty.
Estrella del destape en los años setenta, con éxitos en su haber como La chica de las bragas transparentes o Máscara: la revolución sexual de una adolescente, el ostracismo que le trajo la llegada del nuevo siglo la llevó a participar en programas como Noches de Gala o Supervivientes, interpretando el papel más difícil de todos: ella misma. Pero esta luchadora no se ha rendido cuando, tras mucho arañar apariciones televisivas, acechaba en su horizonte el destino del gorrillismo. Allí donde otros se han rendido y han llegado a darse con un canto en los dientes si les llamaban para leer algún pregón de pueblo a cambio de cenar gratis, nuestra heroína ha hecho un arte del lloriqueo y el morbo, sin resistirse a usar ningún medio a su alcance (graves enfermedades de amigos incluidas) para lograr su objetivo: medrar o, a una mala, seguir chupando como se pueda del bote en la jaula de los buitres. Vaya con Rosa Valenty, pues, nuestro más profundo respeto y admiración.
Y a todos ustedes, les esperamos en la ceremonia de entrega de los Premios Gorrilla 2009, en esta casa suya.
Pero raro de cojones. O de lo contrario me habría ido guardando imágenes para ponerlas de adorno en las entradas. Pero he recopilado demasiadas y tengo demasiado poco tiempo, así que allá van. Flipen, señores.
La limpieza de los patios de luces corresponde a la comunidad y vamos a tener que pagar horas extras si las personas que tienen esta falta de respeto a los demás no se toman en serio lo que tantas veces se ha dicho.
Se ruega a quien vea tirar por las ventanas cualquier cosa tenga a bien comunicarlo para tomar las medidas oportunas
No creía que fuera a poder escribir nada hasta aquí hasta 2009 porque estoy terminando de traducir un libro a ritmo bastante serio, pero hoy, ya 31 de diciembre, me ha llegado un e-mail diciendo que Terry Pratchett será nombrado caballero mañana. El propio escritor ha comentado lo curioso que resulta sufrir el mismo destino que su personaje más celebrado, Sam Vimes, acumulando más y más honores contrarios a su propia esencia. El título más o menos completo de Sam Vimes es Su Excelentísima Excelencia Sir Samuel Vimes, igual que ahora Terry Pratchett es Sir Terence David John Pratchett, Knight. Ya no es solo que la realidad imite a la ficción, que siempre es algo alentador; es que si el karma sigue lanzándole andanadas de justicia, en otros diez años lo tenemos casi de rey de Inglaterra, supongo que muy a su pesar.
Y mientras trasteaba un poco con mis cosas de internet y pensaba en la tontería que me ha entrado con el karma desde que el doctor Maligno y yo recibimos una cesta de navidad en casa que no era para nadie y, en consecuencia, nos acabó de arreglar la tradicional pre-cena de nochebuena con los amigos, me he tropezado con esto:
No me acuerdo de cómo se entraba a las estadísticas del blog para confirmarlo, pero creo que ahora entiendo de dónde provienen algunos de los descerebrados que dejan comentarios en El puto reggaetón para que podamos seguir tirándoles cacahuetes tres años y medio después de escribir la entrada.
No sé si el karma tiene la culpa de que alguien me mande reggeatoneros al blog con los que ensañarnos a gusto o de que me entere precisamente ahora, casi por casualidad y con más sandeces kármicas en la cabeza que el mismísimo Earl, aunque sin bigote. Pero sí es seguro que, entre una cosa y otra, me voy a la cama sonriendo. ¡Feliz 2009 a todos! Menos a los reggaetoneros, claro.
No hay duda de que el programa sobrenatural de Iker Fríker Jiménez en Cuatro se va deshinchando poco a poco: hoy mismo se ha descolgado con un reportaje sobre el Titanic donde no salía ni un solo poltergeist, y aun así –gran sorpresa– le han dedicado minutos y más minutos para tratar el tema a fondo, con fotos de batiscafos y todo. Visto que a Cuarto Milenio le quedan dos telediarios, este blog de ustedes ha decidido tomarle el relevo del oportunismo descarado y convertirse en la voz de lo inaudito y lo extravagante. La nave del misterio vive ahora en internet, y ya solo necesitamos una colaboradora que comente las imágenes que envíen los lectores y haga reportajes de vez en cuando. El matrimonio, a convenir, que tampoco es cuestión de imitar en todo al maestro.
Para iniciar la conquista mediática de lo sobrenatural, nuestro colaborador Javi (que hará las veces de doctor Cabrera en la nueva nave del misterio) nos ha traído un reportaje fotográfico revelador sobre un tema que ha despertado la intriga y la imaginación de millares de investigadores de lo sobrehumano: el mismísimo Señor de las Tinieblas. Un visionario murciano pasea por toda España adviertiendo a la incauta ciudadanía de los temibles poderes del maligno:
Avisados quedan ustedes.
La nave del misterio despega, pero volverá a sus pantallas mañana mismo, con los reportajes de investigación «La Inmobiliaria Taurina» y «El Vecino Acojonante». ¡No se lo pierdan!
Llevo un tiempo ya leyendo blogs de traductores. Empecé a buscarlos por curiosidad y al final, como suele pasar, me quedé con dos o tres y dejé de buscar. Pero una vez metido en el mundillo de los blogs profesionales, no pasa mucho tiempo hasta que algún enlace te lleva al blog de alguien cuyo negocio es el propio blog. Y de ahí a los blogs sobre consejos para hacer dinero con blogs, un clic.
Todos dicen lo mismo. No parecen muy difíciles de escribir. Pero me han abierto los ojos más que el TecnoVikingo. Ahora sé que cualquier blog que no se centre en un solo tema es tiempo perdido; que si no haces ping a tutiplén cada vez que escribes algo es como si no escribieras; y que si no pongo todo esto a reventar de anuncios y botones de donación, más me valdría dedicarme a vender cigarrillos de uno en uno en la puerta del colegio. Así que me he decidido a dar el salto y a convertir este blog en una máquina de generar beneficios. Pero no basta con ser uno más. Me he propuesto subir otro paso en la pirámide de la blogosfera y llegar donde ningún hombre había llegado nunca.
De ahora en adelante, NoSigaLeyendo será el primer y único Blog sobre Ganar Dinero con Blogs sobre Ganar Dinero con Blogs. Y si alguien tiene huevos, que suba otro paso más arriba. Como primer post de esta nueva y gloriosa etapa, aquí tenéis los Ocho Consejos Básicos Para Escribir Blogs Sobre Ganar Dinero Con Blogs.
1. Utiliza títulos impactantes.
Las visitas son cruciales para tu negocio. Solamente teniendo muchas visitas convencerás a tus visitas de que visitándote podrán ganar dinero con sus blogs, y así volverán a visitarte. ¿Para qué decir "Consejillo para sacar cuatro céntimos al mes" si puedes decir "Retírate en dos semanas"? Obviamente, no quieres que tus lectores aprendan el truco y te manguen visitantes, así que a ellos diles que lo importante es que sus títulos reflejen el contenido de cada entrada, para que los buscadores ofrezcan información relevante y visitas de calidad.
2. No tengas miedo de mentir, pero las medias verdades funcionan mejor.
Afrontémoslo: de todos esos pardillos que visitan tu blog porque quieren hacer dinero con los suyos y dejar de trabajar, no lo va a conseguir ninguno. Con suerte, los mejores dos o tres sacarán para chicle. Pero tú necesitas que todos tengan esperanzas. Comenta de vez en cuando lo complicado que es hacer bien las cosas y la competencia que hay, para que piensen que eres un tío sincero, pero no dejes de bombardearlos con tus opiniones sobre las nuevas tendencias del negocio bloguero que, además, puedes fusilar de otros blogs sobre productividad (igual de mentirosos que tú) haciendo unas adaptaciones mínimas. ¿Y qué hay más productivo que subir cada día una entrada o dos empleando en ello menos de un cuarto de hora?
3. Escribe tus entradas a trozos. ¡Fideliza!
Así, cada paja mental sobre tendencias en internet que copies de por ahí te vale para dos días. Utiliza cualquier excusa que te haga quedar bien para cortar el texto por lo sano al final de la primera media entrada. Dejar a la gente con la miel en la boca es el truco más viejo del negocio. No olvides recordar a tus lectores, al final, que pueden saber instantáneamente el momento en que subas la segunda parte si se suscriben a tu RSS para lo cual, por supuesto, ofreces infinitos mecanismos (Bloglines, Technorati, Google Reader). Esto último, lo de los RSS, puedes revelarlo también a tus fans (¡recuerda, la entrada donde lo expliques debe tener dos partes!) ya que, como veremos en el siguiente punto, sus lectores terminarán siendo tuyos.
4. Netiqueta + Spam = Triunfo.
La netiqueta es un gran invento. Cuando empieces a tener seguidores, no será muy complicado utilizar la excusa de la "buena educación" en internet para que te enlacen cada dos por tres. Referencias, citas, pingbacks, trackbacks. Asegúrate de que todos comprenden la importancia de las buenas maneras para evitar que internet implosione y, con el tiempo, sus lectores serán tus lectores.
Mientras tanto, tú deberías estar saltándote a la torera todas esas normas. Copia sin enlazar a nadie, o la gente pensará que los demás blogs saben más que tú. Suscríbete a los blogs de todos tus seguidores, y cada día haz lo siguiente: (1) Léete por encima lo que hayan escrito y pesca un par de palabras clave. (2) Busca esas palabras en tu propio blog. Tú estás alimentándoles la misma mierda continuamente, así que seguro que las palabras salen por alguna parte. Apúntate las direcciones. (3) Déjales un comentario: debe parecer que dices algo relevante, pero ten claro que solamente tecleas chorradas para poder decir al final que "en mi blog escribí sobre esto mismo hace un tiempo; te dejo un par de enlaces por si le son útiles a alguien". Obviamente la entrada que enlazas no tiene ni por qué tener sentido. ¡Esto es spam! Solo que lo estás haciendo a mano y no lo parece.
También puedes buscar en Google las palabras clave de tus propias entradas cada vez que las subas y repetir la jugada en los blogs que te salgan. ¡Pesca, pesca, pesca, no pares de pescar! Y sabotea a los demás pescadores: que a nadie se le ocurra seguir tu misma estrategia. Desaconséjales el spam, diles que hagan solo comentarios relevantes y valiosos cuando se metan en otros blogs y así podrán atraer visitantes interesados al suyo, no a cualquiera que pase por allí.
Y, lamentándolo mucho, debo dejar aquí la entrada por el momento. Podría escribir ya mismo los consejos que faltan –recicla tus propios textos viejos, termina todas las entradas con una pregunta, y un par de cosas más que ya veréis–, pero la calidad se resentiría porque he de marcharme en breve a una reunión nocturna de la Asamblea de Millonarios Blogueros y luego a un partido de voleibol nudista con un equipo de supermodelos bisexuales, donde yo soy el único varón. Si no queréis que se os escape la segunda parte de estos consejos (ni mis próximas y utilísimas entradas), podéis suscribiros a mi RSS, agregarme a Google Reader, a Netvibes o a MSN. ¿Qué os parece todo esto, así, en general, a vosotros?
El Doctor Maligno, que es el compañero de piso heterosexual de un servidor heterosexual, lleva ya algún tiempo siendo fiel a una fea costumbre. Antes de irse a dormir busca entre todos los canales televisivos aquel que esté emitiendo los contenidos más inmundos, una decisión normalmente muy reñida a la una y media o dos de la madrugada. Sintoniza el canal escogido y, dejando encendido el televisor, desaparece hasta el día siguiente. Yo me quedo en el comedor, a lo mío con el portátil. Y cuando aparto la vista del monitor me encuentro, por sorpresa y de repente, con la perla que el Doctor Maligno haya tenido a bien seleccionar para mi disfrute. Ayer fue Marisol ya casi con tetas traumatizando a unos pobres críos a base de hacer muecas y cantarles a dos centímetros de la cara.
En realidad todo lo anterior no tiene nada que ver con lo de hoy, pero me parecía peligroso que el mundo no supiera de la ruindad del Doctor Maligno y he metido la historia aquí con calzador. Hoy no hablamos de una trampa planeada: él estaba sentado en el sofá viendo su programa favorito, El juego de tu vida. La mecánica del concurso es simple. Una persona se somete a un interrogatorio sobre su vida privada y Emma García le va dando dinero mientras vaya contestando la verdad. Las preguntas son cada vez más íntimas y echan una cantidad ingente de mierda sobre la familia y amigos cercanos, también presentes en el plató. No vale la pena preguntarse cómo saben si el concursante dice la verdad o no: es espectáculo puro.
El diálogo anterior tiene más lagunas lógicas que un episodio de Smallville.
Que la concursante se plantee mentir en la pregunta 11 ya es incoherente. Si no hubiera dado ese ultimátum a su novio, podría decir la verdad sin tener que pensárselo. Le ha dado ese ultimátum, por lo tanto ya se lleva mal con su familia política. Entonces, ¿qué más le da decirlo? ¿Para qué se lo piensa?
Pero es que en la pregunta 12 lo bordan. La concursante ya ha dicho que odia a la familia de su novio. Es un hecho. Si les quedaba alguna duda al respecto, ella misma acaba de disiparla en la pregunta anterior. Y sin embargo, ahora miente en algo que prácticamente ya va incluido en el odio general y, como resultado, se va a su casa sin un miserable euro.
No sé, yo daba por hecho que los guionistas tenían que preocuparse de la coherencia interna. Aunque claro, si yo currara en El juego de tu vida también me la traería todo al pairo.
Y al final me ha quedado una entrada de lo más gay. Qué cosas.
Noticia recién salida en la web del diario Público:
Menudo jeta: al no tener domicilio social, puede hacer todas las barrabasadas que quiera sin temor a represalias. Por mi parte, si me lo cruzo por la calle pienso aventarle un par de galletas para que aprenda a ir por ahí esquivando a la justicia con malas artes.
Hay ocasiones en que el universo te da en la cara con un bacalao pasao y, pese a la regla de que cuanto más tiempo pasas sin hacer algo más difícil te resulta (sobre la que no me extenderé), no te deja más remedio que subir una entrada al blog. En esta ocasión, el universo ha elegido a Megaupload para dejarme claras las cosas:
Y donde hay patrón no manda marinero, así que a escribir se ha dicho.
O al menos eso es lo que parece a partir de la siguiente noticia del Público:
Como no se trate de una errata y se nos eche encima una crisis de gobierno, con la que lleva el PP encima también, esta legislatura va a ser digna de un principio de temporada de Battlestar Galactica. ¡Estrellas de combate saltando dentro de la atmósfera de un planeta a la voz de ya!
Hace unos años esta fotografía dio la vuelta a toda internet:
¡Los Manowar y Bertín Osborne, juntos ante una cámara! Difícil imaginarse una escena más apocalíptica. Yo pensaba que la tormenta del metal impactaría contra las partículas elementales casposas de Bertín y juntos crearían una singularidad que haría pedazos la estructura geométrica del universo. Pero hoy, paseándome por la red en un descansito mientras el universo seguía bien montado, me he encontrado algo peor. Y que conste que no tengo ninguna intención de llenar esto de vídeos de YouTube, pero es que que el programa de Ana Rosa Quintana se interese por el tema y que Bertín cuente a su reportero la historia de la foto ya raya en lo... bueno, en lo rayante. Atentos a la banda sonora, que es un temazo y está elegida con muy mala leche.
Si con esto no se hacen un ovillo las diez u once dimensiones del universo, nada lo conseguirá. Pero de regalito, aun así, aquí está el complemento perfecto para todo heavy que se precie, encontrado por casualidad mientras buscaba la primera imagen. Esto es el Escudo del Guerrero. Y todo lo demás es basura.
¡Nos han asfaltado la zona de conciertos del Viña Rock! ¡Andaos con cuidado!
Y llamadme hippie si queréis, pero habría sido mejor que la organización se hubiera gastado la pasta en subvencionar los cubatas de las barras. Porque como vuelva a llover la gente no se llenará las zapatillas de barro, pero los resbalones irán que vuelan, y además el asfalto no se puede tirar de una patada hacia los vecinos mientras se bailotea, con lo divertido que es jugar con el fango. Y si hace sol, habrá que estar muy seguro de las propias nalgas para arriesgarse a hacer corrillo en el suelo entre concierto y concierto.
Lo peor es que, haga el tiempo que haga, cambio una caída contra el cemento durante un concierto por tres contra el barro, a quien quiera y cuando quiera. Las probabilidades de supervivencia al Viña para el colectivo torpón al que pertenezco, ya de por sí magras, acaban de volverse todavía más escasas. ¡Deseadnos suerte!
Un año de dominio y alojamiento gratuitos, cortesía del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. No es ninguna novedad (lo anunciaron a bombo y platillo hace unos meses), pero ahora es cuando he tenido un momento para seguir los consejos del Doctor Maligno y ponerme a ello. Eso sí, la oferta es solo para gente con treinta años o menos, con lo que entro por los pelos. Los más viejos, ajo, agua y resina.
Hay que rellenar un formulario (tened a mano el DNI, que necesitáis unos cuantos de sus códigos) con los datos personales. El alojamiento y el dominio se registran con una de las empresas afiliadas al programa (todo el mundo recomienda escoger Hostinet; buscando en Google hay comparativas entre todas ellas), y al año decidimos si queremos continuar con ellas pagando, renunciar al dominio o simplemente llevárnoslo a otra empresa de nuestra elección. Por lo menos en mi caso, con Hostinet, el día siguiente a la petición ya tenía un email con todas las contraseñas de acceso y el dominio activo. Y un blog montado en WordPress con autoinstalador.
Total, que www.manuviciano.es ya está en marcha, aunque en construcción de momento. Incluirá cosas digamos serias: mi currículum, un ofrecimiento de mi trabajo como traductor, playtester o pornochacha, un blog ceñudo y profesional, no como éste, y cuatro cosas más que se me ocurran. Y es que aquí, si es gratis, no se le dice que no ni a una patada en los huevos. Pero que no se anime nadie.
Noticia de hace un par de horas en el diario Público:
[...] la prohibición de acceso afecta a páginas 'web' como los diarios deportivos 'Marca' y 'As', la revista 'Interviú', diversos portales de compras y de subastas, como el sitio 'Ebay', especializado en compra-venta y subasta de todo tipo de artículos.
Este weblog, conocido mundialmente por su defensa a ultranza de las milicias y fuerzas armadas, aportará hoy (día del libro, por cierto) su granito patriota de arena en favor de la moral y bienestar de nuestra aguerrida tropa ante el ataque despiadado de la nueva administración socialista. Primero fue el alcohol, luego el tabaco y ahora esto. Basta ya.
Camaradas militares, probad las siguientes soluciones. ¡Que nadie se atreva a dar puyazos en la retaguardia de nuestro avance hacia la gloria!
Buenas noches.
Como el año pasado nos gustó y nos echamos unas risas, el Doctor Maligno y un servidor de ustedes hemos decidido celebrar una nueva edición de los Premios Gorrilla. Los Premios Gorrilla homenajean a las viejas glorias televisivas que se aferran a cualquier programucho de madrugada, publireportaje o a apariciones sonadas en A3 Bandas o similares con tal de evitar su destino manifiesto: indicar a los conductores los lugares más obvios donde aparcar a cambio de lo que usté quiera darme, primo. Los Premios Gorrilla sacan fuera la mala hostia, incitan a la risa sana y ponen a cada uno en su sitio así que, en el gran esquema de las cosas, conceder Premios Gorrilla es hacer el bien.
La veda está abierta, pero la competencia es dura. En la edición del año pasado quedó vencedor por los pelos Jose Manuel Soto, pero en 2007 hay un buen número de candidatos que le hacen sombra, y más que le harán al lado de cualquier semáforo. La organización dispone ya de dos o tres candidatos fuertes, pero en una muestra sin precedentes de interactividad y solidaridad está dispuesta a admitir sugerencias. Así pues, si alguno de ustedes está convencido de que su candidato derrotaría a hostias a cualquier futuro gorrilla en las inmediaciones de cualquier estación de tren, sírvase por favor sugerirlo en los comentarios.
El fallo del jurado tendrá lugar cuando se le pase la resaca de Nochevieja. Mil gracias por su atención y buenas noches.
O: "Ni el rey ni hostias: yo, yo y yo".
Lata de cerveza abierta. Mechero y diafragma ejecutando el movimiento coordinado de siempre. Entradas para el concierto de La Pulquería, confirmadas en el cajón de la mesita. Queda gas para ducharme entre este momento y el inicio del concierto, que cuando estoy limpito me caigo mejor pero me da más perro escribir. Y tampoco huelo tan mal, chicas. A estas alturas, aros de humo tapándome el "No siga leyendo" de la pantalla mientras el mechero descansa del duro esfuerzo de antes. Listos.
Es curioso (y veraz también) lo que comentaba alguien en las tascas el otro día: que pueden transcurrir meses sin que pase nada de nada, sin material para cotorrear ante unas birritas, con la vida siguiendo su monótono curso semana a semana, empañada y borrosa de puro aburrimiento. Pero cuando a las cosas les da por pasar, les da a base de bien. Y se coordinan, las muy zorras. Estos meses que he pasado metido en la cueva del mundo real se han dedicado a ocurrir las cosas, digo y, para colmo, a superponerse. No enumero por no aburrir, que ejemplos los tengo a patadas, pero ya me explicará alguien qué extraño karma es el que dispone que, en pleno mes de paro forzoso, a una de mis muelas del juicio le dé por desgarrarme la encía en un parto no deseado. Y, para colmo, prematuro. Que juicio yo, el justito para ir tirando sin despeñarme en barrancos ni comer mierdas de perro por la calle.
Y un viaje a las costas de Cádiz, otro a Salamanca y otro al Penyagolosa después, en pleno apogeo del segundo ataque de la Maligna Muela del Juicio (aunque el alien de mi mandíbula ni siquiera se nota ya, chicas), van las cosas, putas cosas, y dejan de pasar sin más. Llega noviembre y parece que los nubarrones se empeñen en que yo no siga prolongando mi verano personal, que en la actualidad abarca desde junio hasta octubre excepto los periodos en que me duele la mandíbula. Llega noviembre y, de golpe y porrazo, dejan de pasar cosas otra vez. Volvemos a la rutina, nene. Sin previo aviso. Sin vaselina. Levántate los lunes y los miércoles a las ocho de la mañana, con lo que eso revienta cualquier horario sano. Da clases a universitarias, pero a precio de todo a cien, que tienes un contrato. Vuelve, cena y duerme, que mañana será el mismo día. Y menos mal que llevaba retrasada la revisión de Carpe Jugulum y tuve con qué ponerme las pilas, porque el futuro pintaba negro.
Pero, quién sabe si motivado por la reciente oleada de cosas sucediendo, o tal vez por un raro ataque de puro sentido común, mis dedos escribieron el e-mail que iba a mandar a tomar por culo los nubarrones y, con ayuda de mi querido ángel catalán y tras un par de llamadas telefónicas, abrir el portal a un universo alternativo donde no tenga que levantarme a las ocho ningún día si no quiero. Porque ahora mis trabajos para Plaza&Janés ya no se limitan a revisar los libros del Mundodisco. Tengo un trabajo en marcha y otro, mucho más gordo, que empezaré tan pronto como acabe este. Y la traducción de The Fifth Elephant no tardará en caer en mis manos para que la revise. Tiempos Interesantes. Y lo digo aunque siga levantándome a las ocho, que estas cosas hay que organizarlas bien y los trapicheos de los autónomos son enrevesados y tortuosos. Supongo que como la vida. O igual más.
Me imagino que la moraleja de todo esto podría ser que los tiempos grises lo son porque les dejamos serlo. Pero lo mismo podría decir que es que quien no llora, no mama. O que no se puede confiar en las muelas del juicio. O "¡Niños! ¡No comáis mierdas de perro por la calle!". Ni siquiera sé la razón de que esté hablando de moralejas, porque con la que está cayendo, para moralejas estamos. Así que lo que haré es saludar con el sombrero a Santo y a la Brujilla Lore, responsables en un 75% (el otro 25 es que por fin me ha salido de los huevos) de que vuelva a descargar mi pedantería encima de estos píxeles. ¡Salud, tíos! Y Lore, a ver si nos vemos esta noche en el concierto.
O: Pelusilla en el ombligo
O: El blog es mío y me lo zumbo como quiero
Santo, comentario en este blog
Es un hecho comprobado que no hay forma de resistirse a una invocación bien hecha. Así que salgamos del octavo círculo del infierno, abramos una cervecita para acabar con la resaca, quitémonos las legañas de los ojos y al tajo.
Aunque normalmente utilizo la vida real como explicación para mis ausencias prolongadas en este blog o en el resto de asuntillos que tengo en marcha por internet, lo cierto es que en esta última ocasión tampoco puede decirse que la condenada tenga demasiada culpa. He estado trabajando bastante (para lo que acostumbro), he tenido alumnos de exámenes que han llegado a pedirme incluso clases nocturnas, pero la situación no ha llegado al extremo de no poder sentarme ante el teclado alguna noche que otra a hacerle deditos al mundo.
A lo que me he estado dedicando en lugar de ello es a ampliar La Concha de Gran A'Tuin, que es la acojopágina del Mundodisco favorita por los lectores españoles, sobre todo porque es la única que aguanta viva. Últimamente llueven las producciones audiovisuales sobre el Mundodisco y en toda la página web no había ni un miserable comentario al respecto. Ahora, tras reorganizar un poco el menú principal y hacer trasiegos aburridos y repetitivos con el HTML, hay una sección sobre la miniserie Hogfather y otra sobre la productora independiente Snowgum, creadora del corto El Puente del Troll y una... bueno, y una cosa llamada Run, Rincewind, run! que se proyectó durante la última convención australiana del Mundodisco y es de lo más genial que me he llevado a los ojos últimamente:
El vídeo puede verse más grande dándole a donde pone "Google Video". Los subtítulos son de un servidor, con el permiso del jefazo de Snowgum: oficiales, sancionados por la productora y con toda la pompa y boato que corresponden a alguien de mi excelsa categoría:
Por otra parte, admitamos que gran parte de la desidia internetera ha sido culpa de un invento de Belcebú llamado Swap Magic. Son unas pequeñas piezas metálicas que se pueden insertar en la PlayStation 2 sin invalidarle la garantía y permiten jugar con copias de seguridad de juegos, sin necesidad de que sean originales. Antes de que la alarma Blog De Quinceañero me destroce el oído interno, espero que me dé tiempo a decir que el Doctor Maligno, el Sargento Pauix y un servidor estamos reventando el Burnout 3 y que ya he conseguido grabar un DVD con las canciones del Guitar Hero metidas en el sistema de juego de Guitar Hero II, que es más molón. Cuesta pero compensa.
Para terminar por hoy (y, ya puestos, para llevar el ombliguismo a cotas impensables), el amigo Cyberwarrior reseñó este weblog de ustedes en su propio blog, El Ojo Crítico de la Blogosfera:
Cyberwarrior, 08-04-07
Creo que eso de la combinación de tenacidad y pereza (cojonazos, se llama esa combinación en mi tierra) es un firme candidato a lo más que se ha acercado a definirme alguien que no me conoce en persona, así que alzamiento de sombrero y saludo samurai para Cyberwarrior, y gracias por haberte pasado por aquí a leer algún día que otro.
Hay más, pero tampoco es cuestión de carbonizar cerebros a base de autobombo solamente porque uno tenga la noche habladora, así que lo resumiremos todo en que en esas estamos, en mantener el tipo. Que no es poco.
Por fin me ha llegado la respuesta a la reclamación que puse a MetroValencia por una multa injustísima que intentaron endiñarme hace unas semanas a la salida del trabajo. La carta que he recibido es la siguiente:
Aparte de que se contradice (si es imposible comprobar el error, no sé cómo van a constatar los hechos que relato), o yo soy muy malo leyendo entre líneas -que no me extrañaría- o la carta es una forma muy oblicua de decirme que va a costar más trabajo investigar si digo la verdad o miento que perdonarme la multa, así que adiós muy buenas.
Si no vuelvo a saber nada de MetroValencia en lo que queda de semana, casi que me apunto una victoria sobre mi archienemigo el revisor gafitas.
Me mudé hace tiempo desde mi cuenta de correo electrónico de la universidad. Salí por la puerta, se lo dije a todo el mundo y me instalé en mi flamante y nueva casita de Gmail. Volvía a la casa vieja en ocasiones, por si alguien no se había enterado de la mudanza o para rebuscar, tropezando entre los trastos viejos, algo que necesitara en el momento. Con el tiempo, por comodidad, se me ocurrió poner un papelito en la puerta avisando de que todos los mensajes nuevos tenían que reenviarse a mi nuevo hogar. Y no mucho más adelante, a base de responder desde la dirección nueva, fui notando como se cerraba el grifo de gente que, sin saber de mi mudanza, me buscaba donde no era. Sin embargo, me resistía a echar el cierre. Mis trastos viejos seguían allí: cartas antiguas que no quería malcopiar con dos dedos en el bloc de notas, viejos comentarios de este blog en post-its de la nevera vieja, incluso algún trasto grande que otro, de esos a los que coges cariño. La tarea de ir enviándolos uno por uno a mi nueva dirección se me hacía más cuesta arriba que comerme el Himalaya a cucharadas, así que la iba dejando pasar.
Pero por fin GMail ha abierto al gran público su servicio de pescar el correo POP3 de otras cuentas, así que aquí es donde una mala metáfora se convierte sin previo aviso en una especie de batiburrillo técnico sobre servidores de correo en internet. Básicamente, si le das tu nombre de usuario y contraseña para otra cuenta POP3 en cualquier otro servidor, GMail es capaz de conectarse, pescar los mensajes que haya allí y traérselos todos de golpe. Además, irá comprobando periódicamente si hay emails nuevos y se los traerá también cuando los encuentre. (Lo más que ha tardado entre comprobación y comprobación han sido unos 35 minutos.) Las ventajas son obvias: (1) GMail tiene tal capacidad de almacenamiento que ni se entera de la avalancha, por muy saturada que esté la otra cuenta de correo; (2) Tener los correos en GMail implica poder hacer búsquedas muy efectivas, y sin tener que molestarse en abrir sesión en ninguna otra parte; (3) buen filtro antispam, aunque -todo hay que decirlo- me diera un falso positivo el otro día; (4) gracias a la búsqueda de Google, la faena de etiquetado para listas de correo y demás me llevó como un cuarto de hora; y (5) adiós a la preocupación por perder los mensajes cuando me cancelen la otra cuenta, y adiós al terror de reenviarlos todos manualmente cuando eso esté a punto de ocurrir.
La única desventaja que se me ocurre es que el obligatorio paseo nostálgico por el viejo buzón con la nueva tecnología me llevó bastante más tiempo que los veinte minutos técnicos necesarios para poder darlo. Y las pocas veces que empleo algún tiempo en releer cartas viejas acabo yéndome a la cama con la impresión de haber echado horas y horas a perder. Porque a ver quién se para una vez empezado.
Quien no quiera una explicación en modo profesor de escuela de como enganchar sus otras cuentas de correo desde GMail, mejor que no siga leyendo.
Una pequeña advertencia antes que nada: Hotmail y, según tengo entendido, la mayoría de servicios gratuitos de correo web, no permite el acceso por medio del protocolo POP3. Si lo hicieran, significaría que podrías descargarte los mensajes a tu ordenador de golpe y, por tanto, no ver los estupendos anuncios de su página web. Así que los usuarios de Hotmail tendrán que fastidiarse y seguir reenviando su correo desde su otra cuenta a la antigua usanza. (O comerse la cabeza estableciendo un puente en su propio ordenador, pero no trataré esto aquí.) Dado que GMail sí permite el acceso vía POP3 y que las excepciones nunca confirman las reglas, es posible que otros servicios también lo permitan. Cuestión de mirarlo. Supondremos de ahora en adelante que puedes conectarte a tu otra cuenta de correo vía POP3.
Para empezar, hay que poner GMail en inglés de los EE.UU. porque el sistema todavía no funciona con el interfaz en castellano. (Según Google, tampoco está disponible para todas las cuentas en inglés, aunque sí lo está para todas las mías y también para una recién creada, así que seguramente lo tendréis.) Si lo único que os interesa es recuperar emails antiguos siempre podéis volver después al castellano, aunque con ello GMail dejará de buscar periódicamente mensajes nuevos. Se hace en Configuración, pestaña General, y no creo que tenga gran complicación. Hay que elegir la opción English US: tampoco funciona con el inglés británico. Dadle a "Save Changes" y Gmail volverá al buzón, ya en inglés estadounidense.
Ahora la Configuración se ha convertido en Settings, pero allí es donde tenéis que ir de nuevo. En la pestaña Accounts (cuentas) deberías ver el enlace "Add another mail account" (ojo, que no es lo mismo que "Add another email adress").
Pinchadlo. Os saltará una ventanita donde se os pide que introduzcáis la dirección de email de la que queréis pescar el correo, así que ya sabéis lo que hay que hacer. Pinchad "Next step" a continuación y GMail os pedirá unos cuantos datos más:
Gmail os está preguntando ahora si os interesa poder enviar mensajes desde GMail pero haciendo que parezcan provenir de vuestra otra cuenta de correo. Si decimos que nos da igual, hemos terminado. Si decimos que sí, nos enviará un email a la otra cuenta para que confirmemos (pinchando en un enlace) que de verdad nos pertenece, lo cual es bastante absurdo porque ya se está bajando mensajes de allí gracias a nuestra contraseña, pero qué le vamos a hacer. Una vez superado el trámite, podremos enviar correos desde GMail utilizando nuestra antigua dirección, además de recibirlos.
Finalmente, recordad moderar el tiempo de relectura de emails antiguos si os ponéis a ello. Más de una hora de nostalgia seguida nunca es sana.
Espero que esto sea útil para alguien, porque de lo contrario acaba de convertirse en un firme candidato al rato más absurdo que me he pasado jamás delante del ordenador. (De momento se lleva la palma este otro.) Lo cierto es que no pretendía ponerme tan en plan didáctico, pero simplemente hay veces en que no puedo evitarlo.
Buenas noches.
Acabo de recibir un email en inglés con una interesante proposición económica por parte del doctor Abdu Samu, responsable del departamento de Cuentas y Auditorías del African Development Bank con sede en Ouagadougou, Burkina Faso. Pese a que se me pide que mantenga secreto su contenido, dudo que la difusión que pueda alcanzar en este humilde blog vaya a perjudicar nuestros intereses empresariales comunes. Traduzco del inglés.
Tuve la enorme fortuna de encontrarme con los archivos del fallecido cuando organizaba los antiguos ficheros abandonados de los clientes de 2003-2004 para enviarlos a la gestoría con el objetivo de buscar documentación. Se refleja claramente en nuestra POLÍTICA BANCARIA EXTRANJERA [...] que si tales fondos permanecen sin ser reclamados por algún FAMILIAR DIRECTO durante SEIS (6) años desde la fecha de la muerte del titular, el dinero será transferido a la TESORERÍA DEL BANCO como fondos sin reclamar. Por otra parte, la ley no permite que nuestro banco se ponga en contacto con ningún ciudadano de BURKINA FASO para que reclame los fondos.
Por tanto, la solicitud de usted como extranjero es necesaria para dicha petición y para la transferencia directa de los fondos a su cuenta bancaria, como FAMILIA DIRECTA del fallecido. Cuando los fondos se transfieran a su cuenta, el CUARENTA POR CIENTO (40%) será para usted por su ayuda [...], mientras que el SESENTA POR CIENTO (60%) será para mí. Si está seguro de su integridad, valía y confidencialidad, respóndame con los datos necesarios para la transferencia y contacte conmigo para que pueda hacerle saber los pasos necesarios para llevar a cabo inmediatamente esta transacción. Me mantengo a la espera de su respuesta urgente.
Mis mejores deseos para usted y su familia,
DR ABDU SAMU
Estimado doctor Samu: Le agradezco su interés y las condolencias que sin duda olvidó incluir en su mensaje por la muerte de mi tío abuelo lejano (guiño, guiño) Komoé Fulani. Estaré encantado de reclamar su herencia, aunque admito que desconocía hasta el momento la acomodada situación económica de tito Komi. Por desgracia, en estos momentos no estoy en situación de utilizar ninguna cuenta bancaria en España por culpa de ciertas irregularidades que me atribuyó injustamente la Comisión Nacional del Mercado de Valores durante la OPA con que la empresa de la que soy Presidente y CEO, Cagontó Enterprises, adquirió el control de Grefusa y Sugus, multinacionales de las que usted seguramente ha oído hablar.
Para llevar a cabo los distintos sobornos necesarios para salir del pequeño atolladero en que me encuentro, necesitaría disponer de cierto capital líquido y no sujeto al control estatal: digamos TREINTA MIL EUROS (30.000 €) contantes y sonantes. En el momento en que usted me haga llegar de forma discreta dicha cifra, insignificante para los números que solemos manejar usted y yo, estaré en condiciones de reclamar la herencia de mi querido (guiño) tío abuelo Komoé. Por favor, póngase en contacto conmigo a la mayor brevedad posible y le haré saber cómo puede enviarme los fajos de billetes.
Permanezco a la espera. Mis mejores deseos para usted y su familia.
Los Premios Gorrilla nacieron hace dos o tres años, cuando Antena 3 emitía su estupendo programa La isla de los famosos. Por el programa de telerrealidad circulaban famosetes venidos a menos que intentaban, a base de pasar penurias en entornos hostiles y ponerse verdes entre sí rodeados de cámaras, recuperar algo de la popularidad perdida y poder seguir aferrándose con uñas y dientes a un sueldo en televisión que les salvara de su inevitable destino: señalar los aparcamientos libres a los conductores a cambio de la voluntad en cualquier ciudad española. Por aquel entonces nuestro ídolo televisivo y ganador absoluto en todas las categorías era Ramón Arangüena. De protagonista absoluto de Osados pasó a colaborador estrella de Lo + Plus en la época dorada de Máximo Pradera, pero con la marcha de éste la chispa de Ramón se fue reduciendo hasta desaparecer por completo. Tras su marcha del programa hizo de pregonero en las fiestas mayores de varios pueblos, lo que nos indujo a (1) pensar que no tardaría en marcharse a alguna isla perdida a pasar hambre por dinero y a (2) preguntarnos cuánto tiempo tardaría en producirse dicho acontecimiento. Desgraciadamente el programa de Antena 3 terminó antes de que pudiésemos resolver nuestras dudas, pero de todos modos Ramón ocupa un lugar especial en nuestros corazoncitos y, como homenaje, queda nombrado padrino de honor de los Premios Gorrilla para toda la eternidad.
Tras muchas e intensas deliberaciones, el jurado de los Premios Gorrilla (formado por el Doctor Maligno y un servidor de ustedes) ha logrado alcanzar un veredicto unánime. Muchos son los candidatos que han quedado atrás en nuestros estrictos criterios de selección, pero el esfuerzo siempre compensa: los tres finalistas pueden pasarse cuando quieran por nuestra sede para recoger su premio, que consiste en un bonometro con sólo tres viajes gastados. Necesitamos patrocinadores para futuras ediciones, por cierto. El campeón, mejor que llame por teléfono y ya se lo enviamos nosotros si eso.
Menciones especiales sin derecho a bonometro:
Álex Casademunt (de Operación Triunfo 1, Fórmula Abierta y Los Lunnis)
Carmen Hornillos (en realidad no ha hecho jamás nada digno de mención)
Fríker Jiménez (Milenio 3, Cuarto Milenio y otros varios panfletos impresos)
Finalista: Laura Manzanedo. La conocimos como Clara, una joven de la teleserie Al salir de clase que, por supuesto, atravesaba infinitos problemas emocionales sin pies ni cabeza a lo largo de los 124 episodios que iluminó con su presencia. Apareció en el peliculón español Más de mil cámaras velan por tu seguridad y rodó dos episodios de El Comisario interpretando dos papeles distintos, además de algún que otro capitulillo de diversas teleseries lamentables. Ha ayudado en cinco ocasiones a los concursantes de Pasapalabra pero, sin duda, su aparición estelar interpretándose a sí misma fue en La selva de los famosos, un concurso de telerrealidad en condiciones extremas del que fue eliminada a la primera de cambio, pero al que volvió en un rompedor giro de guión por aclamación del público. Este hecho presagiaba una carrera llena de éxitos, pero de momento se aferra a la televisión presentando un concurso nocturno de llamadas telefónicas en una emisora local. Tiene su bonometro y todo el cariño del jurado esperándole en nuestra sede.
Finalista: Alejandro Sanz. O, según el documento que ha presentado el jurado para su lectura, El Tío Que Se Ha Comido A Alejandro Sanz. Comenzó su carrera con el nombre artístico de Alejandro Magno y una opera prima llamada Los chulos son pa' cuidarlos, pero pronto se decantó por la canción ligera para adolescentes ñoñas con un éxito considerable. Alcanzó el cenit de su carrera con el superhit Corazón partío, y desde entonces se ha enganchado como una ladilla al sol que más calienta (The Corrs, Shakira, la SGAE) para mantenerse en el candelero. En internet se han reunido más de 236.000 firmas para que deje de cantar, y parece que va camino de hacerlo. Sus cada vez más frecuentes apariciones en la prensa amarilla hacen suponer que no tardará en dirigir el tráfico lento de Miami a cambio de lo que lleve suelto, señora.
Campeón Absoluto de 2006: JOSÉ MANUEL SOTO. Poco hay que decir sobre este gran hombre que no sepa ya cualquier ciudadano medio con dos dedos de frente. Saltó a la fama musical con discos como Solo faltas tú o Al son de Machín, y a la fama televisiva con apariciones en espacios de renombre como VIP Noche, ¡Hola Raffaella! o Bellezas al agua. Tiene una página propia en la Internet Movie DataBase, pero sorprendentemente no en la Wikipedia. El Premio Gorrilla 2006 recae en este personaje por sus acertados y soberbios publi-reportajes sobre la paletilla de jamón ibérico (con chorizo, vino, jamonero y cuchillo de regalo) que tantas madrugadas han acompañado a los noctámbulos. Gracias a él toda una generación está memorizando las bondades del cerdo ibérico, su cuidado proceso de selección y las razones por las que la paletilla es mejor que el jamón de siempre. Sirva este premio como reconocimiento y agradecimiento a su continuada labor de entretenimiento, que esperamos que próximamente continúe en los semáforos de alguna ciudad española.
Y con esto y un bizcocho, queda inaugurado el plazo de presentación de candidaturas para los Premios Gorrilla 2007. Dentro de un año o así, si el jurado se acuerda de emitir otro veredicto, en su weblog favorito.
(Las letras de zombis se pueden encontrar en http://e-zombie.com/. No entiendo cómo es que no las usa todo el mundo.)
Mi primer amanecer del año fue tan penoso que llevo ya unos días resistiéndome a escribir sobre él. Pero esconder la cabeza bajo tierra, lloriquear y huir de los hechos nunca ha sido la solución a nada, así que allá vamos. Mi primer amanecer del año fue, en realidad, un anochecer desde la perspectiva de la rotación terrestre: eran como las seis de la tarde en Salamanca. La fiesta de la noche anterior se había prolongado hasta las once de la mañana y había incluido una serie considerable de cubatas de vodka, por lo que las feas sustancias químicas de la resaca causaban estragos en mi cerebro. En casa de Ruth (nuestra estupenda anfitriona) no se movía ni un ratón, pero yo bajaba las escaleras pensando erraticamente en los pasos a seguir para obtener un café con leche.
El primero de dichos pasos consistía en abrir la puerta de la cocina. Al hacerlo me encontré con Sherry, la simpática rottweiler que me deseó feliz año nuevo con un lametón en la mano. Pensé entonces que la pobre no había salido de la cocina desde la noche anterior. Pensé que podía empezar el año haciendo el bien y sacarla antes de que se levantara su dueña. Pensé (y este fue mi error principal) que el café podía esperar, cuando la experiencia demuestra que el café debe ser lo primero del día, para que todo lo demás funcione mejor.
Para sacar a Sherry al jardín había que encerrar primero al resto de perros. En particular Sasha, la otra hembra, debía mantenerse aislada de la rottweiler porque las perras, al contrario que los machos (que ladran, intentan asustarse mutuamente y en general utilizan la guerra psicológica y cualquier otro truco sucio que se les ocurra), van directas al grano cuando luchan. Salí al jardín después de dejar junta pero no cerrada la puerta principal de la casa. Hacía frío. Había niebla. Yo tenía ya controlados a los dos perros machos enormes y cabezones porque (afrontémoslo) los seres semejantes se entienden entre sí, y mientras los dirigía a su cuarto de reclusión temporal me giré para llamar a Sasha. Lo que vi fue una rottweiler que se las había ingeniado para salir de la casa y, silenciosa y directa como un ninja, se lanzaba sin mediar ladrido contra la otra perra. Antes de que yo pudiera reaccionar, Sherry tenía el pellejo del cuello de Sasha entre sus mandíbulas.
La adrenalina canceló temporalmente la resaca. Sin importar el precio que sabía que exigiría la adrenalina después, me lancé a separarlas. Imposible: las fauces de una rottweiler requieren un gato hidráulico para soltar su presa. Y yo no conocía el truco de levantarle las patas traseras, así que por el momento tuve que concentrar mis esfuerzos en evitar que Sherry hiciera fuerza en serio. Mis energías, debilitadas por la fiesta de la noche anterior, se agotaban inexorablemente y lo único que lograban era evitar por el momento un mal mayor. Así que tomé una decisión: arrastrar a las dos perras al interior de la casa, tragarme la dignidad y pedir ayuda con la voz de pito que (pensaba yo) era más probable que despertara a alguien. Estaba cansado, lleno de baba de perra y temeroso de un desenlace fatal que sería, única y exclusivamente, responsabilidad mía.
¡Ayuda! ¡Socorro!
Dos cosas ocurrieron en el mismo momento: Ruth bajó las escaleras y sus padres entraron por la puerta. Todos encontraron la misma escena: una perra mordiendo el cuello de la otra, un macho cabezón intentando montar a la agredida y otro macho cabezón (humano esta vez) haciendo todo lo que podía, que era más bien poco con solo dos manos, para separarlas. Por suerte el segundo par de manos hábiles de Ruth solucionó la situación. Abrió las mandíbulas de Sherry. Sacó a Sasha y a los cabezones de casa. Me vio en una silla, los ojos muy abiertos, la adrenalina retirándose de mi interior y abriendo el paso a un contraataque sin piedad de las hordas de la resaca. Me ofreció un café. Habló con sus padres. Lo arregló todo.
Pero aprendí algo. Aprendí por las malas que de verdad, de verdad de la buena, lo primero del día ha de ser un café. De lo contrario no hay forma de hacer un razonamiento en condiciones. Muy yonqui, sí, pero también muy cierto. Aprendí el truco de levantar las patas traseras al agresor. Y aprendí que lo peor que puede hacerse de resaca no es limpiar pulpo, actividad que hasta el momento encabezaba mi lista, sino separar a perras peleonas. La lista completa la dejaremos para otro día.
Feliz año.
Supongamos que existen los programas de intercambio de archivos por internet. Y supongamos que alguien de esta santa casa ha decidido utilizarlos para descargar un documental llamado Fashionistas Safado (The Challenge) que ponen muy bien en el gran buscador de documentales SearchExtreme.com. Pongamos que nuestro amigo quiere el documental para una pequeña celebración solitaria del Orgasmo Mundial por la Paz mañana día 22, aunque teniendo en cuenta que mañana a las cuatro de la tarde estará de comida de empresa, podría resultar complicadilla la cosa. Pero no importa para qué sea. El caso es que nuestro supuesto hombre tiene la costumbre de mirar las características de los archivos que descarga, y al hacerlo con Fashionistas Safado (The Challenge) se ha encontrado con lo siguiente:
¿Nueve semanas y media en italiano? Un momento, un momento. La película que intenta descargar nuestro héroe es muy reciente, de este mismo año. No puede ser que la estén usando para hacer un fake de un clásico de 1986, ¿verdad? ¿Verdad?
Verdad. No estaban utilizando Fashionistas para engañar a los pobres inocentes que quieren ver Nueve semanas, sino al revés. La previsualización del archivo no muestra a Sasha Grey, sino a Kim Basinger comentando sus problemas a una amiga. Nuestro hombre, siempre supuestamente, ha sido víctima de un antifake: quería descargar un interesante documental sobre la actividad humana y, en su lugar, ha obtenido cine convencional. Erótico, puede. Malo, sí. Pero convencional. Y lo peor de todo es que se lo tiene bien merecido.
Y teniendo en cuenta esto, teniendo en cuenta que en los estancos ahora también venden condones y teniendo en cuenta que a este ritmo pronto les prohibirán vender tabaco, yo abogo por la reconversión de los estancos en sex-shops. ¡Bolas chinas a precios populares ya!
Estaba yo tentado de buscar una cita bíblica sobre el trabajo, acompañarla de un par de exabruptos ofensivos y dar la entrada de hoy lunes por concluida, pero me temo que sería repetirme un poco demasiado. Así que, mientras viajaba en el tranvía y observaba las caras largas e inexpresivas de la gente, he pensado que podíamos (la humanidad en general, quiero decir) mejorar un poco las condiciones de cada lunes siguiendo unos pasos sencillos, que procedo a listar a continuación por si a alguien le apetece probar a ver.
Y con esto y un bizcocho... hasta mañana a las ocho. Por desgracia.
La siguiente perla de la sabiduría apareció hace algún tiempo en la entrada estrella de este weblog de ustedes, El puto reggaetón:
Enviado por: Pedro, Enero 10, 2006 03:00 PM
No sé si es más increíble que alguien busque canciones de reggaetón o que se enfurezca porque en la primera página donde entra no aparezca lo que él busca. En todo caso asusta, ¿eh? Feliz día de los muertos a todo el mundo.
... que quiero leer gratis también en castellano a base de comisiones. Y que nadie haga rimas.
Qué cosas. Iba yo caminando de vuelta del trabajo y, como de costumbre, meditaba con nostalgia sobre un bono-metro mágico que poseí una vez. Aquel billete se congeló cuando todavía me quedaban siete viajes y, sin que ninguna máquina le descontara ni uno solo más, me estuvo abriendo todas las puertas de la red subterránea valenciana durante un par de meses hasta que hubo un cambio de tarifa y, también como de costumbre, el IPC desvaneció la magia. Aquel bono-metro acabó convertido en un trozo de cartulina inútil y, supongo yo, recorrería el habitual ciclo de bolsillo trasero del pantalón, lavadora, cara de fastidio y confeti en la papelera. Fue un suceso triste porque ya me había creado mis expectativas y esperaba que ese billete fuera a permitirme viajar gratis para siempre. Pero la realidad es una amante cruel. Con el tiempo oí hablar de otros billetes con poderes e incluso llegué a ver uno, pero todo el mundo sabe que un objeto mágico que te abre las puertas de otra dimensión no aparece más de una vez en tu vida.
Llegué a la estación de metro. En la zona metropolitana de Valencia, gran parte de la red subterránea solamente lo es en teoría, en los documentos oficiales y en los periódicos: la mayor parte de las paradas están en la superficie. De hecho, mi recorrido habitual es completamente sobre el suelo, por lo que no hay ningún impedimento físico que me obligue a usar billete. Lo que hay es revisores, ante los que un bono-metro mágico al uso sirve de bien poco. Este pensamiento, aunque lógico y cabal, no me libraba de la nostalgia por mi perdida cartulina milagrosa mientras introducía mi actual, anodino bono sin poderes en la máquina de ticar.
No hay sonido de impresora.
El bono-metro sale por la ranura correcta.
Si hubiese habido un paso cerrado, me lo habría abierto.
Coño.
Es mágico.
La idea de que (dado mi recorrido usual) esta magia me sirve de bien poco no mitigó en absoluto mi alegría. ¡Un bono mágico! Solamente me sirve para fingir que lo paso por la máquina y, los fines de semana, para llegar a la estación de trenes, sí. ¡Pero tengo un bono mágico! Y para mi regocijo, a los pocos días mutó. Escuché un sonido de impresora y en un principio maldije todo lo maldecible pensando que había sucedido lo inevitable, que el hechizo se había disipado. No fue hasta pasados unos cuantos días más cuando me fijé en las inscripciones mecánicas con que las distintas máquinas habían mancillado mi cartulina y las vi aglomeradas, todas en la parte izquierda. Según pude descifrar, me quedaban 127 viajes en el bono-metro. Era un tipo distinto de magia, y solamente tenía que encontrarle una utilidad práctica. Eso fue anteayer.
Ayer se abrieron las puertas del vagón y, ¡sorpresa desagradable!, había una revisora al otro lado, en la parte de dentro. Unas chicas a mi lado que no llevaban billete cancelaron el gesto de subirse y optaron por esperar 20 minutos más al siguiente tren en la estación. Bajo la atenta mirada de la revisora, se hizo la luz en mi cerebro. Entré con paso decidido y me apoyé contra la puerta del otro lado. Vi que la mujer se me acercaba directamente, me quité los casquitos de las orejas y saqué la cartera del bolsillo sin que me temblara el pulso. Extraje mi bono-metro mágico de nivel 2 y se lo mostré. Mirada atenta. Ceño fruncido.
-Tú no has ticado. -Esa frase es como el "Ave María Purísima" de los revisores.
-Sí que he ticado.
-No puede s... uy, sí que es verdad. Pero es de... ¿has cogido el metro esta mañana?
-Sí, aquí mismo, volviendo del curro.
-Este billete es muy raro -descubrió ella-. Mira, está escrito por todas partes.
-A ver... Pues sí que es verdad, qué raro.
-Mira, no te lo voy a agujerear ni nada, pero tienes que cambiarlo por otro en una taquilla.
-Vale, ahora lo hago dentro de dos paradas.
-Hombre, tampoco hace falta que te bajes a posta.
-No, si tengo que cambiar al tranvía igual -dije yo-. Ya que estoy, me paso por taquilla.
-Vale, pues nada.
-Muchas gracias.
Quedé como un señor y viajé gratis y a mi hora. Y llegué a la conclusión de que este bono-metro me es mucho más útil que el otro que tuve porque con este puedo descolocar a los revisores, además de abrir puertas mecánicas. Probablemente el truco no me funcione con los más cabrones (desde luego, no volverá a funcionar con esta revisora en concreto). Y solamente me quedan 125 viajes con los que engañar al resto. Pero son más que suficientes para llegar al maldito cambio de tarifas de febrero que, si se comporta como suele, acabará con los poderes de mi bono-metro de nivel 2.
Y al menos, esta vez estoy sobre aviso.
Advertencia: Entrada más o menos técnica.
Recientemente el sargento Pauix, el Doctor Maligno y un servidor nos mudamos de piso por ciertos problemillas con nuestra antigua casera que ahora no vienen al caso, pero que si interesan a alguien están un par de entradas más abajo. Con ello, dimos de baja la conexión a internet de Timofónica. Para conseguir una nueva, la opción más práctica era ONO: viene un técnico a casa y te echa un cable, con lo que no hay que complicarse la vida en altas ni en teléfonos. Por desgracia, ONO tiene una pequeña característica de la que ya estábamos avisados, pero de cuyo aviso hicimos más bien poco caso: el famoso capado P2P. Sí, es mejor que el capado de toda la vida, admitido. Pero es frustrante estar intentando descargar obras de autores de la Grecia clásica y programas freeware con el eMule y descubrir que no puedes compartir más de un kilobyte o kilobyte y medio con ningún otro usuario.
No es cuestión de puertos: cambiar los puertos que trae el eMule por defecto, aunque es una práctica aconsejable por seguridad (y los mejores son los comprendidos entre el 62.100 y el 63.000 por razones de limpieza), no soluciona el problema. El caso es que ONO detecta el protocolo de transferencia que usan los programas tipo eMule y, cuando ve muchos paquetitos de información con orejas de burro en la cabeza, les pone un guardia civil cibernético a dar porrazos hasta que circulen en fila de a uno, a la voz de ya. No vale de nada cambiar puertos. No vale de nada cambiar de programa de intercambio. No son tan tontos. La única solución, igual que con los guardias civiles de verdad, es que no te pillen. Esconder las orejas de burro para no sufrir el capado.
Por suerte, la versión más reciente de eMule (la 0.47c) incluye una pijadita que va a encantar a los jugadores de Vampiro: la Ofuscación. Que no es otra cosa que encriptar los paquetitos de información, ponerles orejas de conejito por encima de las de burro para que los picoletos no les den el alto. Se activa desde Preferencias, dentro de la sección Seguridad:
No hay que activar ninguna de las otras dos casillitas, solamente "Activar la ofuscación de protocolo". Y funciona, vaya si funciona. Ahora mismo tengo las obras completas de Platón y el IrfanView bajando a 163 KB por segundo. Un análisis un poquito más detallado muestra que las descargas serias provienen de gente que tiene activada la misma opción, y las subidas serias también van dirigidas a ellos. Así que lo ideal sería que todo el mundo lo hiciera: supongamos que a Godzilla se la trae al pairo todo esto porque su magnífico ADSL no le pone guardias civiles al eMule, así que emite un terrorífico grito de desprecio y pasa de utilizar la nueva versión y activar ninguna casillita. Bien por él. Pero supongamos que quiere descargarse el último vídeo de su colega Gamera aterrorizando Tokio, y Gamera tiene una conexión de cable anti-orejitas de burro. El resultado neto es que, a todos los efectos, Godzilla no podrá pasar del consabido kilobyte por segundo, pese a su maravillosa conexión sin vigilancia. Y todo por no dejar de destruir ciudades un momentito, bajar el eMule 0.47c y darle a la casillita de marras.
Algunos monstruos (y algunas operadoras de internet) no tienen ninguna consideración.
Génesis, 3:19
Puto graciosillo de los cojones.
Estimados seguidores de la selección española:
Vaya por delante que no tengo costumbre de hablar de fútbol en este weblog, más que nada porque no me gusta, al igual que no me gusta ningún deporte retransmitido por televisión salvo el volley-ball femenino. Sin embargo, ante la reciente y supongo que todavía dolorosa derrota de la selección española en los mundiales de fútbol, mi espíritu caritativo no puede por más que intentar, en la medida de mis modestas posibilidades, aliviar el sufrimiento de ustedes.
No me acogeré al recurso fácil de las injusticias, del quítame allá ese penalti, de si tal falta no era falta. Ni tampoco intentaré derivar la fundadísima esperanza e ilusión de ustedes al futuro incierto de un próximo campeonato en que, casi seguro porque lo contrario sería difícil, la selección patria hará mejor papel. En pocas palabras, no les repetiré lo que escucharemos todos, aficionados o no, por activa o por pasiva, en todos los telediarios de todas las cadenas los próximos días. En lugar de ello me gustaría animarles a que vean la situación con los ojos de aquellos para quienes esta derrota (que, no nos engañemos, podía oler de lejos cualquiera que mantuviese la cabeza fría) hace la vida ese poquito más llevadera. Tal vez el cambio de punto de vista dé algún solaz a sus almas heridas, o les distraiga al menos de su sufrimiento.
Piensen en Maradona, por ejemplo. Al fin y al cabo, es uno de los suyos. Pero libre por fin de comentar los partidos del equipo nacional y fingir hooliganismo cañí, ahora podrá darse rienda suelta y pasar buenos ratos en lo que queda de mundial jaleando al equipo argentino. Piensen también en los aficionados a la programación televisiva habitual (que digo yo que alguno habrá), esos demagogos que ven como una falta de respeto que sus programas favoritos se vean sustituidos, así por las buenas, por detalladas y viriles imágenes de maromos en ropa interior. Pese a lo erróneo e injusto de tal punto de vista (alguien debería recordarles que el fútbol es por ley un deporte de interés nacional), tal vez noten ustedes que mejora su karma y su bienestar general si hacen la buena obra del día y son un poco comprensivos y empáticos con los pobres desgraciados. Generalizando algo más, piensen en esa multitud silenciosa de personas que se aburren con el deporte rey (entre las que me incluyo), esos a quienes sus amigos llevan semanas abrasando a base de jocosos comentarios bienintencionados como "parece que este año el mundial va para largo, ¿eh?". ¿Acaso no les alegra a ustedes que por fin ellos puedan desquitarse? ¿Acaso no les salta la lagrimita cuando una minoría silenciosa entona por fin su derecho al pataleo? ¿Acaso no les emociona que vuelvan al redil y entonen ahora el A por ellos oé y el Opá vamo a por el mundial, aunque sea con cierto retintín cínico?
Y si todos estos argumentos no terminan de arreglarles el día del todo, piensen en el ahorro que supone para el erario público dejar de pagar esos caros y lujosos hoteles a jugadores, equipo técnico y demás parafernalia futbolera. En lugar de enfurruñarse, serían más felices y harían bien al concluir que la eliminación ha sido para bien: que gracias a ella ese dinerito ahorrado (el dinerito que ustedes mismos han pagado declaración a declaración) tal vez se emplee en que unos niños empiecen el próximo curso en aulas con calefacción y no en barracones prefabricados, o tal vez en contratar a algún que otro médico en la Seguridad Social, que buena falta hacen.
Esperando haber sido de utilidad para todos los forofos futbolísticos que, de no seguir las líneas de pensamiento que se sugieren más arriba, se habrían levantado hoy con el pie izquerdo pero ahora, casi sin duda alguna, serán mucho más felices, se despide atentamente su seguro servidor.
Durante la semana pasada se corrió (sobre todo por internet) el rumor de que Ramoncín hablaría de su no-concierto del Viña Rock en el programa de Eva Hache en Cuatro. No es que yo sea muy fan: Buenafuente, pese a todo, le sigue dando mil patadas a una mujer que tenía gracia al principio pero cometió el error de acercarse demasiado a Manel Fuentes, cuyas pausas con cara de "reiros, coño, que lo pone en el guión" por lo visto son contagiosas. Pero no negaré un cierto morbillo enfermizo por saber lo que tenía que decir Ramoncín sobre el tema, así que cuando pillé la entrevista de pasada dejé estar un rato el mando a distancia. Ya habían empezado, pero sabía que no habría ningún problema: Eva Hache se reservaría la pregunta para el final.
Y mientras tanto, el Rey del Pollo Frito iba desarrollando una complejísima maniobra de lavado de imagen: aludió a su colaboración con causas benéficas (la expresión "por la patilla" o similares salió no menos de diez veces de su boca) y, en un sutil alarde de astucia, enlazó en la siguiente pregunta su trabajo para la SGAE con esas causas benéficas. Pobrecitos empresarios de discográficas y, de rebote, pobrecitos autores incomprendidos como él. Respetuosísimo con la libertad de cada uno para opinar lo que quiera, faltaría más, don Ramón pasó a hablar del cruce de acusaciones que había estado teniendo recientemente con Joaquín Sabina: afirmó que llevan treinta años siendo amigos y trató de quitar hierro al tema, lo cual no es de extrañar cuando alguien de su talla (hablo de la de Sabina, supongo que sobra la aclaración) te dice públicamente cosas como "si es más tonto no nace".
Y finalmente llegó la pregunta: "¿Qué pasó en Viña Rock?". Ramoncín se mantuvo sin problemas al nivel que, a aquellas alturas de la entrevista, esperaba de él. Recalcó que fue una minoría quien le lanzó proyectiles (aunque se le pasó recordar que fue una mayoría quien cantaba "Ramoncín el que no bote", como ya se ha dicho por aquí) y, al recalcar que había otros músicos en el escenario y subestimar gratuitamente la puntería del respetable, hizo un vano intento de mostrar valentía y puso el colofón final a la entrevista añadiendo "llorica" a los adjetivos "chaquetero", "demagogo" y "pelota" que había ido acumulando uno tras otro cada vez que abría la boquita.
Sí, cabría preguntarse por qué desperdicio tantos píxeles hablando del Rey del Pollo Frito cuando pocos días después asistí (con entrada falsa, sospecho) al concierto que dio Joaquín Sabina en el campo del Levante. Supongo que la explicación es que algunas cosas invitan a remover la mierda para ver hasta qué punto huele mientras que otras, como escuchar Pacto entre caballeros o Princesa en directo, son tan evidentemente geniales que no hace falta ni siquiera la imagen que vale por mil palabras. Pero allá va de todas formas.
No, no voy a dedicar este weblog de ahora en adelante a poner el nuevo video del de Opá ni los sucesivos Amo a Laura, Peto a Laura o Amo a Jorge (que más que un conjunto de vídeos parece una turbulenta salida del armario), ni siquiera nada de Lordi. Pero por casualidad mi colega el Avatar del Caos y la Destrucción me pasó hace tiempo unos vídeos de móvil con sus actividades en el trabajo y este me ha parecido tan buen momento como cualquier otro para probar la chorradita de Google Videos y lanzarlo a la fama mundial.
Pásalo. O no. O qué sé yo.
Pasó el consabido seis del seis del seis y, en contra de lo que cabría esperar, no ha aparecido el ángel de la trompeta para anunciar el nacimiento del anticristo y su consiguiente Apocalipsis. Ni, como yo me temía en secreto, tampoco Rocío Jurado ha descendido majestuosa de los cielos (en plan valquiria junto a los Cuatro Jinetes) entonando un Como una ola que presagie el Día del Juicio.
Muy oblicuas tienen que ser las señales para no habernos dado cuenta. La empresa Kinder, por ejemplo, por fin ha conseguido emitir un anuncio que no insufle ganas de incendiar todas sus fábricas e instalaciones al espectador medio. No es que sea bueno, es simplemente que no convierte cerebros en heces purulentas, y por lo tanto el contraste lo hace resaltar. Tal vez se trate de que las fuerzas del mal estaban concentradas en lo suyo (a saber: el nacimiento de la Bestia y la aniquilación definitiva de toda la Creación) y no han tenido tiempo para nada más, porque el día ha sido estupendo: llegó por fin la nómina y han venido amigos a comer a casa (tranquilos, ya os inventaré motes). No he escuchado ni leído ninguna palabra de ningún político. Ni tampoco ninguna de Acebes o Zaplana. Resopar: cuajada. He conseguido un par de colaboradores para encargarme de mi niña. El congreso filipino acaba de abolir la pena de muerte. Postre: Northern Lights. Un ex-presidente corrupto -no, no es Berlusconi- que robaba fondos de ayuda a campesinos ha sido declarado culpable en un tribunal. Cena: el famoso Bacalao con Salsa de Sopa de Pescado de Manu. Le he hecho un regalo muy guapo, o al menos a mí me lo parece, a una amiga vieja. Comida: asado de conejo con alas, que no es una criatura monstruosa sino una combinación de especies en el horno. Otra sentencia ha liberado a los subalternos de la Generalitat Valenciana de la tarea de llevar el café a sus superiores (y ha recomendado al Consell que cree la categoría oficial de "camarero" entre sus funcionarios si lo cree necesario, ¡toma juez con dos huevos!). Desayuno: café con leche y Camel. Y he empezado la segunda parte de La Confusión, a la que volveré tan pronto como envíe esto, atienda a cierto asunto para rematar el día y me meta en el sobre.
El Doctor Maligno se ha comprado, precisamente hoy y sin darse cuenta, Buenos Presagios de Pratchett y Gaiman, cuya linea argumental trata de la llegada del Enemigo y el Fin de los Tiempos. Vale, ya es casualidad. Pero el Doctor Maligno siempre está haciendo cosas así.
Con lo cual, o el anticristo ha venido muy moñitas para lo que se esperaba de él o mi cada vez más distorsionada percepción de la realidad me hace dar por buenos los que para el resto de la humanidad son claros signos del Principio del Fin. O bien la cristiandad lleva dos milenios equivocada (los judíos todavía más) y tendríamos que habernos hecho satánicos todos desde la Caída.
La siguiente iniciativa, verídica y algo preocupante, estaba disimulada como quien no quiere la cosa en el blog de Estrellita Mutante.
Básicamente, el Día Mundial del Salto consiste en llevar a la práctica la antigua leyenda urbana de que si todos los chinos saltasen a la vez sacarían a la Tierra de su órbita. Los organizadores citan algunos estudios científicos que demuestran que no sólo es posible sino también recomendable modificar la órbita terrestre a base de saltos controlados. Con un salto del planeta a la nueva órbita planeada, siempre según la organización del WJD, se conseguirá reducir drásticamente el calentamiento global y llevar a las regiones más desfavorecidas a un rango de temperaturas que mejore sus condiciones de vida:
No sé si creermelo demasiado. En realidad sí lo sé: no me lo creo demasiado. Como mucho, es parte del Plan de Dominación Mundial de alguien con a saber qué oscuro propósito. Pero puede ser divertido quedar para saltar con los amigos exactamente el 20 de julio a las 12 horas, 39 minutos y 13 segundos (hora española). Lástima que no caiga en fin de semana, eso sí. Y en la página web incluso venden camisetas para salir como corresponde en la Obligada Foto Gilipollas. Ahora la única duda es a quién intento convencer para que me la haga.
(Todas las miniaturas están pintadas por Pau.)
Llevo un tiempo ausente del mundo de internet en general porque he estado dedicándome a perfeccionar mi Plan de Dominación Mundial, que en breve entrará en su fase dos. Todavía me falta un buen trecho para alcanzar el grado de desarrollo que presenta el Plan de Hugh Hefner, el viejo zorro octogenario que a lo largo de su vida ha demostrado con creces su CI de 152 (de lo que se entera uno) a base de rodearse de conejitos. Pero no desepero. La fase dos es sólo el principio.
Durante todo este tiempo que llevo sin actualizar por aquí he estado encargándome personalmente de algunos detalles de mi PDM. Obviamente no escribiré aquí la imagen completa, no vayamos a dar facilidades si alguien decide anticipárseme (o peor: mejorar mi estrategia y dejarme en ridículo). Pero sí puedo dar algunos detalles no clasificados como alto secreto, no vinculantes, no demasiado importantes tampoco, para qué vamos a engañarnos.
Fase Dos iniciada, pues. No volveremos a hablar de mi Plan de Dominación Mundial hasta que se encuentre en condiciones de iniciar la Fase Tres, y predigo que eso no ocurrirá antes de medio año. Mientras tanto, niños y niñas, stay tuned for more rock'n'roll.
Esto es un bando municipal capturado por unos indeseables en la bella localidad de El Provencio, Cuenca, mientras regresaban de un macrofestival de hippies peludos:
Nada que añadir.
Supongamos que existiera una red de intercambio de archivos por internet, que yo no digo que exista. Supongamos que esa red funcionara bien y permitiera que la gente pudiera estar al día en estrenos de películas y series. Cosa que yo no digo que ocurra. Puestos a especular, supongamos que los archivos que uno se copia pudieran grabarse en un disco y verse en la tele. Entonces alguien podría grabar un par de capítulos de series para verlas en el comedor de sus padres después de una comida familiar. Y podría llevarse una sorpresa cuando, al terminar un episodio, el siguiente pareciera tener como protagonista a una joven mamporrera (de la galaxia de Pegaso, a juzgar por el nombre de la serie) ejerciendo su oficio con absoluta devoción y entrega sobre un caballo. Y esa persona hipotética podría darse con un canto en los dientes si su abuelita, espectadora obligada de los acontecimientos de la galaxia de al lado, hubiera elegido ese preciso momento para ir al servicio. Por muy poco.
Si las cosas llegaran a tal extremo, y no seré yo quien diga que han llegado, nuestro hombre podría ser partidario de la siguiente idea:
Si acaso existieran todas estas cosas, claro.
Los signos están claros. Las profecías se cumplen. La bestia del mar sube con sus siete cabezas y sus diez cuernos con diademas y el blog oficial de Google ha sido hackeado por un estudiante.
La historia ha ocurrido hace poco, así que no se sabe demasiado. Según una supuesta conversacón entre el autor y un colega suyo publicada aquí, el tipo adivinó la contraseña del blog (al parecer era algo que tenía que ver con Longhorn, el nombre que iba a recibir el nuevo sistema operativo de Mocosoft), entró y lo borró enterito. Acto seguido registró de nuevo el nombre del blog para sí mismo y se puso a chatear con su colega a ver si encontraban alguna forma de rentabilizar el cuarto de hora de fama que esto iba a proporcionarles. Y lo peor de todo es que no se les ocurrió nada mejor que esperar a que Slashdot reseñara la jugada, cosa que creo que todavía no ha hecho, y aprovechar el aluvión de visitas con el sistema de anuncios del propio Google. Si la conversación es verídica, hay que ser muy patán.
La explicación de Google, sin embargo, es que ellos mismos borraron el weblog por accidente y que alguien aprovechó el pantallazo de "este blog no existe" para registrarlo y, sí, tener su cuarto de hora de fama. Pero que esto no supone ninguna vulnerabilidad general de todo Blogger ante los hackers y tal y cual y esto y lo otro. En pocas palabras, que le dieron al botón que no era y alguien se la jugó. Si la explicación es verídica, hay que ser muy patán.
En todo caso, durante un corto periodo de tiempo el blog de Google tuvo este aspecto:
Lo cual, como decía al principio, nos lleva inexorablemente a la conclusión de que el fin del mundo está cerca. Eso y la existencia de Lordi, el grupo heavy metal de orcos finlandeses que irá a Eurovisión este año, claro.
Anoche me contó una amiga (que parece que disfrute viviendo en Brasil y sintiéndose añorada) la barrabasada que gastaron a unos estudiantes novatos en la universidad. Da gusto que se sigan haciendo esas cosas, sobre todo para alguien (como yo) en cuya propia universidad se sustituyeron las novatadas por una especie de Fiesta de Bienvenida que, a medida que pasaban los años, se iba haciendo cada vez más descafeinada.
Mi amiga, investigadora sin labores docentes, entró en la clase de los novatos haciéndose pasar por su profesora de la asignatura que fuera. Supongo que borraría la pizarra y se presentaría. Lo primero que les dijo es que esa clase sería en castellano, no en portugués: al parecer los alumnos tienen clases de idiomas, así que no les vendría mal practicar. Antes de que las caras de desazón se generalizaran del todo, no contenta con ello, les informó de que, de todos modos, los apuntes de la pizarra estarían en inglés porque es el idioma en el que están escritos todos los artículos importantes sobre matemáticas. Hablar en castellano, tomar apuntes en inglés. Maravilloso.
Pero coló. Durante un cuarto de hora o veinte minutos, mi maligna amiga se dedicó a reñir a gente por llegar tarde y a hacer callar los grupitos que comentaban la jugada entre temerosos susurros. Todo ello en castellano y (supongo) escribiendo en inglés en la pizarra. Una jugada maestra que se tragaron enterita con patatas. El único fallo en su plan es la falta de documentación gráfica o sonora: a mí jamás se me ocurriría tramar algo así sin pensar en grabarlo para futuro uso y disfrute.
El universo, niños y niñas, no tiende a expandirse sino a hacerse light, descafeinado, libre de humos, políticamente correcto y sin alcohol. No quiero ni pensar lo que ocurrirá cuando, en otros cincuenta años o así, el planeta alcance el nivel de amuermamiento crítico. Seguro que implosiona, que mami naturaleza nos castiga por coñazos. Por eso estas historias y otras mucho más crueles (marcar con rotulador y subastar a los novatos, por ejemplo, como se hacía en Ingeniería Química de la universidad de Castellón) siempre tendrán ese encanto del viejo estilo.
Sí, vale, ahora todos somos supercool y usamos el Firefox, pero...
... el mío mola mucho más que el vuestro.
Pimpzilla, nena.
PARA LIMPIAR VÁTERES.
Método combinado de Ganjaman y el Doctor Maligno.
Reproducido aquí sin permiso, por supuesto.
South Park, temporada 2, episodio 9. Año 1998. El festival de cine independiente de Sundance se traslada al pequeño pueblecito de Colorado porque ya ha destrozado completamente su anterior asentamiento, y ahora los habitantes de South Park deben convivir con una nueva plaga: las estrellas de cine cool. El señor Garrison, en clase, intenta explicar a los niños en qué consiste el cine independiente y Cartman, el gordo cabrón, ofrece su propia definición:
Wendy: No es verdad. Las películas independientes se producen fuera de Hollywood y no tienen los recursos y el glamour de Hollywood.
Cartman: ¿Ah, zí? Dime una película independiente que no trate de vaqueroz gayz comiendo pudding.
El episodio termina con una avalancha de mierda sobre el pueblo que barre por completo a toda esa gente tan in del cine. A ver si también se cumple esa predicción (banda sonora de Fantasía incluida) y al menos nos reímos un rato en la próxima entrega de los Oscar.
¡Canten conmigo! Mis huevecillos son de color marrón...
Quién lo iba a decir. Las felicitaciones, como siempre, tarde y mal.
Y que cumpla muchos más.
Aunque ya había escuchado algún tiro, acabo de asegurarme de que realmente Sam Raimi va a dirigir una adaptación cinematográfica en acción real de una novela del Mundodisco. Cuando termine con Spider-Man 3, el director se encargará de The Wee Free Men (una novelucha de un tal Terry Pratchett, que por lo que he oído ni siquiera utiliza los capítulos normalmente en sus libros). La novela, dirigida a un público juvenil, narra las aventuras de una niña de 9 años llamada Tiffany Aching. Tiffany es extraña porque siempre ve las cosas que tiene enfrente, que es más de lo que puede decirse de la mayor parte del resto de la humanidad. Así que cuando descubre que es la Reina de las Hadas quien ha secuestrado a su hermanito, reúne toda la ayuda que puede y corre en su búsqueda. Y esa ayuda la proporcionan: (1) una sartén para la autodefensa y (2) un clan pseudo-escocés de hombrecillos diminutos con el cuerpo tan tatuado que parecen azules, a quienes les gusta robar ganado, beber y blasfemar más que ninguna otra cosa.
Lo curioso es la foto que acompaña a la noticia de CinemaBlend.com...
Llevo unos cuantos días resistiéndome a comentar la famosa foto de Ratzinger Z poniéndose un tricornio de la Guardia Civil española. No por respeto hacia el Vaticano ni hacia la benemérita, que ya se sabe que de eso hay poquito por aquí, sino por no tener muy clara la forma de enfocar la noticia. El gesto no da para mucho: el papa se está dando un baño de masas y unos guasones le pasan un sombrerito, que Benedicto XVI no duda en encasquetarse para regocijo de propios, extraños y sobre todo periodistas gráficos.
Según la página web <http://www.guardiacivil.org/historia/sombrero.jsp>, el tricornio lleva unido al benemérito cuerpo desde sus mismos inicios, cuando su fundador (el duque de Ahumada) decidió que el uniforme de su cuerpo policial debía ser de "aspecto severo, elegante, vistoso, única forma de conseguir la representación social que había de darse a sus componentes". En aquella época no era más que un sombrero de tres picos al uso, pero a partir de 1860 comienza a evolucionar y a reducir sus dimensiones paulatinamente hasta la forma que conocemos y amamos hoy. Respecto al material, en principio era de fieltro. Pero se llenaba de mierda a la primera de cambio, así que hubo que regular fundas de hule para que los guardias civiles no tuvieran un aspecto cochambroso. Con el tiempo el fieltro fue abandonándose y, puestos a llevar puesta la funda siempre, sustituyéndose por cartón o corcho. Y en los últimos tiempos el hule ha sido reemplazado por ese charol negro, brillante y cargado de glamour tan distintivo de la benemérita.
En otras palabras: el tricornio no es más que un anacronismo, un detalle que conseguía inspirar temor y respeto en sus tiempos pero que ahora, en realidad, inspira poco más que risa y lástima. Por eso considero muy apropiado que el otro día se lo pusiera en la cabeza quien se lo puso.
TOKIO.- Miden más de un metro con 80 centímetros de diámetro, pesan 200 kilos, cuentan con innumerables tentáculos venenosos y han surgido de la nada en grandes cantidades para aterrorizar al pueblo japonés. Estos ejércitos multitudinarios de horripilantes bichos babosos han acabado con el abastecimiento del principal alimento del país.
En cuanto se mata a uno, aparece otro para ocupar su lugar. Al final, los gobiernos de la zona, dispuestos a plantar cara, se están agrupando para hacer un frente común contra el enemigo.
La 'echizen kurage' no es un invasor extraterrestre sino una medusa gigantesca que está destruyendo el medio con que se ganan la vida los pescadores del Mar de Japón. La medusa de Nomura, que es el nombre que recibe popularmente, es la criatura de mayor tamaño de esta especie en aguas de Japón y, por razones que hasta el momento siguen siendo un misterio, su número se ha multiplicado en los últimos meses.
[...]
Entretanto, los japoneses están poniendo de su parte todo lo que pueden: en lugar de limitarse a quejarse de las medusas, se las están comiendo. Las medusas no son en absoluto un ingrediente habitual de la cocina japonesa, sino que son mucho más apreciadas en China. Las localidades costeras están esforzándose a tope para promocionar la medusa como un alimento novedoso.
RICHARD LLOYD PARRY (The Times / EL MUNDO)
http://www.elmundo.es/elmundo/2005/12/07/ciencia/1133990283.html
No creo que esta entrada requiera más comentarios por mi parte...
(Gracias a Anakron por avisar en el foro.)
Supongo que ya lleva bastante tiempo ocurriendo, pero para mí es relativamente reciente encontrarme comentarios como estos en los archivos del eMule:
El típico fake, claro. Pero aquí resulta que hay gente que, para el mismo archivo (que posiblemente vaya a ser una película porno), tiene nombres como Torrente 3, Adivina quién, Cuando llegamos... o El método, que es la película que un servidor está intentando descargar. Al principio, ingenuo de mí, pensaba que esto era una maniobra del Comando Para La Normalización De La Pornografía, una organización no gubernamental cuyo objetivo es que vea porno tanta gente como sea posible. Y que, por supuesto, solamente existe en mi cabeza. Pero era una explicación para un fenómeno que no tenía ninguna otra: ¿por qué, si no, iba a estar la red tan llena de cine X con nombre falso?
La solución del misterio, como casi siempre, se basa en el "piensa mal y acertarás". O más bien en mi versión, que es "piensa mal y te quedarás corto". Las malignas productoras de cine español están poniendo pornografía a disposición de los niños. Pero eso no es lo importante: lo importante es que esa pornografía también tiene derechos de autor, por todos los santos. Los acérrimos defensores del copyright están pirateando a otros honrados productores y poniendo cine clasificado X (por lo general bastante malo, además) a disposición de cualquiera con una conexión a internet. Y causando millones en pérdidas y colaborando en la destrucción de esa industria, y dejando a directores, productores y actrices en la peor de las ruinas.
Y mientras tanto, llenando la parrilla televisiva de reportajes lloricas. Que si el top manta nos quita el pan de nuestros niños, que si las descargas por internet sirven para financiar las redes de trata de blancas. Lloriqueo, lloriqueo y más lloriqueo. Y alguna mentirijilla que otra disimulada entre las lágrimas, ya que estamos. Veamos un ejemplo. Como decía un poco más arriba, estoy intentando bajarme El Método sin demasiado éxito. No fui a verla al cine en su momento. De hecho, es muy difícil que vaya a ver una película al cine a menos que sepa a ciencia cierta que será un derroche de efectos especiales y sonido envolvente THX. Mientras no bajen los precios, esa es la situación. De no existir el intercambio de archivos, simplemente me esperaría a que la emitieran por Digital+ (al que mis progenitores están abonados) y la vería una tarde de resaca. Con el eMule, lo único que consigo es ganar un poco de tiempo: mis padres pagan Digital+ y Digital+ paga a la productora, vea yo la peli vía descodificador o vía ADSL. Decir que yo soy el responsable de la hecatombe de la industria del cine es mentir: yo no causo ninguna pérdida (ni ninguna falta de beneficio) porque de todas formas no pagaría más de lo que pago por ver esa película. Simplemente no la vería. Y por mucho que el Segura quiera dar la brasa, en el caso de Torrente 3 al menos, eso que me ahorraba. Menuda bazofia.
La industria del cine -y también la de la música, ya que estamos- haría bien en repasar sus lecciones de mercadotecnia y asumir que no será la realidad quien se adapte a sus deseos. Si no quieren acabar como los dinosaurios, devorados por nuevas criaturas que comprenden mejor su entorno, harían bien en adaptarse a las nuevas situaciones en lugar de llorar como mocosos porque han perdido algunos privilegios. Deberían ponerse las pilas para ofrecer una mayor calidad a un precio competitivo y dejarse de eslóganes del estilo de "cada vez que te bajas un disco, David Bustamante suelta una lagrimita", que lo único que consiguen es animar a la gente.
Antes que nada, perdón si la imagen de la derecha impacta demasiado a algún transeúnte casual. La disculpa no me quita delito, pero ya es más que lo que hacen las emisoras de televisión, que te echan la niñita de marras a la cara sin previo aviso y sin pudor alguno.
Vagabundeando un poco por internet he terminado en una página de Movable Type que explica por qué utilizan a menudo el nombre de Melody Nelson en los ejemplos de uso del sistema. Al parecer, un cantautor francés llamado Serge Gainsbourg tiene un disco conceptual inspirado en Lolita, de Nabokov, llamado Histoire de Melody Nelson. El disco entero cuenta la historia del breve y perturbador romance del protagonista con una jovencita inglesa llamada Melody. La conoce después de chocar con ella, él en su Rolls Royce, Melody en su bicicleta. Este encuentro dispara una apasionada pero breve relación que termina, ojo al dato, cuando ella muere en un accidente de avión.
Por eso digo que tal vez el nombre esté mal elegido. (La niña es seguro que lo está, y cualquiera que se haya cruzado de repente con un coche que berrea el "Antes muerta que sencilla" me dará la razón.) Tal vez, conociendo la historia, no deberían haberle puesto ese nombre a una cría que canta, baila y viste ropa ajustada. Y conociendo el trágico final, tal vez su primer megahit no debería haberse titulado "Antes muerta que sencilla".
Es sólo una idea.
Señoras, señores, escribo esta entrada desde mi propia casita, donde por fin hemos instalado una conexión ADSL. Eso significa que ya no he de recurrir a conexiones ajenas como hasta ahora para actualizar esto, actualizar lo otro (anotaciones a los libros nuevos, pronto), actualizar lo de más allá (que está colocado en el servidor de Susana, pero todavía no todo), mandar el Puercoespín en días decentes del mes, etc.
Temblad, mortales.
El Ente Supremo Omnipotente se reclinó en su sofá enorme, dejó a un lado el recopilatorio de historietas de Ivà y zapeó un poco con su Omnimando a distancia. Todavía no se habían hecho las doce, así que aquel miércoles no había nada bueno en la tele española. ¿Qué tal otro incendio? Naaa, seguro que era demasiado obvio. Igual otro huracán pasaba desapercibido, pero el último se le había ido demasiado al sur y había acabado en México. Se estaba haciendo viejo; tendría que practicar un poco con los desastres naturales, pero para eso está Indonesia. Otro año será, pobres.
- ¿Tú crees que lo van a pillar? -se dijo.
- No, seguro que lo aprovechan para montarse algún chanchullo teológico -se respondió.
ESO pasaba por una fase de profundo aburrimiento existencial. En la Tierra, su canal de televisión favorito, no hacían nada bueno. Así que cuando se le ocurrió la jugada de evaporar fondos del multimillonario que se fue de vacaciones a la estación orbital de forma que no le llegara para el billete de vuelta, decidió que la cosa pasaba de castaño oscuro. Tenía problemas serios, aunque era cierto que no tantos como el multimillonario. Pero había que tomar medidas. Ante la imposibilidad de encontrar un teoanalista que diera la talla, se duplicó. Ahora había dos ESO, cada uno con la mitad del poder del ESO original. Menos mal que la mitad de infinito es infinito.
Tampoco es que le estuviera dando demasiado resultado, pero al menos ahora se entretenía pasando el rato consigo mismo hasta la próxima glaciación, que era cuando las cosas se ponían interesantes de verdad.
- ¿Terremoto en Ohio?
- Se mosquearán -respondió ESO.
- Ya, pero es que todavía piensan que todo es por casualidad.
- Pues entonces lluvia de ranas en Utah.
- Venga, va. Hágase una lluvia de ranas.
Uno de los dos ESO se levantó un momento a mear y el otro puso palomitas en el microondas. Pero las ranas tardan algún tiempo en evaporarse y todavía más en condensarse de nuevo en el cielo de Utah, así que zapeó un poco más. Nada. Nada. Nada. Nada. Uy, mira, el anuncio de vaqueros con la chica que lame un polo. Nada. Nada. Nada.
- A ver, ¿qué teorías tienen sobre los huracanes y las hostias? -dijo ESO, colocándose bien la falda.
- De momento, poca cosa. Los ecologistas dicen que es por inclumplir el protocolo de Kyoto.
- Ya, pero entonces los desastres serían globales, no todos en Estados Unidos.
- Menos uno en México -dijo ESO con media sonrisa.
- Ya estamos otra vez. Me acababa de despertar, cojones. ¿Y qué dicen los cristianos?
- Nada de nada. Ni una referencia a las siete plagas.
- Con lo de las ranas seguro que se caen del burro.
- Oye, ¿estamos seguros de que queremos decirles la verdad?
ESO guardó silencio. La verdad es que sí quería mandar un mensaje inequívoco a los humanos, pero no estaba seguro del todo de que la forma fuera la mejor. No por los tornados y los incendios, sino por el final de fiestas con manifestación corpórea incluída. Pero es que no veía otro remedio: no avanzaban en nada. La revolución industrial y los avances sociales eran divertidos. Lo de Vietnam tuvo su gracia. Pero ya ni las guerras eran como eran y, sinceramente, las megacorporaciones eran un coñazo. No, era seguro. Había que hacerlo.
Materializó un paquete de tabaco e invocó el fuego divino para encender un Lucky. A ver si hay cojones a venir a prohibirlo al cielo, listillos.
- Yo creo que sí -dijo-. Pero vamos a ensayarlo una vez más.
- Vaaale, pero esta vez yo hago de ESO y tú de sumo sacerdote.
- Papa, se llama papa.
- Lo que sea. Venga.
Uno de los dos ESO cambió de aspecto. La sotana y el sombrero papal le hacían parecer un poco gilipollas, pero ¿a quién no?
- Listos. Empieza.
- HOLA, MORTALES. YO SOY EL ENTE SUPREMO OMNIPOTENTE.
- Te queda muy bien la negrita.
- ¿A que sí? ME HE MATERIALIZADO PARA EXPLICAROS EL PORQUÉ DE TODOS ESOS INCENDIOS Y HURACANES.
- Y lluvias de ranas.
- Y LLUVIAS DE RANAS.
- Oh, altísimo, estamos ansiosos por conocer la razón de tu ira.
- ¿TÚ SABES LO DEL GALLEGO?
- ¿Lo de qué gallego, altísimo?
- LO DEL GALLEGO QUE, EN SU LECHO DE MUERTE, DIJO A SUS HEREDEROS: SI ME MUERO EN VILLANUEVA DE ARRIBA, QUE ME ENTIERREN EN VILLANUEVA DE ABAJO. Y SI ME MUERO EN VILLANUEVA DE ABAJO, QUE ME ENTIERREN EN VILLANUEVA DE ARRIBA.
- ¿Y por qué dijo eso, altísimo?
- ESO MISMO PREGUNTARON SUS HEREDEROS. Y EL GALLEGO LES RESPONDIÓ: "PUR NADA... PUR XODER UN POQUIIIIÑO".
- Pero...
- ¡SILENCIO, MORTAL! PUES YO SOY IGUAL QUE EL GALLEGO. LOS TORNADOS Y LOS INCENDIOS...
- Y las...
- Ya, ya. Y LAS LLUVIAS DE RANAS SON PORQUE ME ABURRO. ME ABURRO MUCHÍSIMO. NO SABES LO COÑAZOS QUE OS HABÉIS VUELTO CON LA TONTERÍA DE LA GLOBALIZACIÓN. VOSOTROS ANTES MOLÁBAIS, PERO AHORA SOIS UNOS MIERDAS. A VER SI HACÉIS ALGO DE PROVECHO DE UNA VEZ. O AL MENOS DIVERTIDO.
- Haremos lo que tú ordenas, altísimo.
- ASÍ ME GUSTA. Lo que nos vamos a reír, ¿eh? -dijo ESO, de nuevo en su tono de voz aflautado normal.
- Ellos igual se cagan un poquito en nosotros, eso sí.
- Pues vaya novedad, ¿no?
ESO desmaterializó la colilla de tabaco y se puso a pensar en otra cosa.
No puedo remediarlo: soy una persona que, cuando le pica algo, se rasca. Y ya sé que no es bueno, que cuando un mosquito te chupa la sangre lo mejor es dejarlo estar para que cure más rápido. Pero es irresistible. Y con los horrores del mundo viene a pasar más o menos lo mismo. Y en concreto, con ese grano en el culo musical (por no decir social) llamado reggaetón no puedo dejar de rascarme. Es ver un anuncio del próximo recopilatorio y me pego a la tele para apreciarlo en toda su grandiosidad. Y cuanto más te rascas más te pica.
Hace poco recibí un email de cierta lista de correo que tenemos los coleguitas enviado por DrillerKiller, que a veces deja comentarios aquí pero sólo cuando husmea la sangre. El email refería a una página de información del diario El Mundo, encabezada por el siguiente titular: Reggaeton a lo japonés. Tuve miedo. Mucho. Pero como ya sabía cuál iba a ser el final de la historia, hice control-clic sin más, cambié de pestaña y leí y leí. Y como no me lo creía del todo volví a leerlo desde el principio. Y resulta que un buen día un peón de obras públicas, un electricista y un fabricante de piezas para robots, todos peruanos de ascendencia nipona, decidieron que lo que de verdad necesitaba desesperadamente el mundo era que ellos dedicaran su escaso tiempo libre a crear el grupo de reggaetón definitivo: Los Kalibres.
Al margen de que, como estipula el contrato discográfico de cualquier grupo de reggaetón, su primera canción figurará en el próximo recopilatorio Perreo pa ti VII, Los Kalibres tienen una característica que les convierte en un punto y aparte en la historia de la música: cantan en japoñol. Han sido los primeros en comprender que las letras del reggaetón tradicional eran demasiado accesibles al gran público y han decidido fusionar el castellano con el japonés para hacer más herméticas sus canciones. Así, por ejemplo, utilizan el verbo "gambetear", derivado de gambarimasu (animarse a hacer algo), o llaman chacho (deformación de shacho) al jefe de una empresa. Ríete tú del pringado que pensó en versionar la sintonía de Pasión de Gavilanes a ritmo de reggaetón. Menudo don nadie.
Y sin más, os dejo con el enlace a la noticia de El Mundo (por si queréis ver las fotos) y transcribo aquí unos versos de su primer megahit por si a alguien le quedaba todavía algo de cordura. De esta sí que no os salváis...
¿A que os ha gustado?
Señoras, señores, terminó oficialmente mi mes de ausencia de internet. No es que haya sido nada premeditado, pero las circunstancias (el trabajo por las mañanas, las vacaciones en Cabo de Gata, el hecho de que Bego ya no vive cerca de casa y no puedo usar la conexión que compartíamos) me han mantenido apartado de mis obligaciones en la red durante más tiempo del que hubiera querido. No es que la situación vaya a estar mucho mejor hasta que el Doctor Maligno y yo nos decidamos a conectarnos desde casa, pero sí cuento con algunos recursos que, al menos, me permitirán frecuentar el ciberespacio de marras de vez en cuando hasta que eso ocurra.
Durante estos días voy a colocar las entradas y alguna foto que otra correspondientes a los días que nos pasamos haciendo el hippie por Albacete y Almería, aunque posiblemente lo alterne con entradas actuales cagándome en todo lo que se menea, que ya voy teniendo el apretón y, seamos realistas, hay mucho en lo que cagarse. También debería presentar en sociedad a Flash, mi nueva compi de piso (sexo desconocido). Y reseñar Thud! de Terry Pratchett tan pronto como me llegue, que será la semana que viene. Y probablemente dejarme de declarar intenciones (como si no supiéramos todos lo que ocurre después) y largarme un rato por ahí a vivir la vida, que es lo que voy a hacer ahora mismo.
Que vosotros también os lo disfrutéis a gusto.
Quien se haya pasado por aquí dos o tres veces (y con más motivo quien se declare fan incondicional sin razón aparente como mi amigo Moragorn) ya sabrá que no soy precisamente fan de ningún deporte que no implique cama, sofá, lavadora o imaginación calenturienta para practicarlo. Por ello debo decir que fui de los que se alegraron de que la candidatura de Madrid para las olimpiadas de 2012 cayera en un fracaso estrepitoso, y me sentí aliviado de que fuera Londres quien se llevara el gato al agua. Si ya darán bastante la brasa con los juegos de la capital británica dentro de siete años en los medios de comunicación, solamente faltaba que para colmo se celebraran por estos andurriales para que la opresión en tele, bares y tertulias ya fuera inaguantable. En mi descargo, y en previsión de los previsibles comentarios amenazantes pero políticamente correctos, también diré que de pequeñito siempre era de los últimos en ser elegidos para el equipo de fútbol y, aunque no me importaba en absoluto, seguro que aquello me causó algún trauma irreparable. Pobrecito de mí.
Observo que últimamente se está produciendo un efecto extraño con los deportes. Aquello que antes era anatema para cualquier friki heavylongo que se preciase se admite ahora cada vez más. Las partidas al Pro Evolution Sucker están a la orden del día. Y pese a todo mucha gente sigue odiando el fútbol, pero por alguna extraña razón se ha convertido en fan de, por ejemplo, la fórmula uno. Y no sólo eso: de repente se ha llenado el patio de expertos en neumáticos, amortiguadores y estrategias de carrera. Todo el mundo lleva un técnico de equipo en su corazoncito, y no hay nada como subir un español al podio para que la fiebre nacionalista-patriótica haga estragos.
Y con la aparición de la emisora Rock and Gol, la frontera entre el mundo del rock y el del deporte profesional se difumina todavía más. Buenas canciones (estoy por decir que es la única emisora que se puede escuchar actualmente) mezcladas con comentarios deportivos aquí y allá, cosa que supongo que provocará que la apague cuando se produzca algún gran evento pero que la hace más que agradable cuando no hay ninguno. Y que provoca que en cierta tienda de puericultura que frecuento de cuando en cuando estuviera sonando Barón Rojo el otro día. Ambiente de carritos de bebé mezclado con Hijos de Caín, pocas cosas más surrealistas se han visto.
Así que, uniéndome a esta fiebre de mestizaje friki-deportivo que nos invade, no puedo hacer otra cosa que recomendar encarecidamente el visionado de esta película que, ahora que me fijo en la carátula, está protagonizada por los creadores de South Park: Baseketball, subtitulada en castellano "Muchas pelotas en juego". Y quien la haya visto estará de acuerdo conmigo en que hay que empezar a recoger firmas para introducir los psicofallos en el reglamento de la Liga Profesional de Fútbol. Pero a la voz de ya.
Últimamente ponen por la tele un anuncio de crema facial, de esos que prometen que el tiempo fluirá hacia atrás. No quiero recordar la marca, pero la principal ventaja de esta crema (carísima, supongo) sobre sus competidoras es que cuenta con minerales marinos en su composición. Fantástico: los minerales marinos seguramente sean estupendos para rejuvenecer el cutis, venga, todos a comprar la cremita de marras. Fantástico, digo, hasta que a uno le recuerdan que los minerales marinos son exactamente los mismos que los minerales terrestres. Pero en el anuncio queda estupendo decir la procedencia de los minerales.
Hay otro que le da una vuelta más de tuerca a los sonitonos para los móviles. Ahora, agárrense, la gente puede suscribirse a un servicio que cada día envía un sonitono (o un fondo de pantalla, o un videojuego) distinto a nuestro movil, por el módico precio de... lo mismo que costaría descargar el sonitono de marras si lo hiciéramos por iniciativa propia. Eso sí, la suscripción solamente cuesta 20 céntimos de euro. Guau, más guau y requeteguau, como si la idea no fuera la panacea para las empresas de sonitonos y aportara un servicio útil para los usuarios, que ya ni siquiera podrán decidir si prefieren lo último de Shakira con Alejandrito o el Qué Pasa Neng. Que tampoco es que el bajador de sonitonos medio tenga demasiado criterio (ni los dieciocho cumplidos), pero lo del servicio de suscripción me recuerda al Círculo de Lectores sólo que a lo bestia.
Y el último de hoy: una de las cien mil empresas de la usura que se anuncian en los programas matinales ha encontrado la idea definitiva para atraer su clientela potencial, y no es otra que No Hacer Preguntas. Pídanos usted los 3.000 euros de rigor y, ojo al dato, podrá gastarlos en lo que quiera sin que nosotros lo sepamos. Como si luego no fueran a cobrar unos intereses desmedidos. A lo mejor es sólo cosa mía, pero me parece que en el anuncio se quedan con las ganas de soltar un "¡Opérese las tetas!" o un "¡Venga ese plasma!". Eso sí, sin dar explicaciones.
Y la conclusión es lo que de verdad acojona: puede ocurrir que los creativos publicitarios tomen por tonto al consumidor medio (iba a decir "ciudadano", antes de pensarlo mejor), pero me decanto por la idea de que lo que ocurre es que tienen buenos estudios de mercado. Eso y que la ESO ha hecho mucho daño.
[MODE Excusa por seguir cadenas ON]
Que conste que a mí esto de las cadenas para weblogs no me va nada, y adelanto desde ya que no seguiré ninguna otra (así que espero que nadie se ofenda si paso de ahora en adelante), pero Veti y Anakinet me han nombrado tres veces cada uno, y nombrar tres veces es invocar. Y además tampoco tengo nada mejor que hacer un sábado por la noche. Así que allá va.
[MODE Excusa por seguir cadenas OFF]
1) Número total de CD, cassetes, cintas magnéticas, discos de vinilo que poseo:
A saber. Todavía conservo cintas magnéticas. Es más: todavía poseo videojuegos de Amstrad CPC 464 grabados en cintas TDK D60. Últimamente me dedico a grabar copias de seguridad musicales en formato MP3, pero tengo CDs viejos (algunos incluso originales), vinilos (atesoro especialmente el Absurd-Ditties de los Toy Dolls, porque el Velveteen de Transvision Vamp se lo regalé a un amigo fan de los vinilos) y musicassetes. Qué ochentero suena el palabro musicassete, por cierto.
Ah, sí, la pregunta. Cuántos, dice. No sabe / no contesta.
2) El último disco/cd/grabación que compré:
Posiblemente fuera el Imaginations from the other side de Blind Guardian, lo cual da una idea del tiempo que hace que no compro música. Desde entonces sí me han regalado algún disco: el último fue un recopilatorio de Pink Floyd que me compró mi hermana.
3) El último disco/cd/grabación/en vivo que escuché:
Último disco: en el cumpleaños al que he asistido esta noche sonaban el Patchanka de Mano Negra y el disco de versiones de Sabina de María Jiménez. El último que me he puesto en casa por voluntad propia: supongo que el último de Delinqüentes, el homenaje a Rosendo (Siniestro Total y Extremoduro hacen unas versiones estupendas), el Countdown to extintion de Megadeth o algún recopilatorio de creación propia. Último concierto: el de O'Funkillo en el Viña Rock.
4) Cinco Cds/Discos/Grabaciones que he escuchado muchísimo o significan mucho para mi:
Iremos por orden cronológico. Innuendo, de Queen, es un discazo. Y quien diga que no, que vuelva atrás en el tiempo a primero de BUP y lo escuche. Pocket full of kryptonite, de los Spin Doctors, llegó en una época muy divertida de mi vida. Y sigo asociándolo al ambiente festivo y despreocupado, así que todavía disfruto mucho con él. Fighting the World y Kings of metal, los dos mejores discos de Manowar, cuentan como uno solo porque no me decido entre ellos. Mi disco de Rage sigue siendo The Missing Link. Las canciones Refuge, Who dares y Raw caress me siguen poniendo los pezones duros. Y por poner alguna cosa en castellano, el Rock Transgresivo o el Deltoya de Extremoduro.
Sí, todo es viejo. Como yo. Y, sinceramente, no me veo escuchando casi nada que se haya hecho en los últimos cinco años con tanta frecuencia como he escuchado esos discos. No me gusta en general el rock de lamentos (también conocido como lloriqueo-rock o new rock) que está tan de moda. Los únicos que se salvan de la quema, posiblemente, sean System of a Down.
5) Cinco personas que deben colocar esto en su journal:
Dios, Eduardo Zaplana, Rouco Varela, Ratzinger Z y Farruquito.
Gracias por su atención. Buenas noches.
Tener una Dreamcast en casa puede ser pernicioso a veces, sobre todo con juegos como este:
Doce luchadores. Cinco escenarios en 3D enormes, de los que se puede utilizar absolutamente todo como arma (los ataúdes son geniales). Y desde que el avatar del Caos y la Destrucción conocido en este plano de la existencia como Dani compró otros dos mandos, cuatro jugadores. Decenas de armas esparcidas por los escenarios, cada cual más maligna que la anterior.
Pero claro: como dijo Josefina, todo se acaba quedando corto con el tiempo. Así que nos hemos lanzado a crear nuevas armas combinando las anteriores, cosa nada fácil teniendo en cuenta que utilizamos una copia de seguridad en japonés. Y ya con nuevas armas, descubrimos que hay dos personajes ocultos y, lo más importante de todo, tres escenarios nuevos para Destrozar A Tus Amigos (TM). Para desbloquearlos, tan solo hay terminar el modo arcade con todos los personajes. Genial. Pero aquí es donde viene el problema: los títulos del menú principal están en japonés, así que ¿cuál es el modo arcade? Como yo soy el buscador oficial por internet, tenía el poder de decidir (casi a dedo) cuál era el modo arcade. El Doctor Maligno, el Avatar del Caos y la Destrucción y un servidor de ustedes completamos en unos días lo que nosotros pensábamos que era el modo arcade, pero ¡sorpresa!, no desbloqueamos ningún personaje nuevo. En mi descargo diré que el modo de juego que elegimos era el que más papeletas tenía.
Acabo de hacer una pequeña búsqueda en internet y parece ser que la opción deseada es la segunda que aparece en el menú. Pero no me gustaría repetir la jugada y seguir sin obtener nada a cambio. Así que si alguno de vosotros ha pasado por la misma experiencia o similar con este videojuego, agradecería cualquier tipo de indicación al respecto.
Circulen, aquí no ha pasado nada.
Cualquiera que tenga la más mínima idea sobre como funciona el mundo debía sospecharlo ya, pero ha tenido que venir Mario Picazo en los informativos de madrugada de Telecinco a darnos la razón. Se confirman las peores sospechas: al menos en las ciudades, el día más lluvioso de la semana es... (pausa para adivinarlo mediante la introspección cínica)... el sábado. La afirmación se basa en datos pluviométricos tomados durante los últimos sesenta años (las primeras cifras son de 1946), que no dejan lugar a ninguna duda. Los sábados llueve un 22% más que el día que registra los datos más bajos. ¿Y a que nadie adivina cuál es ese día más soleado y bonito de la semana? Venga, que ya no hacen falta pausas. ¡Premio para la señora, el lunes, claro que sí!
Parece ser que este enorme desfase semanal en las precipitaciones obedece a factores de polución atmosférica. La contaminación de las fábricas se acumula durante la semana y, por alguna razón que Mario Picazo ha dado pero se me pasó por alto, explota justamente los sábados. De ahí también que el primer día de la semana sea el menos lluvioso, claro: la atmósfera ya ha soltado lo que tenía que soltar, ha reventado el fin de semana y se reserva para el siguiente. En otras palabras, los mismos responsables de que la mayoría odiemos tanto los lunes (esos señores malos, malos, gordos, con traje, que se reúnen fumando puros en habitaciones lujosas y secretas para hacernos vender el alma al trabajo) son culpables también de que, para colmo, si el sábado llovía, hoy lunes a las ocho de la mañana la atmósfera esté fresca y caiga un sol radiante de camino al trabajo. Encima recochineo.
La moraleja del cuento es que habría que contaminar menos. Pero también podría ser que los soleados y alegres lunes deberían ser declarados parte de ese fin de semana de tres días -sueldo íntegro, por supuesto- que ya deberíamos haber impuesto hace años; al fin y al cabo, nosotros somos más. O que la Clase Trabajadora debe analizar el problema, repartir plásticos y organizar turnos para quemarlos al aire libre y emitir unos niveles de contaminación controlada que permitan que el día más lluvioso pase a ser el lunes y, ya que toca pencar, que llueva sobre mojado. ¡Contra la opresión capitalista, contaminación popular! O, tal vez la moraleja más apropiada, que estar despierto a las tres de la mañana mirando los informativos no puede ser bueno para la salud mental. Pero te ríes.
A veces vemos tanto la realidad desde el punto de vista de otros que se nos escapan los detalles. No hablo de cosas tácitas pero obvias, como que la ley de bodas gays ha dejado al PP en bragas o que el gobierno busca desesperado relanzar su imagen pública. Me refiero a aspectos más sutiles de la vida, menos importantes según el convenio general, cuya percepción probablemente no vaya a contribuir en nada para salvar el planeta. Pero que siguen ahí, pinchando a quienes se dejan. El Doctor Maldad, por ejemplo, lleva un tiempo preguntándose por qué no habrá ciclistas orientales o negros. Yo, sin atreverme a aventurar una respuesta, añado más interrogantes: tampoco me suenan demasiados tenistas o jugadores de golf. Pero no soy demasiado fiable hablando de deportes.
Pau, un tipo que vive conmigo en la más estricta heterosexualidad, a veces enfoca su atención como un rayo láser. (Otras veces sale con cosas como la Teoría Sasquatch, pero eso es otra historia.) Esta noche nos han estado llamando la atención los andaluces. No por lo de siempre, no porque sean demasiado festeros, que yo no creo que se pueda ser demasiado festero. Sino más bien por su manera de dignificarlo. Nadie más en el planeta puede emborracharse un lunes por la noche y, cuando se lo recrimina algún desalmado, justificar la juerga diciendo que lo hace "por triana" y provocar un brindis a gritos con los otros treinta parroquianos. "¡Por triana!" Vale, por triana. ¿Qué coño es triana? Posiblemente la información al respecto esté ampliamente disponible, pero apuesto a que casi nadie fuera de Andalucía lo sabe a ciencia cierta. Seguramente los muy bastardos se hayan inventado una definición por si alguien pregunta demasiado, pero ni se molestan en difundirla. No hace ninguna falta. "Ah, bueno, es que es por triana". O por bulerías. O a lo mejor es que el tipo tiene un duende que no se lo pué aguantar, deberías verlo inventándose saetas sobre la marcha. Mientras tanto, a cualquier no-andaluz que intentara algo así (¡Eh! ¡Venga otra por escarfuncio, que aún no es de día!) se le consideraría cercano al transplante de hígado y un peligro para la sociedad. Nadie está dispuesto a brindar por escarfuncio un día laborable, pero una vomitona por bulería en la esquina del bar es incontestable. Si me apuran, hasta cultural. Que yo no digo que no lo sea, más bien al contrario. Pero la maldita envidia me dice que a esto, o jugamos todos o la baraja al río.
En todas partes se justifican unos cuantos días de juerga al año. No es nada nuevo. Teruel lo hace mediante algo relacionado con vaquillas y ángeles (ahora que lo pienso, otra duda sutil de las de antes), Valencia y Alicante queman cosas, Castellón saca estructuras horribles de neón a la calle, y quien más quien menos tiene alguna chorrada similar que le valga de excusa para emborracharse unos días. Pero ahí nos quedamos, en unos días. Y para colmo parece que con tanta excusa ridícula estemos pidiendo disculpas a alguien, no quiero pensar ante quién respondemos, por hacerlo. Pero en cambio los andaluces son los amos. Dignifican, no se excusan, y ése es el camino de los sabios. Se han inventado unas cuantas expresiones sin demasiado sentido, al azar pero que suenen bien, y las dicen de forma que parezca que dios mata a un gatito cada vez que ellos van sobrios. En ninguna otra ciudad sacan a tanta gente borracha por la tele como en la Feria de Abril, aunque no dudo que la habrá. Pero en los reportajes de Fallas, los borrachuzos son la anécdota, los tipejos que no saben entender el verdadero sentido de la fiesta. Sin embargo, el resto del mundo admira las juergas andaluzas y se dice a sí mismo que el duende existe, que ellos lo llevan dentro, cuando simplemente está racionalizando que en lo más profundo jalea por triana a esos tipos que han sabido montárselo tan bien. Y entonces apaga la tele y vuelve al modo de espera, que todavía faltan meses para nuestros cuatro días (nueve en Castellón, señora) de pedir perdón por vivir.
Pues bien por ellos y que viva la soleá, sea lo que sea. Yo este fin de semana me voy al Viña.
Si es ficción (como creo y espero), es muy bestia. Si es realidad, da bastante miedo:
Crónicas del barrio. http://www.livejournal.com/users/bakala007/
Sus últimas aventuras: robó unos CDs a un negro, que reunió a dos colegas suyos para perseguir a nuestro héroe, violarle analmente y quemarle la moto. Todavía le tiran los puntos, pero eso no evita que se masturbe con la niña de Los Serrano. Quiero decir con todo esto que hay que tener el sentido del humor un poco torcido para reír con su weblog. Pero si se tiene, es demencial. Como el Nen de Castefa pero en macarruzo, macarruzo.
Como la lista de comentarios a la entrada El puto terror japonés de este weblog se está empezando a hacer kilométrica, he pensado que bien podría dejar clara mi postura de una vez por todas. Aprovecharé el último comentario negativo (que, sorprendentemente, muestra educación y respeto), dejado por Kuky y levemente editado por mí, para ello.
Comprendo lo que dices, y sé que podría haber sido más políticamente correcto y titular esa entrada como Aspectitos que me desagradan levemente del cine de terror japonés. Pero olvidas dos pequeños detalles: esto es un weblog y yo no soy Ned Flanders. Un weblog es una página personal donde el autor da su opinión sobre lo que quiere y de la forma que quiere. Y si a mí, personalmente, algo me parece una mierda, digo que me parece una mierda. Para eso están los comentarios, para que quien entre aquí por voluntad propia y lea lo que yo escribo pueda dar también su propia opinión. Pero el weblog sigue siendo mío y, utilizando una frase bastante manida en ZonaLibre, me lo follo cuando quiero.
Seguimos con lo mismo. Lo que a tí te parece "echar pestes" a mí me parece expresarme con contundencia. Te puede gustar más o menos, pero cada uno tiene su estilo y se lo folla cuando quiere, también. Además, si te das un paseo por unas cuantas entradas verás que por lo general procuro argumentar bastante lo que escribo. Con mayor o menor fortuna, que últimamente no andaba fino del todo, pero con esa intención. Una cosa es decir que no creo que la fotografía justifique hora y media de inactividad en la pantalla del cine y otra cosa es llamar a alguien "idiota" o "cobarde de mierda" porque sus gustos difieren de los tuyos, como hizo un descerebrado en los comentarios de esa misma entrada.
Lo cual nos lleva a la esencia misma de las opiniones. A mí, por ejemplo, me gusta mucho la serie Stargate SG-1. Supongamos que busco en Google y me encuentro con un weblog (o con cualquier página) que la ponga a caldo. Mi reacción no será entrar a saco en los comentarios e insultar al autor, y la razón es que tengo la suficiente madurez (vamos a llamarlo así) como para comprender que el autor no está intentando insultar mis gustos, sino expresar los suyos. Que son, salvo contadas excepciones, igual de respetables que los míos.
Por eso estoy pensando en incluir una advertencia en la parte de arriba de esta página: "¡Cuidado, visitante! Mis opiniones pueden ser diferentes de las suyas. No siga leyendo si no está preparado para asumir la diversidad humana".
Se hace saber que dos miembros de la Asociación de Solteros Borrachos han sido dados de baja bajo la acusación probada (y bien probada) de contraer matrimonio, contraviniendo flagrantemente de esta manera los estatutos. Gracias por su atención y buenas noches.
Estimada señora Barberá:
Por primera vez en los diez años que llevo malviviendo en la provincia, este pasado fin de semana he renunciado a huir de València porque quería encontrarme con unos cuantos amigos que decidieron venir de Aspe, Albacete, Tarragona y Cuenca a fin de perder unos cuantos miles de neuronas durante las Fallas. Me gustaría hacer que le constaran algunas reflexiones al respecto.
Antes que nada, quisiera hacerle notar que un servidor tenía ciertos prejuicios ante estas fiestas, motivados principalmente por el hecho de haber nacido en la provincia colindante al norte y haber mamado desde la cuna que estos valencianets mig-ous no son capaços de fer res a dretes (no pregunte). Pensaba que la fiesta fallera se componía a partes iguales de elitismo rancio, mal gusto y hacer lo mismo que cada fin de semana pero con la ciudad a parir de gente; y ahora he de admitir que al menos esto último no es cierto. Las calles están llenas de verbenas con sus orquestas y sus barras, lo que hace la marcha mucho más agradable al menos para quienes estamos hechos a las fiestas de pueblo.
Sin embargo, mis dos primeros prejuicios se tienen en pie, o al menos no he visto nada este fin de semana que me haga pensar lo contrario. Para organizar cualquier clase de diversión en la ciudad hay que ser: (1) el Ayuntamiento que usted preside, (2) un casal fallero casi endogámico o (3) una gran marca comercial que llegue a un acuerdo con usted. Y eso, evidentemente, limita bastante la diversión. Por otra parte, los trajes de fallera y las calles engalanadas dan cierta vergüenza ajena. Con los trajes no hay nada que hacer porque son tradicionales y, claro, ahí no hay razonamiento que valga. Pero las calles adornadas con bombillitas de colores claman al cielo, y cualquiera que haya visto dos o tres de ellas coincidirá conmigo en que el premio debería quedar desierto o al menos reconvertirse en un galardón al mal gusto otorgado por un jurado de modernitos kistch para que al menos nos echemos unas risas. De lo contrario, vaya manera más tonta de tirar el dinero en electricidad.
Me avergüenza no haber descubierto hasta este año que las fallas no arden simultáneamente en toda la ciudad, sino que deben esperar a la presencia de bomberos para asegurar la integridad de los asistentes. Comprensible. Pero suponía que una ciudad como València dispondría de suficientes bomberos como para que nadie tuviera que esperar, o que al menos se habría creado un Cuerpo Especial de falleros con fajines ignífugos y falleras con ensaimadas-radio a ambos lados de la cabeza para encargarse del asunto. Me imaginaba un plano aéreo de la ciudad quemándose que, tras un recorrido amplio y lento, caía a pico sobre el balcón del Ayuntamiento para enfocar su excelsa figura, vestida de rojo, tocando el arpa y cantando al fuego. Gran decepción.
Continuaría hablando de los niños, los petardos y sobre todo los descerebrados de sus progenitores, que les proporcionan acceso a explosivos serios y después los sacan de noche a la calle abarrotada sin ninguna consideración por su seguridad ni por la de los demás, pero creo que su apretada agenda no le permitirá invertir más tiempo del estrictamente necesario en repasar el correo de los fans. Finalizo, pues, ya mismo y le ruego tenga en cuenta estas humildes consideraciones para mejorar la fiesta en años venideros, pues no dudo que en una ciudad como esta seguirá ostentando usted el cargo de alcaldesa durante largos lustros. Reciba un cordial saludo.
Hoy ha sido el primer día de un experimento científico destinado a demostrar de manera irrefutable que el exceso de trabajo es altamente perjudicial para la mente humana. Yo mismo he sido el conejillo de indias, después de permitir que me enredaran en la academia para dar algunas horas más de clase las mañanas de los lunes y miércoles. Aparte de la necesidad económica (sobre todo por un par de bodas festivas que se acercan), tenía la oportunidad de efectuar un experimento controlado: trabajar seis horas y media al día, dos días a la semana, durante dos meses y medio. Sin ningún compromiso por mi parte a continuar con ello una vez completado el plazo. Seguro y sin continuidad. El Día 1 ha resultado ser como sigue:
Si los próximos días de hiperactividad laboral arrojan resultados similares a los de hoy, pronto estaré en condiciones de demostrar más allá de toda duda que el exceso de trabajo reglado es altamente perjudicial para la salud. Incluso diseñaré una advertencia como las del tabaco ("Trabajar hace zombi") e iniciaré una campaña para que aparezca por ley en todos los contratos laborales.
O algo.
Leon Lederman, premio Nobel de física.
Por si alguien no lo sabía aún, GMail (el servicio de correo electrónico de Google) está ampliando considerablemente su número de usuarios. Supongo que están probando a ver qué tal tira el servidor cuando hay mucha gente consultando su correo y, al menos de momento, sigue tirando bien. Las cuentas pueden conseguirse solamente por recomendación de un usuario, pero recientemente las cuatro o cinco miserables invitaciones de que disponía se han convertido en el siguiente cuadro:
Así que si alguien quiere una cuenta, no tiene más que dejar su dirección de correo actual en los comentarios de esta entrada. Sin ánimo de hacer publicidad gratuita, GMail es el mejor correo web que me he echado a la cara. Aparte del conocido gigabyte de capacidad y la búsqueda de mensajes mediante Google, dispone de un sistema de "etiquetas" y filtros muy útil, agrupa los mensajes en conversaciones (lo cual deja la bandeja de entrada limpita y ordenada), filtra bien filtrado el puto correo basura y si no me equivoco se deja hacer mediante los clientes de correo POP, aunque yo no utilizo esta última opción.
¡Así que ya me estáis quitando las invitaciones de encima!
Y como de costumbre, justo cuando menos tiempo debería uno perder en internet, es cuando más lo hace. Como si hicieran falta más botones de muestra que el que yo esté aquí escribiendo una entrada, he pasado buena parte de la noche creando la nueva sección de noticias de La Concha de Gran A'Tuin: The Ankh-Morpork Times, claro. Todo empezó hace unas horas, cuando quería dejar un comentario en el weblog de un amigo y Blogger me obligaba a hacerlo de forma anónima a menos que me registrara allí. Para animar a los visitantes a escribir sus datos, Blogger anuncia que solamente cuesta 3 minutos. Malditos mentirosos. A mí me ha costado tres horas.
El resultado está en http://amtimes.blogspot.com, aunque también se entra desde la página principal de La Concha. Las cartas al director pueden dejarse de forma anónima, pero en ese caso es obligatorio firmarlas para que los matones a sueldo del Ankh-Morpork Times puedan localizar a los autores de críticas negativas y darles su merecido escarmiento.
Buenas noches.
Increíbles las cosas que puede encontrarse uno en los enlaces patrocinados de Google. Mirad el último, mirad.
Y esto, buscando la palabra "Ginebra" para ver si averiguaba el nombre de mi nuevo mito erótico, la mujer destinada a sustituir a la pedorra facha de Britney Spears en mi tierno corazoncito de friki quinceañero con granos...
Ah, sí. Se llama Keyra Knightley.
Esta mañana he despertado con la tradicional erección que me recuerda que todavía conservo algo de juventud. Meditaba yo sobre este hecho mientras paseaba por casa en plan zombi cuando ha sonado el timbre. Lo he ignorado, claro, suponiendo que sería el señor Correo Comercial, pero cuando ha vuelto a sonar me he temido que podría ser alguien interesante y he cogido el telefonillo.
- ¿Quién? ¿Quién es?
Otro timbrazo. Como el sonido de la puerta es el mismo que cuando llaman al portal, he echado un ojo por la mirilla. Una mujer desconocida, y no podía ser ninguna de mis vecinitas porque las tengo vistas. En todo caso, mi erección seguía allí. He entreabierto la puerta y me he escudado tras ella, asomando solamente la cabeza (la de arriba) para ver qué quería.
- Hola, ¿tú utilizas el teléfono móvil?
Vaya pregunta, muchacha. Pues claro, ¿es que queda alguien de mi edad que no lo utilice? Pero he decidido no hacer el bestia (al fin y al cabo, yo mismo estuve a puntito de convertirme en comercial), y la falta de riego en el cerebro por estar recién levantado me ha impedido llegar a la conclusión de que lo mejor que podía hacer era cortar de raíz para que la chica no perdiera el tiempo. Mi respuesta, pues, ha quedado limitada a un triste:
- Claro, ¿por qué lo dices?
- Porque vengo a regalarte un teléfono móvil -supongo que era la entrada triunfal que tenía preparada de antemano-. Blablablablabla tarifas blablablablabla Amena blablablablabla móvil gratis blablablablabla...
Decido cortar la charla educadamente antes de que coja más carrerilla. El blablablá me había destrempado ya un poco, así que he decidido abrir del todo la puerta para permitirle fijarse en mi pijama estampado con ositos de peluche. Pero nada. Plan fallido: la chica llevaba puesto el piloto automático.
- Blablablablabla prepago blablablablabla sistema de tarificación blablablablabla Movistar blablablablabla...
- Perdona, es que tengo un poco de prisa -otra pista, a ver si se decide a cortar-, ¿qué es lo que quieres venderme?
- No, nada, si yo vengo a regalarte un móvil.
- Vale.
Extiendo la mano y pongo mi mejor sonrisa. Ella baja la mirada y tal vez, sólo tal vez, repara en mi vestimenta. Cambia de marcha.
- No, hombre, pero eso es si te pasas a contrato y...
- Déjalo, no me interesa.
- ¿Por qué?
Mis últimas reservas de comprensión hacia los comerciales se estaban agotando. Incluso el vendedor más desesperado debería haberse dado cuenta de que un tipo en pijama, obviamente recién levantado aunque los signos estuvieran remitiendo ya, que además ha lanzado dos indirectas en unos breves tres minutos, no va a comprarle nada. Decido jugar mi última carta antes de pasar a la técnica del corte brusco.
- Porque no quiero comprometerme a pagar 60 euros al mes y además prefiero que Amena no tenga mis datos, a saber lo que hacen luego con ellos. Igual me espían las conversaciones y todo.
- Ah. Vale.
Pausa. Esta vez sí, la técnica del friki paranoico no puede fallar. Despídete ya, muchacha.
- ¿Y aquí vive más gente?
- Sí, otros dos tipos. Pero no están.
- ¿Ninguna chica?
- No -he contestado, algo confundido-. Ninguna.
- Ah, pues entonces nada. Hasta luego.
- Hasta luego. Gracias.
Mientras cerraba la puerta, he visto que se dirigía a la puerta de mis vecinitas. Y mientras iba al servicio, y mientras ejercía allí, he estado preguntándome qué tendrán que ver los cojones para comer trigo. No he encontrado la respuesta. Me la he guardado (la pregunta) y me he vestido para salir al mundo bastante más confuso que al principio.
Es curioso el hecho de que mi primera reacción al escuchar en las noticias que la sonda Huygens había conseguido aterrizar en Titán fuera de incredulidad. Enseguida decidí que era una chorrada, pero lo primero que pensé fue un "ya, igualito que en la luna" bien cínico. Y lo cierto es que sí me creo que la humanidad haya pisado la luna, pero no estoy tan seguro de que fuera en 1969. Demasiado apropiado en plena guerra fría, demasiado "sale bien a la primera y no muere nadie". Demasiadas inconsistencias en las fotos, aunque haya que meterse en páginas conspiranoicas de credibilidad no confirmada para enterarse y tal vez sean ellos los manipuladores. En fin, qué más da. Ahora la ESA y la NASA no tienen ninguna razón para hacer creer a nadie que la Huygens realmente ha llegado a Titan, aparte de que sea cierto. Y ahora sí me creo que hace ocho años (cuando partió la misión Cassini-Huygens) tuviéramos la tecnología suficiente para enviar un cacharro a las inmediaciones de Saturno, con capacidad para enviar de vuelta imágenes sin demasiada definición y sonido alienígena a la Tierra.
Así que, dos segundos después de aquel primer pensamiento desconfiado que tengo ante casi cada noticia que veo según dónde, decidí olvidarlo y disfrutar como un chiquillo de la historia de la sonda Huygens (nombrada a partir del astrónomo que descubrió los anillos de Saturno y la propia luna en el siglo XVII) a bordo de la nave Cassini (que descubrió, más o menos al mismo tiempo, el resto de lunas de Saturno). El cohete se dio un par de garbeos alrededor de Venus, uno por la Tierra y otro por Júpiter para coger impulso y salió disparado hacia Saturno. Total, siete u ocho añitos de nada y ya estamos en órbita. La sonda se desacopló de la nave y cayó hacia la luna, desde donde empezó a enviar fotos, mientras la Cassini se quedaba descansando de las imágenes que había tomado de otras lunas durante el camino. La Huygens no regresará jamás a la tierra, ni puta falta que hace. Descanse en paz. Duró más de lo esperado y ha enviado datos a la tierra que, al menos en teoría, permitirán comprender un poco mejor los orígenes de la vida en nuestro planeta. Que no es poco.
O eso, o los militares tienen un proyecto ultrasecreto para construir armas de nitrógeno y convertir en extensiones yermas de metano a los países poco afines. Tampoco me extrañaría demasiado.
Mira que procuro no hablar demasiado de televisión aquí, pero hoy no puedo evitarlo.
Aprende, Sardà. (Por no decir "jódete".)
Toca entrada técnica, aunque solamente sea para desengrasar un poco de tanta navidad y tanta leche. Acabo de encontrar en el blog de Jamfris el enlace a una especie de foro en inglés que cuenta una forma relativamente sencilla de mejorar la rapidez del explorador Mozilla Firefox. No es que me pareciera considerablemente más lento que el Microchof Internet Explorer (y en todo caso las demás prestaciones compensaban de sobras cualquier retraso), pero lo he probado y, a mí al menos, me funciona bastante más rápido. Traduzco directamente el texto enviado por un tal KoRn por si pudiera serle útil a alguien más. Mis propios comentarios van entre corchetes.
network.http.pipelining
network.http.proxy.pipelining
network.http.pipelining.maxrequests
Normalmente, el explorador hace una sola petición por vez a cada página web. Si habilitamos el pipelining, hará varias al mismo tiempo, lo cual agiliza de verdad la carga de las páginas.,
[Las entradas se modifican haciendo clic derecho y dándole a la penúltima opción, que será algo como "Conmuta" para las opciones booleanas y "Modifica" para las numéricas.]
Espero que también os funcione...
Querida Begoña:
Pese a que este año has sido relativamente buena, no podemos resistirnos a hacerte saber que a puntito has estado de quedarte sin tu regalo. La culpa es de las medidas de seguridad de tu hogar. No sabemos si eres consciente de que las ventanas cerradas a cal y canto, el cerrojo con cinco vueltas echadas y la ausencia de chimeneas no son precisamente las mejores condiciones para entrar a dejarte el paquetito de turno. Nuestra única alternativa era usar la teleportación, con lo peligrosa que es y los Puntos de Poder que cuesta. Si la cosa hubiese ido mal, ahora estaríamos fusionados con tu pared o (incluso más horrible) con tu televisor, y tú habrías sido la responsable de que cientos de muchillones de niños se quedaran sin regalos para siempre. Igual así se espabilaban, pero dada la programación actual, iba a ser una eternidad bastante asquerosa para nosotros.
Por suerte, hemos podido recurrir a un amigo tuyo melenudo con llaves de casa. Ha intentado negociar con nosotros ("os abro si me duplicáis el regalo a mí") y nosotros hemos accedido: al fin y al cabo, el doble de nada es nada. Nos ha dicho entonces que te confisca el tanga macarrilla que acompañaba a tu regalo serio y, aunque le hemos dicho que su fetichismo quedaría mejor satisfecho si te lo robara una vez usado, ha asegurado que no pensaba irse de vacío y que ya te lo daría él el miércoles que viene. Y se ha largado. Decía algo de una academia.
No tienes coñac. No tienes champán. Ni siquiera una mísera cervecita Steinburg en la nevera. En la garrafa de agua no quedaba ni para dos tragos, así que mejor nos olvidamos de abrevar a tres camellos hechos y derechos. Estábamos pensando en salir por la ventana y dejarte sin nada por rancia, pero uno de los camellos ha argumentado que sería desperdiciar todo este esfuerzo, y es bien sabido que no merece la pena discutir con un camello. Pero esto no son formas. Nos hemos bebido el agua y hemos engullido dos miniturrones de la cocina, pero no es lo mismo. El año que viene nos informaremos mejor antes de pasar por tu casa. Seremos magos, pero ya tenemos nuestros añitos y no estamos para estos trotes.
Atentamente,
SS.MM.
(Los borbones no, los otros.)
Me comenta Anakinet que, cuando intenta dejar comentarios en las entradas de este blog, le sale el mensaje "You are not allowed to comment this post". Si le pasa a alguien más, enviadme las direcciones de correo e IPs a mi dirección (que está aquí) y veremos qué puede hacerse.
¿Alguien sabe por qué podría ser?
Lunes, una y diez del mediodía. Estoy en la estación de Castellón esperando al tren que me llevará de vuelta a otra dura media semana de trabajo en Valencia. De camino a la estación he sacado algo de dinero porque tengo intención de pasarme por la Fnac antes de tener que dilapidarlo todo en juergas caras, que estas fechas obligan mucho. Me siento en un banco y saco el Criptonomicón de Neal Stephenson. No está mal, pero lo abandonaré si mi misión de hoy tiene éxito. Leo.
Se me acerca un tipo mayor y desaliñado. No es la primera vez: siempre anda rondando por la estación, pidiendo algo suelto para comer. Le digo que yo también estoy bastante tirado y le ofrezco un cigarrillo. Lo rechaza, y entonces se gira porque alguien le está llamando. Es otro de los sospechosos habituales de la estación, que acaba de comprar una botella de whisky en la barra y la agita en el aire, invitando a mi amigo a compartirla. Él niega con la cabeza. Tendrá prisa. Mientras baja al andén de espaldas a mí, pienso que es la primera vez en mi vida que le digo a un mendigo eso de que yo también ando flojo de pasta y es mentira. Pero no pasa nada, porque él también me mentía a mí: no necesita el dinero para comer. Si de verdad fuera así, o si directamente me hubiera dicho que le apetece un brick de vino, posiblemente me hubiera rascado el bolsillo.
Duermo una hora a pierna suelta en el tren, no porque los asientos sean precisamente cómodos sino para evitarme escuchar los villancicos de siempre. Cuando suena el despertador ("Din don din, próxima parada, Valencia, correspondencia con las líneas C1, C2, C3, C4, C5, final del trayecto") abro un ojo y veo que mi mendigo está esperando para salir en el mismo vagón. Parece que ha decidido ampliar el negocio. Salgo de su vida, le adelanto en el andén, abandono la estación, entro en la Fnac.
Dejo la mochila en el suelo y tomo asiento sobre la moqueta, ante la estantería baja donde colocan los libros en inglés de Terry Pratchett. Por más que miro, no encuentro Going Postal. Pierdo un rato curioseando fuera de la vista del resto de la humanidad y, mientras decido comprar Monstrous Regiment en edición de bolsillo, noto un olor a azufre. Un guardia de seguridad se ha materializado a mi vera. Buena maniobra, amigo: ahora ya sé que robar libros en la Fnac es más fácil de lo que parece, que seguramente no pitaría a la salida. Me levanto, cojo el libro, cojo la mochila y entonces veo por el rabillo del ojo una portada que conozco. Bien. Going Postal estaba en la mesa de novedades después de todo. Lo cojo, miro la etiqueta, calculo el precio total, levanto la vista por última vez hacia el seguridad, le lanzo media sonrisa y voy al mostrador a pagar. Neal Stephenson tendrá que esperar. Terry Pratchett siempre ha tenido preferencia.
Con un poco de suerte podré leer media horita antes de entrar en la academia. Enciendo un pitillo y camino hacia la boca de metro. Pago dos cigarros de peaje a un violinista callejero. Pago un euro treinta a los ladrones de FGV. Ya es navidad.
Tal día como hoy, hace un año, un servidor decidió poner a prueba sus poderes precognoscitivos (no, no he mirado si la palabreja consta en el DRAE, ya se encargará alguien) haciendo una serie de predicciones para 2004. Desde entonces hasta ahora, la realidad se ha encargado de tirar por tierra todo lo que escribí. Yo pensaba que Saddam "confesaría" el paradero de las dichosas armas químicas y resultó que los yanquis tuvieron que admitir que no estaban por ninguna parte; pensaba que el PSOE perdería las elecciones y resultó que no. Lo más terrorífico de todo es que creía que David Bisbal grabaría una canción a dúo con Enrique Iglesias, clara señal de que tenía el pesimismo alto por esas fechas. Nada de todo eso ha ocurrido. De hecho, en lo único que acerté es en que ningún conocido mío iba a acertar una quiniela de catorce y en que la película de animación sobre la trilogía de los gnomos (de Terry Pratchett) se aplazaría un año más. Pero no cuentan porque eran dos apuestas seguras. Queda demostrado, pues, que no poseo dones sobrehumanos de ninguna clase. Podéis pensar de mí lo que queráis mientras estoy delante, chicas, que no os estoy leyendo la mente. Ojalá pudiera.
Pero para que no se diga que los simples humanos nos dejamos vencer por las adversidades, allá van las predicciones para 2005:
... y que ningún argentino haga comentarios en esta entrada, por favor.
Ha costado lo suyo, pero después de casi 8 meses por fin le he hecho una actualización a mi página web del Mundodisco, La Concha de Gran A'Tuin. Se trata de las anotaciones (una especie de guía de lectura) a Soul Music, la penúltima novela de Terry Pratchett que revisé para P&J. 103 cosas que comentar sobre la novela. O más bien 103 traducciones de comentarios, que aunque la revisión haya dado cosas que explicar, la mayoría están plagiadas de The L-Space Web. Al césar lo que es del césar.
Y a ver si no pasan otros ocho meses antes de la próxima actualización.
Ya lleva algún tiempo ocurriendo. De vez en cuando suena el timbre de casa y resulta que no es ningún amigo que viene de visita, ni siquiera la casera a protestar porque tardamos en pagarle el mes. Es un tal "Correo comercial", aunque a veces utiliza el nombre de "Propaganda" y yo no sé cuál de los dos da más miedo. Hasta aquí la historia no tiene nada de raro: todo el mundo recibe su pequeña dosis de spam físico dos o tres veces por semana. No es demasiado traumático porque normalmente la trampa se ve venir de lejos, el señor Correo Comercial llama a todos los timbres del edificio al mismo tiempo y, dado que las paredes no suelen aislar demasiado bien el sonido, se le reconoce y no hace falta que uno se levante a abrir. Seguro que en el vecindario hay alguien más aburrido. O más sordo.
Pero en mi piso es diferente. Don Propaganda llama solamente a mi puerta. En el edificio no suena ningún otro timbre. Y claro, sin esa cacofonía de ruiditos en la escalera es muy complicado distinguir a la maravillosa escoria de la sociedad que nos visita normalmente de las últimas ofertas de Carrefour. Así que toca dejar el Final Fantasy VII y levantarse a abrir. No sería tan grave de no ser porque, luego, uno no puede volver a concentrarse en lo que estaba haciendo. No hace más que preguntarse: ¿Por qué cojones llama solamente a mi timbre?
Hasta el momento se me han ocurrido dos explicaciones. La primera es la más conspiranoica de las dos, y consiste en que el Gremio de Repartidores de Publicidad tiene montado todo un sistema secreto de signos que va dejando en los portales para quien venga detrás. Debe escribirlos con tinta invisible o utilizar algún otro truco hiperinteligente porque, por más que reviso el timbre de casa, no encuentro ninguna cosa anómala. La histora tiene cierto sentido porque, al fallar nuestro interfono más que una escopeta de feria, normalmente abrimos el portal sin preguntar quién es. Somos un blanco perfecto para los spammers a sueldo. Tengo amigos que han trabajado repartiendo publicidad y nunca me han contado nada de símbolos ocultos, pero tal vez están bajo coacción por parte del gremio. Aunque dudo que les preocupe demasiado.
Así que no nos queda más remedio que dar por buena la segunda opción: los repartidores tienen poderes mentales. Cuando llegan a un portal se concentran unos momentos, comprueban las mentes del edificio y dan con el blanco más fácil, que normalmente es un melenudo preocupado por dar caza a Sephirot en su videojuego. Llaman al timbre, entran, cometen su fechoría y pasan al siguiente portal mientras el melenudo se pregunta porqué tardará tanto la visita en subir. La teoría no es tan descabellada como pueda parecer a primera vista. La existencia de poderes mentales en la vida cotidiana está demostradísima: es imposible andar por la calle fijándose en el culo de una mujer sin que esta, tarde o temprano, lo note y se gire para intentar avergonzarte con su mirada. Servidor se limita a pensar "mira, pues también es guapa de cara" y seguir su camino, pero entonces llega a la academia donde da clases y, al poco tiempo, observa que sus alumnos huelen la incomodidad, el nerviosismo, la situación tensa de después de una bronca, y lo aprovechan en su beneficio. Poderes mentales por todas partes, que no hacen sino confirmar esta segunda explicación de los timbrazos de Correo Comercial.
Pero entonces, ¿por qué no dominan el mundo los repartidores de publicidad? Probablemente sea porque tienen que mantener un equilibrio de poder con las mujeres de pantalón ceñido y los alumnos de academia.
... Y un giga de gracias para la señorita Sto Helit.
Así que de ahora en adelante también estoy disponible en la dirección que sale en la imagen. Gracias por su atención. Buenas noches.
Ha llegado el momento de rendir homenaje a mi pescatera, sin la que esta vida sería un poquito más puta. Vivo al ladito del mercado de Burjassot y a veces bajo a comprar la comida con el tiempo justo, a la una y media y sin ganas de andar hasta el Mercadona. Aquel día quería hacer una fideuà. ¿Tienes morralla para hacer caldo? Morralla no tengo, tío, pero espera y te hago un arreglo para sopa por tres eurillos. Vale, venga. El arreglo para sopa llevaba huesos, trocitos de emperador, gamba arrocera, mejillones, chirlas y un par de minisepias. Aquel día le compré también otro par de sepias, pero fue la última vez. No hacía ninguna falta. Con su arreglo para sopa, un tomate y ajo sale una fideuà o una paellita de marisco cojonuda. O una sopa, claro, pero es que no hay color.
Desde entonces estamos más o menos amadrinados por ella. Sabe que somos estudiantes -ella también, aunque tenga una pescadería- e intuye que vamos cortitos de pasta porque nosotros no tenemos pescadería. Cuando nos ve llegar (también conoce a Pau ya) enrolla, antes de saludarnos siquiera, un papel del que usan los pescateros y empieza a echar bichos y trozos de bicho. El preparado estándar es la lista del párrafo anterior, pero a veces vamos un poco tarde y se ha quedado sin algo o le ha ido muy bien el día o tiene que acabarse alguna cosa y entonces llega la fiesta. Hoy, sin ir más lejos, no tenía mejillones. Pero lo ha compensado con un montón de cigalitas que le quedaba, extra de chirlas y tres langostinos frescos, uno por comensal. Además del resto de ingredientes del arreglo básico, claro. Tres euros. Y como hagas una sopa te mato, que con esto te sale un arrocito o algo. Cuando vienen pijillas les cobro una pasta por lo mismo, a ver si cuando os coloquéis no os vais al Corte Inglés a comprar el marisco.
Descuida, tía.
Sabe como me llamo porque tiene mis carteles de clases particulares colgados en la pescadería. Yo no sé como se llama ella. Es la Pescatera Enmascarada, al rescate de estudiantes y otra gente de mal vivir. Olé sus huevos. Esta cerveza va por ella.
A veces paso de ti durante mucho tiempo. A veces te pongo los cuernos con demasiadas rubias. O tengo resaca y no me apetece jugar contigo, pero diré en mi defensa que no te cambio por una partida a las cartas ni que me maten. A veces pienso en cómo sería mi vida si no te hubiera conocido. A veces estoy allí pero pienso en no estar. O me busco excusas para no aparecer.
Y sin embargo te quiero. Que cumplas muchos más.
No soporto las películas de terror japonesas. A estas alturas ya sé que decirlo en público no me gana ninguna simpatía en la comunidad friqui, pero es que de verdad no comprendo cómo se han podido poner tan de moda. No me asustan lo más mínimo, aunque también es cierto que no recuerdo ninguna película -japonesa o no- que me haya asustado demasiado. Como muchísimo, se me hacen desagradables. Y para eso ya está el gore de toda la vida, con el que además te ríes un rato. Por lo general, simplemente me aburren.
En el cine me dormí viendo The Ring, aunque a la salida me callara porque todo el mundo estaba cantando maravillas. Será que yo estaba cansado y no que la peli es un coñazo, pensé, pero resultó que mi subconsciente era más sabio que yo. Siempre lo ha sido. Después vi una en video -no recuerdo el título- que iba de un señor mayor que conocía a una chica en un cásting. Durante el noventa por ciento del metraje no ocurría absolutamente nada, y los últimos diez minutos eran gore bien hecho, muy desagradable y de muy mal rollo. No es que me moleste que una película se rinda a la fotografía a ratos (Tigre y Dragón me gustó mucho, por ejemplo), pero me repatea perder una hora larga con planos inútiles de japoneses mirando al infinito que, supuestamente, crean una tensión y un ambiente de intriga.
La siguiente trataba de una madre que se mudaba a un piso viejo con su hija y resultaba que el piso tenía mucha humedad. Terrorífico. Una historia que podía haberse contado en un corto de 15 minutos (tensión y ambiente de intriga incluídos) se estiraba hasta llenar hora y media larga. Por suerte esta vez mi compañero de visionado opinó lo mismo que yo y ni siquiera terminamos de verla. Pero no me rendí. Pensé que tanto fan del terror japo no podía estar equivocado y pusimos La Maldición en el DVD marca Panda (los mejores del mercado, señora) del piso. Otra al bote. En esta ocasión se trataba de una casa que albergaba recuerdos horribles de unos inquilinos anteriores y había niños fantasmales que aparecían de repente después de veinte minutos de preparación (tensión e intriga, no nos olvidemos) en los que los protagonistas se dedicaban a no hacer nada. Guau, no sé si esta noche podré dormir. En realidad no tengo ni idea de cine, pero tampoco me pareció que la fotografía justificara una película tan lamentable. Y así lo dije, cosa que llevó a una discusión que sólo terminó cuando nos fuimos a la cama. Yo dormí a pierna suelta. Me parece que hay segunda parte. Aleluya, que preveo tiempos de insomnio próximamente.
Y ahora saltará alguien diciendo que absolutamente todo el cine tétrico japonés está formado por obras maestras y que cómo puedo decir esas cosas después de salir con que Spider-Man 2 es un peliculón. Vale. Será que no tengo la mente abierta al cine oriental o que no soporto las historias angustiosas o lentas. Pero me gustaron Battle Royale y Shaolin Soccer, y creo que Cube, Pi o Memento están bastante bien. También me gustó Lost in translation, por poner un ejemplo reciente de peli lenta. Así que tiene que ser otra cosa. Algún defecto de fábrica (mío, por supuesto) o algo. Tendré que ver La Maldición 2 un día de estos a ver si se me quita el insom... uy, quiero decir la tontería.
Increíble pero cierto. El individuo que se inventa los mensajes del chat de la tele ha decidido crear la Saga de la Pijita Incansable. Nos perdimos el primer capítulo. El segundo está en un post anterior. Creo que también nos falta el tercero. Y esta noche hemos cazado el cuarto, aunque no quedaban pilas en la cámara y he tenido que hacer un pequeño montaje para evitar que el mundo se quede sin esta maravilla literaria:
Que conste que hay gente que hace cosas todavía más absurdas que yo cuando se aburre. Tal vez no mucha, pero la hay. Sin ir más lejos, el encargado de escribir esos textos de ficción en la tele. O cualquiera que quiera apostar conmigo (triple contra sencillo y voy a la ruina) a que la pijita acabará invitando a una segunda pijita a sus fiestas, que la vulgaridad atrae mucho en según qué ambientes. Seguiremos informando.
Habría que conocer a la persona que escribe estos textos para hacer que la gente pique y se gaste sus 0,90 en contestar a la tele:
Y es que además de tener cierta gracia, la gente pica.
Catarroja, 24 de septiembre de 2004. Final de gira de los Siniestro Total en el pueblo, ni ellos mismos sabían muy bien por qué. Gratis. Sobre el escenario, tras unas cuantas de las canciones antiguas que confirmaban los rumores de que volvían a tocarlas, Julián Hernández empieza a largar sobre el famoso, y de moda últimamente, conflicto sobre si el valenciano es o no la misma lengua que el catalán, que lo es. Su solución consiste en unificar los dos en un solo idioma, y ese idioma tiene que ser el francés. Abucheos entre el público, carcajadas en según qué sectores. "Y la siguiente canción es en francés, un, dos, tres".
¿Qué es el ser?
¿Qué es la esencia?
¿Qué es la nada?
¿Qué es la eternidad?
¿Somos alma? ¿Somos materia?
¿Somos sólo fruto del azar?
¿Es eficaz el carbono 14?
¿Es nuestro antepasado el hombre de Orce?
¿Quiénes somos?, ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?
Etcétera...
El existencialismo no combina bien con el valencianismo rancio radical, pero el resultado siempre es gracioso. Y ya me corregirá mi amigo y vecino el Doctor Maldad si me confundo de canción, que mi retentiva tampoco estaba para muchos trotes. Gran noche, sí señor.
Ayer, de nuevo, estuve poniendo carteles para dar clases particulares. Salí de casa y empapelé medio Burjassot de camino a Godella, que como no tiene facultad de matemáticas supone menos competencia. Al principio repasé los lugares donde ya había puesto carteles la semana pasada. Muchos de ellos habían desaparecido de los lugares típicos (cabinas telefónicas, farolas, sitios donde por alguna razón no muy bien explicada molestan a alguien), pero también había volado uno del tablón de Expressió Lliure que pone el ayuntamiento. Lo repuse sin darle mayor importancia, como todos.
Pero cuando siguió el paseo fui consciente de que me había salido competencia en mi propia zona. Muchas farolas tenían carteles de otra persona dispuesta a dar clases particulares de matemáticas. No los arranqué. Pero entonces caí en que probablemente fuera este individuo quien arrancó el cartel que decía antes, y que no puso uno suyo para que entonces no empezara yo a quitárselos. El famoso "tirar la piedra y esconder la mano". No estaba seguro, claro, pero era una hipótesis razonable.
Poner carteles para dar clases tiene algo de estrategia militar. También se basa en el principio de "si pongo muchísimos carteles, sobrevivirán los suficientes para alcanzar el objetivo". Hay que tener claro ese objetivo, que no son los alumnos (se rigen por el mínimo esfuerzo y no quieren profesores particulares) sino sus padres. De ahí que no haya que buscar colegios e institutos, sino panaderías y supermercados. Tampoco conviene plagar las farolas y los espacios públicos a menos que se trate de una zona que te interesa mucho, normalmente porque está muy cercana a tu casa o porque es de gente de pasta a la que puedes sacar 15€ la hora por enseñar a sumar fracciones. En las farolas hay que estar muy encima reponiendo, porque normalmente los carteles no pasan de los dos días. Interesa mucho más dejarlos en tiendas de alimentación o videoclubs después de pedir permiso al encargado, porque sabes que allí se quedarán una semana como mínimo. Arrancar carteles de otras personas y poner los tuyos suele ser contraproducente porque es una declaración de guerra, y entonces la otra persona adopta la misma estrategia y es un sinvivir y un gasto nada desdeñable en rollos de celofán. Por no hablar del mal rollito si un día os cruzáis.
Por eso precisamente decidí no responder a la agresión. Porque al fin y al cabo no somos competencia directa del todo (yo también doy física, química e inglés), porque tampoco creo que llame mucha gente como resultado de esos carteles en esa zona y, sobre todo, porque esto no es una guerra. Prefiero anexionarme otros territorios más rentables (irme a los alrededores de la universidad pija de Moncada como haré mañana, por ejemplo) o menos explotados (recorrido de tres o cuatro estaciones cercanas del tranvía) que enzarzarme con alguien en mi misma situación. Aunque ni siquiera se le haya ocurrido optimizar el tamaño de los anuncios para que quepan dos en un folio y se sigan leyendo mejor.
Ahora, como me sigan desapareciendo carteles sospechosos, que se prepare. Que aunque acabe de desvelar mi estrategia pacifista del buen rollito aquí, también sé jugar sucio.
La otra noche estuve acompañando a una amiga a urgencias por algo que luego resultó ser nada. En el ambulatorio de Burjassot estaba por todas partes el siguiente cartel:
Ante el que quisiera hacer algunas puntualizaciones:
Aunque se haya cancelado la partida de rol que teníamos en un principio, he quedado en casa de Bolingo para tomar un café, fumar y hablar un rato de cómics y videojuegos. Entre los exámenes (horrorosos, como era de esperar tras el veranito) y el resto de cosas de la vida real, ya hacía tiempo que no me ponía al día. En el portal me he encontrado con Felipe, que iba a lo mismo que yo aunque él quería llevarse a casa una mochila llena de tebeos. Quince pisos en ascensor, por muy rápido que sea, dan para un resumen de la vida: él piensa opositar para mejorar su sueldo en el ayuntamiento y yo busco trabajo desesperadamente.
Bolingo ha conseguido un juego nuevo para su PlayStation 2. Es la tercera parte de una saga de samurais, con la peculiaridad de que en el videojuego actúa Jean Reno, un policía parisino que se ve transportado en el tiempo hasta el Japón medieval mientras París se plaga de zombis. También ha avanzado en el Final Fantasy X-2 y ya tiene unas cuantas secuencias de animación que mostrar. Las más increíbles son los videos musicales del grupo protagonista, como las Spice Girls japonesas pero en más moña todavía. No me extrañaría que en el juego intervienese la SuperPop como objeto mágico, pero la animación es espectacular, eso sí. Cuando pensábamos que su madre se había ido de casa, ha vuelto y nos ha pillado fumando. Menos mal que es una tía simpática. También me he puesto al día en cómics de Marvel. Es increíble que de un bodrio como X-Force pueda salir un grupo de "superhéroes" preocupado por las apariencias, los copyrights y quedar bien en la tele, y cuyos miembros caen como moscas en los combates y han de ser reemplazados. No me he puesto a leerlos en serio, pero X-Statix tiene buena pinta. Por desgracia, al menos hasta que encuentre trabajo, mis gastos frikis se van a reducir a la adquición de Going Postal (Terry Pratchett, por supuesto), novela sin la que no puedo vivir después de leer el fragmento que hay en internet.
A las siete he salido de su casa sin ser más sabio que cuando entré pero sí considerablemente más puesto en videojuegos, que era parte de lo que se pretendía. Nos hemos despedido de Felipe y he acompañado a Bolingo a por tabaco. Me he despedido de Bolingo y he dirigido mis pasos hacia casa, pero en realidad no me apetecía ni subir a coger el móvil de tan tranquilo como estaba ahora después de la bronca doméstica del fin de semana (iniciada al decir yo que no quería vivir allí durante el curso que empieza, que mi plan era conseguir un trabajo y establecerme en Burjassot de momento) por la que no quedé ayer con Anakinet, que andaba por aquí: no habría sido precisamente una buena compañía. Así que me he encaminado hacia casa de Susana, dando patadas a una lata de cerveza vacía por el parque y organizando un poco la semana que viene en mi mente. Casi la despierto de la siesta. Café, conversación, búsqueda de papel de fumar en los cajones. Y una horita más evitando enfrentarme a la vida y pasando la resaca de la forma más agradable dadas las circunstancias.
Y al volver a casa y cenar, la conclusión: un domingo cualquiera puedes evadirte un poco, debes evadirte un poco y levitar por encima de los problemillas, pero ningún hechizo dura eternamente y el de levitación el que menos y la huída solamente puede ser hacia delante.
Ya sabía yo que se me acabaría pasando la fecha, ya...
Al final los blogs acaban siendo como las televisiones, y no necesariamente porque hablen del último romance de Marujita Díaz, que ahora que lo pienso no sé si sigue viva. Las razones de la similitud son (1) que en verano tienden a pararse un poco cuando sus propietarios se dedican a vivir más que a escribir, (2) que celebran los aniversarios, los post 50, 100 y 150 y cualquier otra efeméride que se ponga a tiro y (3) que salvo contadas excepciones -y en palabras del Sr. Negro- es difícil que no parezca que se están clonando desde el tercer post.
Supongo que, a la vista de las circunstancias, este su humilde blog entra de lleno en esas tres características y se puede considerar "típico", un poco de esto y un poco de aquello. No sé si desde fuera se verá la cosa muy evolucionada, pero desde este cuerpo serrano parece que el alma que lo ocupa no haya dado precisamente un vuelco existencial desde aquel día en que escribió un post lleno de bilis contra el transporte ferroviario en general. Mi madre acaba de sacar fotos a la habitación que ocupo aquí en verano para que nadie pueda llamarla exagerada cuando cuente por ahí cómo la tengo, así que al menos el desorden aparente continua intacto. Es posible que ahora sea un poco más sabio (aunque lo dudo), que haya visto algo más de mundo, que me calle menos cuando no toca callar y hable menos cuando no toca hablar, pero la realidad se resume en que sigo cagándome en RENFE. (Y más desde el otro día, que nos pusieron el aire acondicionado como para hacer cubitos de hielo y, agárrate que vienen curvas, villancicos en el hilo musical en pleno agosto.) Sigo siendo el mismo, sólo que más. Quien busque evoluciones personales relámpago, que siga buscando porque aquí nadie tiene pinta de ir a transformarse en super-saiyajin: en palabras del Sr. Sabina, las emociones fuertes buscadlas en otra canción.
Un año. Entre otras chorradas, 26 intentos de demagogia y 34 pajillas mentales, de las físicas ha habido alguna más aunque no las reseñe aquí. No ha estado mal (lo del blog, digo). Me gustó que me leyeran y comentaran a veces. Así que, con el permiso de ustedes, me tomaré la libertad de seguir subiendo a la red lo que vaya pasando en los alrededores de esta planta depuradora averiada que tengo por cabeza. Y por una vez en mis propias palabras, y como decía el nudista, a quien no le guste que no mire.
Finalmente caí. Finalmente me aburrí lo suficiente como para seguir las enseñanzas de Veti y confiar en que el test psicoromántico de OKCupid sería lo bastante acertado (o al menos divertido) como para que valieran la pena los diez minutos que pierde uno rellenándolo. Eso fue ayer, uno de esos miércoles en que todo el mundo tiene ganas de hacer cosas pero nadie sabe muy bien qué quiere, y se acaba bebiendo cervezas en el bar de siempre. Hoy, tras constatar (en la playa a las doce del mediodía) que los FIBeros tienen un aguante envidiable -o al menos una buena cantidad de sustancias prohibidas en los bolsillos-, los resultados.
Preocupante. Muy preocupante. Una de mis mejores amigas (el otro día estuvo Bego en casa) y una máquina superinteligente coinciden casi al 100% en su apreciación sobre mi vida sexual, que no es que no sea satisfactoria pero aburre un poco ya por solitaria. "A bolder approach and sheer repetition", ¿no? Pues muy bien. Preparaos, nenas, que viene el chico de la piscina. Estáis avisadas.
Hay que ver lo malo que es el veranito.
Y con un título así, por una vez no voy a referirme a la gangbang más multitudinaria del mundo (creo que el récord ronda los 500 miembros solamente, ya me corregirán si me equivoco), sino a la Legión Extranjera Klatchiana, la asociación internacional de lectores del Mundodisco. La sección en lengua castellana (de la que soy miembro fundador) acaba de alcanzar los mil asociados, lo cual significa que cada mes Aranluc, Veti y un servidor escribimos tonterías y difundimos noticias para mil personas en El Puercoespín. Un número como cualquier otro, siempre lo he dicho, pero que ahora tiene cuatro dígitos. Que son otro número como cualquier otro, pero los órdenes de magnitud siempre impresionan más que las simples cifras. El próximo susto será a los 10.000 miembros, como le dijo Napoleón a Josefina después de que el primer batallón pasara por su alcoba. Pero por celebrar, que no sea.
Iba a ponerme melancólico y a rememorar cuando envié el primer boletín a 50 personas, o cuando Terry Pratchett nos contestó a un e-mail e instó a la Legión a beber horchata hasta enfermar, pero creo que lo reservaré para el propio boletín, que además está a punto de llegar a su número 50. Hace muy buen día. Me voy a celebrarlo a la calle. Larga vida a la Legión. Chin chin, tíos.
De un tiempo a esta parte mis amigos de la vida real me hablan del blog, de las cosas que pongo, las que me salto (que alguna hay, sobre todo por perrería de escribir ahora que hace calorcito) y las que pongo mal. No es que me preocupe, la verdad. Este blog nunca ha estado oculto; de hecho, está linkado desde un par de sitios cuya dirección paso a todo el mundo a la primera de cambio. Supongo que lo único que haría que me moderara un poco escribiendo aquí sería enterarme de que tengo a mi madre como lectora, y tampoco mucho. De todas formas, quien venga aquí buscando la versión castellonense del Salsa Rosa se va a ir con las ganas porque, ya me sabe mal, no hay nada jugoso que leer. Ni que contar.
Paquito (llamémosle Paquito) lleva una temporada diciéndome que una batallita sobre copieteo en los exámenes que escribí en febrero no es fiel a la realidad porque mezclé dos historias en una. Me lo creo, sobre todo porque mi memoria no es muy prodigiosa que digamos, pero la realidad tampoco es tan importante y de todas formas este blog no tiene vocación de telediario castellonense, aunque últimamente lo parezca porque tengo la neurona demasiado cascada por exámenes y revisiones y cosas como para hacerme muchas pajillas mentales seguidas. Así que no hay rectificación que valga, que el blog es mío y ya sabéis el resto.
Pero hay peticiones que sí puedo atender sin demasiados problemas, como la de hacer pública alguna foto sin ningún interés para nadie aparte de reconocer a los dementes sociópatas que aparecen en ellas y poder evitarlos si uno se los cruza por la calle.
Haga clic en las imágenes pequeñitas bajo su propia responsabilidad.
No intente hacer esto en su casa.
Puede contener trazas de frutos secos.
- ¿De verdad se te acaba de posar un abejorro en la polla?
- Te lo juro, acabo de espantarlo. Me ha dado un susto de muerte.
Uno de los participantes en el diálogo de arriba es un servidor.
Hace algún tiempo pensé que aprovecharía el post número 100 del blog para hacerme mi propia hoja de personaje del Rolemaster y colgarla aquí, pero el número pasó de largo sin darme ni cuenta. Y de todos modos, el 100 tampoco es una cifra demasiado importante. Y la idea no era muy brillante, sobre todo porque sería difícil puntuar numéricamente atributos y habilidades sin caer en la prepotencia o en la falsa modestia: un bono de +25 en AGI no pasa desapercibido en alguien que no tiene ni gota de sangre élfica en las venas. Además, al pensar en cómo sería mi personaje de rol escrito en forma de números y bonos, me di cuenta de algunas incongruencias. Deduzco que debí cogerme unos cuantos trasfondos negativos, de esos que dan puntos para poder comprar también chollos que den más posibilidades de sobrevivir a largo plazo, pero todavía no sé de qué ha servido coger la característica Cabezón Gafotas, ni la de Andares Extraños. Hace un par de semanas me creí en posesión de super-poderes sobre la metereología concentrados en cierta parte de mi cuerpo. Pero la tormenta veraniega de hoy, un día en que dicha parte no se ha visto expuesta al aire libre, me hace dudar. Sin embargo, si queda algo de justicia cósmica en el mundo, algo como Hábito Personal Desagradable debería tener su contrapartida luminosa, y espero que Increíble Magnetismo Sexual (que es el chollo que escogería cualquiera en sus cabales, sobre todo después de recaudar tantos puntos a base de características negativas) no tarde más de la cuenta en materializarse.
Lo de Hábito Personal Desagradable viene por lo que ocurrió el sábado, después de una cena de cumpleaños en un lugar a medio camino entre el restaurante y el chiringuito playero. No es que sea el único que poseo (por ejemplo, fumo demasiado cuando estoy de resaca y me creo contra toda evidencia que no canto mal) pero sí el último del que soy consciente. Mi costumbre apestosa es no soportar que se tire la comida. A primera vista parece incluso algo positivo, y yo creo que lo es, pero a la luz de los resultados está claro que entra de lleno en las categorías que dan puntitos.
Normalmente me inhibo a la hora de pedir en cenas masivas como el Cumpleaños Géminis que nos ocupa. Dejo que se encarguen otros, sobre todo porque al menos en este restaurante escogen con cierta sabiduría: tapas, bandejas de pollo y conejo al ajillo, mucha bebida y que los vegetarianos se pidan lo que les apetezca. Efectivo y poco glamouroso, sí señor. Sólo que esta vez las tapas eran tantas y tan abundantes que los ajillos se quedaron casi sin tocar, y en la mesa quedaron bandejas de carne que pedían a gritos un tupperware. No diré que alguien se opusiera a la idea porque no fue así, incluso había apoyos puntuales, pero cuando el camarero trajo las dos fiambreras de papel de aluminio que le pedí empezó el cachondeo: "¿Quieres que te pase también este poquito de cebolla?", "Oye, por aquí ha sobrado una aceituna y dos chipirones". Normal, y más teniendo en cuenta el festival del humor en que se convierten estas reuniones después del café, la copa y el Farias. Pero las bromas (y su recurrencia, sobre todo) también son indicativas de que llevarte las sobras para impedir que las tiren viene a ser sinónimo de cutrez. Y no sólo en la mesa, sino también entre los camareros del lugar, que después de proporcionarnos las fiambreras me hicieron pasar por dos minutos de explicaciones antes de darme tres o cuatro bolsas de plástico para que el aceite no manchara ningún maletero.
No es la primera vez que hago cosas así (en realidad he llegado bastante más lejos, pero esa historia será contada en otra ocasión). Ni será la última. Es lo que tienen los Puntos de Historial del Rolemaster, que una vez los gastas ya no hay vuelta atrás. Pero me pregunto lo que dirán los del festival del humor cuando se enteren de que, al final, acabé repartiéndome el botín de pollo y conejo a medias con un perro amigo mío. Y de que los dos estamos igual de contentos con nuestro 50%, supongo. Al final, las consecuencias de los puntos negativos tampoco lo son tanto si se llevan con alegría. Ojo, que eso no quita que se vaya haciendo cada vez más imperativo subir de nivel bien pronto, a ver si se manifiesta de una puta vez aquello del Magnetismo que decía antes...
En fin. Supongo que no es difícil llegar a la conclusión de que si hay tan pocas entradas en el blog últimamente es, una vez más, por culpa de los exámenes. El de Álgebra bastante bien, gracias. Y con otro de EDP para este viernes, la verdad es que el chiringuito no está para demasiadas alegrías ni para demasiadas historias que contar.
Que te las cuenten ya es otra cosa. El otro viernes subí en el Cercanías a Castellón y me encontré con una chica a la que conozco no sé exactamente de qué. Me pasa mucho últimamente, supongo que será el alemán cabrón de siempre. La muchacha en cuestión es una friki de la Historia del Arte y las conversaciones (siempre en el tren o saliendo de la estación, cuando no tengo escapatoria) suelen acabar derivando hacia ese tema. Que no me molesta, porque normalmente acabo empapándome de datos de esos cuya única utilidad es volver a transmitirlos, como el porqué de la Geperudeta. La señora en cuestión es la patrona de València, la que recibe enormes ofrendas de flores -aparatosas y aburridas- cuando llegan las fallas y las mamás bienpensantes pero con mala idea quieren que sus pobres niñas luzcan el palmito con el traje regional. La que recibe su apodo de una supuesta joroba, regalito malicioso de su escultor.
Pues no. Resulta que cuando València era Ankh-Morpork, cuando el río que la cruzaba todavía no estaba desviado de su cauce, había una tradición funeraria bastante más macabra de lo normal, que no es decir poco. Se trataba de una procesión. Consistía en llevar los cadáveres embalsamados de los locos que habían muerto en el manicomio durante todo el año hasta su lugar de sepultura definitivo, en algún otro punto de la ciudad. Nunca he comprendido demasiado bien el sentido de las procesiones si no es que el vulgo pueda reírse alguna vez que otra de las autoridades (como hizo Bolingo ayer gritando "¡guapa!" al obispo desde una tasca cercana), pero en este caso tal vez es que los valencianos querían ver con sus propios ojos que habría santa sepultura, que las calles no se iban a llenar de zombis psicóticos, o más bien de psicóticos zombi. Ahora que lo pienso, igual lo que se transportaba eran cadáveres de curas, que no sé qué tipo de zombis daría más miedo, y lo de los locos venía de otra historia. Pero encajaría con el nombre oficial de Virgen de los Desamparados. Da igual. El asunto es que, encima de la carreta cerrada, haciendo compañía en su sueño a los locos (o a los curas) que tenía debajo y asegurándose de que no se alzaran, iba la Geperudeta. Acostada. Sobre un cojín. Con la cabeza echada un poco hacia delante.
Y en algún momento de la historia alguien decidió que necesitaba un símbolo para la ciudad y la escogió a ella. "¡Geperudeta, te elijo a ti!", dijo. La puso de pie, la metió en la catedral y desde entonces cada año sale para recibir flores y dejar que la llamen jorobadita cuando en realidad está durmiendo de pie. Y para seguir acompañando cada año a los locos o a los curas (o las dos cosas a la vez) que tiene debajo. Y estos sí que espero de verdad que no se alcen después de muertos.
La televisión no da para mucho, nunca lo ha dado en realidad. Y que nos lo digan a quienes tenemos que mantener una emisora pública como Canal 9. Pero en ocasiones suelta perlas de sabiduría que no hay más remedio que anotar en un papel. Mis compañeros de piso y yo llevamos algún tiempo rellenando la parte de atrás de un viejo cartel para anunciar mis clases particulares y, ahora que llega la hora de renovarlo, se impone un volcado en internet para algarabía y regocijo de propios y extraños.
"A los jugadores, antes del partido, se les estimula tocando lo que hay que tocar". (Iñaki Saez, seleccionador nacional de fútbol.)
"El mar es bonito. ¡Cuántas cosas nos ofrece el mar! ¡Gracias, mar! ¡Qué bonito es el mar!". (Inés, vieja de la Botica de la Abuela.)
"Yo soy igual por delante que por detrás". (Eugenia Santana, famosilla de tres al cuarto.)
"Estoy aquí porque dios quiso". (Mariano Rajoy, fachilla en campaña.)
"... ¿O es que la gente del PP no podemos enseñar las tetas?". (Aída Comosellame, famosilla de tres al cuarto.)
"Los problemas de la pareja no existen; el problema es la pareja". (Antonio Gasset, presentador.)
"Siempre hemos dicho la verdad, siempre, nunca hemos adulterado ninguna información". (Eduardo Zaplana, menudo tipejo, 16/03/04.)
"¡La marihuana no es sólo una droga! ¡Es la planta que va a salvar el planeta!". (Fernanda Figuera, presidenta de Federación de Amigos del Cannabis.)
"El hombre que trabaja pierde un tiempo precioso". (Salvador Dalí, genio.)
"Don Paulino López, de Málaga, casi 70 años, comedor de piedras". (Jose Mª Íñigo, presentador.)
Y finalmente una que no correponde a un exabrupto espontáneo y en directo, ni a ningún reportaje como la de Dalí, sino al guión de una serie de dibujos animados. Pero era tan impresionante que no pudimos resistirnos a anotarla. Lisa Simpson anda deprimida y Encías Sangrantes le explica la verdadera esencia del blues: "El blues no se toca para sentirte mejor. Se toca para hacer que los demás se sientan peor". Descanse en paz.
Mis majestades:
Espero sabrán disculpar la tardanza en hacerles llegar mi humilde presente con motivo de sus esponsales, pero no encontraba nada digno con que obsequiar a tan distinguidas personas. No es más que la transcripción de la letra de una canción que ni siquiera me pertenece, pero me dijo una amiga que los mejores regalos son siempre robados. Sírvanse disfrutarla en tranquilidad, cuando se pase el ajetreo de todos estos días.
(Dice Germán que lo más rastrero que puede utilizarse para rellenar un post es la propia vida de uno, pero como ya tengo el recurso demasiado explotado, optaré por disfrazar una canción de regalo envenenado para que se vea lo republicano y lo guai que soy.)
Carta al Rey Melchor, Albert Pla.
Es cuestión de amor
Que estoy loco de amor por la princesa
entiéndalo rey mío por favor compréndalo
aunque sea soberano supongo que será humano
como el resto de sus siervos también tendrá sentimientos
yo sé que vos realmente también os cagáis y folláis y sudáis como yo esto es real
así que présteme un poquito de atención
Le hablaré fráncamente frente a frente majestad
Quizá yo no sea el yerno que soñó mi majestad
Nunca tuve dinero ni soy conde o caballero no llego ni a hidalgo ciudadano raso
mi estirpe no es noble pero mi nobleza me obliga a decirle la verdad
Sería mentirle si digo que tengo respeto por la monarquía
siempre me he cagado en las dinastías y en las patrias putas las banderas sucias
los reinos de mierda y la sangre azul
Mi majestad ahora es el real decreto del corazón mi majestad
que me arrastra y que reniegue por amor mi majestad
pues la fé mueve montañas el amor remueve el alma
Y hasta el ser más consecuente ante el amor pierde su honor
Yo por amor soy capaz de mandar a la mierda mis firmes principios de republicano
cambio de camisa y rindo pleitesía a la monarquía
Que viva el amor que me convirtió en su esbirro majestad
Sólo pensar que quisierais ser mi suegro majestad
Yo ya le adoro yo le adulo y hasta le beso el culo
le prometo ser bueno un digno yerno majestad
Si me caso me transformo como en ese cuento
aquel sapo que por un beso se convirtió en príncipe encantado
y así por un beso de su princesita
también yo me vuelvo en todo lo que usted quiera
Seré su súbdito amado su sumiso esclavo
su obediente criado su subordinado y devoto lacayo
le juro ante dios y ante el cielo y la Biblia
Que viva el rey viva el rey
que viva la monarquía
Espero que les guste.
Ya he conseguido escanear algunas fotos del viaje a Albacete, esta última semana santa. Todavía quedan, pero al menos las que hay me han servido para poner en marcha un sistema propio de pop-ups para este blog, que ya le hacía falta.
Las fotos están en:
[San Perro] Tales from the crypt
[San Perro] Picoletos en el Paraíso
[San Perro] San Seacabó
Cuando el resto de gente revele las suyas, más.
O: "De como una tarea sencilla en apariencia puede complicarse hasta extremos insospechados cuando se conjugan los hados y el mal karma".
El encargo parecía sencillo. Tan sencillo como hacer un dibujo, escanearlo y enviarlo por e-mail. Mi primo Richal y su novia están montando una ludoteca en Castellón que llevará el nombre de Bufanúvols, un gigante de la mitología de la zona que se dedica a bufar núvols (a soplar nubes, vamos) cuando no está de fiesta con sus colegas Tombatossals, Arrancapins y Tragapinyols. Pero esa es otra historia, y será contada en otra ocasión.
Para ir promocionando la ludoteca necesitaban con cierta urgencia un dibujo de Bufanúvols apartando nubes a soplidos con un arcoiris de fondo, así que el lunes por la tarde cogí un lápiz y me puse a ello. Ningún problema. Lo entinté (y ahí sí que hubo algún problema porque siempre me las apaño para empezar por el lado equivocado e ir corriendo la tinta a medida que avanzo) y, como ya era tarde, lo guardé para escanearlo ayer martes.
En principio no debería ser complicado conseguir que alguien te escanee un dibujo a cambio de dinero, y mucho menos en las fotocopiadoras de alrededor de una universidad o en la reprografía de la propia facultad. De hecho, muchas de las tiendas tenían algo parecido a "escaneamos cosas a cambio de dinero" en sus carteles. Pero en una tenía que ser para el día siguiente ("lo siento, es que mi turno termina ahora mismo; si quieres, te lo hago para mañana", en fin, debería haber contestado algo a esa frase), en otra tenían demasiado trabajo y las máquinas ocupadas, y en otras simplemente no podía ser. En los cybercafés tenían escáner, pero sin configurar (¡olé, olé y olé!) y, para no aburrir más, solo diré que finalmente conseguí un escaneo a cambio de tres euros del ala más otro por el CD donde me grabaron el archivo de imagen, tras dos horas de dar vueltas por Burjassot.
Solamente quedaba enviarlo. Para ello necesitaba un ordenador que tuviera: (1) conexión a internet, y (2) unidad de CD-Rom. Cualquiera diría que es tarea fácil, sobre todo en un campus de ciencias. Ya. Claro. Ayer, cosas de los hados, los ordenadores con CD no admitían conexiones. Pero no lo supe hasta que quedó uno libre, momento en el cual ya era demasiado tarde para entrar en otras aulas de informática del campus. Y además el CD estaba grabado en formato Mac, pero eso no lo he sabido hasta esta tarde, cuando (ya más resabiado) he comprobado todo, todo y todo antes de salir de casa.
En resumen, una tarde perdida completamente. Soy un descreído (que dice mi abuela) pero viendo tardes como la de ayer a veces no puedo evitar pensar que, si hubiera acumulado unos cuantos puntos kármicos en días anteriores, no se habría confabulado absolutamente todo el universo para evitar que hiciera algo tan sencillo como enviar un dibujo por e-mail. De ahí que decidiera dar el día por terminado a las ocho de la tarde y no pasara a visitar a mi casera para recordarle que llevamos dos meses esperando un electricista. Tal y como estaban las cosas, probablemente me hubiera acabado liando a gritos y podría haber significado otros dos meses de retraso, lo que habría enturbiado todavía más mi humor con la consiguiente acumulación de karma negativo. Y para círculos viciosos estoy yo...
Tiempo de cambios. Para empezar, el ordenador desde el que he escrito prácticamente todo este blog se aleja de mí para siempre. Lo cierto es que solamente estaba usufructuándolo, a él y a su conexión a internet, pero tenía (tengo, todavía; he de ponerme a grabar CDs como un condenado cuando termine de escribir esto) tanto material aquí y estaba organizado tan a mi manera que no puedo evitar el pinchazo de la separación. Sí, por una máquina, así de enfermo estoy.
Por supuesto que seguiré escribiendo. Y actualizando La Concha, y pasando por el foro, y leyendo blogs, y enviando El Puercoespín. Pero el trabajo será sin conexión, como en los viejos tiempos. Así que, al menos durante una temporada (hasta que Emilio decida que pongamos internet en casa), que nadie se extrañe si aparecen varias entradas aquí de repente después de una semana de aparente inactividad. Bueno, la verdad es que tampoco era tan raro que ocurriera hasta ahora. Soy un pequeño tramposillo con las fechas de creación de entradas, pero procuro que se ajusten al momento en que se me ocurrió la idea en cuestión.
Llevo una semana de aúpa. Mudanza física (la de Bego, dueña de este cacharro), mudanza de unos y ceros a CDs a la espera de otro disco duro que okupar, nacimientos en la familia de amigos, obsesión (relativa) por dejarlo todo a punto para una etapa nueva en la que no sabré muy bien qué hacer con el tiempo libre. ¿Estudiar, quizá? Bueno, tal vez un poco, pero jamás he dejado que eso acabara con mi vida social...
En fin. Nos seguimos leyendo.
Advertencia: Razonamiento resacoso.
En vista de la publicidad que hacen por televisión, el mundo de la cosmética debe avanzar incluso a un ritmo superior que el de la informática. O de lo contrario no se explica que, incluso dentro de una misma gama de productos, cada dos meses aparezca una innovación que deja todo lo anterior a la altura del betún. Cuando creíamos que la experiencia orgánica era lo máximo para el cuidado capilar, resulta que las microceras son muchísimo mejores. Y ya veremos con lo que nos salen mañana.
Recuerdo la risa que me entró hace unos años cuando Vidal Sasoon (TM), pionera del dos-en-uno, lanzó como idea genial los productos separados como si fueran una novedad cuando ya todas las marcas se habían apuntado al carro del champú con acondicionador. En el fondo, no creo que sea más que un camelo, una excusa para poder seguir haciendo publicidad de productos en los que, si no está inventado todo ya, poco falta. Una amiga que estudia Publicidad me contaba que un profesor suyo les explicó las dos cosas que siempre debían tener en cuenta los creativos publicitarios: (1) la demanda del mercado, y (2) el sexo. Teniendo esto en cuenta, la estrategia de los champús (o del rímel, o de los dentífricos) es perfecta. La gente quiere cambios e innovación, pero se suele detener en los detalles, en modificar algún aspecto insustancial de la vida sin que cueste demasiado esfuerzo. Cambiar de marca en los productos de belleza es una idea poco atrevida, pero resultona. Y, por supuesto, con un cabello llevado a su perfección absoluta por las ceramidas naturales se folla más.
Lo cual, dado el estado de mi pelo (hoy sobre todo), explica bastantes cosas.
http://laverdadosaralibres.zonalibre.org/archives/027448.html
(Sí, estoy poco hablador. Es lo que tiene la resaca...)
(Machaca.)Anoche fue espectacular, como todos los martes de Magdalena. Sólo que, para mí, un poco más que otros años. Desde hace cinco o seis años, el grupo teatral castellonense Xarxa Teatre se encarga de montar la "Nit màgica" y convierte el martes en uno de los mejores días de las fiestas. El concepto es simple y efectivo, derivado de los tradicionales correfocs en los que un grupo de demonios armado con fuegos artificiales se pasea entre la multitud por las calles de un pueblo, jugando y rociando de fuego a quien se les quiera acercar. No es que sea algo precisamente inofensivo, pero no tiene por qué pasar nada aparte de alguna quemadura leve o algún esguince. Y eso que, al menos en el que se organiza en Castellón, este año había cerca de 30.000 personas por las calles. Unos quince demonios montándola bien gorda, bicicletas que tiran fuego, tracas y cohetes dispuestos en puntos clave del recorrido, un escenario final con un montaje espectacular de fuegos de artificio lanzados desde el mismísimo centro de la ciudad y una buena banda de percusión y dolçaines que marcan sin parar ni un momento el ritmo de los saltos de la multitud.Y ahí es donde entro yo. Enmedio de la multitud, y más aun de una multitud en presencia de demonios con fuegos artificiales, la orquesta necesita cierta protección. Tiene que abrirse camino y recorrer el recorrido. Este año les faltaba gente, así que me he metido en un traje rojo de demonio y, con unos colegas, me he pasado hora y media dando empujones a discreción, protegiendo músicos y, en los raros momentos de descanso, saltando al ritmo de la banda. Hora y media agotadora, sí, e incomprendida por algunos gilipollas que se te rebotan, pero con una recompensa que no se paga con dinero: el último cuarto de hora del espectáculo subido en el escenario. El castillo de fuegos que se lanza a 50 metros escasos, la "flecha de fuego" que enciende toda la estructura al rojo blanco y, sobre todo, saltar y mover los brazos al ritmo de los bombos mientras miles de personas aclaman. Caer al suelo, dejar que ocurra el final del show y entonces levantarte y volver a bailar ante la marea humana. Una y otra vez, casi bajar del escenario para volver enseguida a darle a la gente lo que quiere: fiesta.Casi tan agotador como los empujones, la verdad. Pero ojalá el año que viene incrementen la banda todavía más, o vuelvan a tener gente lesionada, o suceda cualquier otra cosa y pueda repetir. |
Ahora suena Corazón Latino, del gran David Bisbal, en la calle y yo estoy dándole los últimos retoques a Soul Music. Mañana, por fin, vienen a recoger el manuscrito de la traducción a mi casa y yo podré dedicarme a otras cosas, como por ejemplo el genocidio neuronal: vienen las fiestas de la Magdalena en Castellón, atrasadas una semana por culpa de las elecciones. (Por cierto, desde ayer vengo notando que se respira como un poco mejor...)
Las fallas de Burjassot son más parecidas a una fiesta de pueblo que las de Valencia capital. Los monumentos, manteniendo el mismo estilo, son mucho más pequeños y menos recargados. A mí, que nunca me han gustado mucho, me parece una mejora. Las calles no están muy llenas y las disco-móviles tampoco tienen pinta de estarlo demasiado. Si las unificaran en una sola, sería un fiestón. Pero supongo que eso es pedir demasiado a las comisiones falleras, claro. Aquí lo que prima es el "yo más".
Y aun así, pese al "yo más", la poca gente y David Bisbal, oír la música mientras hago alguna otra cosa hace que me entren ganas de salir a tomar un cubata. Será deformación: será que asocio la canción ligera enlatada resonando contra edificios con las fiestas de pueblo, las más divertidas. La cercanía de mis propias fiestas "de pueblo" influirá en algo, pero creo que el asunto está más cercano a que han sido unos días duros. De ligera incertidumbre (por la masacre y por la fiesta, que todavía no está organizada del todo), de defender hipótesis políticas a capa y espada, de especular, de ver más informativos de los que son buenos para la salud, de resultados inesperados, aunque un poco esperanzadores también. Yo, que decía que no me gustaba la política.
Ahora suena Por debajo de tu cintura, de los grandiosos Agüita Salá. Creo que abriré una lata de cerveza y seguiré con el libro.
La curiosidad no sólo mató al gato, sino que también le hizo gastarse 0,9 € en hacer caso de la pantalla del televisor y de sus colegas, "para ver qué pasa", y enviar el siguiente mensaje con el móvil:
No, todavía no ha llegado el post número 100. Ni tampoco ninguna cifra muy significativa en cuanto a número de comentarios, visitas ni nada. Ni me han dado ningún Óscar (los ha acaparado todos el bueno de Peter). Pero he estado pensando de resaca, cosa que nunca es demasiado recomendable, y he llegado a la conclusión de que habría enviado todo a la mierda hace mucho tiempo si no fuera por ti.
Desde que empecé a moverme por internet no pasó demasiado tiempo antes de lanzarme a crear mi propia página web. Lo que era una sección sobre el Mundodisco de mi antigua página personal fue creciendo hasta que Nacho, el de Dreamers, me propuso mudarla a su servidor. Desde entonces, aparte de e-mails de ánimo y de gente de Argentina diciéndome que "concha" tiene otro significado allí, no he dejado de recibir colaboración: listas de personajes, dibujos, relatos... y así hasta ahora. De vez en cuando me quejo, porque puedo dedicar menos tiempo a la página que al principio y no tengo tanta ilusión por enfrentarme una y otra vez con el puto HTML. Y llevo trabajo atrasado (relatos, sobre todo, que son lo más costoso de editar para subirlo). Y me ahogo en un vaso de agua, todo hay que decirlo. Pero lo agradezco.
Con el blog viene a ser lo mismo. Da gusto abrir el buzón de correo y ver algún aviso de comentario de vez en cuando. No tendría demasiado sentido que alguien me propusiera colaborar con el blog (ninguno, más bien), pero un comentario agradable es... bueno, agradable. Y nunca antes me habían invitado a cenar sin conocerme.
No me extiendo más, que ya me noto muy empalagoso (y eso que ando con resaca). En breve, y en palabras, de Rosendo, déjame que pose para ti / eres tú mi artista preferido / déjame tenerte junto a mí / prometo estarte agradecido.
Por fin se hace justicia. No sé cómo se habrá difundido el rumor por internet, pero hoy mismo me ha llegado la siguiente oferta de empleo de InfoJobs:
Cargo vacante: Modelo Masculino
Número de Puestos Vacantes: 1
Experiencia Mínima: Al menos 1 año
Buscamos un joven, entre 25 y 30 años, para la realizacion de tareas de modelo para la proxima campaña de reconocida marca deportiva.
Teniendo en cuenta que al apuntarme no les dije en ningún momento que perfectamente podría utilizar mi cuerpo serrano para ganar dinero, desde aquí quiero lanzar un agradecimiento público a todos cuantos han hecho posible que InfoJobs supiera de mi extraordinaria condición física. Por desgracia, no dispongo de tiempo para trabajar como modelo (ni del año de experiencia que exigen), y no quisiera transmitir una imagen de superficialidad presentándome a las pruebas y arrasando en ellas. De hecho, el post de hoy iba a ser sobre Carod y el cacao con ERC, pero no he podido dejar pasar la oportunidad de explicar las razones por las que rechazo tan amable oferta de trabajo.
Gracias por su atención.
Después de comer, iba yo al servicio en casa de David mientras pensaba que tenía que echar la primitiva hoy mismo, a ver si me consigo jubilar a los 26 y soy la envidia de familiares y amigos. Ya en el trono, he cogido un Jueves antiguo del suelo y, hojeándolo, me he encontrado con una historieta de Mauro Entrialgo de la que pongo las últimas viñetas (con poquísima calidad de imagen) a continuación:
Vale, es casi imposible que me toque. Pero al fin y al cabo, si he encontrado esta historieta precisamente después de pensar en el tema es porque... es porque las casualidades existen, lo cual no quita que mañana vaya a ser igual de pobre (e igual de iluso) que hoy. El problema de saber algo de probabilidad (o de leer al señor Entrialgo) es que te hace sentir muy tonto cuando sueltas dos euros en tu administración de loterías. De todas formas, si no escribo nada aquí en dos semanitas o eso ya enviaré una postal desde Playa Coco...
Leo las últimas cosas que he escrito aquí y me doy cuenta de que en estos tiempos tengo muy olvidada la demagogia, y eso que la que está cayendo con campañas electorales y acusaciones cruzadas da para llenar de sobras cualquier blog que trate de estos temas, y más si uno es de Fabralandia (Castellón, quiero decir). Tampoco me hago demasiadas pajillas mentales, pero es que toda mi energía se reserva para los malditos exámenes y, no nos engañemos, para pajillas de las otras (que, no sé porqué, siempre ven incrementada su frecuencia en estas fechas).
Acabo de enviar el Puercoespín de este mes, algo retrasado como suele ocurrir con el número de febrero, y dejarlo en condiciones me ha llevado casi toda la tarde. Parece que no ocurra nada nunca, pero el mundillo de Terry Pratchett no deja de moverse ni a la de tres, y que dure. Ahora, después de publicar este post, me iré a casa y empezaré a estudiar el examen de álgebra que me queda para el jueves que viene. Y me gustaría sacar algo de tiempo para continuar con la revisión de Soul Music: mucho me temo que no podré descansar de los exámenes porque la novela ha de salir en julio y yo suelo entregar la revisión tres o cuatro meses antes. Tic tac tic tac, PUM. Ni siquiera contesto a todos los e-mails que debería (Itziar, si lees esto, esas birras siguen en pie), ni actualizo como es debido la página del Mundodisco. Echo mucho de menos los tiempos en que mis únicas ocupaciones eran dar clases particulares y escribir moñonadas en internet, pero supongo que volverán pronto.
De todas formas, lo de que se acaba la magia lo decía por lo que ha ocurrido esta mañana. He bajado del tren procedente de Castellón (vía 1, sector A) y he dirigido mis pasos a la estación de metro. He blandido mi billete mágico ante la máquina que debía franquearme el acceso al andén sin marcar viaje, pero en lugar de abrir la compuerta la muy cabrona me ha escrito un mensaje en lenguaje místico: "Tarifa caducada". He intentado descifrar las runas de pie ante la puerta cerrada, pero el misterio no se ha resuelto antes de consultar al oráculo de la taquilla. Mi billete, por muy mágico que fuera, correspondía a la tarifa de 2003 y en febrero se empieza a aplicar en serio la de 2004. ¿Resultado? Fin de la magia. Ni siquiera la hechicería puede con las empresas de transporte público.
Me queda el consuelo de que mi próximo billete será algo más barato porque Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana me reembolsará los eternos cuatro viajes que le quedaban a mi precioso bono. Y me queda la esperanza de toparme con algún otro billete inagotable, a poder ser antes de noviembre para disfrutarlo al menos dos mesecitos. Cruzo los dedos.
Advertencia: Razonamiento resacoso.
Esta escena en concreto ha ocurrido en Castellón, pero no es más que un reflejo de la meta-escena que se repite cada domingo a lo largo y ancho del multiverso. Nuestro héroe ha conseguido sobrevivir a la noche del sábado a duras penas, ha resucitado de entre los muertos y ahora sale de casa para jugar la partida de rol de los domingos por la tarde. No tiene dinero ni tabaco, así que la primera parada es en un cajero automático, y la segunda en una máquina de tabaco. El trato con máquinas no se le da mal y el trato con seres humanos normales (sus semejantes resacosos) tampoco, pero sabe que para conseguir sus objetivos debe enfrentarse con una especie difícil: los encargados de franquicias.
Conseguir que alguien te cambie tu billete de diez euros por monedas que luego vaya a aceptar una expendedora automática es peor que robarle el fuego a los dioses: tiene aproximadamente la misma complicación y, una vez conseguido, la putada de que el cambio (a diferencia del secreto del fuego) no dura para siempre. No sé si es porque las franquicias tienen la política de putearme cuando más débil estoy, si es que jamás dan cambio a nadie y yo sólo lo noto los domingos o si es simple falta de previsión y de verdad todos los Häagen Dasz del multiverso se quedan sin cambio, pero siempre que visito una franquicia recibo la misma respuesta: "Lo siento, no puedo cambiarte". Lo cual implica que yo no puedo fumar.
Finalmente, nuestro héroe organiza su recorrido de forma que pase por algún bar abierto. No una franquicia, no un Café di Roma ni un Muerte por Chocolate, sino un bar de verdad. No son tantos, al menos en Castellón, pero en el primero que se encuentra consigue su objetivo. Y mientras enciende el primer cigarrillo del día piensa que, si algún día monta la franquicia que tiene en mente, los establecimientos llevarán un cartel que rece "Damos cambio los domingos" para que otros como él, tal vez, entiendan lo considerado de tal medida y decidan dejar allí los ahorros en lugar de comprar un heladito de nueces de macadamia en un lugar donde después renegarán de él en sus horas más aciagas. Los encargados estarán obligados a disponer de un cartucho de monedas de euro únicamente para cambiar a yonquis de la nicotina resacosos. Al fin y al cabo, será una norma más lógica que, por ejemplo, prohibir que las trabajadoras de Pans&Company besen en la mejilla a sus amigos, y esto es verídico.
Quim Monzó escribía el fin de semana pasado un artículo sobre los blogs en el Magazine. Contrariamente a lo que suele ocurrir con lo que publica Monzó, el artículo en sí no era demasiado interesante: una sarta de tópicos comparando los blogs con los diarios que los adolescentes escriben y cierran con candado para poder sincerarse con alguien. Más de lo mismo. A Monzó no le gustan demasiado la mayoría de weblogs con los que se encuentra, pero eso es lo de menos. Todo, todo el artículo no era más que una excusa para recomendar un blog en concreto, igual que todo este post no es más que una excusa para lo mismo.
Se llama "The dullest blog in the world", El blog más aburrido del mundo, y hace honor a su nombre. Está repleto de entradas que no ocupan más de dos líneas, cada una de ellas con cientos de comentarios. El récord parece estar en 711, correspondientes a la épica entrada que traduzco a continuación:
"Había un plato vacío en una superficie de una de las habitaciones de mi casa. He cogido el plato y lo he llevado a la cocina. Entonces he depositado el plato sobre una de las superficies de la cocina."
Repleto de emociones, señora.
El martes estuve en una comisaría de la policía nacional [*]. A mi hermana le abrieron la mochila en las escaleras automáticas del metro y le robaron el monedero, así que la acompañé a poner la denuncia y a su casa, que los hermanos mayores a veces somos muy gilipollas y creemos que nuestras hermanas corren más peligro en esas calles cuando acaban de robarles que en cualquier otro momento.
La comisaría era pequeñita, con sólo dos o tres agentes de servicio, y cuando entras allí la sensación es de mucha formalidad, parecida a la de un examen del que no conoces las repuestas, y de una repentina consciencia de lo que se te ha olvidado sacarte del bolsillo antes de salir de casa. Mientras un madero se encargaba de las comunicaciones de comisaría con un walkie-talkie, su compañero escribía en el ordenador lo que mi hermana iba contándole. "¿Entonces crees que el chico le pasó el monedero a un amigo?". "Supongo que sí". Libros de derecho penal y diccionarios de inglés por si acaso. Y yo fijándome en aquel viejo cuadro del rey mientras ponía cara de póker y pensaba en cuáles serían mis opciones si tenían perros policía por allí cerca. Las ventanas de las comisarías tienen unos barrotes de hierro que lo hacen todo muy, muy formal.
Hasta que el amigo del walkie-talkie soltó de repente: "Cobra-13, Cobra-13 a L-5". Estuve a punto de estallar, pero pude contener la carcajada y convertirla en un amago de sonrisa, que creo que sólo mi hermana vio. Ella duda si aquello de "Cobra-13" era real o lo hacían porque estábamos nosotros, pero a punto estuvieron de conseguir que acabara en el calabozo por desacato (¿o eso era sólo para los jueces?). A mí se me resolvió la duda enseguida, cuando llamaron al del walkie talkie para que comprobara un nombre: "Genoveva, con Víctor". ¡Alfa, Tango, Bravo, Charlie, Víctor, claro que sí!
Y yo me digo: si el de la centralita no sabía que Genoveva se escribe con uve, ¿qué hizo pensar a su interlocutora que iba a saber que Víctor lleva uve y no be? Creo que los maderos ven demasiadas películas.
Señores agentes, si leen esto no la paguen con la denuncia de mi hermana. Ella no tiene la culpa de que yo me dedique a contar estas cosas por internet. Muchas gracias y arriba españa.
[*] Si no escribo dios con mayúscula, ¿por qué iba a escribir policía? (Volver.)
Tengo un bono-metro mágico. Llegó a mí como un billete normal, con sus diez viajes en mi zona al módico precio de 7€. La taquilla donde lo compré no era ninguna de esas taquillas místicas que desaparecen después de venderte tu bono y dejan una mera pared de ladrillos en el lugar donde estaban hace sólo cinco minutos. El taquillero también era normal.
Y el bono-metro lo parecía hasta que una máquina, también normal, imprimió unos números sobre él que indicaban que me quedaban cuatro viajes antes de tener que tirarlo y adquirir otro. Desde entonces, no sé si por obra y arte de la máquina en cuestión, el bono se ha convertido en una llave hechizada que me abre todas las instalaciones de Metro Valencia sin agotarse. Cuando quiero subir al metro, simplemente lo introduzco en una máquina. Ella me lo devuelve intacto, sin escribir nada en él, y me abre las puertecillas automáticas. Cuando quiero emerger del subsuelo en alguna estación con control a la salida, simplemente lo meto y vuelvo al mundo real. Escanearía mi preciado bono-metro para la posteridad, pero temo que el escáner perjudique su poder místico. (Además, escanear billetes de metro más de una vez en un blog es un síntoma claro de inestabilidad mental).
Los trucos para viajar gratis en Valencia no me eran desconocidos, pero esto es lo más cómodo que existe. Hace unos años Metro Valencia dispuso controles tanto para entrar como para abandonar las estaciones del casco urbano, pero antes de eso viajar sin billete era tan sencillo como atisbar desde tu asiento contra la ventana si había algún revisor en la siguiente estación esperando para subir al tren, y entonces cruzarte con él, bajarte tú y esperar el siguiente convoy. El recurso sigue siendo útil con el tranvía, pero desde que tengo mi billete mágico ni me preocupo. Y puedo utilizar el metro subterráneo, con lo que mi campo de acción gratuito se ha extendido bastante. Si un revisor me pide ver el billete, me basta con decirle que no me ha dado tiempo a sacarlo y pagarle el precio convenido, incluso el doble si se pone muy cabrón. Lo pagaría a gusto, aunque lleve circulando gratis desde el 22 de diciembre. Todo menos dejar que manosee mi tesoro. Y después de todo, un euro o dos al mes (porque no creo que me pillen muchas veces más) es un precio irrisorio a pagar por el placer de recorrer a tu antojo toda el área metropolitana.
Y por el de joder, aunque sea mínimamente, a la empresa que tanto te ha jodido con sus obras, sus revisores de mala hostia, sus retrasos, sus pocos trenes en hora punta (a menos que haya partido del Valencia) y su demoníaco hilo musical.
Ayer, ocho de la tarde más o menos, charlando de tonterías en casa de unos amigos. Termino de fumar, me quito el cenicero del regazo y lo dejo de cualquier manera sobre la mesa llena de cosas. Suena el teléfono fijo y David lo coge de su soporte en la estantería.
- ¿Sí? ¿Diga?
Silencio.
Me doy cuenta de que su móvil acaba de iluminarse en la mesa.
Más silencio. Agarro su móvil y me lo llevo a la oreja.
- ¿Diga? -digo yo.
- ¿Hola? -me llega una voz en estéreo.
- ¿David? ¿Eres tú?
- ¡Hostia, qué rayada! ¿Qué debe haber pasado? -dice él.
- Ni puta idea. Igual tienes las llamadas desviadas al teléfono fijo o algo...
- Qué va.
David se da cuenta de que estamos hablando por teléfono a un metro de distancia y cuelga. Yo también cuelgo su móvil y lo dejo con cuidado en la mesa, justo al lado del cenicero. Por suerte, nadie consigue explicarse lo que ha sucedido.
Estimada Apreciada Distinguida Ministra de Educación:
La presente misiva tiene por objeto comunicarle datos de suma importancia y sugerirle algunas acciones que emprender al respecto, por lo que rogaría le prestase la máxima atención. Sin duda podrá usted encontrar a alguien que le ayude con las palabras más difíciles.
Probablemente sabe usted acerca de la existencia, en el ámbito universitario, de una subespecie conocida popularmente como "los empollones". Sus individuos se caracterizan por un alto rendimiento académico, una actitud servil para con el profesorado, una escasa vida social fuera de aulas o laboratorios y un ansia incontenida por trepar en el escalafón docente e investigador. Si con esto no consigue identificar a qué clase de individuos me refiero, sírvase imprimir una lista de agraciados con becas de doctorado de su ministerio (bastante escasas, por cierto), tache aquellos con un expediente por debajo del 3 si encuentra alguno y escoja un nombre al azar. Lo más probable es que pertenezca a la subespecie de la que hablo.
Hablamos de individuos poco sociables, pero sus escasos contactos suelen realizarse en clase y casi exclusivamente con otros de su calaña. Es entonces cuando empieza la adulación en masa al docente de turno, las risas exageradas ante cualquier débil intento de chiste y, por supuesto, las elevadas calificaciones. Lo preocupante es que son capaces de llegar a un grado de coordinación inaudito: hoy mismo ha llegado a mis oídos una historia espeluznante, la de una célula organizada que llegaba al extremo de apuntarse a grupos distintos de una misma asignatura para no pisarse las matrículas de honor entre ellos. Mientras los estudiantes normales procuran ir a clase con sus conocidos, esta gente desarrolla una estrategia para hacerse con un número tan elevado de matrículas de honor (y de créditos gratis el curso siguiente) como sea posible.
Ante tales evidencias se impone una actuación inmediata. Quisiera instar a su ministerio a implantar medidas de detección temprana y reeducación en los colegios e institutos para que estas logias no se hagan con el control total de los centros universitarios españoles. Aquellos que persistan en su actitud y rechacen convertirse en miembros útiles de la sociedad deberían ser marcados de alguna manera (un tatuaje de una raíz cuadrada, por ejemplo); aunque generalmente yo mismo sea radicalmente contrario a este tipo de medidas, creo que en esta ocasión la gravedad de la situación las requiere. Estas marcas permitirían al resto de alumnos comportarse con precaución en su presencia y, si su gobierno lo autoriza, a propinarles alguna justa colleja de vez en cuando. En caso que su gobierno opte, como es su costumbre, por la represión una vez el mal ya está hecho, sugiero que se resucite para la ocasión el viejo castigo de la brea y las plumas para aquellos empollones que sean sorprendidos en asociación ilícita.
Sin más, le ruego haga pública cualquier decisión que su ministerio tome respecto a este asunto. Siempre suyo Atentamente,
Manu.
Burjassot, 13 de enero, 2004.
Finalmente ha ocurrido lo que nuestros expertos en política internacional vaticinaron hace algún tiempo: se ha producido un golpe de estado monárquico en el país de Gondor, que ha devuelto al trono a la familia real gondoriana desde el exilio que sufrían durante generaciones. Un plan soberbiamente ejecutado ha dado el gobierno del país al rey Aragorn I, aunque se sospecha que el verdadero ejecutor del plan y éminence grise en los asuntos de la Ciudad Blanca es el hechicero internacional conocido como Gandalf el Blanco, Gandalf el Gris, Mithrandir y otros muchos sobrenombres que utiliza para evitar su localización.
La trama pro-monárquica se inició hace ya dos años, cuando el susodicho hechicero se desplazó a Minas Tirith, según él "para estudiar unos documentos antiguos relativos al Daño de Isildur". Fuentes de confianza han declarado que realmente el mago estaba estudiando la situación y concluyendo que el momento era propicio para el golpe, que la propaganda iba viento en popa y el pueblo estaba convencido de necesitar un rey. El primogénito del senescal fue convocado a un concilio en tierras élficas, alejado del reino y de su padre y finalmente dado por muerto en dudosas circunstancias. El segundo hijo no podía suponer ningún problema, pues de todos es sabido que sufre de una profunda adicción al sexo y bastaba con proporcionarle una rubita resultona para sacarle de enmedio.
El hechicero, considerado el cerebro del golpe, fue dado por muerto en las minas de Moria cuando, según contó él mismo después, se "enfrentaba a un peligroso Balrog". Fuentes de toda solvencia dudan de esta versión de la historia y aseguran que el hechicero tuvo que desaparecer un tiempo para alejar las sospechas. Tras su reaparición pública, orquestada junto a historias de su heroísmo en la lucha de Moria, el propio mago constituyó la avanzadilla golpista en la Ciudad Blanca, despojando de todo poder al senescal por medio de desaires públicos y preparando el terreno para que la adicción al sexo de Faramir dejara el camino libre al desaparecido rey de Gondor. Las mismas fuentes sospechan que pudo ser el propio Gandalf quien azuzara a Mordor, el reino vecino, a un ataque frontal contra Minas Tirith, pues de todos es sabido que los momentos de tensión son los más propicios para los golpes de estado.
La casa real gondoriana ha hecho público un comunicado en el que, tras la boda del rey con la elfa Arwen, ofrece paso libre a todo elfo en el reino. Esto confirma algunas sospechas. En los mentideros políticos de Minas Tirith se afirma que Aragorn I es una mera marioneta y los auténticos gobernantes de la Ciudad Blanca son Gandalf el de los Mil Nombres y el elfo Elrond, suegro del rey que participó en las maquinaciones para asesinar a Boromir y forjó una falsificación de la Espada de los Reyes para dar legitimidad al rey golpista.
En su momento me dolió que terminaran con mi programa favorito (casi el único que podía verse sin un "es que me aburro" que sirviera de excusa) en la televisión. Era perfecto: humor y mala hostia contra todo aquel que la mereciera. Y con el horario ideal, los domingos de resaca, después de comer. Empezó emitiéndose los viernes después de cenar, en un horario muy malo para quien quisiera salir de noche. Aun así, me las ingeniaba para grabarlo de vez en cuando y, sí, lo veía los domingos después de comer. Con el cambio de horario y de gobierno, CQC se encontró con su público.
El programa dejó momentos memorables como la "Operación Pavo Real" en la que el equipo al completo acechó y capturó al príncipe, o la original, en la que consiguieron que el rey se pusiera las famosas gafas oscuras. Cuando vi aquello, no pude evitar pensar que el Gran Wyoming era un bastardo cínico de mucho cuidado, peloteando descaradamente a aquellos por culpa de quienes murió su último invento, El Peor Programa de la Semana.
Y ahora creo que CQC tuvo el mejor final posible, la censura. Quedó claro en su momento que el programa no terminó por falta de audiencia, sino posiblemente porque Berlusconi (amigo de quien todos sabemos) entró de nuevo a formar parte del capital de Telecinco. CQC tuvo una muerte épica, con un último estallido en pleno escándalo del chapapote gallego, el plató a rebosar y Julián Hernández cantando Miña Terra Galega. Lo que queda son recuerdos, un DVD que no tengo, una ligera duda sobre la de burradas que habrían soltado con el jaleo de Bush II y sus escaramuzas petroleras y frasecillas de la casa que todavía no han abandonado del todo mi forma de hablar, aunque mis amigos estén ya más que hartos de Josefina y sus aventuras.
No habrá nada igual, señora.
Lola mide un metro treinta y uno. Me la han presentado hoy. Tiene la constitución muy fina, pero parece que esté embarazada. Lola es una pitón albina preciosa, blanca y anaranjada, de mirada hipnótica, que pertenece (si es que una pitón puede pertenecer a alguien) a un amigo mío amante de los animales exóticos. La cuida muy bien: tiene su propio terrario y ayer estaba digiriendo una rata que debía ser unas diez veces más grande que su cabeza. Y además mi amigo la saca de paseo y le presenta a los colegas, a ver si liga.
El caso es que a mí las serpientes siempre me han dado mucho miedo. Cuando hay reportajes en La 2 sobre estos bichos, ni siquiera puedo terminar de verlos. Pero ha sido como subir en la montaña rusa: acojona, pero te apetece hacerlo. La he sostenido y he dejado que se moviera a su aire por encima de mí, aunque no me la he puesto al cuello. Es increíble. Con sólo tres centímetros de apoyo en mi brazo se ha erguido y ha mirado mis ojitos rojos con los suyos. Asusta un poco, pero tenía que hacerlo. No creo que ligue con ella, pero no me importaría cogerla de vez en cuando.
En mi piso tenemos una habitación que la casera se reserva como almacén para sus trastos, aunque no aparece nunca por allí ni tampoco le ha puesto candado. En principio no deberíamos permitir que ocurriera algo así, pero tiene sus compensaciones: lleva años sin subir el alquiler por ello y nosotros utilizamos el cuarto para nuestros experimentos en botánica, que vivir con un biólogo tiene sus compensaciones.
Por supuesto, nos hemos dedicado a investigar el cuarto, tratando siempre de no perturbar a sus inquilinas verdes. Hay libros antiguos, algunos interesantes, llenos de polvo. Hay juguetes viejos, muy viejos. Hay casi de todo. Pero el otro día Indiana Pau y Ana Croft encontraron algo inquietante. Parece ser que la casera tenía una imprenta, una serigrafía o alguna cosa por el estilo, pero las muestras que conservaba nos revelaron algunos detalles más sobre la persona a la que damos dinero cada mes a cambio de techo, paredes y enchufes sin toma de tierra. Eran unas estampitas de la virgen (de alguna virgen; a mí me parecen todas iguales), unas fotos preciosas del caudillo y unas oraciones por su alma. En principio no debería ser preocupante, pero es que las muestras que recogimos del cuarto prohibido eran de 1999, no de 1960. Parece que la señora continua haciendo encarguitos para la Falange, válgame dios.
Los escanearía para ponerlos aquí, pero es que no casan con el diseño del blog. Mientras tanto, nos hemos apropiado de unas muestras para uso personal: combinándolas con un cirio de iglesia que también tenemos y nuestra televisión, estoy ansioso por ver la cara que pone la próxima visita cuando pase al comedor. Solamente nos falta un tapete bordado.
Hoy había montado un dispositivo espectacular en una estación de tránsito del metro de Valencia. No eran controles policiales (tampoco me hubiera extrañado, que el Ministerio del Interior está muy loco), sino stands en los que regalaban litros de caldo Gallina Blanca. Así, por las buenas, bricks en bolsitas de plástico que, claro, incluían folletos con la gran variedad de caldos precocinados que ofrece la marca y sugerencias para recetas rápidas y resultonas. Folletos que han acabado en la papelera, por supuesto.
Podrían haber montado el chiringuito en la calle, donde seguramente hubieran hecho la noche algo más feliz a los sin techo de la zona, y no dentro de una estación donde cualquiera que entre es porque también puede permitirse ir al supermercado a comprar su propio brick. Pero claro, esa era la idea. Lo que sí hay que admitirles es que, al menos, el pobre que escribe esto (y supongo que unos cuantos más) se va a casa siendo dos bricks de caldo de pollo más rico, ya que por supuesto no he dejado pasar la ocasión a la vuelta, en la misma estación.
La pena es no haberlo cogido de pescado la segunda vez, que ya que eran gratis prefiero un poco de variedad en el arroz.
Escribo esto con un teclado antiquísimo, sin botoncitos para funciones de internet pero con unas teclas que arman tal escandalera que creo que acabaré despertando a alguien. El otro teclado no responde por mucho que lo reinstale, lo conecte bien e incluso abra el ordenador para ver si se ha soltado el puerto. (¿Qué habría hecho si el problema fuera ese? Ni idea.) La documentación del teclado estaba en varios idiomas pero se apreciaban sutiles diferencias entre ellos, que ilustro a continuación:
¿Procuro no hacer fuerza al enchufar el teclado o basta con que lo conecte con el ordenador apagado? Mañana lo decidiré. De momento, intento evitar pensar que mi vida se acabará convirtiendo en un gran problema de traducción.
El Peugeot sale de la noche y sigue su trayecto por la N-340, que necesita desdoblarse en autovía pero no lo hará nunca, a este paso. El fin de semana ha sido intenso, sobre todo para el copiloto. Aun así, él y el conductor ríen comentando sus dos noches anteriores. "Tu alumna está aquí": esa es la peor frase con la que se puede despertar a alguien que ha dormido cinco horas y tiene resaca, siempre después de "McClane, hay un tipo llenando de bombas la ciudad y dice que quiere hablar contigo".
Nos cruzamos con varios camiones que lucen letreros electrónicos detrás del parabrisas. Acierto a leer nombres propios, así que llegamos a la conclusión de que los letreros deben ser una forma de personalizar los mastodontes que conducen varios camioneros. O eso, o una manera de obligarnos a saber que "Ramón ama a Luisa" aunque sea de noche.
De repente el mundo se vuelve irreal. Los faros del coche iluminan algo en la carretera. Son como motas de polvo pero del tamaño de canicas, en suspensión hasta una altura de un par de palmos sobre el asfalto. Justo después de que los tripulantes se pregunten qué será eso, se inicia una llovizna con la que los limpiaparabrisas consiguen ensuciar la luna delantera. Solucionando el problema con chorros de agua jabonosa, conductor y copiloto se olvidan de las canicas etéreas.
Hay que poner los diez sentidos en la carretera porque los accesos a los pueblos de Valencia están diseñados por algún cretino esquizoide. El Peugeot vuelve al mundo real y se pierde de vista en la noche.
Creo que no existe ninguna palabra en castellano que defina bien la sensación de querer hacer algo pero no saber muy bien qué. Por aquí se le llama desfici. Estoy desficiós, y eso que es domingo por la noche y como debería estar, después del fin de semana, es durmiendo. Pues no. He empezado mil cosas y mucho me temo que lo único que acabaré es este post. He empezado a traducir al inglés un artículo de biología que han escrito unos amigos de mi hermana, que les corre prisa y seguramente se publique. He empezado a componer el Puercoespín del mes que viene. He empezado a hacer limpieza en el disco duro de este ordenador, y también en mi cuenta de correo, que en realidad es una cuenta de spam con el ocasional mensaje de verdad. Y finalmente me he rendido a la evidencia, he aceptado mi desfici y me he dado una vuelta por foros y por blogs.
En el blog de Jamfris he encontrado un link que me ha demostrado que no estoy solo en el mundo. Hay gente más desficiosa que yo, que dedica su tiempo a crear un programa que genere imágenes como esta:
Allá van las imágenes escaneadas de un folleto viejo, viejo, de los Masters del Universo del que hablaba hace un par de posts. Las imágenes que salen el los pop-ups son grandecitas (para conservar la calidad, entre 80 y 90 Ks por imagen) y en cada una salen bastantes personajes, así que paciencia...
Pasando el ratón por encima de estas mini-imágenes hay una descripción de la página a la que apuntan.
Llevo un par de semanas poniendo en práctica mi astuto plan para terminar la carrera: ir a clase. Los cambios bruscos se tienen que hacer poco a poco y hasta el momento sólo he ido 3 o 4 veces a la universidad, pero ya son más que todas las del curso pasado.
Una de las asignaturas se llama Técnicas Observacionales de Astrofísica. Parece entretenida (por eso la cogí), de momento. Ahora sé que la velocidad de la luz es la que es porque depende de las características electromagnéticas del propio espacio-tiempo, que en 2006 Valencia será capital mundial del espacio y que en diez años puede que lancemos un trío de satélites para detectar ondas gravitatorias. Mola. El profesor es un tipo curioso, y al parecer toda una autoridad. Está metido en mil cotarros, la ESA y un par de proyectos de sondas espaciales entre ellos. Una búsqueda en Google con su nombre tira más de diez páginas de resultados, así que la hora que le costó presentarse a la inglesa el primer día de clase no era ninguna fantasmada.
La anécdota es que en el descanso de la clase de hoy (por suerte, resulta que la abuela fuma) hemos salido al tejado del edificio de investigación donde damos la clase. Otro alumno se ha dado cuenta de que al profe le gusta hablar de sí mismo y le ha preguntado si el sueldo de catedrático es compatible con el de investigación, ante las risas educadas de los demás. Al parecer el colega, que tampoco ha terminado la carrera todavía, se está planteando si le vale la pena ser catedrático o entrar en grupos de investigación privados de alto nivel. Bien por él. Yo, durante la conversación, fumaba. Y pensaba que en aquel tejado, con sus raíles, vallas y el observatorio astronómico, podría llegar a los 200.000 puntos con el Tony Hawk's Pro Skater 2.
Supongo que la visión de futuro de mi compañero es mejor que la mía, pero tampoco las tengo todas conmigo...
Advertencia: Razonamiento resacoso.
Anoche salí de fiesta y, por enésima vez, fui testigo de la decadencia de los bares, al menos en Castellón. Cuando digo bares, me refiero a bares bares, no a cafeterías bonitas y de diseño ni a pubs con su musiquita. Me refiero a los sitios donde pides alcohol, te sientas en una mesa y bebes con la tranquilidad de saber que podrás pedir una de calamares si se te pasa la hora de la cena. Ya no quedan. Quedan pocos, y cada vez hay menos que no opten por parecerse a una cafetería (más luz, más caro y mini-barrita de chocolate con el café) o a un pub (menos luz, más caro y rodajita de limón en el cubata). Entre eso, los horarios de cierre, la ley seca (que impide los botellones) y los precios de pubs, salir de noche acabará siendo un privilegio, si es que no lo es ya.
¡Pero no desesperen! Cagontó Enterprises tiene la solución. Si hay franquicias hasta de tiendas de lencería, ¿por qué no ha de haber una de bares? La franquicia proporciona una barra, mesas, sillas, un grifo de cerveza estropeado, barajas de cartas, un poster de promoción de alguna bebida alcohólica y diversos cursillos: Elaboración de Tortilla de Patatas, Apertura Rápida de Botellines de Cerveza, Psicología Etílica y Secado de Vasos Fingido. Éxito asegurado, señora. Cualquier cosa que huela a franquicia, a homogeneización, a colores pensados para provocar estados emocionales, triunfa en el negocio de la hostelería. La franquicia se llamaría Bar: los bares no tienen porqué ser originales. Pero cualquier cliente que entrara en un Bar Bar sabría que iba a recibir un trato personalizado, una tortilla de patatas con dos días de antigüedad como máximo, cervezas baratas en botellín (porque, por supuesto, el grifo se ha roto) y un camarero que invita a alguna cerveza a cambio de un poco de simpatía, mientras se queja de lo poco que le pagan y lo mucho que curra.
Me temo que es la única forma de salvar los bares. Si no se hace la franquicia, y pronto, acabaremos todos pasándonos cinco minutos en decidir qué tipo de té queremos y comiendo chocolatinas a la hora del café, y el mundo se acabará.
He estado releyendo los últimos posts de este blog y son muy serios o muy nostálgicos. Y la verdad es que no me siento así últimamente, pero supongo que este blog es (en parte) una especie de terapia para cuando me tomo la vida demasiado en serio. Así que he decidido ser fiel a mi estado de ánimo y poner aquí la tira cómica con la que más me he reído en la vida. Es de un Jueves de hace unos cuantos años, supongo que de Manel F. y Monteys. Se sale.
A finales de la semana pasada recibí un e-mail comunicándome que ZonaLibre había muerto. Definitivamente. Y es curioso que una panda de ateos como la que (sospecho) lleva todo este cotarro tenga que ponerse a creer en la resurrección de repente.
En todo caso me alegro de estar de vuelta. Durante este tiempo he abierto cuentas en tres servicios de blogs gratuitos diferentes, aunque solamente había empezado a montarlo en Blogger.com. Ni punto de comparación, y eso que era el mejor de los tres. ZonaLibre está a años luz técnicamente y, encima, hay un "sentimiento de comunidad" (entrecomillo porque a veces me da vergüenza decir cosas como ésta) que no se da en ningún otro lado, que yo sepa.
Para celebrarlo, allá va mi foto, que todavía no la había puesto.
Es jodido saber que tu futuro no depende de ti, aunque sea siempre (más o menos) el caso. Esta vez estoy seguro de ello. No pinto nada en mi propio porvenir. Esta tarde he hecho mi examen de álgebra, uno de los últimos de la carrera, y de la nota que tenga depende que reciba la licenciatura en mates en febrero o en junio del año que viene. El examen bien, gracias. Holgado. Si lo tuviera que puntuar yo, un 6,5. Cualquier profesor razonable no bajaría del 5. El problema es que mi profesora no es razonable. Debería serlo, se le supone como matemática, pero no lo es. He oído historias... (Fundido en negro.)
Mi amigo Paco la tenía como profesora en una de sus últimas asignaturas. Por suerte para él, era optativa. No fue a clase porque tenía apuntes de un curso anterior y se presentó directamente al examen. Allí empezó a sudar sangre. "Oye, yo no te conozco, ¿eres alumno mío?". Lo era, pero no había ido a clase. "¿Por qué?" Porque tenía apuntes de un año anterior. "Um... tampoco me suenas de otros años". Ya, porque antes la asignatura la daba otra profesora. "Bueno, pasa". Durante el examen le pidió el DNI, el carnet de la Universidad e incluso hizo llamar a la otra profesora para que confirmara su historia. Después de eso estuvo todo el santo examen mirando lo que escribía por encima de su hombro. Mi amigo se sabía la asignatura, no se dejó intimidar, entregó el examen y se vino a mi casa a tomar unas cervezas pensando que había terminado la carrera. Craso error. Cuando salieron las notas tenía un flamante suspenso.
La revisión fue para contarla, y temo no hacerle justicia. Paco se esperaba un notable y tenía un 2,5. En su examen había errores tan sumamente graves como expresar las soluciones por comprensión ("la solución son todos los pares de números naturales que suman 3") en vez de por extensión ("la solución es (1,2), (2,1)") cuando cualquier bachiller sabe que designan exactamente al mismo conjunto, y otras lindezas por el estilo. Pronto le resultó obvio que se lo había cargado por la cara, y que no iba a aprobar por mucho que razonara con la buena mujer. Enseguida se hizo evidente la razón. Mi amigo acabó diciéndole que si le quería suspender, le suspendiera, pero que sabía muy bien que no tenía razón. La señora respondió algo como: "¿Tú te crees que si mi hija le va a un profesor con ese rollo después de no aparecer ni en una clase le van a aguantar tanto como yo te estoy aguantando a ti?". Ah... así que era eso. Paco le soltó alguna chuscada que no recuerdo, se fue de allí, aprobó la optativa de emergencia de la que se había matriculado y se licenció.
No he aparecido por clase de álgebra en todo el curso. Y no puedo licenciarme sin la asignatura. Pero si tengo que ir a revisión de examen, me llevaré una grabadora y la entrada de este blog con la transcripción será épica.
El futuro depende de una profesora de álgebra con vocación de dar clases en secundaria. Pero allí se cobra menos.
Tras dos horas de pegarme de hostias con el Movable Type (TM), he conseguido darle al blog un aspecto razonable, bastante distinto al que llevaba por defecto. Cuando tenga tiempo, procuraré poner aquí un documento de "ayuda para lerdos", a ver si al menos consigo ahorrarle a alguien el mal trago de que los cambios que haces desaparezcan al reconstruir los archivos...
Me voy a dormir, que mañana he de seguir estudiando. Por la noche, nuevas tonterías en esta página, señora.